Europa y su espejo roto
El viejo continente, que presumi¨® de fundar sobre los Derechos Humanos su sistema pol¨ªtico y social, no solo peligra por un coronavirus. Cuando dejemos atr¨¢s esta crisis sanitaria no habr¨¢ escapatoria: tendremos que pensar en qu¨¦ Europa queremos
Europa, con m¨¢s de un mill¨®n de casos de personas contagiadas por el coronavirus, ocupa portadas mundiales por una pandemia que, reconozc¨¢moslo, nunca pensamos que llegar¨ªa a nuestras puertas. Pero ese viejo continente, que otrora presumi¨® de fundar sobre los Derechos Humanos su sistema pol¨ªtico y social, no solo?peligra por un virus.
M¨¢s all¨¢ del coronavirus, deber¨ªamos estar hablando de todas las amenazas al ejercicio de los derechos humanos en la regi¨®n, como por ejemplo, involuci¨®n del derecho a la libertad de expresi¨®n pr¨¢cticamente en todos los pa¨ªses, con graves situaciones en Croacia, Bosnia Herzegovina o Serbia, donde los ataques por parte de miembros del Gobierno, incluido el Presidente, amenazaban a los periodistas incluso con procedimientos legales contra ellos.
Tambi¨¦n nos preocupan las amenazas al derecho de reuni¨®n pac¨ªfica que desde Amnist¨ªa Internacional hemos comprobado en muchos de los pa¨ªses como Austria, Polonia, Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa o Ruman¨ªa. O los abusos policiales en las manifestaciones en otros estados como Rusia, Francia o Austria en el contexto de protestas contra las medidas de austeridad, la corrupci¨®n o en favor de justicia social.
En Francia, por ejemplo la intervenci¨®n policial contra los chalecos amarillos que protestaban demandando mayor justicia social y econ¨®mica se sald¨® con miles de heridos, tanto policiales como de manifestantes. Al menos 25 personas perdieron un ojo por la utilizaci¨®n de pelotas de goma. El n¨²mero de personas afectadas fue tal que hasta el presidente reconoci¨® que era necesario revisar el uso de la fuerza en el control de manifestaciones. En Espa?a, en el marco de las protestas contra la sentencia del proc¨¦s, que de manera mayoritaria fueron pac¨ªficas, tambi¨¦n tuvimos que lamentar el uso excesivo de la fuerza. Al menos cuatro personas presentaban graves lesiones oculares con p¨¦rdida de un ojo como consecuencia tambi¨¦n de la utilizaci¨®n de pelotas de goma.
Si algo nos ha ense?ado el coronavirus es la importancia de proteger el derecho a la salud
M¨¢s all¨¢ de las protestas, tambi¨¦n analizamos en nuestro informe anual de 2019 la estigmatizaci¨®n y persecuci¨®n de ciertos grupos y minor¨ªas ¨¦tnicas. Por ejemplo, en Ruman¨ªa, las personas roman¨ªes siguen sufriendo discriminaci¨®n y segregaci¨®n en el acceso a educaci¨®n, vivienda o empleo, siendo un blanco f¨¢cil para el maltrato institucional y el uso excesivo de la fuerza policial.
Tambi¨¦n, m¨¢s all¨¢ de la pandemia, deber¨ªamos estar reflexionando sobre los obst¨¢culos en el acceso a la Justicia para muchas mujeres que sufren violencia sexual, incluida la violaci¨®n, pr¨¢cticamente en todos los pa¨ªses europeos. En Dinamarca las mujeres dijeron basta a la falta de respuesta contundente por parte de las autoridades hacia los agresores, lo que conlleva serias consecuencias para las sobrevivientes. En Espa?a, el caso de La Manada visibiliz¨® que la violencia sexual contra las mujeres y ni?as es una grave violaci¨®n de Derechos Humanos que necesita de un verdadero compromiso por parte de las autoridades.
Igualmente, las escalofriantes cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas y ex parejas deber¨ªan recordarnos todo lo que queda por hacer para que la lucha efectiva contra la violencia de g¨¦nero en todas sus formas sea una realidad. Y tambi¨¦n deber¨ªamos estar hablando de las amenazas que siguen sufriendo personas LGTBI en el reconocimiento de sus derechos, que se han traducido en graves retrocesos e incluso ataques y agresiones contra personas de este colectivo en varios pa¨ªses europeos. En Polonia, hasta 64 ayuntamientos adoptaron resoluciones en las que declaraban su oposici¨®n a la "ideolog¨ªa LGBT".
En este repaso no deber¨ªamos olvidarnos de la tristemente llamada "fortaleza Europa", que tambi¨¦n mira hacia otro lado, cuando no ignora o desprecia los derechos de las personas migrantes y refugiadas, obligadas a huir de sus pa¨ªses en graves crisis, guerras o conflictos. En 2019, m¨¢s de 120.000 personas llegaron a las costas europeas de manera irregular, a las que tendr¨ªamos que sumar todas aquellas otras que fallecieron en el intento o que quedaron a merced de la gesti¨®n migratoria acordada entre Europa y terceros pa¨ªses como Libia con cuestionables y preocupantes r¨¦cords de violaciones de derechos humanos.
Asimismo, el foco tendr¨ªa que estar tambi¨¦n puesto en la persecuci¨®n de defensores de Derechos Humanos en Francia, Italia o Espa?a, cuando su mayor delito fue intentar actuar con humanidad y solidaridad.
Sin embargo, hoy podr¨ªa parecer que todo esto nunca pas¨®. Para gran parte de la poblaci¨®n cuesta imaginar, charlar o pensar en algo diferente a la covid-19, esa enfermedad que inunda las 24 horas del d¨ªa de informaci¨®n. Una gran mayor¨ªa solo puede pensar en estos momentos en c¨®mo ha sido posible que este virus silencioso haya sido capaz de alterar gravemente nuestras vidas, nuestra movilidad, nuestras rutinas e intimidad, nuestra manera de ganarnos la vida. De mostrarnos nuestra fragilidad ante la enfermedad. Pero hay otro silencio que se puede expandir m¨¢s all¨¢ del virus, si no lo sacamos a la palestra, y es c¨®mo muchos de nuestros derechos est¨¢n siendo mermados poco a poco cuando no podemos manifestarnos o expresarnos con libertad, cuando las mujeres no pueden moverse sin miedo a ser agredidas sexualmente, o cuando las personas LGTBI no pueden vivir o manifestarse sin temor a ser perseguidas.
Mientras que la covid-19 nos enfrenta a lo que muchos consideran una realidad inimaginable, ahora m¨¢s que nunca se ve la necesidad de que la respuesta y las estrategias de lucha ante el mismo est¨¦n centradas en el respeto a los Derechos Humanos.
Porque si algo nos ha ense?ado el coronavirus es la importancia de proteger el derecho a la salud, el impacto nefasto que las medidas de austeridad y los recortes tienen en la vida de todas las personas. Sin un sistema sanitario fuerte, universal y capaz de proteger ampliamente a toda la poblaci¨®n, todas y cada una de las personas est¨¢n desprotegidas. Sin un sistema social fuerte y solidario capaz de defender al m¨¢s vulnerable, todas las dem¨¢s personas estar¨¢n expuestas a las amenazas de la crisis sociales y econ¨®micas. Sin unas normas democr¨¢ticas, claras y transparentes que gu¨ªen la actuaci¨®n de los cuerpos y fuerzas de seguridad, todas las personas estaremos expuestas a posibles abusos e indefensi¨®n. Sin un sistema judicial fuerte e independiente estaremos a merced de posibles abusos de poder.
Afortunadamente, todo indica que esta crisis sanitaria ser¨¢ pasajera y, poco a poco, habr¨¢ espacio para reflexionar sobre todo aquello que hoy pensamos que no forma parte de nuestra realidad. Y entonces s¨ª que no habr¨¢ escapatoria, tendremos que pensar en qu¨¦ Europa queremos: aquella que limita derechos, ignora a las personas migrantes y refugiadas, se rinde ante los discursos de odio y la desinformaci¨®n; o la que recupera nuevamente sus valores y lucha por que los Derechos Humanos est¨¦n en el centro de sus pol¨ªticas.
Y es que Europa se ha mirado demasiado en el espejo, crey¨¦ndose invencible. Es necesario que mire m¨¢s all¨¢ de su propio reflejo cuarteado para salir reforzada de esta crisis.
Virginia ?lvarez, investigadora de Amnist¨ªa Internacional.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Opini¨®n
- Amnist¨ªa Internacional
- LGTBIfobia
- Coronavirus Covid-19
- Represi¨®n pol¨ªtica
- Libertad expresi¨®n
- Pandemia
- Derechos humanos
- ONG
- Derechos mujer
- Solidaridad
- Epidemia
- Enfermedades infecciosas
- Delitos odio
- Relaciones g¨¦nero
- Mujeres
- Enfermedades
- Europa
- Prejuicios
- Delitos
- Medicina
- Problemas sociales
- Sociedad
- Comunicaci¨®n
- Justicia
- Red de Expertos Planeta Futuro
- Planeta Futuro