San Petersburgo o el s¨ªndrome de Stendhal en el pa¨ªs de los zares
Diez lugares imprescindibles para dejarse cautivar por la ciudad m¨¢s europea de Rusia
Petrogrado, Leningrado, San Petersburgo o simplemente Peter, como la tutean los oriundos, naci¨® por el deseo de un zar, Pedro el Grande, de vincular a Rusia con Europa y el mar. Levantada en 1703 sobre la nada y rehecha muchas veces, su continua profusi¨®n de palacios, iglesias de c¨²pulas doradas, plazas colosales, estatuas, bellos canales y ostentosos puentes hacen que San Petersburgo sea conocida no gratuitamente como la Venecia del Norte.
Sin duda, Stendhal hubiera sufrido la misma confusi¨®n, taquicardia y alucinaciones que componen su c¨¦lebre s¨ªndrome si hubiera visitado primero esta urbe de proporciones exageradas, que parece un museo al aire libre. La ciudad re¨²ne como Florencia todos los alicientes para provocar el mismo letargo.
San Petersburgo, capital de Rusia durante m¨¢s de 200 a?os, atrae cada a?o a millones de turistas de todo el globo. Lo que pretend¨ªa ser en un principio una ventana a Europa es hoy una ventana al mundo. Pedro el Grande fue un visionario y la zarina Catalina II, complet¨® su anhelo de construir una capital europea en Rusia y adem¨¢s, como valor a?adido, mand¨® la construcci¨®n de la prestigiosa pinacoteca Hermitage, que se codea hoy d¨ªa con el Louvre y el Prado.
Si le vence la nostalgia al escuchar Katyusha, quiere emular la Revoluci¨®n de 1917 o simplemente darse un paseo por un suntuoso palacio zarista, visite San Petersburgo, un sano coloc¨®n de arte. EL VIAJERO le hace de gu¨ªa en esta singladura en el tiempo.
1. La plaza del Palacio de Invierno es un buen comienzo para acercarse a la grandiosidad y magnificencia de la Capital del Norte. En este lugar se consum¨® la Revoluci¨®n Rusa. El 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre, seg¨²n el calendario occidental) los revolucionarios atravesaron la plaza, entraron en el Palacio de Invierno, derribaron al gobierno vigente y colocaron a Lenin como l¨ªder del nuevo r¨¦gimen sovi¨¦tico, dando comienzo la dictadura del proletariado.
En este espacio abierto destaca el doble arco del triunfo central del edificio del Estado Mayor Central, la columna de Alejandro, que se alza en mitad de la plaza, y la impresionante fachada del Palacio de Invierno. Adem¨¢s, esta plaza es parte del conjunto arquitect¨®nico de plazas c¨¦ntricas formado por la del Palacio, de San Isaac y del Senado, unidas por la ave?nida del Almirantazgo.
2. Museo del Hermitage. Es un deber del viajero visitar esta galer¨ªa de arte, que ocupa el antiguo Palacio de Invierno de los zares junto a otros edificios colindantes. Construido por Catalina II la Grande, el recinto alberga una colecci¨®n de pinturas y m¨²ltiples obras de arte s¨®lo comparable a museos como el Louvre, el Prado o la National Gallery londinense. Tiene 322 galer¨ªas y casi tres millones de piezas ¨²nicas expuestas. La colecci¨®n abarca desde objetos de la Prehistoria, del Egipto fara¨®nico y de la antigua Grecia, hasta porcelana francesa, coloridos tapices, valiosas esculturas y pinturas de diversos estilos, incluidas obras de El Greco o Goya.
El museo tambi¨¦n es conocido desgraciadamente por el hurto que ha sufrido por parte de los propios empleados que vigilan el museo. Tras una comprobaci¨®n que no se hac¨ªa en m¨¢s de veinte a?os, se pudo descubrir que hab¨ªan desaparecido centenares de objetos de arte (iconos, joyas, esmaltes, dibujos y documentos) de los siglos XVII, XVIII y XIX. Todo ello valorado en m¨¢s de 4 millones de euros. Algunas piezas fueron encontradas en conocidas casas de subasta como Christie's.
3. Petrogrado es un ¨¢rea de la ciudad situada hacia el norte del casco antiguo y separado de ¨¦ste por el Neva. Este rinc¨®n de San Petersburgo est¨¢ dominado por la fortaleza de San Pedro y San Pablo, donde se encuentra la catedral ortodoxa del mismo nombre. Edificada en 1703, es la construcci¨®n m¨¢s antigua de la ciudad y donde realmente comenz¨® su historia. Cerca de all¨ª se distingue el famoso buque Aurora, que marc¨® con un ca?onazo el inicio al asalto al Palacio de Invierno que acab¨® con el r¨¦gimen zarista.
La catedral de San Pedro y San Pablo es f¨¢cilmente reconocible por su aguja, que alcanza los 123 metros de altura, con la figura de un ¨¢ngel en su extremo, uno de los s¨ªmbolos m¨¢s importantes de San Petersburgo
4. La Catedral de San Isaac exhibe una monumental c¨²pula dorada, a la que se puede ascender, y un lujoso interior. Representa uno de los m¨¢ximos esplendores arquitect¨®nicos del siglo XIX por su vistosa grandiosidad. Entre los muchos templos que merecen una visita destaca la catedral de Kaz¨¢n, que recuerda a la bas¨ªlica de San Pedro de Roma, la catedral de Smolny, de estilo barroco ruso o el monasterio de Alexander Nevsky, que cuenta con un camposanto donde descansan los restos de varias celebridades, como el compositor ruso Tchaikovsky (1840-1893). La lista de palacios e iglesias de la ciudad se prolonga hasta el infinito: catedral de San Nicol¨¢s, palacio de Yusupov, iglesia del Salvador de la Sangre Derramada, palacio de Stroganov, catedral de la Transfiguraci¨®n, castillo de Miguel, plaza Ostrovski, entre muchos otros rincones de merecida visita.
5. Isla Vasilevsky. La ¨²ltima isla del delta del r¨ªo Neva es la m¨¢s grande y est¨¢ poblada de lugares de inter¨¦s. Es el hogar de la Universidad Estatal de San Petersburgo, de la Academia de las Artes de la Escuela Naval y de importantes museos pensados para toda la familia. Adem¨¢s, desde la concurrida plaza Pushkin, abierta al r¨ªo, la panor¨¢mica es envidiable. Hacia el sureste se observa el Palacio de Invierno y hacia el noroeste se erige la fortaleza de San Pedro y San Pablo.
6. Paseo en barco por los canales del r¨ªo Neva. Pedro I no s¨®lo quer¨ªa que San Petersburgo tuviera un alma europea, sino tambi¨¦n una est¨¦tica acorde. Por ello invit¨® a arquitectos de Francia, Italia o Alemania, entre otros pa¨ªses del Viejo Continente. Incluso lleg¨® a prohibir la construcci¨®n de edificios en otras partes de Rusia para incrementar la fastuosidad de la ciudad. Una traves¨ªa por los numerosos canales que cruzan la ciudad es la manera ideal de comprobar el derroche de arte y belleza de la urbe y adquirir un conocimiento general del riqu¨ªsimo patrimonio cultural, hist¨®rico y art¨ªstico que engloba la ciudad.
7. La avenida Nevski, con m¨¢s de cuatro kil¨®metros de longitud, acoge un vadem¨¦cum de elegantes tiendas, lujosos edificios y coquetos caf¨¦s y restaurantes. La manifiesta ostentaci¨®n choca con su pasado comunista y entronca con lo excesivo y suntuoso del per¨ªodo zarista. Tambi¨¦n es interesante echar un vistazo por estos lares a la estatua ecuestre del zar Pedro el Grande, conocida popularmente como el Caballero de Bronce.
8. Museo Er¨®tico de San Petersburgo. Lo carnal es parte tambi¨¦n de la Capital del Norte. No hay m¨¢s que pasarse por este espacio dedicado al desenfreno sexual para descubrirlo. El centro de atracci¨®n es el falo del legendario m¨ªstico ruso Grigori Rasput¨ªn. En la vitrina dedicada al monje loco se puede leer un mensaje elocuente: "Pene de Rasput¨ªn, asesinado en San Petersburgo la noche del 16 al 17 de diciembre de 1916. 28,5 cm". Adem¨¢s, en este templo del morbo se pueden admirar una impresionante colecci¨®n de falos de cer¨¢mica y de im¨¢genes pornogr¨¢ficas, algunas de las cuales datan del siglo XIX.
9. La vida nocturna de San Petersburgo es igual de caliente. Si quiere seguir con la marcha el destino perfecto es el Decadence, una discoteca ideal para empaparse de la juerga nocturna de la ciudad rusa m¨¢s esnob, ecl¨¦ctica y joven. Este local es donde propios y extra?os acuden a gastarse el dinero y presumir de su ropa de dise?o. Se accede a trav¨¦s de un arco con cortinas de terciopelo hasta un interior muy decadente, como sugiere su nombre, con techo de pan de oro y ara?as de cristal. El ¨¦xtasis carnal est¨¢ servido.
Si logra refrenar sus pretensiones mesi¨¢nicas y no visitar San Petersburgo en octubre por aquello de la Revoluci¨®n puede descubrir una ciudad que nunca duerme. Las Noches Blancas, que se celebran de mayo a mitad de julio, constituyen un reclamo cultural de primer orden. Al estar situada tan al norte, la ciudad disfruta de una temporada en la que el sol no se pone del todo y le confiere una atm¨®sfera muy especial. Durante este per¨ªodo la ciudad entra en una ebullici¨®n cultural con infinidad de conciertos, obras de teatro, espect¨¢culos de ballet y ¨®pera. Desde noviembre a abril la ciudad se congela aunque una visita en invierno puede resultar interesante si lo que quiere es experimentar un ba?o en aguas g¨¦lidas.
10. El Palacio Peterhof merece una peque?a excursi¨®n. Esta residencia zarista se encuentra a 30 kil¨®metros de San Petersburgo y es una aut¨¦ntica maravilla arquitect¨®nica, una exhibici¨®n grandilocuente de la vida opulenta y desmedida de los zares. La majestuosidad y las dimensiones inabarcables del paisaje dejan claro que este recinto residencial es una afirmaci¨®n del ser humano sobre la naturaleza.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada y devastada por el ej¨¦rcito nazi. Sufri¨® la barbarie humana m¨¢s que el resto de las residencias veraniegas que forman el collar de diamantes de palacios imperiales de San Petersburgo. Tras su liberaci¨®n en 1944, se tard¨® m¨¢s de setenta a?os en devolverlo a la vida y las obras todav¨ªa contin¨²an. A¨²n as¨ª, actualmente guarda el aspecto regio y lujoso sin l¨ªmites de los zares.
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