Hay que eliminar a este asesino silencioso de mujeres
La anemia es una dolencia olvidada, pero dada su prevalencia y consecuencias, incluso la muerte, es urgente abordar nuevas estrategias para combatirla
En salud p¨²blica, los debates en torno a las mujeres suelen darse en torno a la mortalidad materna, la desnutrici¨®n y, m¨¢s recientemente, la salud sexual y reproductiva. Pero a menudo se ignora una dolencia que causa la muerte de gran cantidad de mujeres: la anemia. Esta es el desorden nutricional m¨¢s com¨²n en el planeta, pues afecta a m¨¢s de 1,6 millones de personas. Su definici¨®n amplia dice que se trata de una concentraci¨®n demasiado baja de hemoglobina (prote¨ªna rica en hierro que transporta ox¨ªgeno a los tejidos del cuerpo) en la sangre que ocurre cuando no hay suficientes gl¨®bulos rojos o cuando se ve afectada su capacidad de transportar ox¨ªgeno. Su causa es la deficiencia de nutrientes esenciales, a menudo hierro, pero tambi¨¦n ¨¢cido f¨®lico, vitamina B12 o vitamina A.
Si bien cualquiera puede sufrir de anemia, la mayor¨ªa de los afectados son mujeres en edad reproductiva: en 2011, un 29% de las no embarazadas del mundo (496 millones de personas) y un 38% de las embarazadas (32,4 millones de personas) de entre 15 y 29 a?os la padec¨ªan. Este trastorno era m¨¢s prevalente en el sur de Asia y ?frica central y occidental.
A menudo no se detecta, en especial en sus etapas tempranas, pero sus consecuencias son serias. Solamente la causada por deficiencia de hierro (que representa cerca de la mitad del total de los casos) causa cerca de un mill¨®n de muertes por a?o, de las cuales cerca de tres cuartos ocurren en ?frica y el sudeste asi¨¢tico. Adem¨¢s, es un factor importante de la mortalidad materna y perinatal: en Asia es la segunda causa de muerte materna. Cerca de un tercio de estos fallecimientos ocurre en pa¨ªses del sudeste asi¨¢tico.
Para fomentar los avances en la lucha contra este extendido y mort¨ªfero trastorno, en 2012, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) dio su respaldo a un completo plan de implementaci¨®n sobre nutrici¨®n materna, de la lactancia y la ni?ez temprana. que inclu¨ªa el objetivo de reducir la anemia en un 50% en mujeres en edad reproductiva para 2025. Para tal fin, la OMS recomienda estrategias como mejorar la diversidad alimentaria, fortificar los alimentos con hierro, ¨¢cido f¨®lico y otros micronutrientes, adem¨¢s de distribuir complementos con hierro.
Es un buen comienzo. La pregunta es c¨®mo poner en acci¨®n estas recomendaciones, en particular en los pa¨ªses en desarrollo.
En un pa¨ªs como Banglad¨¦s, el consumo diario de alimentos ricos en micronutrientes, como carnes rojas, verduras de hojas verdes y algunas nueces y semillas, suele no ser una opci¨®n debido a las limitaciones financieras de los hogares. Incluso si se pudieran comprar, la falta de educaci¨®n sobre nutrici¨®n obstaculizar¨ªa el cambio de conducta necesario.
Pero los empleadores, particularmente aquellos que proveen almuerzos a sus trabajadores, cuentan con el poder de elevar significativamente el consumo de micronutrientes, reduciendo as¨ª la incidencia de la anemia. Esa es la conclusi¨®n de un estudio reciente realizado por mis colegas y yo en el Icddr,b, un instituto internacional de estudios de salud p¨²blica situado en Dacca, Banglad¨¦s.
La anemia por deficiencia de hierro causa cerca de un mill¨®n de muertes por a?o; cerca de tres cuartos ocurren en ?frica y el sudeste asi¨¢tico
Comenzamos con el desarrollo de varios paquetes de intervenci¨®n, cada uno con alguna combinaci¨®n de comidas para el almuerzo suficientemente nutritivas, complementos de ¨¢cido f¨®lico y hierro (IFA, por sus siglas en ingl¨¦s) y asesor¨ªas para fomentar el cambio de h¨¢bitos de la nutrici¨®n (que llamamos BCC, por sus siglas en ingl¨¦s). Tras ello, probamos estas soluciones a lo largo de un periodo de diez meses en 1.310 mujeres de entre 18 y 42 a?os en cuatro f¨¢bricas de textil (ocho de cada diez mujeres que trabajan en este sector en Banglad¨¦s padecen anemia).
El primer grupo de mujeres recibi¨® cada d¨ªa un almuerzo m¨¢s nutritivo (con arroz fortificado), un complemento semanal con IFA, y una clase mensual de BCC mejorada, es decir, con informaci¨®n sobre anemia y diversidad alimentaria. El segundo grupo recibi¨® su almuerzo habitual, ning¨²n complemento, y un m¨®dulo de BCC normal, con informaci¨®n sobre nutrici¨®n, pero sin abordar espec¨ªficamente la anemia ni la diversidad alimentaria. El tercer conjunto de mujeres, que trabajaba en una f¨¢brica sin programa de almuerzos, recibi¨® dos complementos de IFA por semana (y a diario en el caso de las mujeres embarazadas) y el m¨®dulo BCC mejorado, mientras que el cuarto conjunto no recibi¨® ni almuerzos ni complementos, y s¨ª el m¨®dulo BCC regular.
Los resultados fueron alentadores. La implementaci¨®n de un paquete nutricional completo en la primera f¨¢brica redujo la prevalencia de la anemia en un 32%. Incluso la a?adidura de complementos IFA y sesiones de BCC mejoradas (en la tercera f¨¢brica) llev¨® a una reducci¨®n de un 12%. En ambos grupos se elevaron las concentraciones de hemoglobina.
Esto refuerza los hallazgos de estudios separados en que los alimentos fortificados redujeron los ¨ªndices de anemia entre los participantes en un 46% a lo largo de seis a 11 meses. Las dosis intermitentes de IFA redujeron la prevalencia de la anemia en mujeres con menstruaci¨®n en un 27%.
En el estudio de icddr,b, las empleadas de las cuatro f¨¢bricas tambi¨¦n experimentaron un aumento significativo de sus conocimientos de los principales grupos alimenticios, los que tienen contenido de hierro y los beneficios de las diferentes vitaminas y minerales como resultado de las sesiones de BCC. Pero los resultados reales ¡ªincluida la regularidad con que se tomaban los complementos de IFA¡ª variaron seg¨²n la informaci¨®n que se les proporcionaba. En el segundo conjunto de mujeres, que recibi¨® el m¨®dulo BCC regular y ninguna otra intervenci¨®n, la anemia se elev¨® en un 6%. Eso indica que los ajustes alimentarios y nutricionales marcan la diferencia, y no los factores sociales o demogr¨¢ficos.
Si la evidencia cl¨ªnica no basta para convencer a las compa?¨ªas de invertir en la lucha contra la anemia entre sus trabajadores, quiz¨¢s los beneficios en la productividad lo hagan. En nuestro estudio, la provisi¨®n de un almuerzo m¨¢s nutritivo estuvo vinculada a un aumento de la productividad: las participantes de la primera f¨¢brica pudieron trabajar m¨¢s horas, y hubo bastante menos informes de resfriados comunes, infecciones del tracto urinario y dolor de articulaciones.
Sin embargo, no podemos contar con que las compa?¨ªas implementen por s¨ª mismas los cambios necesarios. Por esta raz¨®n, icddr,b tiene planes de involucrar a las autoridades banglades¨ªes y otras partes interesadas que puedan promover con eficacia un programa nutricional completo que se aplique en todas las f¨¢bricas de textil del pa¨ªs.
Tambi¨¦n animamos a probar los mismos paquetes en diferentes entornos (como escuelas o entre trabajadoras dom¨¦sticas), con la esperanza de que se puedan implementar las estrategias de mayor ¨¦xito, especialmente en lugares de trabajo con predominio femenino. Tales iniciativas pueden servir como modelos para otros pa¨ªses en desarrollo donde la anemia sigue da?ando las vidas de las mujeres o, incluso, acabando con ellas.
Muttaquina Hossain es cient¨ªfica asistente en la divisi¨®n de nutricion y servicios cl¨ªnicos del centro internacional para la investigaci¨®n de enfermedades relacionadas con la diarrea de Banglad¨¦s ( Icddr,b). ?
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen. Copyright. Project Syndicate 2019.
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