"No est¨¦s triste", lo peor que se le puede decir a alguien que s¨ª lo est¨¢
Saber manejar esta emoci¨®n b¨¢sica puede ayudarnos a mejorar, y una buena ayuda de los dem¨¢s es muy valiosa
Nada es casual. Al menos no en el trabajo de la evoluci¨®n, que hace que todo lo que no ayude a sobrevivir acabe desapareciendo, olvidado, mutado, suprimido sin piedad y, solo quiz¨¢, recuperado en un futuro favorable. La tristeza es un buen ejemplo. Esta emoci¨®n, que dibuja una precisa y universal expresi¨®n facial que cualquier ser humano reconoce al instante, no ha sobrevivido al paso de milenios por casualidad. La tristeza, que tambi¨¦n se manifiesta en aspectos como la postura corporal y el tono de la voz, es una llamada de socorro, un mecanismo para reclamar apoyo social notablemente efectivo. Pero la manera en la que nos aproximamos a las personas tristes ya no depende del negociado de la evoluci¨®n, eso es cosa nuestra, y ah¨ª empiezan los problemas. Algunos son muy f¨¢ciles de detectar en el lenguaje. En este c¨®digo cristalizan frases como "no est¨¦s triste", una expresi¨®n muy com¨²n y una de las peores cosas que se le puede decir a una persona que s¨ª lo est¨¢.
No es que debi¨¦ramos decir todo lo contrario, pero es poco probable volver a pronunciar esas palabras sin sentir el pellizco del remordimiento despu¨¦s de saber lo bueno que es estar triste cuando la emoci¨®n es de una intensidad, frecuencia y duraci¨®n moderadas. Tras un episodio estresante muy fuerte o una p¨¦rdida importante, la tristeza alimenta una conducta ventajosa: encerrarte en casa, a cobijo bajo el edred¨®n, pegajoso porque no quieres tener contacto ni con el jab¨®n de la ducha, puede resultar deprimente a los ojos humanos, pero el sistema inmune no podr¨ªa pedir nada mejor para recobrar fuerzas.
Adem¨¢s, "es un momento muy bueno para reflexionar acerca de los posibles errores que has podido cometer, de qu¨¦ manera eres corresponsable de lo que ha ocurrido", explica la psic¨®loga especialista en ansiedad y estr¨¦s Cristina Wood. La tristeza puede marcar un camino para mejorar cuando uno pierde un trabajo o rompe una relaci¨®n, por ejemplo. "En ese sentido, la tristeza nos ayuda", subraya Wood. Tambi¨¦n puede aparecer cuando lo que se pierde es la salud, o la juventud, casos en los que deber¨ªa servir para fijarnos en las cosas buenas que a¨²n nos quedan. Si la experimentamos con ¨¢nimo positivo, la tristeza puede ayudarnos a ser m¨¢s felices; quien no ha experimentado nunca una gran tristeza dif¨ªcilmente puede sentir una alegr¨ªa de la misma intensidad. No estropeemos el momento con frases que solo refuerzan el malestar.
Un involuntario empuj¨®n hacia la culpa
Si hay algo que uno debe evitar decirle a una persona triste es qu¨¦ debe hacer. Y entre todas las ¨®rdenes que uno puede dar, la de "no est¨¦s triste" est¨¢ entre las m¨¢s da?inas. "La frase produce m¨¢s presi¨®n, le produce estr¨¦s a la persona", explica la doctora del centro cl¨ªnico ?rea Humana. Adem¨¢s, "uno tiene derecho a estar triste, le est¨¢n faltando al respeto si se lo dicen, y eso enfada, frustra y puede generar m¨¢s desesperanza", enumera la psic¨®loga.
La reacci¨®n puede ser muy fuerte y desagradable, y quiz¨¢ empujar hacia un sufrimiento mayor, que tiene su origen en una de las abundantes falacias perniciosas que circula sobre la felicidad, la de que uno no es feliz, sino que lo ser¨¢ en el futuro. Seg¨²n esta idea, podemos contar con ser bendecidos con la mayor dicha un vez hemos cumplido objetivos como terminar la carrera, pagarse una casa, llamar la atenci¨®n de una pareja ideal, casarse con esa pareja ideal, que la uni¨®n fructifique en ni?os sanos y alegres... En este contexto, el mensaje de "no est¨¢s triste" parece ser el de que, si lo est¨¢s a pesar de tener todo lo que has deseado, es por tu culpa. El poder de las palabras empuja, en este caso, hacia una culpabilidad innecesaria.
Eso s¨ª, conviene ser comprensivos con quien lanza el afilado dardo del "no est¨¦s triste". "No toleramos que una persona que queremos sufra", y por eso la frase sale tan f¨¢cilmente, explica la psic¨®loga. "Si veo a mi hija llorar, a m¨ª me duele, y por eso se lo digo", a?ade. Pero lo que deber¨ªa hacer como madre, o como amiga, en otros casos, "es aprender a tolerar que es normal y que se pasar¨¢, y que se va a pasar antes si uno ayuda a las personas a ser un poco m¨¢s positivas".
Instrucciones para no decir 'no est¨¦s triste' nunca m¨¢s
Si quieres aprender a tratarte bien a ti mismo y a los dem¨¢s, piensa en tu infancia. Seguro que en alguno de los rincones de tu memoria encuentras situaciones como esta: llegas triste porque te has peleado con tu mejor amigo y a tu padre no se le ocurre otra cosa que aplicar una f¨®rmula del tipo "ya har¨¢s m¨¢s amigos", un "no est¨¦s triste" en toda regla y un error de manual. En su lugar, Wood aconseja comenzar por normalizar la tristeza en la casa. "Es muy bueno decirle a los ni?os cu¨¢ndo estamos tristes, en seguida dicen que te van a ayudar. Es muy bonito comunicar eso, y adem¨¢s es ense?arles inteligencia emocional", comenta. Luego, ante una situaci¨®n puntual, lo mejor es sustituir el "no est¨¦s triste" por una estrategia m¨¢s elaborada y eficaz que vale para todas las edades.
Lo primero es permitir expresar la emoci¨®n y lo que ha pasado, una tarea en la que los abrazos son de gran ayuda. Tambi¨¦n es ¨²til mostrar empat¨ªa hacia la persona y hacer que se sienta comprendida, incluso cuando uno no es capaz de ponerse en su lugar. Lo deseable es hacerle comprender que no rechazas su tristeza, cont¨¢ndole alguna historia personal, por ejemplo, o admitiendo directamente que no alcanzas a comprender su dolor pero que te das cuenta de que debe de ser muy importante. Una vez la conexi¨®n est¨¢ funcionando, es muy importante preguntar a la persona triste qu¨¦ piensa hacer o en que le puede uno ayudar. Eso s¨ª, las propuestas deben tener forma de pregunta.
Luego hay que transmitir confianza, hacer ver que puede conseguir superar la tristeza, dar ¨¢nimos. "Si dice que no sabe si podr¨¢ hacerlo es bueno preguntarle las tres cosas m¨¢s dif¨ªciles que ha hecho en su vida, te puedes agarrar a eso y decirle que si las ha conseguido es que tambi¨¦n puede lograr el nuevo objetivo, que es cuesti¨®n de entrenarlo", concluye Wood. As¨ª, dice la psic¨®loga, no solo se sale de la tristeza, sino que se abandona la emoci¨®n con mayor fuerza para ser feliz. Y no se trata solo de hacer un favor que se hace a los dem¨¢s, la manera de hablarse a uno mismo tambi¨¦n es fundamental.
Cambia el lenguaje y transformar¨¢s el mundo
Somos parlanchines por naturaleza. Hasta la persona m¨¢s reservada y silenciosa del mundo no se calla nunca. Eso s¨ª, habla en una voz tan baja que solo ella la oye. Es el autodi¨¢logo interno que todos tenemos, un carrusel de ideas que nunca se detiene. Si se instala en ¨¦l un mensaje materialista de que uno tiene todo lo que puede desear y que, por lo tanto, deber¨ªa ser feliz para siempre, el efecto del "no est¨¦s triste" corroe por dentro. Si se le hace demasiado caso, uno acaba meti¨¦ndose en un bucle de malestar en el que se viste de v¨ªctima y verdugo. De la misma manera que hay que tener empat¨ªa con las otras personas a la hora de ofrecerles ayuda, en estos casos uno tiene que llevar a cabo la dif¨ªcil tarea de empatizar con uno mismo. "Si te pones a buscar, por supuesto que tienes motivos para estar triste, pero tienes que ayudarte a comprender por qu¨¦ lo est¨¢s", dice Wood.
Las personas m¨¢s autoexigentes, los perfeccionistas que siempre quieren ir m¨¢s all¨¢, cegados por la idea irreal de que pueden llegar a una meta que, en realidad, no existe, son quienes tienen una relaci¨®n m¨¢s estrecha con la tristeza. Tambi¨¦n poseen menos capacidad de corregir las frases perjudiciales de su di¨¢logo interior. "Much¨ªsima gente no se da cuenta de c¨®mo se habla. Es un problema de educaci¨®n, por frases que nos han dicho nuestros padres, o por la propia personalidad: si tu autodi¨¢logo interno est¨¢ plagado de exigencias, eso lleva, tarde o temprano, a la tristeza". Los perfeccionistas lo tienen m¨¢s dif¨ªcil para corregir el rumbo de esa conversaci¨®n permanente, pero pueden conseguirlo de la misma manera que el resto de las personas.
Hay que cambiar el vocabulario y sustituir el "tengo que" por un "me gustar¨ªa", "preferir¨ªa", "me apetece"... "No es lo mismo decir 'tengo que ir al gimnasio porque he engordado' que 'me apetece ir al gimnasio porque quiero cuidarme", asegura la especialista. Es lo que los psic¨®logos llaman autoinstrucciones positivas, que pueden conseguir que uno est¨¦ m¨¢s contento, m¨¢s animado y que se encuentre mejor f¨ªsicamente. "Todos podemos entrenar eso, pero lo primero es ser consciente, mucha gente ni es consciente de c¨®mo se habla y est¨¢ siempre compar¨¢ndose con los dem¨¢s", olvidando que, por mucho que a veces lo parezca, especialmente en las redes sociales, nadie es perfecto.
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