Blancos, negros y Robert Mugabe: las heridas abiertas de una reforma agraria
Veinte a?os despu¨¦s de que el expresidente de Zimbabue expulsara a los granjeros blancos para redistribuir la tierra entre la poblaci¨®n negra, la decisi¨®n sigue levantando pasiones y odios
En el peque?o pabell¨®n de la residencia de ancianos de la capital Harare, Isobel Simons cuenta por en¨¦sima vez que ella y su difunto marido fueron expulsados manu militari de su granja, y se echa a llorar. "?Viv¨ª all¨ª 47 a?os!". Tras recuperar la calma, la octogenaria brit¨¢nica vuelve a hablar de su id¨ªlica vida de antes. "Soy hija del campo", dice. "Recuerdo mis paseos en bicicleta con mis amigas cuando ten¨ªa 15 a?os. No hab¨ªa vallas, solo algunos africanos". Han pasado 20 a?os desde que el expresidente Robert Mugabe decidiera expulsar a los granjeros blancos de sus terrenos en Zimbabue para redistribuir la tierra entre la poblaci¨®n negra, pero las heridas siguen abiertas.
A unos 60 kil¨®metros al norte de Harare, Benard Chinyemba, de 60 a?os, recuerda con mucho orgullo sus primeros pasos en el terreno agr¨ªcola de 80 hect¨¢reas que el Gobierno le concedi¨® en Darwendale. "No se cultivaba casi nada", dice este sexagenario, sentado ante su casa. "Solo la hermana del propietario viv¨ªa aqu¨ª. ?l resid¨ªa en otra granja (...) Renovamos todo cuando llegamos", cuenta.
El agricultor asegura que no siente ning¨²n "remordimiento" por haber "heredado" la propiedad de un blanco. "La tierra nos pertenece", zanja. "Si los blancos quieren cultivarla, solo tienen que hacerlo con nuestras condiciones".
La pol¨¦mica no ha remitido en Zimbabue. La minor¨ªa blanca sigue denunciando una invasi¨®n ilegal de sus propiedades, mientras que la mayor¨ªa negra celebra la ¨²ltima batalla victoriosa de la "guerra de liberaci¨®n" contra el colonizador brit¨¢nico del siglo XIX.
El r¨¦gimen de Robert Mugabe esper¨® diez a?os despu¨¦s de la independencia y de su llegada al poder para atacar este asunto. Entonces lanz¨® un plan para transferir ocho millones de hect¨¢reas a la poblaci¨®n negra, sobre la base de la venta voluntaria de los blancos, que financi¨® esencialmente el Reino Unido.
En 1997, Londres anul¨® la financiaci¨®n alegando que no ten¨ªa "vocaci¨®n de financiar la compra de tierras". Como represalia, se invadieron algunas propiedades de blancos, pero el r¨¦gimen de Robert Mugabe ech¨® a los ocupantes. "Nos cre¨ªmos intocables", dice Isobel Simons, "toda la econom¨ªa reposaba en la agricultura".
Pero todo cambi¨® en febrero de 2000, cuando los zimbabuenses rechazaron en un refer¨¦ndum un proyecto de reforma de la Constituci¨®n que autorizaba la expropiaci¨®n de los blancos sin indemnizaci¨®n. El camarada Bob (Mugabe), en aprietos tras este rev¨¦s, prometi¨® una reforma para corregir, seg¨²n ¨¦l, las desigualdades heredadas de la era colonial. En aquel entonces, el 18% de las tierras, las mejores, pertenec¨ªan a los ciudadanos blancos, que solo representaban 1% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Fue entonces cuando los militantes del partido de Uni¨®n Nacional Africana de Zimbabue - Frente Patri¨®tico del presidente ocuparon las fincas. Al final, 4.000 de los 4.500 granjeros blancos de la ¨¦poca fueron expulsados de sus propiedades.
Econ¨®micamente, fue una cat¨¢strofe. La producci¨®n de las explotaciones entregadas a campesinos sin formaci¨®n y sin medios se hundieron. Y las sanciones decretadas por los pa¨ªses occidentales estrangularon al pa¨ªs y le sumieron en una crisis de la que todav¨ªa no ha levantado cabeza.
En 2019, el Producto Interior Bruto (PIB) del pa¨ªs se contrajo un 7,5%, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este a?o, con la pandemia del coronavirus caer¨¢ un 15 a 20%, vaticina el ministro de Finanzas Mthuli Ncube. Para rematar la situaci¨®n, la sequ¨ªa de las dos ¨²ltimas temporadas ha dejado a 7,7 millones de zimbabuenses, la mitad de la poblaci¨®n, en situaci¨®n de inseguridad alimentaria. "En materia de producci¨®n agr¨ªcola, la cantidad de las cosechas ha pasado de los cuatro millones de toneladas en 2000 a 3 millones en 2018", dice el economista independiente Tony Hawkins. "La parte de la agricultura en el PIB pas¨® del 15% a menos del 10%".
Israel Pasipanodya Mushore muestra este fracaso de la agricultura nacional. En 2001, este agricultor de 60 a?os se instal¨® en tierras confiscadas a un blanco cerca de Harare. A diferencia de las de Benard Chinyemba, las hileras de ma¨ªz est¨¢n invadidas por las malas hierbas. "La lluvia es irregular y han afectado la germinaci¨®n", justifica, "no esperamos mucha esta temporada". "No tenemos presi¨®n de agua y el precio de los tractores es exorbitante", alega. "En cuanto a los fertilizantes, no nos los han distribuido a tiempo o solo una parte (como fue previsto por el Gobierno)".
Adem¨¢s de la crisis del mercado, los agricultores negros atribuyen sus dificultades al estatuto jur¨ªdico de sus tierras. Como resultado de la reforma, las tierras confiscadas son propiedad del Estado, y se las concedi¨® a los explotadores por 99 a?os. "Esto no inspira confianza a los bancos (...) no se pueden avalar los cr¨¦ditos con la tierra", critica Paul Zakariya, dirigente del Sindicato de Agricultores Zimbabuenses (ZFU), que cuenta con un mill¨®n de miembros.
Durante la era de Robert Mugabe, siempre dispuesto a denunciar al "enemigo" blanco, las relaciones entre los agricultores expulsados y el Gobierno eran de abierta hostilidad, pero desde su ca¨ªda en 2017 mejoraron un poco. Su sucesor, Emmerson Mnangagwa, ha tratado de restablecer la confianza de las capitales occidentales y atraer capitales extranjeros a su pa¨ªs. En su discurso de investidura, mencion¨® la posibilidad de indemnizar a los blancos expropiados. El a?o pasado desbloque¨® 18 millones de d¨®lares para compensarlos, pero solo por sus inversiones, no por el valor de las tierras.
Simb¨®licamente, el jefe del Estado devolvi¨® algunos pedazos de tierra a un pu?ado de granjeros blancos. Gestos como este han dado esperanzas a John Laurie. Expulsado en 2002, sigue a 83 a?os desde su silla de ruedas luchando para recuperar aunque solo sea una parte del valor de sus propiedades, que estima en nueve millones de d¨®lares (8,10 millones de euros).
Como prueba de su buena voluntad, las autoridades recientemente entregaron "ayudas" a os granjeros blancos mayores en dificultades. Unos 800 de ellos recibieron 10.000 d¨®lares por la granja perdida. "Un simple avance", dice John Laurie. El Gobierno parece querer meter mano a los terrenos no cultivados. Recientemente ha embargado varias granjas pertenecientes a fieles de Robert Mugabe y tambi¨¦n ha instado a los granjeros de nacionalidad extranjera expulsados a que soliciten otras tierras.
El Sindicato de Granjeros Comerciales (CFU) se solidariza con los zimbabuenses blancos. "Nosotros deber¨ªamos poder beneficiarnos, ya que muchos de nosotros nacimos aqu¨ª", dice su presidente, Ben Gilpin. El Gobierno zimbabuense no ha respondido a las demandas de la AFP.
Pese a las cr¨ªticas y a este contencioso, Emmerson Mnangagwa elogi¨® la obra agraria de su predecesor en el 60 aniversario de la independencia. "La reforma sigue siendo un engranaje de nuestra independencia y nuestra soberan¨ªa", record¨®. "No tenemos ninguna duda ni ninguna voluntad de dar marcha atr¨¢s", agreg¨®.
Isobel Simons teme que nunca ser¨¢ indemnizada. "La reforma ha matado completamente la agricultura", se lamenta, amarga. "Nosotros sab¨ªamos cultivar". Benard Chiyemba, sin embargo, defiende con u?as y dientes la reforma. "Si no hubiera existido, nadie sabr¨ªa que yo era capaz de cultivar", sostiene. "Con ayuda y sosteniendo los precios, podemos lograrlo". 20 a?os despu¨¦s, est¨¢ preparado para pasar p¨¢gina. "El Gobierno deber¨ªa indemnizar a los blancos para que podamos pasar a otra cosa". Por fin.
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