La suculenta lamprea del cocinero Paco Pereira, un plato que suscita tanto pasiones como rechazos viscerales
Plena temporada de este pez de linaje milenario, con antecedentes en la cocina de Roma. Un detallado paso a paso de la receta del cocinero del restaurante Sal Negra de Madrid: un guiso rotundo, serio, acad¨¦mico y de salsa contundente
Cada a?o, antes de los albores de la primavera, en alg¨²n momento impredecible de los meses fr¨ªos me acerco a disfrutar de un plato de lamprea en Madrid en el restaurante Sal Negra. Su cocinero jefe, Paco Pereira, oriundo de Soutomaior (Pontevedra), con m¨¢s de 45 a?os en el oficio, borda la receta a la gallega que es tanto como decir a la bordelesa. F¨®rmula compleja, de elaboraci¨®n lit¨²rgica, cuyo suculento sabor, en estrecha vinculaci¨®n con la sangre de esta antiqu¨ªsima especie de pescado ¨Dm¨¢s de 400 millones de a?os, anterior a los dinosaurios¨D, conservo grabado a fuego en mi memoria. Soy consciente de que suscita tantas pasiones como rechazos viscerales. No es extra?o. Se trata de un pez vampiro, carente de esqueleto, desprovisto de escamas y hasta de mand¨ªbula. Culebra de boca denterosa atiborrada de dientecillos c¨®rneos con los que atraviesa la piel de los pescados a los que parasita antes de succionar su sangre. Especie en regresi¨®n que al llegar la primavera remonta algunos r¨ªos atl¨¢nticos, igual que otros peces an¨¢dromos como el salm¨®n y el esturi¨®n para acometer la freza. Entre febrero y abril algunas de las lampreas (Petromyzon marinus) que ascienden por el r¨ªo Mi?o y sus afluentes llegan con cuentagotas a las cocinas de esta casa. Otras lo hacen por el Garona hasta Burdeos. Unas capturas que prosiguen en regresi¨®n paulatina.
Pereira no se desv¨ªa de la tradici¨®n en ninguno de sus pasos. Consigue un guiso rotundo, serio, acad¨¦mico, de salsa contundente. ¡°Selv¨¢tica, animal y sugestiva¡±, la calificaba el periodista y gastr¨®nomo N¨¦stor Luj¨¢n, adicto a su carne. Receta con antecedentes lejanos en las cocinas de Roma que el escritor gallego ?lvaro Cunqueiro relacionaba con el Imperio carolingio y los deleites de la mesa de Carlomagno. En Sal Negra se acompa?a de flanes de arroz blanco y de tropezones de pan frito. Y al lado de una monumental manzana al vino tinto que se ofrece por separado.
En esta ocasi¨®n, una hora antes del almuerzo, consegu¨ª colarme en sus cocinas y observar la liturgia del paso a paso. Cuando le ped¨ª a Pereira una fotograf¨ªa con sus lampreas apenas pudo sujetar las dos piezas que resbalaban entre sus manos por efecto de la pel¨ªcula de limo adherida a las pieles. ¡°Lo primero es escaldarlas y retirar la babilla que las recubre¡±, explic¨®. Tras segundos en agua caliente, rasc¨® su epidermis con un cuchillo y desech¨® la pel¨ªcula pastosa que se adher¨ªa a la hoja mientras la piel cobraba brillos azulados y verdosos. ¡°No te puedes saltar un paso¡±, insisti¨® de nuevo. Recort¨® las aletas con la ayuda de grandes tijeras y volvi¨® a enjuagarlas al chorro de agua fr¨ªa.
El momento de la verdad daba comienzo. Con la ayuda de un cuchillo de hoja corta seccion¨® la cabeza y procedi¨® a rajar las lampreas desde la cabeza a la cola sobre un recipiente met¨¢lico en el que flu¨ªa la sangre. ¡°Ahora hay que retirar el h¨ªgado y el cart¨ªlago, la m¨¦dula que recorre su cuerpo de sabor desagradable. Es lo m¨¢s complicado¡±, coment¨®, al tiempo que con la ayuda de las dos manos tiraba de un el¨¢stico cord¨®n interior blanquecino. Troce¨® el pez en gruesas rodajas, y las sumergi¨® en una mezcla de vino tinto gallego de la variedad menc¨ªa con tropezones de puerro, cebolla, ajo y perejil para marinarlas durante ocho horas. ¡°Lo que sigue es sencillo¡±, volvi¨® a explicar. ¡°Rebozo las porciones en harina, las fr¨ªo y las sumerjo en una salsa que preparo con un fondo de cebolla, jam¨®n picado, tomate, puerro, pan frito, vino tinto y la sangre de la lamprea. Las dejo hervir a fuego suave y paso la salsa por un chino, a mano, donde se depositan los tropezones. Tras un d¨ªa de reposo, el guiso se encuentra en su punto¡±.
Cocina de la sangre, espect¨¢culo de linaje gore, que cuenta con r¨¦plicas notables en Europa. En este caso, cocina venatoria marina, con sangre del mar o de los r¨ªos, da lo mismo. ¡°Si a la salsa de la lamprea se le a?ade el h¨ªgado, la receta se convierte en un civet, una liebre a la royal en toda regla. Su sangre es similar a la de los mam¨ªferos¡±, me coment¨® a?os atr¨¢s el gran cocinero Pepe Solla mientras compart¨ªamos en Pontevedra una situaci¨®n parecida.
Ya en la mesa, concentrado en m¨ª mismo, con la sensibilidad que requieren las grandes ocasiones, palade¨¦ despacio los trozos de lamprea cocinados por Pereira la v¨ªspera, que altern¨¦ con tragos de garnacha Ladeira Vella A Coroa. Primero los h¨ªgados a la plancha sobre una tostada de pan, aut¨¦ntico foie-gras marino. Despu¨¦s los tropezones de este pez de gusto intenso y textura entre melosa y cartilaginosa, refugio de esos sabores en desaparici¨®n paulatina. ?Carne o pescado? En cualquier caso, un estofado delicioso. Este a?o, el LXIII Festival de la Lamprea se celebrar¨¢ en el Concello de Arbo (Pontevedra) entre el 28 y el 30 de abril. Pondr¨¦ todos los medios para no perd¨¦rmelo.
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