Alberto Campa, el viajero total: ¡°Hoy todo es m¨¢s f¨¢cil, viajar exige un menor sacrificio¡±
Empez¨® como gu¨ªa y propietario de agencias de viajes, y hoy tiene un alojamiento rural que le permite pasar parte del a?o descubriendo mundo. Este asturiano ha dado la vuelta al globo tres veces, visitado m¨¢s de 250 pa¨ªses y escrito dos libros con sus aventuras
Si los exploradores Ibn Battuta o Le¨®n el Africano anduvieran hoy por el planeta, viajar¨ªan como lo hace Alberto Campa. Este asturiano, que naci¨® en Nava hace 57 a?os, es miembro del limitad¨ªsimo club de trotamundos que han recorrido m¨¢s de 250 pa¨ªses o territorios no reconocidos como tales, adem¨¢s de las regiones del ?rtico y la Ant¨¢rtida y, siempre que ha sido posible, lo ha hecho sin despegar los pies de la tierra o de la cubierta de un barco, a veces de un bajel como en los que navegaba Simbad.
Campa, un tipo sencillo, con aire bonach¨®n y que habla con los ojos iluminados y un precioso acento asturiano, ha dado tres veces la vuelta al mundo. La primera vez, y la m¨¢s intensa, en 2013, cuando a bordo de trenes, autobuses y barcos atraves¨® Europa, Ucrania, Rusia, Mongolia, Corea. ¡°Y solo vol¨¦ para alcanzar Estados Unidos y volver a casa desde Canad¨¢¡±, recuerda.
En 2023, este trotamundos a quien apenas faltan en su lista de pa¨ªses por conocer unos pocos en Centro¨¢frica (Chad, Sud¨¢n o N¨ªger), pero que ir¨¢n cayendo como una breva madura, fue galardonado con el Premio Viajero del A?o que patrocina uno de los poqu¨ªsimos peregrinos del globo a su altura: Babis Bizas, el explorador, escritor y ge¨®grafo griego ¡ªy otro de los mayores viajeros de la historia¨D. El premio para Campa consisti¨® en un viaje para convivir en la pen¨ªnsula de Yamalia-Nenetsia, en el extremo norte de Rusia rodeada por el mar de Kara, con una comunidad de nenets, un grupo ¨¦tnico inuit, n¨®madas que pastorean reba?os de renos en la tundra. El Babis Bizas es un premio que se otorga no principalmente por la cantidad de lugares visitados, sino, sobre todo, por una forma de viajar que prioriza la cercan¨ªa con las gentes de los destinos y la inmersi¨®n del viajero en las culturas locales.
Pregunta. ?C¨®mo empez¨® a viajar?
Respuesta. Desde muy peque?o con mi padre, que era ch¨®fer. Viv¨ªamos en el campo, con ganado, una existencia id¨ªlica en Asturias, pero siempre tuve inquietud por moverme. Hice la carrera de Turismo, trabaj¨¦ como gu¨ªa en agencias de viajes, fui propietario de algunas y m¨¢s tarde las vendimos y cre¨¦ con mi mujer, M¨®nica, un alojamiento rural en Naveces, en la costa asturiana, y es la actividad que nos permite a los dos pasar parte del a?o de viaje.
P. ?Por qu¨¦ empe?arse en conocer hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la Madre Tierra?
R. Pues, aunque sea un t¨®pico, es cierto que viajando se aprende casi de todo. En los primeros viajes lo hac¨ªa de una forma bastante convencional, digamos. Ahora soy un mochilero total; cuando recorro pa¨ªses muy caros, como en mi segunda vuelta al mundo, cuando viaj¨¦ por todas las islas del Pac¨ªfico (Tuvalu, Samoa, Tonga, la Polinesia Francesa, Melanesia...), donde es muy caro el transporte y tambi¨¦n el alojamiento, dorm¨ªa en las playas, en hamacas o sobre la arena directamente. Eso daba pie a que en much¨ªsimas ocasiones los lugare?os me invitaran a sus casas ¡ªen esas islas hay un gran sentido de la hospitalidad¡ª y as¨ª pod¨ªa conocer en gran parte su forma de vida. Y te das cuenta de que la inmensa mayor¨ªa de la gente de este planeta divino es buena. Siempre recuerdo una vez que dorm¨ª en un aeropuerto en Rarotonga, en las islas Cook, y cuando me despert¨¦ alguien me hab¨ªa tapado con una manta y me hab¨ªa dejado un peque?o desayuno.
P. ?Cu¨¢l es su zona favorita del mundo?
R. Me gustan los lugares que poseen una gran diversidad: Nueva Zelanda; en Europa, Francia; en Am¨¦rica, Colombia; y en ?frica, Etiop¨ªa, pa¨ªs al que solo le falta una salida al mar. El lugar m¨¢s extra?o o chocante que he recorrido es las Tierras Altas de Pap¨²a-Nueva Guinea.
P. Tambi¨¦n es submarinista y monta?ero¡
R. S¨ª, he buceado en los fondos marinos en todos los oc¨¦anos y en ?frica sub¨ª las monta?as m¨¢s altas de los cuatro puntos cardinales: en Marruecos, Camer¨²n, Tanzania y Leshoto.
P. Aunque Instagram lo emplea menos [tiene unos mil seguidores en su cuenta], s¨ª lleva a?os subiendo much¨ªsimas fotograf¨ªas de sus viajes en Facebook. ?Tiene una necesidad de mostrar al mundo todos sus viajes casi en directo?
R. Esta labor la llevo a cabo a diario desde hace casi 20 a?os. Empec¨¦ a partir del tsunami de 2004, cuando organizamos el env¨ªo de medicamentos y bienes de primera necesidad a las v¨ªctimas del desastre en Sri Lanka. Entonces documentaba todo y lo enviaba en emails a todo el que pod¨ªa. M¨¢s tarde lleg¨® la era de los blogs y, despu¨¦s, las redes sociales. Cada d¨ªa escribo y publico sobre lo que estoy haciendo y d¨®nde, pero no es un af¨¢n de presunci¨®n, no me interesa el postureo. Lo que quiero es transmitir a la mayor gente posible lo que sucede en rincones a menudo muy remotos y de los que pocos en Espa?a o Europa tienen un conocimiento m¨¢s o menos acertado. Tampoco lo hago con fines de lucro, pues no obtengo ganancias econ¨®micas con ello; del mismo modo, he llevado a cabo unas 130 proyecciones de mis viajes en diferentes auditorios de Espa?a y m¨¢s de 300 colaboraciones en programas viajeros de radio.
P. Ya que hablamos de las redes sociales, desde que comenz¨® a moverse por el mundo, ?c¨®mo cree que ha cambiado el perfil del viajero?
R. Mis primeros viajes fueron en 1981 y me pas¨¦ 25 a?os trabajando en ese sector como gu¨ªa, propietario de agencias de viajes, etc¨¦tera. Entonces no hab¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles, se podr¨ªa decir que el modo de viajar era m¨¢s ¡°aut¨¦ntico¡±. No exist¨ªa la sobreinformaci¨®n de hoy y viajabas a sitios de los que no sab¨ªas mucho, despu¨¦s de consultar mapas de papel, y era muy necesario el contacto con las gentes para recabar informaci¨®n en el trayecto. Hoy todo parece m¨¢s f¨¢cil: se parte con todos los conocimientos sobre el pa¨ªs al que vamos, se obtiene toda la documentaci¨®n, los visados, sabemos de antemano las posibles restricciones legales y las particularidades¡ Exige un menor sacrificio y tambi¨¦n hace menos necesario enrollarse con los lugare?os. Da un poco de pena viajar as¨ª. Para m¨ª, el viaje sigue siendo lo primero y la comodidad es secundaria.
P. Tambi¨¦n ha viajado en los ¨²ltimos a?os por pa¨ªses considerados peligros¨ªsimos y absolutamente desaconsejados por el sentido com¨²n.
R. Estuve el pasado verano en Afganist¨¢n. Tambi¨¦n viaj¨¦ el pasado invierno por Rusia. Y la pasada primavera estuve en Libia, donde es obligatorio ir siempre acompa?ado por un polic¨ªa. Bueno, yo voy a esos sitios, pero no lo aconsejo de ning¨²n modo a los dem¨¢s. El pa¨ªs donde m¨¢s peligro he pasado, porque no existe un m¨ªnimo sentido del orden o la ley, fue Hait¨ª.
Campa, adem¨¢s de haber sido reconocido entre los 100 del mundo que m¨¢s territorios han recorrido, es autor de dos libros en los que relata sus experiencias viajeras: Una vuelta al mundo bajo cero, sobre sus andanzas en las regiones m¨¢s fr¨ªas del planeta, y Una vuelta al mundo por las islas del Pac¨ªfico, ambos editados por L¨¦trame. ?Y su lema vital? ¡°Si la vida es el mayor de los viajes, viajar es el alma de la vida¡±.
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