Por qu¨¦ salvar el planeta puede da?ar a 300 millones de personas
M¨¢s de 120 organizaciones alertan en una carta abierta a la ONU de que los planes de conservaci¨®n previstos para lograr el objetivo de proteger el 30% de la biodiversidad en 2030 provocar¨¢ el desplazamiento forzado de miles de comunidades ind¨ªgenas si no se cuenta con ellas
Las maneras de proceder entre quienes abogan por proteger la biodiversidad y quienes defienden los derechos al territorio de las comunidades ind¨ªgenas no siempre coinciden pese a que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, persiguen el mismo fin: la conservaci¨®n del planeta. Pero los encontronazos se suceden con desiguales resultados. V¨¦ase como ejemplo la situaci¨®n de desamparo de los bosquimanos de Botsuana, quienes pese a haber conseguido una sentencia judicial que les devolv¨ªa sus tierras ancestrales, en la pr¨¢ctica siguen expulsados de ellas. V¨¦anse los ocho millones de familias de India pendientes del Tribunal Supremo para saber si tendr¨¢n que desalojar unas ¨¢reas declaradas protegidas en los que ellos llevan siglos habitando. La interminable guerra de los guaran¨ª-kaiow¨¢ en Brasil... O, m¨¢s recientemente, la pol¨¦mica en Rep¨²blica del Congo, donde los pigmeos baka han denunciado y documentado numerosos casos de abusos a lo largo de los ¨²ltimos a?os durante la creaci¨®n de la reserva natural del Messok Dja. Son ejemplos concretos y separados de pr¨¢cticas generalizadas, seg¨²n advierten las organizaciones defensoras de los derechos de los pueblos ind¨ªgenas.
Al mismo tiempo, no es menos cierto que el planeta sufre y que la humanidad no est¨¢ yendo lo suficientemente r¨¢pido como para evitar males mayores. La semana pasada se public¨® la quinta edici¨®n de la Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad, un informe de la Convenci¨®n sobre la Diversidad Biol¨®gica (CBD) de las Naciones Unidas, que es un instrumento internacional nacido en 1992 y firmado por 196 pa¨ªses cuyo objetivo es vigilar la protecci¨®n y el uso que se da a la biodiversidad del planeta: ecosistemas, especies y recursos gen¨¦ticos. Su ¨®rgano rector, la Conferencia de las Partes, se re¨²ne cada dos a?os para revisar el progreso de sus objetivos y decidir prioridades. Pues bien, en esta ocasi¨®n, la CBD advierte que no se ha cumplido casi ninguno de los prop¨®sitos que se acordaron por primera vez en 2010.
No obstante, uno de los pocos puntos que s¨ª se ha logrado parcialmente es el establecimiento de m¨¢s ¨¢reas de protecci¨®n terrestres y marinas: un 17% de la tierra y un 10% de los oc¨¦anos. Y ahora se pide m¨¢s: en concreto, una protecci¨®n de aqu¨ª a 2030 de hasta el 30% del planeta. Es lo que se ha bautizado como meta 30x30 y viene respaldada por buena parte de la comunidad cient¨ªfica. Se trata de una medida que se negociar¨¢ dentro del llamado Marco de la diversidad biol¨®gica posterior a 2020 el pr¨®ximo 21 de mayo de 2021, en una cita que tendr¨ªa que haberse celebrado la pasada primavera, pero que se cancel¨® a causa de la covid-19.
Este ambicioso objetivo es el que ha hecho saltar la controversia hasta el punto de que, a principios de septiembre, m¨¢s de un centenar de organizaciones defensoras de los derechos de los pueblos ind¨ªgenas envi¨® una carta a la CDB advirtiendo de que la medida tendr¨¢ un efecto devastador en estas comunidades nativas y en poblaciones locales: el desplazamiento forzado de hasta 300 millones de personas. Se trata una cifra obtenida a partir de los resultados de una investigaci¨®n publicada en la revista Nature Sustainability en noviembre de 2019. Otro an¨¢lisis publicado en Nature en julio de 2020 tambi¨¦n ofrece un dato similar.
Las organizaciones contrarias a la meta 30x30 consideran que se ha fijado sin realizar un estudio previo del impacto social que tuvo la anterior, la que fij¨® ese 17% de territorio protegido. "Las ¨¢reas protegidas han llevado al desplazamiento y expulsi¨®n de las comunidades locales que dependen de sus tierras y han ocasionado serias violaciones de derechos humanos por parte de organizaciones conservacionistas y otros organismos encargados de la aplicaci¨®n de las regulaciones sobre el terreno", reza la misiva enviada al CDB. Tambi¨¦n se solicita una evaluaci¨®n de su potencial de mitigaci¨®n clim¨¢tica, as¨ª como un resumen de qu¨¦ ¨¢reas se planean incluir, bajo qu¨¦ reg¨ªmenes de protecci¨®n y cu¨¢l ser¨¢ el impacto sobre sus habitantes.
"Esto no tiene nada que ver con el cambio clim¨¢tico, la protecci¨®n de la biodiversidad o evitar las pandemias. M¨¢s bien se trata de una cuesti¨®n econ¨®mica, de control de la tierra y de los recursos", destaca Stephen Corry, presidente de Survival International, una de las organizaciones que ha impulsado el env¨ªo de la carta a la CBD junto a Minoriy Rights Group International y Rainforest Foundation UK. La CBD, por su parte, no ha respondido a las preguntas de este peri¨®dico.
Todas las ¨¢reas de conservaci¨®n previstas se encuentran en el hemisferio Sur, y la mayor¨ªa de las personas que habitan en ellas pertenecen a pa¨ªses de ingresos medios, aunque un 10% vive en pa¨ªses de ingresos bajos, seg¨²n constata la investigaci¨®n publicada en Nature Sustainability.
Las organizaciones conservacionistas sostienen que esta medida solo se puede llevar a cabo si se protege de una manera m¨¢s efectiva a las comunidades de lo que se ha hecho hasta ahora, ya que el hecho de declarar una zona protegida implica que nadie pueda vivir en ella. "El riesgo es que 300 millones de personas ser¨¢n desplazadas o sufrir¨¢n consecuencias como la militarizaci¨®n de sus territorios, la falta de alimento y la violaci¨®n de sus derechos fundamentales" indica Fiore Longo, investigadora de Survival International. "Ya lo hicieron en el pasado, por ejemplo en las ¨¢reas que est¨¢n siendo creadas desde el 2010, como la del Messok Dja, que se hizo sin el consenso de los pueblos. O las reservas de tigres en India... En todas las zonas que se han protegido ha habido consecuencias".
Las ¨¢reas protegidas han llevado al desplazamiento y expulsi¨®n de pueblos ind¨ªgenas y otras comunidades locales que dependen de sus tierras
En realidad, la preocupaci¨®n por la emergencia clim¨¢tica es compartida, pero creen que la creaci¨®n de m¨¢s zonas protegidas es "contraproducente" y puede afianzar a¨²n m¨¢s un modelo de conservaci¨®n "obsoleto e insostenible" que pone en riesgo la supervivencia de las personas menos responsables del calentamiento global. "Es evidente que es una voluntad de los pa¨ªses del norte del mundo para seguir con su modo de vida y hacer pagar a otras personas por una crisis clim¨¢tica que no est¨¢n produciendo", critica Longo. "Somos nosotros [pa¨ªses del norte] los que estamos destruyendo el planeta y encima hacemos pagar el precio a quienes menos contribuyen a ello", opina la investigadora. Y recuerda que lo demuestran porque son ellos, precisamente, los que poseen una mayor biodiversidad, hasta un 80% de la misma, y desempe?an un papel indispensable en la conservaci¨®n del planeta, seg¨²n resalta la propia ONU en su Declaraci¨®n sobre los Pueblos Ind¨ªgenas. Sin embargo, solo se les reconoce la propiedad del 10% de los territorios que ocupan.
"Ahora mismo, y a pesar de todos los obst¨¢culos, el desamparo de los Estados, la pandemia y la violencia que sufrimos, somos el equipo de primeros auxilios de la tierra". Es una afirmaci¨®n de Jos¨¦ Gregorio D¨ªaz Mirabal, coordinador General de la Coordinadora de las Organizaciones Ind¨ªgenas de la Cuenca Amaz¨®nica (COICA), que la semana pasada particip¨® en la presentaci¨®n virtual de una nueva investigaci¨®n de Rights and Resources Initiative (RRI), una coalici¨®n de m¨¢s de 150 organizaciones dedicadas a la promoci¨®n de los derechos a las tierras forestales y los recursos de estas comunidades.
El informe sugiere que los gobiernos no est¨¢n reconociendo el papel de estos colectivos para abordar la crisis medioambiental. "Estamos protegiendo el 80% de la biodiversidad mundial, y por eso es importante preservar, al menos, el 50% de todo nuestro planeta si realmente queremos tener la oportunidad de sobrevivir. Pero es imposible ayudar a proteger nuestro futuro com¨²n sin que se reconozcan nuestros derechos sobre la tierra o sin tener acceso al apoyo t¨¦cnico y financiero que necesitamos para ampliar nuestros propios proyectos", declaraba este l¨ªder comunitario.
Una meta reconciliable y que se deber¨ªa ampliar
En esta controversia, numerosas voces piensan que las dos posturas ¡ªproteger la Tierra y respetar a los pueblos nativos¡ª no son irreconciliables y que, de hecho, no puede ir una sin la otra. "La Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biol¨®gica deber¨ªa servir como una llamada a la acci¨®n para los l¨ªderes de todo el mundo porque no nos podemos permitir otra d¨¦cada sin avances en la conservaci¨®n de la biodiversidad", sostiene Brian O'Donnell, director de Campaign for Nature, que agrupa a otro centenar de organizaciones de conservaci¨®n que apoya la meta 30x30. "Por eso, desde Campaign For Nature estamos impulsando el objetivo de proteger al menos el 30% del planeta y trabajamos para garantizar que se pueda implementar de manera plena y justa", sostiene. O'Donnell resalta que, para lograrlo, los pa¨ªses deben ponerse de acuerdo y, tambi¨¦n, "los pueblos ind¨ªgenas y las comunidades locales deben jugar un papel central en la conservaci¨®n con sus derechos defendidos y su tenencia de la tierra asegurada".
Para Eric Dinerstein, director del programa de biodiversidad y soluciones de vida silvestre de Resolve (y ex jefe cient¨ªfico de WWF), el 30% es un buen comienzo y ser¨ªa adecuado para 1950, pero m¨¢s all¨¢: "Tenemos solo una d¨¦cada para abordar tres crisis existenciales: la p¨¦rdida masiva de biodiversidad, el colapso clim¨¢tico y el colapso del ecosistema. Las soluciones a estos problemas son interdependientes, por lo cual solo protegiendo cerca del 50% podemos salvar una biosfera viviente", sostiene el experto.
Y desde Avaaz, un movimiento c¨ªvico y social que ha juntado m¨¢s de dos millones de firmas para proteger la mitad del planeta, se?alan que la meta se queda corta porque se deber¨ªa proteger un 35% adicional en ecosistemas cr¨ªticos si realmente se quiere evitar el colapso de la biodiversidad y el punto de no retorno en nuestro clima. "Los pa¨ªses que abogan por un 30% proteccion para el 2030 buscan, en realidad, proteger solamente un 15% adicional de tierras. Pero gran parte de ese 15% ya es manejado por los pueblos ind¨ªgenas, y son ¨¢reas en excelente estado gracias a su sabidur¨ªa ancestral, a pesar de la violencia y de que su tenencia no sea reconocida", sostiene ?scar Soria, el director de campa?as de la organizaci¨®n. "La meta del 30% para el 2030 es una meta pobre, sin consenso cient¨ªfico y producto de una solucion de compromisos entre el movimiento conservacionista tradicional y algunos pa¨ªses, que est¨¢ m¨¢s basada en el m¨ªnimo com¨²n denominador que en una ambici¨®n real y transformadora", asegura.
Cualquier aumento de las zonas protegidas del mundo debe ir precedido de una investigaci¨®n independiente sobre los impactos sociales y sobre la eficacia real de la medida en la conservaci¨®n de la naturaleza. Esto es algo que no se ha tenido en cuenta hasta ahora, seg¨²n las organizaciones firmantes de la carta a la CBD, y piden que antes de declarar como protegidas nuevas tierras se reconozca, en cumplimiento con los acuerdos internacionales, el derecho a la tenencia de la tierra de las comunidades que las habitan, que se garantice su acceso a sus recursos naturales, el derecho a su autodeterminaci¨®n y a dar su consentimiento libre, previo e informado.
De hecho, la publicaci¨®n de Rights and Resources Initiative lanzada la semana pasada tambi¨¦n ofrece un plan que identifica oportunidades para que inversores, donantes y organizaciones filantr¨®picas demuestren su compromiso con la conservaci¨®n mediante la adopci¨®n de un enfoque que respeta m¨¢s los derechos a las tierras comunitarias para sus leg¨ªtimos propietarios, e incluso se enumeran pa¨ªses que ya cuentan con un marco legal y financiero adecuado. "Si solo el 30% recibiera una mayor protecci¨®n, pondr¨ªamos en riesgo grandes ¨¢reas silvestres, selvas tropicales y ¨¢reas de grandes conjuntos de mam¨ªferos intactos. Afortunadamente, gran parte de las tierras ricas en biodiversidad se superponen con ¨¢reas bajo jurisdicci¨®n o reclamadas por pueblos ind¨ªgenas. La soluci¨®n m¨¢s simple para salvar la vida en la Tierra es empoderar y financiar a los pueblos ind¨ªgenas para que sean los administradores globales de una biosfera vibrante", aconseja Dinerstein.
En esta l¨ªnea se pronuncian las organizacions que enviaron la misiva a la CBD, pues solicitan que se reconozca que la gesti¨®n de los territorios por sus pueblos originarios es el principal mecanismo para conseguir la conservaci¨®n de la biodiversidad. "Nosotros no queremos competir con las grandes organizaciones de conservaci¨®n, queremos trabajar juntos, pero con reglas claras en nuestra visi¨®n de territorio, en nuestra visi¨®n de los derechos y nuestra visi¨®n del desarrollo que estamos haciendo en los territorios", insiste D¨ªaz Mirabal. "Hago un llamado a unir esfuerzos, porque es muy doloroso o¨ªr un informe sobre el planeta, que se hizo esta semana, y no hay un solo p¨¢rrafo que nombre los aportes que han hecho los pueblos ind¨ªgenas. Eso duele mucho porque somos los primeros que estamos dando la vida por la defensa de los territorios, y as¨ª es dif¨ªcil buscar la unidad".
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