La eterna seducci¨®n de N¨¢poles y sus contradicciones
La ciudad italiana es una mina de evocaciones en libros, series y pel¨ªculas. Por si fuera poco, uno de sus grandes atractivos es su ubicaci¨®n: una base perfecta para visitar Pompeya, la costa amalfitana o Capri. Pero la capital de la Campania tambi¨¦n se enfrenta a los peligros de la masificaci¨®n tur¨ªstica
Uno de los placeres viajeros m¨¢s personales es el c¨®mo percibes el lugar al que llegas cuando sales de la estaci¨®n. Su puerta de salida es, en realidad, el primer saludo, la bienvenida al mundo que visitar¨¢s durante unos d¨ªas y esto, como es comprensible, causa una impresi¨®n. Las plazas al lado de las estaciones centrales tienen un potente valor simb¨®lico, sobre todo cuando cambian y las ves de nuevo tras a?os sin regresar a un sitio. En N¨¢poles, la nueva plaza Garibaldi se inaugur¨® en 2018 y desmont¨® la antigua, pura esencia de Part¨¦nope, la ciudad fundada por los griegos en el siglo VII antes de Cristo. La fama de la ciudad italiana y la de toda la regi¨®n colindante ha hechizado a muchos visitantes, del ¡°Vedi Napoli e poi muori¡± del alem¨¢n Goethe al ¨¦xito de N¨¢poles desde una perspectiva transmedia. La capital de la Campania es una mina de evocaciones en libros como los de Elena Ferrante o Maurizio de Giovanni, en series como Gomorra y en pel¨ªculas de todo calibre, de la nostalgia finisecular de El talento de Mr. Ripley a la personal¨ªsima visi¨®n de Paolo Sorrentino.
Por si fuera poco, uno de sus grandes atractivos es su ubicaci¨®n, base perfecta para un tour bien planificado por las cercan¨ªas, repletas de puntos de inter¨¦s, desde las excavaciones de Herculano y Pompeya hasta todos los parabienes de la costa amalfitana y las islas, con Capri a la cabeza ¡ªdonde, por cierto, es m¨¢s caro llegar que salir, entre otras cosas porque as¨ª se potencian las estancias de al menos una noche¡ª.
Si uno quiere, puede perderse durante una semana en N¨¢poles sin agotarla en lo m¨¢s m¨ªnimo. Es infinita y la fachada de la estaci¨®n, hermosa en su normatividad contempor¨¢nea, una impostura, clar¨ªsima si se camina por los aleda?os. En Porta Nolana lo pintoresco se mezcla con prostitutas en las esquinas y souvenirs en las tiendas. Un poco m¨¢s all¨¢, tras cruzar Corso Umberto I, es habitual ver colas de locales y turistas en la Via Cesare Sersale y su pizzer¨ªa Da Michele, c¨¦lebre por su Margherita.
La capital campana tiene una serie de c¨®digos solo comprensibles en su entorno, como la renovaci¨®n del panorama ic¨®nico del centro hist¨®rico tras la victoria del equipo de f¨²tbol Napoli en la serie A 2022/23, casi un rito pagano de renovaci¨®n y agradecimiento. Seg¨²n los locales, las banderitas con los rostros de la victoria se perpetuar¨¢n hasta el siguiente triunfo en el atiborrado colorido de las callecitas, declaradas patrimonio mundial de la Unesco desde 1995 tanto por su singularidad como por su supervivencia. Un reconocimiento que, sin embargo, no mejor¨® el ruido o su perpetua insalubridad.
Periodistas como Antonio Musella han aportado datos que demuestran c¨®mo N¨¢poles ha superado a Venecia en viviendas insertadas en el mercado tur¨ªstico y en anuncios diarios en la plataforma Airbnb, donde se han rebasado los 10.000, mientras el ¨¢rea metropolitana de La Seren¨ªsima se conforma con 7.800. Un paseo por el centro puede fantasear con la permanencia de lo genuino, desminti¨¦ndolo el negocio con los apartamentos vacacionales, muchos de ellos propiedad municipal o de instituciones religiosas, reinas en el campo de los Bed and Breakfast. Esta N¨¢poles del presente ha sido comparada por algunos con Barcelona desde la sobredosis tur¨ªstica, m¨¢s notoria porque ambas ciudades tienen en com¨²n su alta densidad poblacional. Como es casi una norma, el auge desproporcionado del alquiler vacacional presiona a sus centros hist¨®ricos hasta expulsar a sus habitantes de toda la vida, incapaces de competir ante esa inflaci¨®n.
Una de las v¨ªctimas es el patrimonio, convertido en tesoro del parque tem¨¢tico, donde lo colorido de las calles, con arte urbano o pintadas ef¨ªmeras cada dos por tres, sigue siendo sensacional, pero de repente todo ese laberinto se ha llenado de terrazas y restaurantes, algunos de ellos bastante arbitrarios a la hora de fijar el precio, pero no pasa nada al justificarse desde ese singular encanto. N¨¢poles, aun desde su mercantilizaci¨®n, siempre ser¨¢ ex¨®tica, oriental para los anglosajones y cada vez m¨¢s europeos que aterrizan solo con los t¨®picos fomentados por su aura y lo difundido por la industria cultural.
?Sigue siendo de verdad ex¨®tica? S¨ª, y se detecta m¨¢s desde la experiencia en el sentido de recordarla, mientras el uso actual de la palabra es la que le da su fama de incomparable.
Seg¨²n Cr¨ªtica Urbana, revista de estudios urbanos para la reflexi¨®n y la acci¨®n, los turistas ocasionales que van a N¨¢poles lo hacen desde el invencible dueto formado por destinaci¨®n, siempre asociada con experiencias ¨²nicas, propiciadas por la autenticidad del destino y la personalidad de sus habitantes, como si fueran figurantes del decorado. Esto ha comportado una curiosa paradoja de desactivar el viejo mito del peligro en el centro hist¨®rico, hoy en d¨ªa folcl¨®rico, un extra m¨¢s del paquete. Esta promesa de experiencias inolvidables es otra coincidencia en lo de equiparar la reina del sur italiano con Barcelona, si bien ambas tambi¨¦n padecen haber sucumbido a ser una destinaci¨®n recurrente desde el low cost a¨¦reo y las l¨ªneas de alta velocidad ferroviarias ¡ªes posible ir de Roma a N¨¢poles por menos de 15 euros y poco m¨¢s de una hora de trayecto¡ª.
En un art¨ªculo de julio de 2023, el peri¨®dico franc¨¦s Le Monde cifraba el aumento de visitantes anuales de tres millones en 2017 a 12 millones en 2022, hasta marcar un claro antes y despu¨¦s con la pandemia de eje. Maradona est¨¢ en todas partes, pero no hace milagros como San Gennaro. Su acumulaci¨®n no es ninguna an¨¦cdota, mercantiliz¨¢ndose hasta en la devoci¨®n. Las calles del Barrio Espa?ol tienen miles y miles de imanes con el futbolista santificado, junt¨¢ndose con todas las representaciones en los muros del astro argentino, poco edificante, como poco edificante es constatar el axioma de un turismo que no resulta productivo para la ciudadan¨ªa, sino m¨¢s bien lo contrario.
Otra contradicci¨®n brutal de pasear por el N¨¢poles de 2024 es hacerlo como si no hubiera pasado el tiempo al apenas notar la presencia de otros for¨¢neos de quita y pon, quiz¨¢ porque nosotros tambi¨¦n formamos parte de ese colectivo aun sin estar de acuerdo con esa visi¨®n hegem¨®nica de la ciudad como producto de usar y tirar. Podemos andar sin agobio alguno por Via Toledo, parar en la bas¨ªlica de Santa Chiara y bajar al mar hasta el Castillo Nuevo o al m¨¢s lejano dell¡¯Ovo, residencia del ¨²ltimo emperador romano de Occidente, R¨®mulo Aug¨²stulo. El recorrido hasta este enclave, marginado durante siglos, es muy pl¨¢cido, de ir sin prisas para fijarse en su sinf¨ªn de detalles e hitos, como la Galer¨ªa Umberto I, al lado del Teatro San Carlo.
Desde el Castel dell¡¯Ovo podemos ir junto al mar hasta la Piazza del Plebiscito, otro centro por el Palacio Real, el Gran Caff¨¨ Gambrinus en una de sus esquinas y la bas¨ªlica de San Francisco de Paula, ese mixto entre el Pante¨®n romano y San Pedro en el Vaticano.
Toda esta ruta, esencial a¨²n sin los obeliscos o la Piazza Dante, es extraordinaria y dar¨¢ m¨¢s sentido si cabe a estar en N¨¢poles. No verla s¨ª es morir, pero se puede hacer de otra manera. En la cercana localidad de Amalfi promueven el mensaje de borrar turista del vocabulario para hacerlo sentir hu¨¦sped, pues al estar de paso ante todo debe respetar a los ciudadanos.
En otros barrios de N¨¢poles, como Rione Sanit¨¤, o en Vico Cinquesanti, en el centro hist¨®rico, quiz¨¢ hay una intuici¨®n de c¨®mo dar la vuelta al problema. En este ¨²ltimo callej¨®n, el Teatro Romano, rodeado de bloques de pisos, logra encajar en positivo la revalorizaci¨®n del patrimonio con el orgullo identitario de los vecinos. No hay mucho turista en esas calles, quiz¨¢ a¨²n a salvo de la invasi¨®n o con una f¨®rmula para revertirla.
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