¡°Si nos quitan nuestras tierras, nos quedamos sin recursos¡±
El impacto de las industrias mineras y los monocultivos afecta a la vida cotidiana de las personas que residen all¨ª donde hay tierras f¨¦rtiles o minerales preciados. Y las mujeres, que est¨¢n a la vanguardia como testigos y v¨ªctimas, alzan su voz cada vez m¨¢s unidas
En Brasil, en Sri Lanka, en Guatemala, en Pakist¨¢n, en Sud¨¢frica¡ Las industrias extractivas y de explotaci¨®n de recursos naturales afectan de forma directa en las vidas cotidianas de las personas que residen donde, bajo sus pies, o sobre sus cabezas, hay tierras f¨¦rtiles o minerales preciados. Los desplazamientos forzosos; la falta de control sobre la producci¨®n; la contaminaci¨®n de las aguas, el aire y los suelos; la propagaci¨®n de pesticidas, y hasta el enfrentamiento con los elefantes que se quedan sin sus corredores naturales e invaden zonas humanas, son algunas de las repercusiones que tienen sobre la poblaci¨®n local una gesti¨®n insostenible de las compa?¨ªas y los Gobiernos.
¡°Nosotros dependemos de los bosques, si nos quitan nuestras tierras, donde recolectamos las hojas y ra¨ªces que cocinamos, nos quedamos sin recursos. Las empresas destruyen la biodiversidad, la flora y la fauna, y los recursos de la pr¨®xima generaci¨®n¡±, declara Chathurika Sewwandi, coordinadora de proyectos de la Federaci¨®n Nacional de Mujeres de Vikalpani en Sri Lanka. Habla durante la conferencia El impacto del extractivismo en el derecho de las mujeres a la alimentaci¨®n y la lucha por una transici¨®n justa, convocado en la sede de la Organizaci¨®n de la ONU para la Alimentaci¨®n y la Agricultura, en Roma, durante la celebraci¨®n del Comit¨¦ de Seguridad Alimentaria Mundial.
"Las empresas destruyen la biodiversidad, la flora y la fauna, y los recursos de la pr¨®xima generaci¨®n¡±, declara Chathurika Sewwandi
¡°El extractivismo est¨¢ en el centro de las crisis ecol¨®gica, clim¨¢tica y alimentaria, donde los humanos extraen m¨¢s de lo que necesitamos de los suelos, la naturaleza y las minas. Y las mujeres est¨¢n a la vanguardia como testigos de esto; sufren una mayor violencia, la debilidad de derechos laborales, el aumento de los cuidados no remunerados y persecuci¨®n¡±, informa la organizaci¨®n Sociedad Civil y Mecanismos para la Poblaci¨®n Ind¨ªgena (CSM), que coordina el evento. Las participantes coinciden en resaltar que los da?os ambientales y para la salud que conlleva la actividad extractiva recaen m¨¢s en las mujeres al llevar mayor carga de trabajo como cuidadoras de sus familias o como proveedoras de alimentos.
¡°Como grupo vulnerable, las mujeres a menudo no disfrutan de una tenencia segura de la tierra y est¨¢n excluidas por la toma de decisiones que afectan sus vidas¡±, se?ala la CSM
Concluyen que se enfrentan a la p¨¦rdida de tierras agr¨ªcolas y el acceso a los recursos naturales, lo que reduce su seguridad alimentaria. ¡°Como grupo vulnerable, dentro de sus comunidades, las mujeres a menudo no disfrutan de una tenencia segura de la tierra y est¨¢n excluidas por la toma de decisiones que afectan sus vidas¡±, a?ade CSM. "Algunas tienen que andar hasta tres horas para poder conseguir agua limpia despu¨¦s de que les hayan desplazado de sus tierras", se?ala Samantha Hargreaves, de la entidad Womin en Sud¨¢frica, que planteo la posibilidad de ejercer una miner¨ªa que beneficie a la poblaci¨®n local, que expanda los servicios sociales entre la poblaci¨®n.
"En Sri Lanka utilizan pesticidas que afectan a las mujeres embarazadas, a los ni?os en el camino a la escuela o causan problemas de piel. Hay que intentar que los legisladores regulen estos usos para evitar estas pr¨¢cticas¡±, detalla Sewwandi, quien asegura que, en su isla, la industria les flanquea por casi todos los frentes. ¡°Al noroeste hay una central el¨¦ctrica de carb¨®n; al este la creaci¨®n de una ciudad que toma terreno al oc¨¦ano construida por los chinos para ubicar ah¨ª un punto neur¨¢lgico de negocios al que la poblaci¨®n local apenas puede acceder; en el centro, 18.000 hect¨¢reas de ca?a de az¨²car; y al sur, m¨¢s monocultivo de az¨²car, banana y mango¡±, detalla sobre un mapa de Sri Lanka. En ¨¦l se detiene a se?alar el corredor por el que los elefantes transitan y c¨®mo las tierras tomadas por la industria los desplazan hacia n¨²cleos residenciales. ¡°Los elefantes tienen sus patrones de movimientos que se ven entorpecidos por las plantaciones, por lo que los humanos tienen que poner barreras para protegerse de ellos¡±, detalla la tambi¨¦n abogada.
Resalta que la uni¨®n de la sociedad civil es importante para hacer cambiar las leyes que permitan estas pr¨¢cticas y coincide con Dercy Teles de Carvalho, presidenta del Sindicato Rural de trabajadores de Xapuri (Brasil) y de la Asociaci¨®n de Peque?os agricultores 11 Junio Amazonia, en que la acci¨®n de los gobernantes es decisiva para proteger sus derechos. ¡°En Brasil se habla del agronegocio, al nuevo Gobierno no le importa la calidad del agua. En el Amazonas hay grandes multinacionales que limitan el acceso al agua y nadie puede vivir sin ella¡±, reclama Teles de Carvalho, que denuncia que los agrot¨®xicos afectan a las poblaciones ind¨ªgenas y exige visibilizar esta cuesti¨®n en la regi¨®n. "La miner¨ªa no est¨¢ fuera del r¨¦gimen comercial. Pakist¨¢n tiene que pagar ahora cerca de 6.000 millones de euros a las mineras", destac¨® Azra Sayeed, de International Women's Alliance, en referencia a la multa con la que el Gobierno pakistan¨ª debe indemnizar a una compa?¨ªa minera por haber denegado de forma irregular una licencia minera.
En el empe?o de buscar soluciones y con la fuerza que la hondure?a Berta C¨¢ceres plasm¨® en su defensa mortal por un r¨ªo, las mujeres proponen seguir visibilizando sus preocupaciones y actuando desde varios frentes posibles. "Esto es una lucha en el ¨¢mbito mundial, no solo en el terreno. Tenemos mujeres en Ginebra que tambi¨¦n hablan de estas pol¨ªticas", a?adi¨® Sayeed. En la organizaci¨®n de Sewwandi ve en la agroecolog¨ªa una alternativa para enfrentarse a las din¨¢micas de explotaci¨®n de grandes corporaciones. "Es el momento y las mujeres podemos hacer el cambio", se?ala la abogada, que resalta la importancia de controlar tambi¨¦n sus semillas tradicionales y compartirlas con la poblaci¨®n para beneficiar la biodiversidad y el acceso a productos con distintos nutrientes, en lugar del monocultivo.
"Las grandes empresas promueven los herbicidas y las semillas que venden solo sirven para una vez, por lo que tienes que depender de ellos todo el tiempo. Hay que parar este sistema. Y nosotros somos los guardianes de nuestras semillas", concluy¨® Sewwandi, que cuenta que su organizaci¨®n promueve formaciones para la poblaci¨®n que les dota de herramientas para trabajar la agroecolog¨ªa entre la juventud, con t¨¦cnicas sostenibles como el compost, gu¨ªas formativas o la utilizaci¨®n del banco de semillas.
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