Un viaje por el Aquisgr¨¢n ausente de las gu¨ªas entre estatuas, modernismo y pintorescos cementerios
M¨¢s all¨¢ de los mosaicos de la capilla Palatina, la fronteriza ciudad alemana donde fue coronado el emperador Carlomagno re¨²ne numerosos atractivos contempor¨¢neos
La geograf¨ªa y la historia determinan por completo la idiosincrasia de Aquisgr¨¢n (Aachen, en alem¨¢n), la ciudad m¨¢s occidental de Alemania, en cierto sentido una encarnaci¨®n de Europa desde la coronaci¨®n de Carlomagno como rey de los francos, en el a?o 768 de nuestra era. Para poder visitarla lo m¨¢s recomendable es integrarla en un circuito por la regi¨®n de Renania del Norte-Westfalia. Llegar desde Colonia, epicentro de la zona, es sencillo por sus m¨²ltiples conexiones ferroviarias, las mismas que indican que es un lugar de importancia, pese a no tener el cach¨¦ tur¨ªstico de otras ciudades como Bonn o D¨¹sseldorf. Sin embargo, recorrerla durante una jornada resulta una experiencia sorprendente, entre otras cosas porque tanto turistas como viajeros solo esperan contemplar la capilla palatina de su catedral, una de las primeras obras designadas por la Unesco como patrimonio mundial (en 1978).
Esta maravilla, en origen parte del palacio de Carlomagno y forjada con mosaicos provenientes de Roma y R¨¢vena, no debe impedirnos disfrutar de otros reclamos de esta urbe famosa por la abundancia de sus aguas, reflejada en la actualidad por las Carolus Thermen, las termas de Carlomagno, que se encuentran a menos de dos quil¨®metros del centro.
Caballos y marionetas
Entre sus atractivos contempor¨¢neos figura una poco ponderada ruta escult¨®rica contempor¨¢nea, ¨²til para enhebrar un buen paseo hacia sus monumentos m¨¢s remarcados. Esta podr¨ªa iniciarse desde la mism¨ªsima estaci¨®n, integrada en la red de alta velocidad europea, donde reciben los caballos salvajes del escultor alem¨¢n Bonifatius Stirnberg, inaugurados en 1975 y deleite para los m¨¢s peque?os, siempre fantasiosos al subirse a estos corceles bronc¨ªneos. Estos equinos simbolizan la vinculaci¨®n de Aquisgr¨¢n con la h¨ªpica, pues cada a?o se celebra en sus muros un conocido festival internacional. El conjunto de Stirnberg no es tan reputado como el m¨¢s c¨¦lebre de toda la ciudad, la Puppenbrunnen o fuente de marionetas, con figuras articuladas entre edificios medievales y comercios contempor¨¢neos, a pocos pasos de la catedral.
Para acercarnos a la misma desde la estaci¨®n, el camino es muy c¨®modo, en suave descenso y magn¨ªfico para conocer poco a poco las caracter¨ªsticas del entorno, tranquilo incluso los d¨ªas laborales.
La encrucijada entre el meollo hist¨®rico y el tren lo constituir¨ªa la Suermondt Platz, donde atienden tres figuras de hierro del escultor Klaus Schmetz. Cuando se erigieron en 1987, pocos pod¨ªan sospechar la clarividencia del artista, quien las concibi¨® como una met¨¢fora de la incomunicaci¨®n contempor¨¢nea porque ninguna de ellas mira a la otra, absortas como est¨¢n en misteriosos asuntos cotidianos.
Esta inquietante representaci¨®n es la antesala para abrazar los aleda?os del epicentro ciudadano, con la catedral, el emblem¨¢tico Ayuntamiento y la vieja plaza del mercado. Todo esto entorno se acompa?a de referentes estatuarios. Entre los modernos, el m¨¢s original es la Kreislauf des geldes o fuente de circulaci¨®n del dinero, rubricada por Karl-Henning Seemann en 1976, con sus seis personajes medio enloquecidos por culpa del vil metal, salvo un padre que explica a un hijo el funcionamiento del perverso mecanismo econ¨®mico, un bucle en el centro del monumento, situado justo detr¨¢s del Elisenbrunnen, un pabell¨®n neocl¨¢sico de 1827 con dos fuentes de agua sulfurosa y lugar de actividades espont¨¢neas como bailes populares o reuniones juveniles.
Todos los alrededores del templo y el Ayuntamiento son un peque?o laberinto estatuario, una invitaci¨®n a perderse desde el anta?o pol¨¦mico y ahora manso Ni?o de los peces, frente al baptisterio, de rostro tenso en su esfuerzo por aguantar su fortuna, quien sabe si emergida del Wurm, el arroyo lim¨ªtrofe con los Pa¨ªses Bajos. Este infante de 1911 puede ser la referencia para desviarse hacia otras ubicaciones alejadas de las recomendaciones m¨¢s convencionales, si bien otro punto de arranque, a no m¨¢s de 200 metros, podr¨ªa ser la escultura del Bahkauv, un temible becerro escamoso. Seg¨²n la tradici¨®n, se apostaba en un brote acu¨ªfero empleado por las lavanderas y, de noche, asustaba a los borrachos, rob¨¢ndoles sus ahorros. El problema en Aquisgr¨¢n, algo relativamente com¨²n en las ciudades de dimensi¨®n media en Alemania, es lo mal explicadas que est¨¢n todas estas se?as de identidad locales.
Por el barrio de Frankenberger Viertel
Desde este miedo congelado, la ruta se dirigir¨¢ hacia el Frankenberger Viertel, un barrio nacido de una corporaci¨®n industrial a partir de 1870 y remozado entre las d¨¦cadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, junto al reconstruido castillo medieval, v¨ªctima de los bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial. En las calles colindantes suelen montarse mercados de viejo, un complemento id¨®neo para romper con tanta paz residencial.
El Frankenberger Viertel puede calificarse como un Aquisgr¨¢n aislado, una especie de refundaci¨®n contempor¨¢nea, algo, sin duda, visible por su unidad arquitect¨®nica desde un modernismo sui generis, m¨¢s rotundo si cabe por c¨®mo estructura las calles y genera hermosas perspectivas, como la creada en la esquina de la Viktoriastrasse con la Adalbertsteinweg, v¨ªa de ida y vuelta hacia el centro, al enmarcar de manera inmejorable la iglesia cat¨®lica de Herz-Jesu.
Desde esta encrucijada podemos retomar nuestros pasos o brindarnos un ¨²ltimo hito por este Aquisgr¨¢n ajeno a la mayor¨ªa de gu¨ªas. El horizonte depara varias opciones y es aconsejable no dejarse hipnotizar por las m¨¢s trilladas. A la derecha, casi adyacente al templo de San Jos¨¦ y al columbario del Santo Sepulcro, daremos con la puerta de entrada al cementerio del Este, consagrado en 1803 y hoy m¨¢s semejante a un jard¨ªn que a un camposanto por la proliferaci¨®n vegetal en sinton¨ªa con los sepulcros, asimismo interpretables como un peque?o diccionario de personajes locales, desde obispos hasta cient¨ªficos.
Este ¨²ltimo gremio es esencial para comprender como el Aquisgr¨¢n del siglo XXI es uno de los enclaves m¨¢s innovadores de Alemania mediante su Universidad T¨¦cnica (RWTH Aachen), su gran motor econ¨®mico junto a la universidad acad¨¦mica. Ambas instituciones son manos invisibles del renacimiento de la ciudad balnearia en los ¨²ltimos decenios, a la sombra de otras, pero con muchos argumentos para ser reconocida como imprescindible para cualquier viajero europeo.
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