Vestir el d¨ªa despu¨¦s
Propuestas para mantener la distancia social y que la transici¨®n del ch¨¢ndal al traje no sea traum¨¢tica.
Entre los creyentes de la moda como confesi¨®n circula un meme revelador desde hace mes y medio: Escarlata O¡¯Hara y una de sus hermanas, mir¨¢ndose con desd¨¦n al cruzarse con sus voluminosas faldas en las escaleras de Tara. Hay m¨¢s del estilo, siempre protagonizados por esos vestidos que parecen unas campanas catedralicias. ¡°Los nuevos trajes para el distanciamiento social han llegado a Amazon¡±, reza uno especialmente agudo. Todo muy ingenioso y gracioso si no fuera por el miedo que se adivina tras ellos. La incertidumbre ya no solo del c¨®mo vamos a salir a trabajar, comprar, pasear, vivir, sino tambi¨¦n del c¨®mo vamos a vestir el d¨ªa despu¨¦s, cuando la denominada nueva normalidad se implante tras la ¨²ltima fase de desescalada del estado de emergencia. Se supone que los dise?adores, en sus aislamientos, han estado trabajando en ello. Al fin y al cabo, esa es la principal misi¨®n de la moda: procurarnos soluciones indumentarias, m¨¢s o menos favorecedoras, para el d¨ªa a d¨ªa. A partir de septiembre ¡ªcuando se presenten los primeros dise?os perge?ados en cuarentena¡ª saldremos de dudas.
Mientras, un r¨¢pido vistazo a las colecciones de esta truncada primavera-verano revela propuestas casi premonitorias: pasamonta?as, mascarillas y guantes hasta los codos figuraban en el men¨², incluso toda suerte de crinolinas, tontillos y polisones. Resulta que los aparatosos armazones interiores que una vez significaron opresi¨®n y cosificaci¨®n femeninas eran una de las tendencias de temporada, postulada lo mismo por Loewe que Rick Owens o Comme des Gar?ons. En Balenciaga, la mayor¨ªa de quienes luc¨ªan cual meninas eran modelos masculinos. Thom Browne ten¨ªa incluso su propia versi¨®n para hombre. A pesar de todos los reparos, muchos coincidieron entonces en que la propuesta supon¨ªa una reflexi¨®n sobre el espacio de protecci¨®n para la mujer. De ah¨ª a considerarla el uniforme de la nueva distancia de seguridad, un paso. Para el oto?o-invierno que viene, el asunto del pannier a¨²n colea. V¨¦anse las Mar¨ªa Antonieta pop de Jeremy Scott para Moschino o los h¨ªbridos streetwear de Virgil Abloh en Off-White. Pero algunos han ido un paso m¨¢s all¨¢, como verdaderos visionarios. De nuevo desde Balenciaga, Demna Gvasalia se adelantaba en una respuesta a la actual coyuntura, con un desfile de escenograf¨ªa apocal¨ªptica plagado de siluetas amplificadas por hombreras descomunales, en el que no faltaban ni la chaqueta acorazada con pinchos de 10 cent¨ªmetros ni las botas hasta las ingles, por no hablar del abrigo batamanta y los conjuntos de skyjama, b¨¢sicos de confinamiento. Por su parte, Anthony Vaccarello en Saint Laurent y Olivier Rousteing en Balmain tiran de l¨¢tex sanitario a modo de segunda piel para equipar la vuelta presencial a la oficina.
Los datos referidos a la indumentaria elegida para la cuarentena que han ido saliendo a la luz pintan, en cualquier caso, un panorama no especialmente favorable para la extravagancia mil¨¦nica instalada en la moda tras la llegada de Alessandro Michele a Gucci, hace ya un lustro. Un sondeo entre 2.000 usuarios del Trunk Club de Nordstrom, gigante multimarca de lujo estadounidense, revela que el 77% de los encuestados ha cambiado su estilo en favor de la comodidad, y que piensa trasladarlo a su lugar de trabajo en cuanto sea posible. Estas semanas de encierro, apenas el 25% se ha vestido como sol¨ªa hacerlo antes de la pandemia de la covid-19. Los conjuntos deportivos han sido las estrellas de los estilismos caseros. Si no son pantalones deportivos, son sus primos hermanos, los leggings. En Love The Sales, portal de venta brit¨¢nico, los pedidos de esta prenda han aumentado un 322%. En Espa?a, la consultora Edited informa de que las mallas de algod¨®n el¨¢stico tambi¨¦n han sido lo m¨¢s despachado online durante el confinamiento, a pesar de la dr¨¢stica disminuci¨®n de los descuentos en esta categor¨ªa indumentaria. ?Tendremos que prepararnos para una desescalada del estilo/elegancia ahora que plataformas de comercio digital tan populares como Asos se dedican a ponderar los art¨ªculos athleisure (prendas de running, yoga o pilates ideadas para vestir igualmente de calle) o loungewear (ropa de estar por casa) por encima de los vestidos de primavera? He ah¨ª la cuesti¨®n.
Con las mascarillas,?el maquillaje de los ojos gana protagonismo en detrimento de la boca. Sonre¨ªr con la mirada es parte de la nueva normalidad
¡°Lo que sucede en crisis como esta es que las grietas que ya exist¨ªan en la sociedad tienden a hacerse m¨¢s grandes, y eso es extrapolable al rigor de la vestimenta¡±, expone Michael Solomon, profesor de Marketing de la Universidad de St. Joseph (Filadelfia). ¡°No creo que vayamos a ver una vuelta al uniforme de trabajo convencional, algo que adem¨¢s ya estaba cambiando. En el caso de los hombres, no ser¨¢ necesario volver a llevar un traje completo, por ejemplo. De todos modos, a¨²n queda mucho por decir sobre la idea de que somos lo que vestimos¡±, contin¨²a el tambi¨¦n experto en psicolog¨ªa del consumo. Monos, sudaderas, prendas de tejido vaquero y otros derivados de la ropa de trabajo y urbana que ya campaban a sus anchas por las pasarelas pueden suponer un alivio para lucir en los pr¨®ximos meses. A los creadores y marcas les preocupa ahora mismo qu¨¦ hacer con sus inventarios de primavera, que quedaron aislados en las tiendas igual que sus potenciales compradores en marzo, pero otro repaso a las colecciones del momento indica que no todo tiene que darse por perdido: esta temporada tambi¨¦n era pr¨®diga en c¨®modas camisas oversize, que pueden funcionar como minivestidos, seg¨²n lo visto en Valentino, Etro, Victoria Beckham o Juan Vidal; vestidos-pa?uelo liger¨ªsimos, como los de Gabriela Hearst, Burberry, Koch¨¦ o Mois¨¦s Nieto, y todo tipo de soluciones en denim con tratamiento sofisticado, de los culotes de Celine a las saharianas de Gucci. De la seguridad a la hora de comprarlos en las tiendas tendr¨¢n que dar cuenta las medidas sanitarias. Lo que nos lleva directamente a la siguiente cuesti¨®n: el uso de la mascarilla.
Accesorio ligado a las subculturas m¨¢s extremas del streetwear, la mascarilla no es en absoluto algo ajeno a la moda. Su influencia en Occidente, adem¨¢s, puede rastrearse merced a la penetraci¨®n de la m¨²sica pop japonesa y, ¨²ltimamente, coreana. Pero lo que en Oriente es un objeto cotidiano que, tanto por urbanidad como por razones sanitarias (la extrema poluci¨®n de sus metr¨®polis), est¨¢ extendido y aceptado, aqu¨ª resulta un elemento no solo extra?o, sino tambi¨¦n perturbador.
Los dise?adores tienen en sus manos la posibilidad de convertirlo, si no en un complemento atractivo, al menos s¨ª en uno cercano, capaz de dominar su significado: el miedo. Porque no hay que olvidar que la mascarilla ser¨¢ a buen seguro el recordatorio continuo y m¨¢s flagrante de que las cosas a¨²n no van bien, que seguimos viviendo d¨ªas complicados. En las pasarelas han proliferado en los ¨²ltimos tres a?os, sobre todo como aviso a las consecuencias del cambio clim¨¢tico, as¨ª que no debe extra?ar encontrarlas con etiquetas de post¨ªn, aunque su eficacia contra el coronavirus sigue estando cuestionada, por no hablar de sus precios. Farfetch ha tenido que retirar las de Off-White tras estallar en redes sociales que se vend¨ªan por m¨¢s de mil d¨®lares (Lyst, el buscador de lujo de LVMH, las hab¨ªa catalogado como el ¡°accesorio masculino m¨¢s deseado¡±). Que un art¨ªculo de protecci¨®n/higiene se convierta en un nuevo s¨ªmbolo de estatus tampoco parece de recibo.
Con el rostro medio cubierto, el maquillaje va a tener que librar su propia adaptaci¨®n, o revoluci¨®n. Algunas voces ya claman por la potenciaci¨®n de la mirada en detrimento de mejillas o labios, que quedar¨¢n ocultos tras la mascarilla. Para Miguel ?lvarez, maquillador oficial de la divisi¨®n cosm¨¦tica de Yves Saint Laurent, ¡°el maquillaje de ojos va m¨¢s all¨¢ del iluminador, del corrector y de la m¨¢scara de pesta?as. Es momento de atreverse, jugar con el colorido y las sombras, descubrir las posibilidades de los eyeliners, as¨ª como darle importancia a productos como los l¨¢pices de cejas que ayudan a enmarcar la mirada¡±. ?lvarez apuesta por sombras l¨ªquidas de acabado mate y larga duraci¨®n, que adem¨¢s aportan mayor hidrataci¨®n al sensible contorno ocular, o por las m¨¢s comunes en polvo si se empieza a experimentar con el color. ¡°Son m¨¢s f¨¢ciles para modular la intensidad del pigmento¡±, dice. Mejor no descuidar la mirada, porque sonre¨ªr con los ojos tambi¨¦n va a ser parte de la nueva normalidad.
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