L¨¦xico Juli¨¢
Con ¨¦l se confirmaba que inteligencia y curiosidad van intr¨ªnsecamente relacionadas y que ambas son el motor de la cr¨ªtica y del cuestionamiento constante de certeza
Las p¨¢ginas de este peri¨®dico se han llenado de homenajes al historiador Santos Juli¨¢, que falleci¨® este 23 de octubre. Jos¨¦ ?lvarez Junco, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, Mar¨ªa Cifuentes, Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo, Miquel Alberola, entre otros, han escrito textos conmovedores en los que recuerdan con admiraci¨®n y cari?o su obra y su persona. Desde septiembre de 2008 y desde esta esquinita del suplemento Ideas he mirado con admiraci¨®n hacia el espacio cercano que Santos Juli¨¢ ha venido ocupando regularmente con su L¨¦xico Pol¨ªtico. Juntos tambi¨¦n hemos estado en el cat¨¢logo de Galaxia Gutenberg y juntos recibimos, ¨¦l por ensayo y yo por ficci¨®n, el Premio de los Libreros de Madrid. Aquella noche, la ¨²ltima ocasi¨®n en que lo vi, Santos Juli¨¢ se mostr¨® como siempre que habl¨¦ con ¨¦l: generoso, dialogante, tremendamente humilde, curioso, alegre. Nada que ver con la imagen del se?or historiador que huele a polvo y que te mira por encima de las gafas con expresi¨®n de fastidio. En ¨¦l se confirmaba que inteligencia y curiosidad van intr¨ªnsecamente relacionadas y que ambas son el motor de la cr¨ªtica y del cuestionamiento constante de certezas. Era el historiador de la historia abierta y tengo la impresi¨®n de que conceb¨ªa el pasado como un terreno flexible, dependiente de los vaivenes del presente. Como Tzvetan Todorov, otro gran historiador y pensador, sospechaba de la manipulaci¨®n pol¨ªtica y afectiva de la historia y de los usos interesados de la memoria. ?lvarez Junco ha dicho de ¨¦l que ¡°su punto de partida era la defensa de la complejidad en la explicaci¨®n del pasado¡±, y en defensa de esa complejidad cuestion¨® los relatos maniqueos y cultiv¨® la duda como uno de sus m¨¦todos de conocimiento.
La duda y la pregunta fueron centrales en los textos que llenaron estas p¨¢ginas. Con su L¨¦xico Pol¨ªtico ofreci¨® una serie de columnas que visitaban nuestro pasado hist¨®rico para iluminar el presente pol¨ªtico. Y es que Santos Juli¨¢ era uno de esos historiadores para los que la historia no se quedaba quieta y cerrada en los libros. Su escritura ten¨ªa un compromiso c¨ªvico y pedag¨®gico para el ahora. Algunos ejemplos: ?Qu¨¦ tiene que ver la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso de corrupci¨®n Fitur y Karl Marx? Con este planteamiento inesperado apuntaba en su columna Corrupci¨®n espa?ola a la profundidad de este problema en Espa?a. Marx ya se?alaba la corrupci¨®n como algo end¨¦mico en nuestro sistema, una estructura que impregnaba todo el funcionamiento de lo p¨²blico, tanto como hoy en d¨ªa. Juli¨¢ era un historiador que med¨ªa el pulso del hoy. Y cuando en este pa¨ªs algunos empezaron a rasgarse las vestiduras gritando ¡°Espa?a se rompe¡±, nos llev¨® con su l¨¦xico pol¨ªtico a la ¡°Espa?a rota¡±. ¡°Ocurri¨® hace muchos a?os, aunque en circunstancias pol¨ªticas que alg¨²n parecido guardan con las actuales¡±, comentaba. Y la verdad es que en 1935 tambi¨¦n hab¨ªa l¨ªderes pol¨ªticos catalanes encarcelados, un nacionalismo espa?ol enardecido frente a los nacionalismos perif¨¦ricos, casos de corrupci¨®n, clima de crispaci¨®n. En los pol¨ªticos de ¡°Espa?a se rompe¡±, avisaba Juli¨¢, ¡° el lenguaje se extrema y cada cual quiere aparecer m¨¢s de derecha que nadie, m¨¢s nacionalista que ninguno¡±.
Muri¨® justo antes de ver el espect¨¢culo de la exhumaci¨®n de Franco, que en Jefe del Estado defini¨® as¨ª: ¡°Un dictador que, basado en un irrestricto poder militar y bendecido por el episcopado espa?ol, asumi¨® de manera tramposa la Jefatura del Estado¡±. Qu¨¦ tristeza una mente l¨²cida menos, una buena persona menos, en este pa¨ªs donde sobra tanto ceporro.
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