¡°No me aplauden a m¨ª, aplauden a un fantasma¡±: la triste vida (y muerte) de Orion, el imitador m¨¢s descabellado de Elvis
James Hodges Ellis, que cumplir¨ªa en 2020 los 75 a?os, fue la respuesta perfecta a todos aquellos fans de Elvis que se negaban a creer que su ¨ªdolo estaba muerto. Misma voz, misma complexi¨®n... solo hab¨ªa un peque?o problema
¡°Todo hombre y toda mujer es una estrella¡±, escrib¨ªa el mago Aleister Crowley a principios del siglo XX. Usted es una estrella, sus padres son estrellas, del mismo modo que lo son sus amigos y compa?eros de trabajo. Elvis Presley fue una estrella tanto en su dimensi¨®n humana como en la art¨ªstica y tambi¨¦n lo fue James Ellis, enigm¨¢tico cantante que afirmaba ser el mism¨ªsimo rey del rock and roll y que actuaba bajo el nombre no ya de un astro, sino de una constelaci¨®n entera: Orion.
Seg¨²n Ellis, el artista de Tupelo no habr¨ªa muerto en su cuarto de ba?o de Graceland atiborrado de barbit¨²ricos y con las arterias colapsadas por la ingesta de s¨¢ndwiches de pl¨¢tano y crema de cacahuete. En realidad, el Rey se habr¨ªa tomado unas vacaciones en una de esas islas en las que se cuenta que tambi¨¦n est¨¢n Jes¨²s Gil, los hermanos Kennedy y Jim Morrison. Tras un periodo de descanso, Elvis habr¨ªa regresado a Estados Unidos para volver a grabar y actuar con el nombre de Orion. ?Les parece una historia extra?a? Pues ag¨¢rrense, que esto no ha hecho m¨¢s que empezar.
Seg¨²n Ellis,? Elvis no habr¨ªa muerto en su cuarto de ba?o atiborrado de barbit¨²ricos. En realidad, el Rey se habr¨ªa tomado unas vacaciones en una de esas islas en las que se cuenta que tambi¨¦n est¨¢n Jes¨²s Gil, los hermanos Kennedy y Jim Morrison
La vida de James Hodges Ellis es un arcano dif¨ªcil de descifrar. En ella, los acontecimientos y fechas nunca acaban de estar claros y, cuando parecen estarlo, se contradicen. Si bien hay unanimidad sobre su fecha de nacimiento, el 26 de febrero de 1945, el lugar del alumbramiento var¨ªa. Pudo ser Pascagoula, en el estado de Misisipi; Orrville, en el de Alabama o Washington DC, en Delaware.
Para complicarlo todo un poco m¨¢s, James Hodges Ellis tampoco se llamaba as¨ª. Su nombre real era el de James Hughes Bell pero lo cambi¨® por el de sus padres de acogida cuando, a los cuatro a?os, fue dado en adopci¨®n a una familia de Birmingham, ciudad en la que se cri¨® como cualquier otro chico de los 50: clases en el instituto, el baile de graduaci¨®n, salir en el anuario, cantar en el coro y practicar deportes como el f¨²tbol americano y b¨¦isbol, hasta el punto de conseguir una beca deportiva para continuar sus estudios. Adem¨¢s, en 1962 su buena voz le hizo merecedor del primer premio en un concurso escolar de j¨®venes talentos dotado con 1.000 d¨®lares (unos 900 euros) y una actuaci¨®n en la televisi¨®n local. ?El tema elegido? Peace in the Valley, un cl¨¢sico del godspell popularizado por Elvis Presley.
Desde que en 1954 Elvis publicase That¡¯s All Right en el sello Sun y revolucionase el mundo de la m¨²sica, fueron miles los cantantes que decidieron ganarse la vida imitando al artista de Tupelo. Impersonators que copiaron al mil¨ªmetro la forma de moverse, actuar y vestirse del Rey en las diferentes etapas de su carrera. Sin embargo, James Ellis, que ten¨ªa una voz id¨¦ntica a la de Elvis, no quiso ser uno m¨¢s en esa lista y se propuso ir mucho m¨¢s lejos. All¨¢ hasta donde nadie se hab¨ªa atrevido a llegar. A Ori¨®n.
James Ellis en directo.
Como dos gotas de agua
En 1964, James Ellis conoci¨® al productor Jimmy Youmans que, tras comprobar que su timbre de voz e inflexiones eran id¨¦nticas a las de Elvis, le anim¨® a grabar un single que fue un completo fracaso justamente por aquello que hab¨ªa llamado la atenci¨®n al productor. Cuando los locutores de las emisoras escucharon Don¡¯t Count Your Chickens, que as¨ª se titulaba el tema, consideraron que el joven no era m¨¢s que un Elvis de segunda categor¨ªa y decidieron no radiar el disco.
Ante semejante golpe de realidad, Ellis aparc¨® su carrera musical para dedicarse al deporte y al negocio familiar, un criadero de caballos. Mientras cuidaba a los animales, el joven segu¨ªa so?ando con retomar su carrera musical y en 1972, volvi¨® a intentarlo. Grab¨® una maqueta y quiso la suerte que fuera a caer en manos de Shelby Singleton, un productor y buscavidas que hab¨ªa trabajado para Mercury Records y que, tras abandonar esa compa?¨ªa, hab¨ªa comprado todo el cat¨¢logo de Sun Records para explotarlo. ?Todo? No, todo no. La compa?¨ªa RCA, que hab¨ªa contratado a Elvis Presley en 1955, hab¨ªa adquirido tambi¨¦n todos los masters que el artista de Tupelo hab¨ªa grabado en Sun para que nadie m¨¢s que ellos pudieran sacar r¨¦ditos de la obra del m¨²sico. Una decisi¨®n que no dejaba de ser un fastidio para Singleton, que ve¨ªa c¨®mo los beneficios que pod¨ªa obtener de su inversi¨®n eran considerablemente menores a los que hubiera deseado.
Los fans estaban dispuestos a creer que su ¨ªdolo no hab¨ªa muerto; la voz de Ellis hab¨ªa sido confundida con la de Elvis por la RCA, y su complexi¨®n f¨ªsica era semejante a la del artista. Lo ¨²nico que hac¨ªa aguas era que sus facciones no se parec¨ªan demasiado a las de Elvis, detalle que resolvieron con un antifaz
Por eso, cuando Shelby Singleton escuch¨® la maqueta de ese joven que cantaba como Elvis, pens¨® que ese talento, aderezado con un poco de astucia empresarial, podr¨ªa compensar la ausencia del Rey en el cat¨¢logo de Sun. Dicho y hecho. El productor contrat¨® a Ellis, le hizo grabar las dos primera canciones que Elvis registr¨® en Sun Records, That¡¯s All Right y Blue Moon of Kentucky, las lanz¨® en un single y, en el apartado del int¨¦rprete, puso un signo de interrogaci¨®n.
La respuesta de RCA no se hizo esperar. La compa?¨ªa demand¨® a Singleton pensando que el productor hab¨ªa publicado una toma original descartada y hallada en los archivos de Sun sin contar con el permiso para ello. Sin embargo, antes de llegar a juicio, mientras preparaban las pruebas para el litigio, un perito determin¨® que esa no era la voz de Elvis. De hecho, ni siquiera se hab¨ªan respetado los instrumentos originales. Si en la versi¨®n de 1954 hab¨ªa un contrabajo, en la de los 70 sonaba un bajo el¨¦ctrico. RCA retir¨® la demanda.
Elvis ha muerto, larga vida a Orion
A mediados de los a?os 70, la escritora Gail Brewer-Giorgio estaba buscando editor para Orion, su primera novela. En ella, Orion Eckley Darnell, un cantante obeso y decadente del sur de EE UU que hab¨ªa sido una joven estrella de la m¨²sica gracias al olfato empresarial de su representante, un antiguo militar, fing¨ªa su muerte y se retiraba del mundo del espect¨¢culo para disfrutar de la vida con una identidad falsa. Por mucho que Brewer-Giorgio afirmase que era una ficci¨®n, el argumento se parec¨ªa demasiado a la trayectoria vital de Elvis Presley, salvo en la parte de la muerte. Al menos hasta el 16 de agosto de 1977.
Ese d¨ªa, mientras el pa¨ªs entero asimilaba la noticia del fallecimiento de Elvis, Shelby Singleton, que hab¨ªa le¨ªdo el manuscrito de Brewer-Giorgio por mediaci¨®n de una amiga com¨²n que compon¨ªa canciones para su discogr¨¢fica, aprovech¨® la ocasi¨®n y contact¨® de nuevo con James Ellis. Productor y cantante decidieron dar vida a Orion y extender la leyenda de que Elvis no hab¨ªa muerto sino que, como dec¨ªa la novela, se hab¨ªa retirado del foco medi¨¢tico pero, de vez en cuando, grababa discos y realizaba actuaciones.
La idea, aunque descabellada, ten¨ªa muchas cosas a su favor: Singleton era propietario de un sello hist¨®rico al que Elvis hab¨ªa estado vinculado en el pasado; los fans, con el coraz¨®n roto por la p¨¦rdida, estaban dispuestos a creer que su ¨ªdolo no hab¨ªa muerto; la voz de Ellis hab¨ªa sido confundida con la de Elvis por la mism¨ªsima RCA, y su complexi¨®n f¨ªsica era muy semejante a la del artista en la ¨¦poca que actuaba en Las Vegas. Lo ¨²nico que hac¨ªa aguas en todo ese asunto era que las facciones de Ellis no se parec¨ªan demasiado a las de Elvis, detalle que Singleton resolvi¨® con la misma desverg¨¹enza con la que hab¨ªa urdido el resto del plan: Orion llevar¨ªa siempre tapado el rostro con un antifaz.
De ese modo, James Ellis apareci¨® con antifaz en la portada de Reborn (Renacido), el primer disco de Orion publicado en 1979. A este seguir¨ªa Sunrise ¨Cen el que tal vez de forma ir¨®nica se inclu¨ªa el tema You Can¡¯t Judge A Book, en referencia al refr¨¢n de ¡°no juzgues a un libro por las tapas¡±¨C y otros cinco discos m¨¢s. Un total de siete LP en solitario a los que habr¨ªa que sumar varios singles muy particulares. Empe?ado en explotar la ficci¨®n que hab¨ªa creado, Singleton rescat¨® antiguas canciones del cat¨¢logo de Sun interpretadas por artistas como Jerry Lee Lewis o Johnny Cash y les incorpor¨® la voz de Ellis, creando as¨ª supuestos duetos entre esos artistas y Elvis que, en realidad, nunca hab¨ªan tenido lugar.
Para acabar de afianzar la historia, poco tiempo despu¨¦s de que apareciera el primer disco de Orion, se public¨® la novela de Gail Brewer-Giorgio, que contribuy¨® a popularizar la leyenda del Elvis no muerto. Una picaresca que, por otra parte, resultaba muy cre¨ªble porque, todo hay que decirlo, Ellis ten¨ªa una asombrosa capacidad para recrear perfectamente no solo los temas cl¨¢sicos del repertorio de Elvis, sino canciones nuevas ¡°al estilo de¡±. Prueba de ello es que, para promocionar el personaje, Ellis llamaba por tel¨¦fono a los periodistas musicales, muchos de los cuales, al colgar, cre¨ªan haber estado hablando con el mism¨ªsimo Elvis.
La novela de Gail Brewer-Giorgio contribuy¨® a popularizar la leyenda del Elvis no muerto. Una picaresca que resultaba muy cre¨ªble porque Ellis ten¨ªa una asombrosa capacidad para recrear no solo los temas cl¨¢sicos del repertorio de Elvis, sino canciones nuevas ¡°al estilo de¡±
A pesar de que el plan funcionaba, Ellis no estaba del todo contento con el papel que le hab¨ªa tocado interpretar. Shelby Singleton le obligaba a aparecer siempre con antifaz ¡°incluso en los restaurantes¡± porque, seg¨²n el productor, el accesorio era parte del personaje, del mismo modo que ¡°la bandana lo era de Willie Nelson, las pelucas de Dolly Parton y la ropa negra de Johnny Cash¡±. Adem¨¢s de esas incomodidades, el ego del propio Ellis tambi¨¦n se resent¨ªa: ¡°Soy consciente de que no me aplauden a m¨ª, aplauden a un fantasma¡±, llegar¨ªa a decir de su p¨²blico y, para intentar deshacerse de ese espectro, le propuso a Singleton comenzar a actuar con su nombre verdadero. La respuesta fue no. Finalmente, hastiado del personaje y convencido de que merec¨ªa mejor suerte como artista, Ellis rompi¨® con su socio y emprendi¨® una carrera a cara descubierta.
'Twinkle, twinkle, little star'
Como en ocasiones anteriores, la carrera en solitario de Ellis no funcion¨®. Si con Orion hab¨ªa conseguido colocar nueve de sus canciones en las listas de ¨¦xitos de country, sin el apoyo de un sello importante y sin el andamiaje de la leyenda del Elvis resucitado, le result¨® imposible. Derrotado, en 1983 decidi¨® volver a ponerse el antifaz y recuperar al personaje, pero ya no fue lo mismo. Apenas consigui¨® grabar algunos discos que no recibieron promoci¨®n y realizar actuaciones en clubes peque?os ante una audiencia raqu¨ªtica.
Necesitado de ingresos econ¨®micos, tuvo que compaginar su actividad art¨ªstica con otros trabajos, como abrir una gasolinera, una bodega y una tienda de empe?os, en cuyo local fue asesinado el 12 de diciembre de 1998 por un hombre que pretend¨ªa robar el local y que tambi¨¦n mat¨® a la exmujer de Ellis, que trabajaba en el negocio, e hiri¨® a una de las empleadas.
A pesar de las desavenencias que hab¨ªan tenido en el pasado, Shelby Singleton no acept¨® las proposiciones de decenas de imitadores de Elvis que se ofrec¨ªan para encarnar el papel de Orion y continuar haciendo caja con la historia. Muerto Ellis, Orion mor¨ªa con ¨¦l. O al menos eso cre¨ªa el productor pues, en la actualidad, Orion es un personaje de culto entre los elvismaniacos.
En 2015, la realizadora Jeanie Finlay estren¨® el documental Orion. The Man Who Would Be King en el que se recogen testimonios de fans que, lejos de sentirse estafados por la historia de Ellis y Singleton, han reconocido en el sosias de su ¨ªdolo un artista que merece ser reivindicado. Ejemplo de ello es Jimmy Ellis. In the Shadow of a King, un tomo encuadernado en tapa dura de m¨¢s de cuatrocientas p¨¢ginas, que repasa su vida a trav¨¦s de los recuerdos de aquellos que le conocieron, incluye documentos, fotograf¨ªas in¨¦ditas, un CD con algunos de sus ¨¦xitos y que fue editado en 2016 por el Club de Fans de Elvis Presley en Noruega como homenaje a ese hombre que ¡°ten¨ªa la voz de un rey¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.