El salm¨®n de Alaska, un tesoro bajo amenaza
La temporada de pesca del salm¨®n en C¨®rdova, Alaska, arranca en mayo y se extiende hasta septiembre. Gente de todo el mundo llega a este lugar remoto para trabajar en una industria volcada en la sostenibilidad y acechada por un enemigo com¨²n: el cambio clim¨¢tico
Esta es una historia de pesca. Pero tambi¨¦n de migraciones, aislamiento, econom¨ªa, ciencia y amor a la naturaleza. Cada a?o, el inicio de la temporada del salm¨®n transforma la tranquila localidad de C¨®rdova, en el golfo de Alaska. El muelle se llena de embarcaciones, re¨²ne a pescadores de distintas ciudades del Estado. Y eso que desplazarse hasta all¨ª no resulta f¨¢cil: solo se llega en avi¨®n, o en ferri desde Whittier, un pueblo pegado a un glaciar al que se accede atravesando un t¨²nel que solo abre unas horas al d¨ªa. El ferri tarda siete horas. Por el camino se pueden avistar ballenas y ¨¢guilas, pero la mayor¨ªa de los pescadores aprovechan para dormir sobre la moqueta. Prefieren coger fuerzas para las jornadas que tienen por delante a contemplar el paisaje. ¡°Llevo pescando desde los 16 a?os, ahora tengo 20. Seguro que otros vienen porque las vistas son incre¨ªbles. Ya sabes, es Alaska. Pero para m¨ª esto es lo de siempre¡±, dice Markian Rentov mientras se ajusta el polar, y a?ade: ¡°La pesca ha estado en la familia desde siempre¡±. Fi¨®dor, su padre, que pide que le llamen Fred, tiene 50 a?os y lleva pescando desde 1995. ¡°?ramos 12 hermanos, mi madre era ciega y todos la ayud¨¢bamos con las vacas, la leche¡ Yo sal¨ªa a pescar con mi padre, que muri¨® el a?o pasado, con 85, y nunca dej¨® de hacerlo. Eran inmigrantes rusos, legales, que vinieron a Estados Unidos en la ¨¦poca del presidente Kennedy¡±, relata. En los casi 25 a?os que lleva dedicado a la pesca del salm¨®n ha visto cambiar muchas cosas, pero una le preocupa en especial: ¡°Desde la covid todo se est¨¢ desplomando, no hay tanto pescado. El 2019 fue un buen a?o, pero 2020 fue muy malo; 2021 nos dio solo para sobrevivir¡ Pero tengo esperanzas para este a?o¡±.
El Departamento de Pesca y Caza de Alaska es el organismo encargado de regular las capturas cada temporada. Determinan cu¨¢ndo comienza, en qu¨¦ ¨¢reas se puede faenar, otorgan un n¨²mero limitado de licencias y tratan de garantizar la gesti¨®n responsable de las pesquer¨ªas. En 1959, la Constituci¨®n de este Estado (el n¨²mero 49 de la Uni¨®n, como recuerdan con orgullo desde nombres de cervezas artesanales hasta las matr¨ªculas de los coches o las gorras de souvenir) incluy¨® entre sus art¨ªculos la explotaci¨®n responsable de sus recursos naturales. ¡°Salvaje, natural y sostenible¡± es el lema con el que el Instituto de Marketing de Productos del Mar de Alaska (ASMI, por sus siglas en ingl¨¦s, que junto a U.S. Sustainability Alliance facilita este viaje) describe sus pesquer¨ªas. Se podr¨ªa a?adir ¡°crucial para la econom¨ªa¡±. La industria pesquera es el mayor empleador del sector privado en el Estado y, seg¨²n datos de ASMI, dio trabajo directo a 48.000 personas de media en 2021 y 2022. Solo en el ¨¢rea sur-central ¡ªa la que pertenece C¨®rdova¡ª emplea a 10.200 personas y el impacto econ¨®mico all¨ª asciende a 844 millones de d¨®lares (unos 776 millones de euros).
Este a?o, la campa?a comercial de pesca del salm¨®n en Alaska arranc¨® el 16 de mayo con el opener (primer d¨ªa de la temporada) de la zona del r¨ªo Copper. El renovado puerto de C¨®rdova es de postal. Hace sol, pero al fondo est¨¢n las monta?as heladas, hay nutrias nadando entre los barcos, alguna foca cerca de la orilla y ¨¢guilas revoloteando junto a las gaviotas. Pat Hodgson y Rob Williams viven en Kasilof, a tres horas en coche de Anchorage, la capital del Estado. ¡°Estamos jubilados, solo seguimos viniendo porque nos encanta, son como unas minivacaciones¡±, admite con una sonrisa Hodgson, la cara rojiza curtida por el mar bajo una gorra. El bote en el que salen se llama Ocean Fury. Est¨¢ rodeado de otros bautizados como Tin Can, Lucky Lady, Ocean Recovery o Smoky Point. La superstici¨®n lleva a no cambiar el nombre de la embarcaci¨®n cuando esta es de segunda mano. ¡°Aqu¨ª hay muchos barcos de aluminio, pero a m¨ª me gustan m¨¢s los de fibra de vidrio, que es m¨¢s resistente. Me dedicaba a construirlos¡±, se?ala Williams. La fibra a¨ªsla mejor de las bajas temperaturas, mientras que el metal es m¨¢s fr¨ªo, pero aguanta bien ante los casquetes de hielo que se pueden encontrar en la zona. Las jornadas est¨¢n reguladas: los barcos salen a las ocho de la tarde, pasan 24 horas seguidas faenando (o bien en el delta del Copper o bien en la bah¨ªa del Pr¨ªncipe Guillermo, m¨¢s abierta y con mayor calad0) y luego tienen que volver al puerto. Si no lo hacen a tiempo, se exponen a una multa. La mayor¨ªa de las embarcaciones amarradas son peque?as, con capacidad para una o dos personas. Las llaman gillnets, por el arte de pesca que utilizan: la red de enmalle, que consiste en soltar una pared de redes que enredan a los salmones.
En C¨®rdova, que normalmente tiene 2.800 habitantes, se nota la animaci¨®n previa a la partida de la flota. En el bar del hotel Alaskan, como salido de un cap¨ªtulo de Twin Peaks, Alberto Herrera y ?rika Ventura, que rondan la treintena, juegan al shuffleboard. ?C¨®mo unos mexicanos de Aguascalientes han acabado al norte del norte? ¡°Vi Pesca mortal en Alaska en Discovery Channel y dije: ¡®Yo tengo que trabajar ah¨ª¡¯. Hace a?os estaba en un barco grande, por el mar de Bering, pescando cangrejo y salm¨®n, pero ahorita vengo a trabajar a las procesadoras, que es algo m¨¢s tranquilo y es dinero estable¡±, explica ¨¦l; ¡°a los latinos ganar en d¨®lares nos beneficia much¨ªsimo, un mes trabajando aqu¨ª es como medio a?o all¨¢¡±. Ventura a?ade que una de las ventajas es que las necesidades b¨¢sicas est¨¢n cubiertas: ¡°Tienes techo y comida, no gastas ni un peso, te pagan los vuelos, y eso te da chance de ahorrar¡±. Las procesadoras se encargan de organizar los contratos; hay agencias que gestionan los permisos de sus trabajadores estacionales. ¡°Hay mucha gente de M¨¦xico, Guatemala, El Salvador, Puerto Rico y Dominicana¡±, indica Herrera. Y tambi¨¦n de Europa del Este, de Ucrania, Serbia o Polonia. El que los gastos est¨¦n cubiertos es importante, porque en todo el Estado de Alaska los precios son elevados, no resulta barato llevar mercanc¨ªas a la ¨²ltima frontera (apodo del Estado que se suele leer en las matr¨ªculas de los veh¨ªculos): en el supermercado de C¨®rdova, un champ¨² de Pantene vale 9,99 d¨®lares; una libra (0,45 kilogramos) de peras, 4,49, y una botella de 946 mililitros de aceite de oliva virgen extra Pompeian, 33,99.
La temporada del salm¨®n se extiende desde mayo hasta finales de septiembre, y pasa por distintos momentos. El primer d¨ªa reina la expectaci¨®n, se espera atrapar en las redes alg¨²n que otro chinook, la pieza m¨¢s preciada. En Alaska hay cinco especies de salm¨®n y todas tienen doble nombre: chinook o king, el de mayor tama?o y el m¨¢s codiciado en restaurantes de todo el pa¨ªs, de Seattle a San Francisco; sockeye o red, el m¨¢s valioso tras el king y tambi¨¦n el m¨¢s abundante al inicio de la temporada en C¨®rdova; coho o silver; keta o chum, y, por ¨²ltimo, pink o humpy, el de menor tama?o y valor. En lo referente al salm¨®n, todo es cuesti¨®n de tiempos: desovan en aguas dulces, en las que permanecen hasta tres a?os antes de migrar al oc¨¦ano Pac¨ªfico, donde pueden pasar entre uno y cinco a?os (dependiendo de la especie) para volver nadando contra la corriente a morir donde nacieron. Sus restos nutren esas aguas y ayudan a mantener el ecosistema, son el alimento de los osos. ¡°Antes el king sol¨ªa pesar 20 libras (unos nueve kilos) de media, y ahora 12 (5,4 kilos)¡±, lamenta Kevin Corella, que lleva una d¨¦cada pescando all¨ª. ¡°Vine con 23 a?os porque un amigo de la universidad que pescaba aqu¨ª me dijo que hab¨ªa trabajo y no me lo pens¨¦¡±, recuerda. Su familia es de origen mexicano con ancestros espa?oles y ¨¦l naci¨® en California; en la Facultad estudi¨® Psicolog¨ªa, pero siempre le atrajo el mar, su libertad. Dej¨® Morro Bay ¡ªcerca de Monterrey, en el centro de la costa californiana¡ª para lanzarse a esta vida n¨®mada en la que lleva inmerso una d¨¦cada: pasa la temporada de pesca del salm¨®n en Alaska y luego recorre el pa¨ªs con su furgoneta.
¡°Eat-Sleep-Fish-Repeat¡± (¡°Come-Duerme-Pesca-Repite¡±), se lee en un cartel de la cabina del Fiv Rhiannon, el barco de Corella. ¡°Lo compr¨¦ hace un a?o, el nombre viene por una canci¨®n de Fleetwood Mac¡±. Forma parte de una nueva generaci¨®n de pescadores que ve m¨¢s preocupada el impacto de su trabajo: ¡°Esa mentalidad de los capitanes de la vieja escuela de que cuando algo deja de funcionar se tira por la ventana al oc¨¦ano est¨¢ cambiando; ahora somos conscientes de los problemas y queremos encontrar un equilibrio¡±. Corella habla del gasto de combustible, del reciclaje de redes y apunta que la merma de tama?o de las piezas capturadas es una preocupaci¨®n compartida que all¨ª todos achacan al cambio clim¨¢tico. Thea Thomas, bi¨®loga marina y capitana del Myrmidon, lo razona: ¡°Todo el mundo est¨¢ sintiendo las consecuencias del cambio clim¨¢tico. Hemos visto el efecto directo del calentamiento de las aguas en la cantidad de comida que los peces encuentran en el oc¨¦ano, que es menor. Y tambi¨¦n se nota en las zonas de desove. Hay preocupaci¨®n, pero de momento las poblaciones se mantienen sanas¡±. Thomas lleva 38 a?os pescando en C¨®rdova. Tambi¨¦n lleg¨® all¨ª por casualidad, es originaria de Portland, Oreg¨®n, y cuando estaba en la universidad pasaba los veranos en Alaska para sacar algo de dinero. ¡°Muchos ven¨ªamos a trabajar en las conserveras, y al acabar en la Facultad me vine a trabajar a la Corporaci¨®n de Acuicultura¡±, relata; ¡°eran los a?os ochenta y yo no proced¨ªa de una familia local de pescadores, creo que eso me lo puso m¨¢s dif¨ªcil que el hecho de ser una mujer, pero al final me aceptaron. Me enamor¨¦ de salir a pescar rodeada de leones marinos y ballenas. Y de ser mi propia jefa¡±.
Con esas d¨¦cadas de experiencia a sus espaldas ha visto muchos cambios. Por eso recalca que es primordial preservar el salm¨®n salvaje de Alaska. ¡°Los salmones de piscifactor¨ªa no se mueven, solo esperan all¨ª a engordar, no tienen sabor. Los salvajes siguen sus propios tiempos, un ciclo que los lleva al mar, hace que vuelvan, atraviesen corrientes. Eso crea ese sabor ¨²nico y genera ese omega 3 tan bueno para la salud¡±. Su an¨¢lisis es doble, como pescadora y como cient¨ªfica. Repite que ¡°el calentamiento del Pac¨ªfico Norte provoca que haya menos alimento para los salmones y parece que est¨¢n volviendo al agua dulce antes de lo que sol¨ªan, lo que hace que sean de menor tama?o¡±. Jeremy Botz, bi¨®logo marino del Departamento de Pesca y Caza de Alaska en C¨®rdova, corrobora que ¡°se han visto indicios de mala supervivencia y tama?o decreciente desde 2015¡å. Su trabajo consiste en monitorizar c¨®mo evolucionan las poblaciones y garantizar su buen estado. ¡°Nuestra gesti¨®n es adaptativa. No podemos controlar lo productivo que es el oc¨¦ano, pero podemos adecuar nuestras pesquer¨ªas¡±, sostiene, ¡°si es necesario, podemos cerrar algunas, establecer restricciones dr¨¢sticas de la pesca comercial, por ejemplo. Algunos a?os lo hemos hecho¡±. Esa gesti¨®n basada en datos de los recursos naturales es uno de los valores que recalca Christa Hoover, directora ejecutiva de la Asociaci¨®n de Marketing del r¨ªo Copper y la bah¨ªa del Pr¨ªncipe Guillermo: ¡°Nadie aqu¨ª quiere pescar el ¨²ltimo salm¨®n, por eso todos est¨¢n de acuerdo en que la pesca se controle cient¨ªficamente¡±. En un mundo global, las preocupaciones son compartidas, este tema se analiza tambi¨¦n a un oc¨¦ano de distancia. ¡°El cambio de r¨¦gimen ecol¨®gico en el Atl¨¢ntico nororiental se revela a partir de la reducci¨®n sin precedentes del crecimiento marino del salm¨®n del Atl¨¢ntico¡±, conclu¨ªa un estudio europeo avanzado en 2022 por la revista especializada Science Advances.
Alaska tiene 76.100 kil¨®metros de costa. En los alrededores de C¨®rdova los alces pasean por las marismas y a las afueras de la localidad hay una pista de esqu¨ª. Esta zona del delta del r¨ªo Copper es territorio del pueblo nativo eyak, pero C¨®rdova debe su top¨®nimo a un explorador espa?ol, Salvador Fidalgo. En 1790, durante el reinado de Carlos IV, desembarc¨® all¨ª y llam¨® al lugar Puerto C¨®rdova por el capit¨¢n general de la Armada Luis de C¨®rdova y C¨®rdova. Alaska permaneci¨® en manos rusas hasta que Estados Unidos la adquiri¨® en 1867. En ese territorio inmenso la naturaleza esconde riqueza. El cobre que da nombre al r¨ªo fue el motor del desarrollo de la zona de C¨®rdova en 1900, era la ¨¦poca de los ferrocarriles y la bonanza minera, que dur¨® 20 a?os. Ahora, la pesca es la industria dominante.
¡°Hay muchas reglas y legislaciones para preservar el salm¨®n. Las autoridades hacen un seguimiento muy cercano para comprobar que no haya sobrepesca y que contin¨²en los ciclos naturales¡±, subraya Lavon Gall, otra de las pescadoras con licencia en el Copper. ¡°Cada vez somos m¨¢s¡±, admite. El resto del a?o no vive all¨ª, sino en Chenega, una poblaci¨®n de la isla de Evans donde m¨¢s de la mitad de los habitantes son, como ella, nativos americanos. ¡°Llevo toda la vida pescando, la pesca del salm¨®n es parte de nuestra cultura, aprendemos desde ni?os en los campamentos de verano. Me gusta trabajar en nuestras tierras ind¨ªgenas, al aire libre¡±, afirma. Su hija, Dasia, de 21 a?os, la acompa?a. Se declaran swifties, pero en el antebrazo no llevan tatuajes de la cantante Taylor Swift, sino de unos salmones. ¡°Nos los hicimos hace un par de a?os¡±, precisa Dasia.
Caroline Wiseman, directora de programas culturales del Centro del Patrimonio Nativo de Alaska ¡ªinstituci¨®n que da a conocer la cultura nativa y que abri¨® sus puertas a las afueras de Anchorage en 1999¡ª, se?ala que hoy en d¨ªa el 20% de la poblaci¨®n del Estado (que suma 740.000 habitantes) es ind¨ªgena. ¡°Nosotros no tenemos una palabra para la caza o la pesca, seguimos las estaciones y recogemos lo que la tierra y el mar nos dan. Escuchamos a la naturaleza y tomamos lo necesario para la subsistencia. Procesamos la piel del salm¨®n y hacemos cestas, tenemos unas caba?as para ahumarlo, y algunas comunidades crean bolsas con piel de foca que rellenan con aceites para mantener ah¨ª la comida durante el invierno. Todo tiene un prop¨®sito y nada se desperdicia¡±, subraya. El Departamento de Caza y Pesca establece distintas categor¨ªas de pesca, de las que la principal es la de la subsistencia, dado que en el Estado hay comunidades aisladas en las que este alimento resulta b¨¢sico para hacer frente a inviernos en los que la nieve y el hielo lo cubren todo. ¡°Son las pesquer¨ªas prioritarias en nuestra gesti¨®n. Las restricciones se hacen primero en cualquiera de las otras, las comerciales y las deportivas¡±, se?ala Jeremy Botz. De hecho, en el r¨ªo Yuk¨®n, los gobiernos de Canad¨¢ y Estados Unidos firmaron en abril un acuerdo para prohibir durante siete a?os la pesca de chinook y as¨ª proteger esta especie, cuyo n¨²mero est¨¢ cayendo en esas aguas, pero manteniendo la cuota de subsistencia.
¡°Me romper¨ªa el coraz¨®n que algo parecido ocurriera aqu¨ª¡±, asegura Christa Hoover. La experta de la asociaci¨®n de marketing apostilla que en la bah¨ªa del Pr¨ªncipe Guillermo ya se vivi¨® una crisis similar que acab¨® en la desaparici¨®n de una especie que abundaba: los arenques. ¡°Antes eran una industria importante, pero todas las pesquer¨ªas comerciales tuvieron que cerrar. Ocurri¨® unos a?os despu¨¦s del derrame de petr¨®leo del Exxon Valdez¡±. En una de las paredes de sus oficinas cuelga un salvavidas naranja de ese barco, que al encallar el 24 de marzo de 1989 protagoniz¨® el mayor desastre medioambiental vivido en el Estado: una marea negra de 37.000 toneladas de crudo. El vertido dio lugar a nuevas legislaciones, como la Oil Pollution Act de 1990, y condujo a la creaci¨®n del Centro Cient¨ªfico de la Bah¨ªa del Pr¨ªncipe Guillermo. All¨ª trabaja la bi¨®loga Alysha Cypher. ¡°Nuestra misi¨®n consiste en ser un repositorio de informaci¨®n que promueva el uso sostenible de nuestro hogar. Queremos aprender sobre nuestro medio ambiente para poder continuar consumiendo lo que nos proporciona¡±, resume. Recogen datos y observan tendencias. ¡°Estamos viendo lo que llamamos cambio de agua fr¨ªa a c¨¢lida; hay especies que estar¨ªan t¨ªpicamente mucho m¨¢s al sur y ahora est¨¢n viniendo al norte¡±, se?ala. Uno de sus compa?eros, el ec¨®logo Peter S. Rand, investiga las implicaciones de la cercan¨ªa de hatcheries (criaderos) para el salm¨®n salvaje, un tema sensible que suscita el debate entre los pescadores. ¡°Llevamos recogiendo datos desde 2012. Los salmones de los criaderos son soltados de peque?os, pasan un tiempo en el oc¨¦ano y vuelven adultos. La mayor¨ªa son capturados en las cercan¨ªas de los criaderos, donde regresan, pero algunos se extrav¨ªan y entran en las zonas de desove natural¡±, explica. ¡°Todos esos peces compiten por la misma comida, es cuesti¨®n de supervivencia¡±, hipotetiza Mike Webber, nativo eyak y uno de los veteranos de la zona, que sufri¨® en primera persona las consecuencias del vertido del Exxon Valdez y tall¨® un t¨®tem de la verg¨¹enza para evitar el olvido de esa cat¨¢strofe ambiental.
Memoria y avances cient¨ªficos se combinan con un objetivo com¨²n: afrontar un futuro sin escribir. El bi¨®logo Matt Piche trabaja con la organizaci¨®n Native Village of Eyak estudiando las migraciones de chinook en las partes m¨¢s inaccesibles del Copper con dispositivos de radiofrecuencia. ¡°Queremos saber c¨®mo va a evolucionar todo. Estas ¨¢reas van a ser dr¨¢sticamente distintas en 100 a?os, porque los glaciares se est¨¢n derritiendo a mayor velocidad, y tenemos que saber c¨®mo responder y mantener poblaciones saludables de peces¡±. ?La clave? ¡°Creo que la gran pregunta es si los salmones tienen la robustez gen¨¦tica para adaptarse al ritmo de cambio que vivimos en el mundo actual. Y no es algo del r¨ªo Copper, es una preocupaci¨®n global¡±.
Porque todo est¨¢ relacionado. El principal mercado para el salm¨®n de la zona del Copper es el estadounidense, pero tambi¨¦n llega a Asia y a Europa. ¡°Hacemos sujiko [huevas saladas], que se exporta a Jap¨®n, y m¨¢s adelante en la temporada tambi¨¦n algunos productos congelados que enviamos a Europa¡±, afirma una de las encargadas de la planta de procesado OBI Seafoods, donde las cadenas de montaje no paran tras el regreso a puerto de los pescadores. Todos est¨¢n pendientes de los precios de esta temporada, porque en 2023 se registraron los m¨¢s bajos de los ¨²ltimos a?os. Los pescadores de Alaska se ven afectados por la inflaci¨®n y tambi¨¦n por algo que ocurre a miles de kil¨®metros de distancia: ¡°Rusia pesc¨® mucho para financiar su guerra y llen¨® los mercados mundiales, lo que devalu¨® los precios y nos impact¨®, porque muchas de nuestras capturas dependen del mercado asi¨¢tico¡±, asegura el pescador Kevin Corella. El informe anual de 2023 de ASMI confirma que la bajada de precios se debe, entre otros factores, a ¡°la cosecha competidora de Rusia, que aument¨® en 2023 para muchos productos pesqueros clave de Alaska, como el abadejo y el salm¨®n pink¡±. Esto est¨¢ llevando a que los pescadores exploren nuevos horizontes. Thea Thomas, por ejemplo, se ha lanzado al cultivo de algas con Royal Ocean Kelp Company. ¡°Este negocio tiene infinitas posibilidades¡± y contribuye a mejorar la biodiversidad marina protegiendo el h¨¢bitat de muchas especies, sostiene Sean Den Adel, fundador de una compa?¨ªa similar, Noble Ocean Farms. Otros lugare?os optan por la autogesti¨®n para evitar intermediarios. Sena y Rich Wheeler son pescadores y adem¨¢s han creado Sena Sea, una empresa con una peque?a planta de procesado en C¨®rdova en la que trabajan unas 15 personas. ¡°Este a?o hemos agotado en la preventa online todo lo que esperamos capturar el primer d¨ªa. Cuando acabe la jornada, volar¨¦ a Seattle con la mercanc¨ªa. Tambi¨¦n nos llegan pedidos de Nueva York o Florida. Todo el mundo quiere probar el salm¨®n del r¨ªo Copper¡±, dice ella.
El viaje de los salmones salvajes de Alaska suele acabar en la gran ciudad. El famoso Mercado de Pike Place de Seattle ha hecho de la llegada de las primeras piezas todo un espec?t¨¢culo. Mientras los turistas aplauden en el puesto de Pike Place Fish Co., los ejemplares vuelan de un pescadero a otro. Ryan, uno de ellos, recobra el aliento entre lanzamientos. En su gemelo derecho asoma, sobre las botas de agua, un salm¨®n tatuado que envuelve el skyline de Seattle. Resume con entusiasmo lo que hace especial el producto que despacha: ¡°Los salmones del Copper tienen la mayor cantidad de omega 3, hacen un viaje muy largo y arduo para generar esas grasas. Como cuando tienes que ir a un lugar lejano en coche y cargas mucha gasolina en el dep¨®sito. De ah¨ª esta carne roja oscura. Perfecta. El mejor salm¨®n que hayas probado nunca¡±.
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