Eli Russell Linnetz, el dise?ador que no quer¨ªa dise?ar y arrasa con su estilo californiano
En el negocio de la moda lo tienen por un dise?ador crecido en el fragor de la celebridad y las nuevas sensibilidades, pero lo ¨²nico que el creador de ERL quiere hacer es contar historias a trav¨¦s de la ropa
Cuatro d¨ªas fuera de casa son demasiados d¨ªas para Eli Russell Linnetz. ¡°Ya he tenido suficiente, estoy deseando volver. Es que no me gusta viajar¡±, confiesa. Lo dice riendo, aunque el deje es de agotamiento, derrumbado en una silla mientras ultima su nueva colecci¨®n. L¨¢stima que se haya quitado del caf¨¦. A¨²n le quedan dos extenuantes jornadas por delante, una jalonada de ajustes de confecci¨®n, pruebas de vestuario y entrevistas como esta desde primera hora de la ma?ana, y otra que concluir¨¢ al anochecer con el primer desfile de su cacareada etiqueta, ERL. Las iniciales de la pen¨²ltima sensaci¨®n de la moda, la abreviatura que resume la circunstancia del negocio del vestir en tiempos multipantalla: sin ruido no hay rock and roll.
La partitura de ERL es ensordecedora. Punk con riffs de guitarras surf, rap-trap de l¨ªrica californiana, melod¨ªas de Broadway, bandas sonoras palomiteras y pegajoso estribillo pop, sobre el papel resulta una cacofon¨ªa, pero al interpretarla suena a jitazo irremediable, cada nota en su sitio: la que apela al relato generacional, la que despierta el sentimiento de pertenencia, la que evoca cierta nostalgia, la que conecta con los valores de consumo actuales, la que hace vibrar a los directores ejecutivos del tinglado del lujo. Por eso su autor est¨¢ en Florencia, dise?ador estelar invitado de la feria Pitti Immagine Uomo a mayor gloria de su 104? edici¨®n en redes sociales. Que te convoque el mayor escaparate global del pr¨ºt-¨¤-porter masculino (Raf Simons, Virgil Abloh, Rick Owens, Martin Margiela, Jun Takahashi o Telfar han sido celebrados all¨ª) quiere decir, en cualquier caso, que eres ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico, que ya no hay quien te tosa. ¡°Voy sobrado de confianza, estoy superseguro de todo lo que hago¡±, concede. Y apostilla: ¡°El dinero no me importa. Siempre me he movido en ambientes por encima de mis posibilidades econ¨®micas. Si tengo pasta, bien y, si no, tambi¨¦n. Lo que me gusta cuando la hay es gastarla en mis proyectos art¨ªsticos¡±.
Linnetz, que en noviembre cumplir¨¢ 33 a?os, es lo que antes se dec¨ªa un hombre del Renacimiento, ese tipo de culo inquieto cuyos intereses se encadenan con guiones. Cineasta guion fot¨®grafo guion productor musical guion dise?ador gr¨¢fico guion creador de moda. Es posible que falte alg¨²n guion. ¡°Aqu¨ª me siento conectado con aquellos sufridos artistas renacentistas, es una emoci¨®n genuina¡±, refiere, se?alando los problemas que le causa la precariedad: ¡°Tener recursos limitados resulta muy duro cuando tu imaginaci¨®n es infinita¡±. A la vista del despliegue de prendas y accesorios custodiado en una de las edificaciones de la Fortezza da Basso, sede del sal¨®n florentino, queda claro lo desbordante de la suya. ¡°Cuando hago una colecci¨®n es como si dirigiera una pel¨ªcula. Esta se sit¨²a dentro de 100 a?os, con Florencia sumergida en el mar y convertida en nuevo destino surfero¡±, explica. ¡°Entonces unos chicos de California que han ido a pillar olas se cuelan en la fiesta que la mujer del embajador estadounidense ha montado en su villa, se ponen la ropa del marido y se hacen pasar por ricachones¡±, contin¨²a el argumento. Tafetanes, sedas metalizadas, lana fr¨ªa recamada de cristales, lentejuelas, ?jacquard (el de la dram¨¢tica capa en cuya confecci¨®n han participado los departamentos de vestuario de las ¨®peras de Florencia y Los ?ngeles), parece que esta vez el presupuesto le ha dado para no tener que acudir a las tiendas de segunda mano y beneficencia donde se aprovisiona habitualmente de tejidos. ¡°Bueno, no tanto¡±, chiva.
Que haya fundido parte de la ayuda financiera que Pitti ofrece a sus invitados en volar hasta la capital toscana al contingente de surferos vecinos de su Venice Beach natal que desfil¨® para ¨¦l en el Palazzo Corsini, a mediados del pasado junio, no est¨¢ descartado. Tampoco que este haya sido su ¨²ltimo show. ¡°El primero y el ¨²ltimo¡±, dice sin aguantar la risa. ¡°No s¨¦ cu¨¢nto tiempo voy a seguir. La verdad es que no me gusta vestir a nadie en la vida real, todo se reduce al mundo de fantas¨ªa que tengo en la cabeza¡±, cuenta. Linnetz, que estudi¨® Guion Cinematogr¨¢fico en la Universidad del Sur de California, considera su ocupaci¨®n actual un ¡°accidente¡±. De familia no le viene, desde luego: ¡°Mi padre es abogado, supongo que se debe a que mi madre me hac¨ªa tragar de peque?o un mont¨®n de viejos musicales¡±. Ella le ense?¨®, adem¨¢s, a coser a m¨¢quina, habilidad que le sirvi¨® para pagarse la carrera empleado en el departamento de vestuario de su universidad. El resto lo solucion¨® con grandes dosis de autoestima. Y ech¨¢ndole morro.
Una cosa que hay que saber de Eli Russell Linnetz es que no se detiene ante nada. ¡°En el instituto estaba en el equipo de lucha libre y el entrenador siempre me dec¨ªa: ¡®Ya tendr¨¢s tiempo de dormir cuando te mueras¡±. Con 14 a?os le envi¨® un curr¨ªculo falso a Marc Jacobs (¡°Nunca me respondi¨®¡±), a los 15 gan¨® un concurso que lo coloc¨® como asistente del dramaturgo y cineasta David Mamet y a los 17 llam¨® la atenci¨®n de Kanye West, junto al que liber¨® su potencial como artista visual hasta 2016 (¡°Lo dej¨¦ por distintos motivos, hace siglos que no hablamos. No tengo nada m¨¢s que decir. Bueno, s¨ª, que entonces ya estaba tan loco como para darme mi primera gran oportunidad¡±, despacha a prop¨®sito del controvertido rapero). Luego ejerci¨® de fot¨®grafo, requerido por Kim Kar?dashian, Selena Gomez, Grimes y Lady Gaga, para la que termin¨® concibiendo la escenograf¨ªa de su espect¨¢culo en el hotel MGM de Las Vegas, Enigma, robot gigante incluido. Y, por fin, en 2018 comparec¨ªa como dise?ador con marca propia. Abreviando: un d¨ªa se le ocurri¨® pedir audiencia con Ronnie Cooke Newhouse, fundadora y directora creativa de la agencia especializada en publicidad de lujo House + Holme, que, impresionada por su carisma, se lo llev¨® a Par¨ªs para trabajar en la campa?a de un perfume de Comme des Gar?ons. All¨ª conoci¨® a Adrian ?Joffe, presidente del emporio cimentado sobre la firma de culto de su mujer, la fenomenal Rei Kawakubo, y ni corto ni perezoso le pregunt¨® si le dejar¨ªa hacer ropa. ¡°Ahora que lo pienso, igual fui un poco atrevido¡±, concluye.
Al cobijo del programa-incubadora de nuevos talentos de CdG y su divisi¨®n comercial, la cadena de tiendas concepto Dover Street Market (lanzadera de creadores emergentes a los que ayuda a producir y distribuir sus colecciones), el impacto de ERL ha sido pr¨¢cticamente instant¨¢neo. Sobre todo por la capacidad de su ide¨®logo para tocar la fibra sensible de los afiliados al mito de la subcultura juvenil genuinamente americana. De hecho, hay quien lo considera una genuina expresi¨®n de la dude culture, exaltaci¨®n del colegueo con olor a tigre ¡ªdel vestuario de instituto a la fraternidad universitaria¡ª y la masculinidad gregaria, a pesar de la fluidez de sus prendas y el nada disimulado homoerotismo de las im¨¢genes de sus cat¨¢logos. ¡°A lo mejor es una broma. A lo mejor se est¨¢n riendo de m¨ª. No lo s¨¦. Nunca he pensado en t¨¦rminos de g¨¦neros. Prefiero moverme en la ambig¨¹edad¡±, reflexiona.
De colgarle una etiqueta, que sea la de California Couture, interpretaci¨®n estil¨ªstica de la que dio cuenta el monumental manto de patchwork que envolvi¨® al rapero A$AP Rocky en la gala del Met de 2019 y ha sublimado la colecci¨®n c¨¢psula primavera-verano 2023 de Dior Men, en la que ha intervenido en calidad de dise?ador invitado (nada de simple colaborador). ¡°En realidad, no soy de lanzar mensajes ni hacer declaraciones de principios con mis dise?os¡±, remata. ¡°Creo que es mejor no decir demasiado, solo comunicar lo que tienes en la cabeza y dejar que la gente interprete tu arte. Y si alguien quiere pensar que soy otro capullo americano, pues vale. Mientras pueda hacer lo que me gusta, por m¨ª ya estar¨ªa¡±.
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