Garrotxa, magnetismo volc¨¢nico
La imponente visi¨®n de Castellfollit de la Roca, el m¨¢gico hayedo de Jord¨¤ y un descenso al interior del cr¨¢ter del volc¨¢n Santa Margarida. En ruta por la escenogr¨¢fica comarca de Girona
?Sabes d¨®nde est¨¢ la Fageda d¡¯en Jord¨¤? / Si vas alrededor de Olot, encima del llano, / encontrar¨¢s un lugar verde y profundo / como nunca m¨¢s hayas encontrado en el mundo; / un verde como de agua adentro, profundo y claro: / el verde de la Fageda d¡¯en Jord¨¤.
La inmensidad del hayedo de Jord¨¤ inspir¨® estos versos a Joan Maragall, poeta que ha quedado para siempre ligado a este lugar. Es f¨¢cil sobrecogerse al adentrarse entre centenares de ¨¢rboles de hasta 20 metros de alto, desplegados sobre un terreno formado por una colada de lava enfriada. Un bosque rodeado de volcanes que en oto?o vive su gran momento, cuando se convierte en un espect¨¢culo crom¨¢tico de verdes, rojizos, ocres y marrones. Pero la reserva natural de la Fageda d¡¯en Jord¨¤ es solo una de las paradas de esta escapada al parque natural de la zona volc¨¢nica de la Garrotxa que tambi¨¦n invita a descender a las tripas de un volc¨¢n, descubrir pueblos medievales y saborear unas jud¨ªas que solo nacen en estas tierras catalanas.
Situada en el interior de Girona, el espacio protegido de la Garrotxa comprende un territorio de unas 15.000 hect¨¢reas que incluye 11 municipios y unos 40 volcanes inactivos. Santa Pau es el campamento base perfecto para recorrer la comarca, sin olvidar, por supuesto, detenerse en este pueblo medieval cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo XIII. Pasear sin rumbo por las estrechas calles empedradas de su n¨²cleo antiguo lleva irremediablemente a su plaza Mayor o Firal dels Bous, una encantadora plaza porticada de arcos desiguales que serv¨ªa de resguardo a los puestos del mercado otorgado a la villa en 1297. Aqu¨ª se levanta la peque?a iglesia g¨®tica de Santa Mar¨ªa, y se intuye ya el perfil de su castillo, perfectamente integrado en el casco urbano. Muy cerca tambi¨¦n espera un balc¨®n-mirador con una bonita vista del valle del Ser.
Pero si hay un ritual imprescindible en este tranquilo pueblo es sentarse a comer. En las cartas de cualquiera de sus restaurantes se encuentran las mismas cuatro palabras: fesols de Santa Pau, ya sea como plato principal (por ejemplo con setas) o acompa?amiento (junto a una sabrosa botifarra). Peque?as, redondas y blancas, la singular suavidad de estas jud¨ªas se debe a que son cultivadas en tierra volc¨¢nica. Con denominaci¨®n de origen protegida ¡ªel documento m¨¢s antiguo en el que aparecen es un manuscrito extra¨ªdo del diario de un pay¨¦s que data de 1834¡ª, son omnipresentes en la gastronom¨ªa de la Garrotxa y tambi¨¦n son pocos quienes se resisten a llevarse un paquete como souvenir.
Las tripas del Croscat
Con las pilas cargadas, es buen momento para caminar. Existen varias rutas senderistas para adentrarse en la regi¨®n volc¨¢nica mejor conservada de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Una de ellas lleva en menos de una hora de paseo entre ¨¢rboles, y sobre un camino de fina arena roja, a los pies del volc¨¢n Croscat; con 11.500 a?os es uno de los m¨¢s j¨®venes de la Pen¨ªnsula. Cortado como si fuera una tarta que al quitar una porci¨®n deja intuir sus distintas capas, el tajo en sus gredales, de m¨¢s de 100 metros de alto, se origin¨® por la industria minera. Una actividad que fue el detonante de las movilizaciones sociales que llevaron a que, en el a?o 1982, el Parlament de Catalu?a aprobase la creaci¨®n del parque natural de la Garrotxa (es.turismegarrotxa.com).
La excursi¨®n al Croscat es perfecta para hacer con ni?os. Adem¨¢s de la facilidad de la ruta, existen distintos puntos de informaci¨®n sobre la zona que despiertan el inter¨¦s vulcan¨®logo de los m¨¢s peque?os. Excursi¨®n a pie aparte, existe otra manera entretenida de plantarse frente al Croscat. El C¨¢mping Ecol¨®gico Lava es el punto de partida del Carrilet, una reproducci¨®n del antiguo tren que hac¨ªa camino de Olot a Girona y que hoy recorre el entorno de los volcanes Torn, Pomareda y Martiny¨¤ hasta detenerse ante la reveladora vista interior del Croscat. Durante el trayecto una grabaci¨®n va descubriendo al viajero la historia de la Garrotxa y su particular fauna y flora (activitatsgarrotxa.com; adultos, 10 euros; ni?os, 5). Eso s¨ª, el cr¨¢ter en forma de herradura de este singular volc¨¢n solo se puede apreciar desde el aire, pero estamos en una de las zonas m¨¢s populares de Catalu?a para realizar un viaje en globo. Un buen plan para quienes no temen las alturas.
Algo m¨¢s exigente es la excursi¨®n al coraz¨®n del volc¨¢n Santa Margarida, probablemente el m¨¢s famoso de la comarca. Tras dejar el coche en el aparcamiento, aqu¨ª no hay atajos que valgan, m¨¢s all¨¢ de enfundarse un buen calzado para unas dos horas de excursi¨®n entre encinares. Pero la sorpresa que espera en su amplio cr¨¢ter circular tras la subida, y el posterior descenso, bien merece el esfuerzo: en medio de lo que hoy es un prado se erige la peque?a ermita rom¨¢nica que da nombre al volc¨¢n.
Son varios los recorridos se?alizados que llevan hasta Santa Margarida, y otros tantos los que se adentran por la Fageda d¡¯en Jord¨¤, un hayedo excepcional ya que crece en un terreno plano a baja altitud (unos 550 metros sobre el nivel del mar) y por su relieve accidentado, con unas lomas volc¨¢nicas abundantes y muy caracter¨ªsticas que pueden superar los 20 metros de altura ¡ªconocidos en la zona como tossols¡ª. Este bosque es una de las 26 reservas naturales del parque natural de la Garrotxa, un entorno m¨¢gico que seg¨²n la estaci¨®n del a?o ofrece un paisaje totalmente diferente y siempre espectacular, aunque es en oto?o cuando experimenta una mayor afluencia de visitantes que lo descubren a pie, en bici o a caballo.
La experiencia m¨¢s cl¨¢sica para descubrir la Fageda, sobre todo si se viaja con ni?os, es subir en carruajes tirados por caballos percherones (activitatsgarrotxa.com; adultos, 10 euros; ni?os, 5). Un paseo de una hora durante el que, faltar¨ªa m¨¢s, el conductor de estos carros que parecen salidos de un w¨¦stern recita el mencionado poema de Maragall. Un monolito en el hayedo tiene inscritos sus versos, y el poeta catal¨¢n tambi¨¦n da nombre a uno de los itinerarios pedestres que lo recorren.
A pocos minutos en coche del aparcamiento de Can Serra, donde se inicia la excursi¨®n ecuestre, est¨¢n el Hostal Dels Ossos, un lugar donde caer de nuevo en la tentaci¨®n de un plato de fesols, y una granja de vacas y f¨¢brica de yogures que a la vez es un proyecto social y que est¨¢ bautizada con el nombre del excepcional entorno en el que se encuentra. Nacida a principios de la d¨¦cada de 1980, La Fageda empez¨® como una experiencia piloto para sacar a los enfermos mentales de los hospitales y promover su integraci¨®n social. Hoy es una fundaci¨®n en la que trabajan unas 300 personas con discapacidad intelectual o enfermedades mentales cr¨®nicas elaborando yogures, crema catalana, mermeladas y helados artesanales, y tambi¨¦n ocup¨¢ndose de la jardiner¨ªa y el huerto. Emociona conocer su historia y ver los procesos de producci¨®n artesanal en una visita a la mas¨ªa Els Casals, donde se encuentran la f¨¢brica de La Fageda y sus 250 vacas (imprescindible reservar; fageda.com). Y es una delicia la degustaci¨®n final de sus productos, que solo se pueden comprar en supermercados de Catalu?a, ya que, cuentan, hacer frente a una mayor producci¨®n implicar¨ªa unas instalaciones m¨¢s grandes que los obligar¨ªan a abandonar la Garrotxa y renunciar as¨ª al esp¨ªritu del proyecto.
Por el puente de Besal¨²
A unos 30 kil¨®metros de Santa Pau espera el pueblo de Besal¨², escenario de pel¨ªculas como El perfume, de Tom Tykwer, y series como la tercera temporada de Westworld, de HBO. El majestuoso puente rom¨¢nico de siete arcadas y 105 metros de largo sobre el r¨ªo Fluvi¨¤ es la mejor puerta de entrada a la villa y la fotograf¨ªa por excelencia. Sus empedradas calles, sus casas bajas de piedra y sus tiendas de artesan¨ªas con espadas y escudos de madera ensalzan su ambiente medieval. Situado al este de la comarca de la Garrotxa, aqu¨ª se conserva uno de los pocos micv¨¦s (ba?o jud¨ªo de purificaci¨®n) del siglo XII, que tan solo se puede visitar si se reserva cita en la oficina de turismo. Est¨¢ situado en la orilla izquierda del r¨ªo, donde tambi¨¦n se han encontrado restos de una sala de oraci¨®n y el patio de una sinagoga, pues este fue el barrio jud¨ªo de Besal¨² durante cinco siglos, hasta el XV. La entrada, 2,25 euros por persona, incluye la visita guiada al ba?o, la sinagoga y el puente (972 59 12 40; turisme@besalu.cat).
El castillo en lo alto de la colina, la bonita fachada de Sant Juli¨¤ ¡ªuna iglesia-hospital del siglo XII¡ª, el patio de la Casa Cornell¨¤ ¡ªuno de los ejemplos de la arquitectura civil rom¨¢nica mejor conservados de Catalu?a¡ª, la iglesia del monasterio de Sant Pere ¡ªtambi¨¦n del siglo XII¡ª¡, Besal¨² se aprecia deambulando por sus calles. Aunque no todos son muestras de su pasado medieval. Un recorrido alternativo puede ser buscar sillas, y no en una terraza de la plaza Mayor o la plaza del Prat de Sant Pere donde sentarse a tomar algo. Tras un encuentro internacional de j¨®venes artistas celebrado en la localidad gerundense en 1994, varias instalaciones pasaron a formar parte de su paisaje urbano: llaman la atenci¨®n una silla de altura imposible en la calle Abraham des Castlar y otras dos colgadas en la fachada de la Casa de la Moneda (calle Rocafort). Busquen tambi¨¦n el original asiento que el artista local Kel Dom¨¨nech instal¨® en 2011 en la fachada de su casa en la calle Forn.
Y de un pueblo de cine a una panor¨¢mica de postal. De regreso a Santa Pau hay que desviarse unos 15 kil¨®metros para contemplar Castellfollit de la Roca. Y sobre todo hay que hacerlo desde la distancia. Con menos de un kil¨®metro cuadrado de superficie, es uno de los pueblos m¨¢s peque?os de Catalu?a y tambi¨¦n uno de los m¨¢s pintorescos, pues muchas de sus casas se encuentran al borde de una espectacular pared bas¨¢ltica de 50 metros de alto, formada por dos coladas de lava superpuestas. Su perfil m¨¢s imponente se observa desde el puente sobre el r¨ªo Fluvi¨¤ y, ya en el pueblo, en un corto paseo uno se planta en la antigua iglesia de Sant Salvador, en el extremo del risco, con un mirador para disfrutar de unas vistas privilegiadas.
Ya lo dec¨ªa el poeta, cuando el viajero se adentra en la Fageda de¡¯n Jord¨¤ es preso de un dulce olvido del resto del mundo. Aunque los versos de Joan Maragall bien pueden servir para toda la Garrotxa.
Un Pritzker entre volcanes
1. Laboratorio de ideas
2. ¡®Land art¡¯ de acero
4. Noche con historia
5. Gruta vin¨ªcola
El contraste entre los paisajes escarpados y los valles frondosos de la Garrotxa es una constante en esta comarca de Girona. Adem¨¢s de una naturaleza exuberante, presenta yacimientos hist¨®ricos, mas¨ªas, ermitas y hasta un Premio Pritzker de arquitectura.
En el parque natural de la zona volc¨¢nica de la Garrotxa est¨¢ el municipio de Olot, capital de la comarca y sede de RCR Arquitectes, estudio fundado por Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta, quienes desde este apartado enclave obtuvieron el Premio Pritzker 2017, la mayor distinci¨®n posible en arquitectura.
La visita del estudio y fundaci¨®n, as¨ª como el recorrido por sus obras, es la mejor forma de descifrar esta geograf¨ªa inesperada, inherente a sus intervenciones en edificios existentes y en el paisaje. Con una decidida apuesta por la arquitectura local y artesanal, donde la manufactura es imprescindible, RCR Arquitectes se lanza a la conquista del mundo desde el espacio Barber¨ª, una antigua fundici¨®n de campanas de principios del siglo XX transformada por los arquitectos en un laboratorio de ideas. Un lugar "para desarrollar la investigaci¨®n y transversalidad creativa", donde adem¨¢s se organizan work?shops y encuentros internacionales con expertos de diferentes disciplinas, como la danza, el dise?o o la fotograf¨ªa.
Dos obras de RCR que ejemplifican la fusi¨®n sublime entre el paisaje y la arquitectura son el parque Pedra Tosca y el estadio de Tussols-Basil, en Olot. Ambos proyectos son clave para comprender la relaci¨®n entre el contexto natural y la escala humana de esta ¡°arquitectura de la tierra¡±. En la instalaci¨®n del parque, el juego de inclinaciones y medidas de las planchas de acero hacen del recorrido un laberinto inesperado desde el que se llega al estadio, donde las gradas respetan la propia topograf¨ªa y, en el interior de la pista, las formaciones de lava y el bosque coexisten con las altas torres de iluminaci¨®n como si fueran un material de construcci¨®n m¨¢s.
3. Un men¨² arquitect¨®nico
El restaurante de Les Cols (lescols.com), en la planta baja de una mas¨ªa familiar en Olot, mezcla tradici¨®n y contemporaneidad no solo en el lenguaje de sus espacios, sino tambi¨¦n en el men¨² degustaci¨®n y sus 22 platos, que, como sugiere Fina Puigdevall, chef con dos estrellas Michelin, "evocan la vida al aire libre, la sensualidad, el aire culinario, el tiempo". El recorrido por la mas¨ªa y el pabell¨®n de eventos forma parte de un experimento que es a la vez gastron¨®mico y espacial. Disfrutar de los entrantes en la cocina de inmaculado acero inoxidable, del paseo por la concatenaci¨®n de espacios trasl¨²cidos del pabell¨®n o del postre servido en el asc¨¦tico refectorio dorado son algunas de las sorpresas aseguradas.
Adem¨¢s del men¨² degustaci¨®n, ofrece una opci¨®n m¨¢s econ¨®mica (20 euros) servida en el pabell¨®n de Les Cols o en el estadio de Tussols-Basil (cuando el tiempo lo permite), que en verano consta de un arroz de pay¨¦s con calamares y en invierno de escudella.
Situada a media hora en coche de Olot, en un predio de cuatro casas de Dosquers (Mai¨¤ de Montcal) en el que el tiempo parece haberse detenido en el siglo XVIII, se encuentra La Rector¨ªa (dosquers.com), una mas¨ªa original con una iglesia rom¨¢nica del siglo XII donde alojarse supone una inmersi¨®n en el entorno rural del interior de Catalu?a. Adem¨¢s de para descubrir rutas pintorescas y pueblos medievales, este rinc¨®n sirve como base para conocer los paisajes dise?ados por RCR, que se erigen como las nuevas mutaciones geol¨®gicas de esta tierra, igual que los propios volcanes que la rodean.
Fuera de la Garrotxa, pero a¨²n en Girona, hay otro llamativo proyecto de RCR en un valle de pinos y encinas a pocos kil¨®metros de Palam¨®s: la bodega de Bell-lloc (fincabell-lloc.com). Est¨¢ excavada bajo unos vi?edos de producci¨®n ecol¨®gica por dos motivos: no alterar el paisaje y mantener las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para la producci¨®n del vino. Los muros quebrados de contenci¨®n evocan el parque de Pedra Tosca y, una vez m¨¢s, representan el paso del tiempo donde la tierra y el ¨®xido se combinan con el olor del vino. Es posible visitar las bodegas, donde una cubierta plegada, rajas de luz y muros inclinados nos acercan a espacios de gran car¨¢cter escenogr¨¢fico.
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