Historias de madres adolescentes que encuentran en la educaci¨®n una salida
Romper el c¨ªrculo de pobreza de las madres menores de edad en contextos vulnerables y ense?arlas a ser agentes de transformaci¨®n social y econ¨®mica en su propio terreno: esta organizaci¨®n en Cartagena (Colombia) lo est¨¢ consiguiendo
¡°Esta es la condici¨®n¡±. Cuando Ana Mar¨ªa Salas, madre adolescente de una ni?a de dos a?os, vecina de Cartagena de Indias (Colombia), entr¨® a la Fundaci¨®n Juanfe, se lo explicaron as¨ª, seg¨²n recuerda: ¡°Te podemos ofrecer formaci¨®n t¨¦cnica, y la oportunidad de conseguir un trabajo digno, con una condici¨®n: evita embarazarte por segunda vez en los pr¨®ximos cinco a?os¡±.
Es una de las caracter¨ªsticas m¨¢s llamativas del modelo con el que trabaja esta organizaci¨®n. En sus inicios, hace 18 a?os, contribuy¨® a reducir la mortalidad infantil en Cartagena y, actualmente, se centra en romper el ciclo de la pobreza de madres menores de edad en contextos vulnerables y acompa?arles a ser agentes de transformaci¨®n social y econ¨®mica.
Catalina Escobar, fundadora de la Juanfe (el nombre proviene de su propio hijo, Juan Felipe G¨®mez Escobar, que muri¨® en el a?o 2000), explica c¨®mo surgi¨® la necesidad de este modelo de trabajo: ¡°El embarazo adolescente hace que el pa¨ªs sea m¨¢s pobre y menos sostenible. En Colombia, cuando una joven se queda encinta, con menos de 15 a?os, hay un 83% de probabilidades que antes de los 20 a?os tenga ya tres hijos. Aqu¨ª, el 74% de las menores est¨¢n por debajo de la l¨ªnea de pobreza¡±. Catalina es una emprendedora social muy conocida en c¨ªrculos empresariales y pol¨ªticos del pa¨ªs.
Ana Mar¨ªa Salas vive en esa otra Cartagena que contrasta con la del centro hist¨®rico o de la l¨ªnea de costa que frecuentan los turistas. Como ella, muchos habitantes de esta ciudad caribe?a habitan en ¡°casas de invasi¨®n¡±, construcciones precarias levantadas sin licencia por familias en espera de conseguir legalizarlas o de tener que mudarse a otro barrio. Esta muchacha estudia un curso de servicios hoteleros, una de las salidas laborales de m¨¢s demanda en la ciudad. El per¨ªodo en el que la Fundaci¨®n desarrolla sus programas de atenci¨®n en salud, educaci¨®n e integraci¨®n al mercado laboral, suele durar unos dos a?os. Ana Mar¨ªa conoci¨® la Juanfe por el boca a boca de algunas amigas.
Al vivir en una casa de invasi¨®n, no dispone de todos los servicios b¨¢sicos. El agua, por ejemplo, llega mediante una tuber¨ªa a la que se han enganchado. Su madre, que trabaja de cocinera en un centro infantil y cobra unos 450.000 pesos mensuales (121 euros aproximadamente), es la fuente principal de ingresos de esta casa con espacios muy reducidos y que alberga a cinco familiares, incluyendo a Ana Mar¨ªa y su hija de dos a?os y su hermano mayor, Adri¨¢n, de 22 a?os. ?l no tiene trabajo formal, ni est¨¢ estudiando.
En Colombia, aproximadamente una de cada cinco embarazadas es adolescente. Solo el 48% hab¨ªa superado los estudios primarios
¡°Me qued¨¦ embarazada a los 15 a?os¡±, relata Ana Mar¨ªa. ¡°Pero yo al menos pude estudiar la secundaria en cursos sabatinos. Creo que la fundaci¨®n me ha ayudado a ser mejor persona, y a fijar metas, metas que voy a lograr¡±. Quedarse embarazada tan joven no fue algo que le preocupase en demas¨ªa, seg¨²n confiesa. Su madre la tuvo a los 17 a?os. Pero ahora piensa que fue una equivocaci¨®n.
Para la fundadora de la Juanfe, centrar el trabajo en las madres adolescentes es fruto del aprendizaje de errores iniciales: ¡°Al principio quisimos trabajar con m¨¢s ah¨ªnco en la prevenci¨®n del primer embarazo. Pero no nos funcionaba, puesto que muchas de las j¨®venes que atend¨ªamos son hijas, nietas y biznietas de mujeres que dieron a luz muy temprano. Es muy dif¨ªcil evitarlo. Es un trabajo de escala nacional que debe reforzarse desde el sector p¨²blico. Nosotras quer¨ªamos un modelo replicable, sostenible, escalable y que rompiera ciclos de pobreza. Entonces, decidimos prestar m¨¢s atenci¨®n. Entrar a los barrios, y escuchar¡±.
Y escucharon a las mujeres de m¨¢s edad. ¡°Ellas fueron una fuente de informaci¨®n clave. Nos ayudaron a entender los problemas de las potenciales beneficiarias, as¨ª como sus verdaderas necesidades. Cambiamos el enfoque y todo empez¨® a ir mejor¡±, reconoce Catalina. ¡°Las adolescentes empezaron a empoderarse a trav¨¦s de la formaci¨®n y el trabajo, y as¨ª evitaban embarazarse por segunda vez. Entonces vimos los buenos resultados que ello supone en la reducci¨®n de la carga de la pobreza en el pa¨ªs¡±.
Antes de entrar a la Juanfe, Ana Mar¨ªa tuvo que pasar los ex¨¢menes de ingreso: pruebas de lectura y escritura, entrevistas y test de personalidad. Un filtro riguroso que, seg¨²n explica Eunice Cortecero, del equipo directivo del centro en Cartagena, hace que cada a?o entren 300 j¨®venes, seleccionadas de unas 1.000 solicitudes, aproximadamente. La fundaci¨®n trabaja anualmente con un total de 850 madres, sumando las de nuevo ingreso, provenientes de los barrios m¨¢s vulnerables de la ciudad. ¡°Nuestra intervenci¨®n les ayuda a recuperar el h¨¢bito de estudiar, de formarse para trabajar. Las que no entran en una primera ocasi¨®n, tienen la oportunidad de volver a intentarlo, siempre que no se embaracen por segunda vez. S¨®lo un 5% de las j¨®venes que inician el programa de la Juanfe lo abandonan¡±, afirma Eunice.
Hay un dato a¨²n m¨¢s revelador: el 99,7% de las j¨®venes que entran a la Juanfe optan por no tener otro beb¨¦ durante el per¨ªodo de formaci¨®n, y a¨²n varios a?os despu¨¦s.
Tener un hijo antes de los 18
En Colombia, aproximadamente una de cada cinco embarazadas es adolescente, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Demograf¨ªa y Salud del Ministerio de Salud y Profamilia, aunque la tendencia es a la baja en los ¨²ltimos a?os. Esta situaci¨®n est¨¢ ligada a menores niveles educativos y socioecon¨®micos: el 48% solo hab¨ªa cursado la educaci¨®n primaria.
Adri¨¢n, el hermano de Ana Mar¨ªa, tambi¨¦n tienen una ni?a peque?a que vive con su madre, de la que ¨¦l se separ¨®. Durante un tiempo estuvo limpio, pero con la separaci¨®n recay¨® en las drogas, que llevaba consumiendo desde los 12 a?os. Lleva un par de semanas en proceso de desintoxicaci¨®n. Mira a su hermana ¡°como un ejemplo a seguir, una buena influencia¡±.
Los habitantes de Cartagena cuentan que es frecuente que no se utilicen m¨¦todos de planificaci¨®n ni de protecci¨®n en las relaciones sexuales. Adri¨¢n indica que su expareja se hab¨ªa quedado embarazada en diferentes ocasiones. ?Qu¨¦ m¨¦todo utilizaban para evitarlo?: ¡°La hice abortar varias veces¡±.
Entonces, ?por qu¨¦ su pareja dio a luz a la ni?a (que hoy tiene dos a?os)? ¡°Porque mi mam¨¢ es muy creyente. Va a una iglesia. Me convenci¨® de que era un pecado. As¨ª que le dije a mi pareja que, por esta vez, ser¨ªa mejor que tuvi¨¦ramos al beb¨¦¡±.
En sus inicios, la fundaci¨®n demostr¨® que pod¨ªa reducirse la mortalidad infantil en Cartagena. Desde los a?os noventa, era una de las ciudades donde m¨¢s ni?os mor¨ªan por causas evitables. Catalina se puso a estudiar esta situaci¨®n, desde su experiencia en el sector empresarial y econ¨®mico, tras la muerte de su peque?o.
Su familia estaba vinculada al negocio del acero. ¡°Yo no iba a dejar el sector empresarial y un horizonte de ¨¦xito por algo que no valiese la pena arriesgarlo. As¨ª que esto no es una ONG de una madre que perdi¨® a su hijo. Esto es un modelo econ¨®mico de desarrollo. Y la econom¨ªa del desarrollo tiene el reto de demostrar su eficacia en el campo, en contextos reales¡±.
¡°El paseo de la muerte¡± le llamaban, en la Cartagena de aquellos a?os, al periplo que recorr¨ªan las madres con sus hijos enfermos de hospital en hospital sin poder recibir la atenci¨®n necesaria. Y a ello, se un¨ªa la corrupci¨®n que penetr¨® en las instituciones p¨²blicas y privadas de la ciudad. ¡°Desde 2002, durante los primeros siete a?os de trabajo de la fundaci¨®n, contribuimos a reducir en un 81% la mortalidad infantil en la ciudad. Podemos decir que salvamos la vida de unos 5.000 ni?os y atendimos a 20.000 por desnutrici¨®n cr¨®nica y severa, sin ayudas estatales¡±, afirma Catalina.
Durante esa experiencia, la fundaci¨®n constat¨® que alrededor del 30% de los partos que se produc¨ªan en la ciudad eran de mujeres menores de edad. Fue entonces cuando vir¨® su enfoque de trabajo: conseguir que las madres adolescentes rompieran el ciclo de dependencia y pobreza.
Actualmente, este modelo de intervenci¨®n atrae la atenci¨®n de diversas instituciones y centros de investigaci¨®n como la Universidad de los Andes, o el Banco Interamericano de Desarrollo que han colaborado con la Juanfe en la medici¨®n de impacto de sus programas.
La financiaci¨®n de la Juanfe depende principalmente de eventos y recursos privados fundamentalmente, como los que aporta la Fundaci¨®n Mapfre. Adem¨¢s, cuentan con iniciativas de autosostenimiento, como la panader¨ªa que opera en el centro de la fundaci¨®n en Cartagena. Actualmente, el modelo se est¨¢ exportando a otras ciudades de Colombia, como Medell¨ªn, y tambi¨¦n a la de otros pa¨ªses, como Panam¨¢, Santiago de Chile y Guayaquil.
Desde 2014, 1.200 mujeres j¨®venes formadas en la Juanfe han obtenido la certificaci¨®n laboral. 700 de ellas ya trabajan en el sector de la hosteler¨ªa y el turismo, principalmente. El 70% de las j¨®venes que consiguen un empleo formal, contin¨²an trabajando en la empresa que les contrat¨® despu¨¦s del primer a?o, seg¨²n datos de la fundaci¨®n.
El bono de impacto social
Un ejemplo de ello, es Mabel Cecilia Iriarte. Tiene 21 a?os, y naci¨® en Caracas, aunque su familia es colombiana. Mabel vino a Colombia con otros 3 hermanos, cuando ten¨ªa 11 a?os. Sus padres se quedaron en Venezuela durante mucho tiempo, desde donde les enviaban remesas, y los ni?os vivieron con parientes cercanos. Actualmente reside en el barrio Olaya Herrera, un lugar que para algunos significa violencia, pandillas, tr¨¢fico de drogas, aunque para otros no es un sitio tan peligroso como se dice.
Mabel es bailarina de m¨²sica afrocaribe?a y contempor¨¢nea. Transpira optimismo, es una pura sonrisa. Ahora vive con sus padres, que regresaron de Venezuela hace pocos a?os. Ella se qued¨® embarazada antes de los 18, aunque asegura que tomaba precauciones. Desde que entr¨® a la Juanfe no ha vuelto a quedarse embarazada, y tampoco ha vuelto a tener pareja. ¡°Hasta que tenga mi propio camino recorrido, hasta que est¨¦ m¨¢s segura¡±, dice.
Adri¨¢n indica que su expareja se hab¨ªa quedado embarazada en diferentes ocasiones. ?Qu¨¦ m¨¦todo utilizaban para evitarlo?: ¡°La hice abortar varias veces¡±
Ella es una de las 17 j¨®venes de la Juanfe que trabajan en el Centro Comercial La Serrezuela. Es el ¨²nico mall que se ha levantado en el entorno hist¨®rico, respetando la arquitectura de una antigua plaza de toros, y tiene un convenio con la Juanfe para contratar a las j¨®venes que finalizan el per¨ªodo de formaci¨®n. El salario de Mabel est¨¢ algo por encima del m¨ªnimo en Colombia, y llega al mill¨®n de pesos (unos 270 euros, con las horas extras). Para ella representa un cambio exponencial.
Catalina Escobar es conferencista en diversos foros nacionales e internacionales, y aborda el gran reto de la sostenibilidad de ONG como la suya. ¡°Una buena forma de atraer recursos¡±, dice, ¡°son los bonos de impacto social. La sostenibilidad en las ONG depende de estrategias muy diversas. La nuestra es empresarial. Una empresa no invierte sin retorno. Todos los proyectos en los que trabajamos se basan en la econom¨ªa de escala, utilizando el principio de Pareto: un 20% de inversi¨®n para un 80% de impacto y retorno¡±, dice Catalina. ¡°El resultado de la inversi¨®n es una ciudad con menos madres adolescentes abandonadas y sin empleo. Y a la vez, muchas de ellas se integran a la vida econ¨®mica y aportan su esfuerzo y capital para el desarrollo del pa¨ªs¡±.
Seg¨²n el estudio realizado por la Universidad de los Andes con el apoyo del BID, en 2017, este modelo de intervenci¨®n es rentable en un tiempo de 31 meses, lo que implica que se produce un beneficio social costo-efectivo y que aumenta exponencialmente a partir del segundo a?o y medio de la intervenci¨®n.
En la Juanfe tambi¨¦n se cuida de los ni?os de las madres que se est¨¢n formando. En su centro infantil de desarrollo integral, se atiende semestralmente a unos 120 beb¨¦s. Ahora han ampliado una decena de plazas para hijos de madres venezolanas o colombianas que han regresado de la crisis del pa¨ªs vecino. En el centro trabaja Yorelis Figueroa. Tiene 26 a?os. Fue beneficiaria de la Juanfe, despu¨¦s de quedarse embarazada a los 16 a?os. Aqu¨ª se form¨® como t¨¦cnica de atenci¨®n a la primera infancia. Y desde entonces, no ha vuelto a quedarse embarazada. ¡°Tengo a¨²n muchas metas. Entre ellas, la de seguir estudiando. Me gustar¨ªa ser una investigadora judicial¡±. A Yorelis le motiva poder ayudar a esclarecer y prevenir casos de violencia y abuso. ¡°He visto muchos en estos barrios, y me duele ver a mujeres en situaci¨®n tan vulnerable¡±.
La fundaci¨®n atendi¨® a 30 casos de abuso sexual en un solo semestre del pasado a?o, comenta Eunice. ¡°Las v¨ªctimas son ni?as de entre 9 y 11 a?os. Un 2% han tenido un embarazo, resultado del abuso. Otro dato alarmante, en este ¨²ltimo a?o es que se ha disparado la atenci¨®n a personas con tendencias suicidas, muchas veces, a causa de la violencia intrafamiliar¡±. Es un trabajo dif¨ªcil, pero Eunice afirma que, en este contexto, ¡°lo dif¨ªcil es ser indiferente¡±. Ella tiene un compromiso personal que parece un lema de muchos que trabajan en esta fundaci¨®n: ¡°No perder nunca la capacidad de asombrarse¡±.
La visita al centro se realiz¨® antes de que las medidas de confinamiento con motivo de la pandemia se extendieran en Colombia. ¡°La pobreza en el pa¨ªs se est¨¢ agravando y se empieza a ver la desesperaci¨®n¡±, afirma Catalina Escobar. Toda la actividad de la Juanfe se est¨¢ desarrollando ahora de manera virtual. ¡°El personal docente se ha reinventado y contin¨²a con su labor para que las alumnas sigan las clases. Por ello hemos distribuido smartphones para garantizar la conexi¨®n. Hay 3.000 personas m¨¢s 100 empleados que dependen de la Juanfe. Nuestra prioridad ahora es que a ninguna de las j¨®venes que atendemos, muchas en condiciones extremas de pobreza, no les falte un plato de comida en la mesa¡±.
Este es el tercero de una serie de reportajes titulada Asegurando Oportunidades realizada con el apoyo log¨ªstico de la Fundaci¨®n MAPFRE.
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