En busca de respuestas al gran accidente minero que mat¨® a seis trabajadores en Le¨®n
El juicio por la muerte de seis trabajadores en el pozo leon¨¦s Emilio del Valle entra en su segunda semana, tras diez a?os de dilaciones. La Fiscal¨ªa pide c¨¢rcel para 16 directivos de la empresa
El 28 de octubre de 2013, un escape de gas gris¨² mat¨® a seis mineros que trabajaban a casi 700 metros de profundidad en el pozo Emilio del Valle, en La Pola de Gord¨®n (Le¨®n). Fue el ¨²ltimo gran accidente minero en Espa?a, y ha permanecido sin respuesta desde entonces: los responsables del pozo ¡ªla empresa Hullera Vasco-Leonesa¡ª siempre han alegado que ellos se dedicaban a gestionar, no a comprobar cuestiones de seguridad; y los mandos de seguridad esgrim¨ªan, por su parte, que todo estaba bien y que el accidente no se debi¨® a una negligencia sino a la fatalidad. Ahora, tras casi una d¨¦cada de dilaciones, el caso ha llegado a juicio. Los familiares de los mineros ca¨ªdos colocaron el pasado lunes, primer d¨ªa de la vista oral, un altar improvisado a la entrada de los juzgados de Le¨®n. Lo formaban los cascos y las linternas de los fallecidos, y una lona con sus rostros y sus nombres. ¡°Justicia y reparaci¨®n¡±, se le¨ªa sobre la tela. Las declaraciones de testigos e investigados se suceder¨¢n hasta el 30 de marzo.
Carlos P¨¦rez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando Gonz¨¢lez, Roberto ?lvarez y Jos¨¦ Luis Arias, los seis obreros que murieron en el siniestro, ten¨ªan entonces entre 35 y 45 a?os. Los cascos de tres de ellos, a¨²n con el holl¨ªn pegado tras a?os en las explotaciones de carb¨®n, tienen corazones y mensajes de cari?o dibujados por sus allegados, hastiados tras una d¨¦cada esperando justicia. Nuria P¨¦rez, de 21 a?os, ten¨ªa solo 11 cuando supo que su padre no iba a volver. Carlos, cuyo rostro adorna la camiseta que luce la joven con el lema ¡°Carlos P¨¦rez siempre en nuestro coraz¨®n¡±, dej¨® una viuda ¡ªque muri¨® de c¨¢ncer a?os despu¨¦s del accidente¡ª y una hu¨¦rfana. Ella lamenta que los directivos ¡°entran con la cabeza bien alta¡± al tribunal y teme que salgan impunes.
Los acusados son 16 altos cargos de la empresa, y la Fiscal¨ªa pide para ellos tres a?os y medio de prisi¨®n (e indemnizaciones) por seis delitos de homicidio por imprudencia grave y ocho de lesiones por imprudencia. La defensa de Hullera Vasco-Leonesa alega que el accidente fue imprevisible. Los mineros murieron asfixiados por el gas gris¨², que engulle el ox¨ªgeno sin margen para que las v¨ªctimas se coloquen el sistema de seguridad.
Durante una de las tres sesiones del juicio celebradas la semana pasada, un grupo de allegados segu¨ªa las declaraciones a trav¨¦s de una pantalla en una sala del juzgado. All¨ª se escuchaban resoplidos, risas ir¨®nicas, comentarios sarc¨¢sticos, muestras de indignaci¨®n y muchas negaciones con la cabeza ante los argumentos de los acusados, que insist¨ªan en su inocencia aludiendo a ¡°un accidente¡± y delegando responsabilidades en los estratos inferiores de la compa?¨ªa. Los m¨¢ximos responsables de la empresa en aquel momento, Antonio, Arturo y Aurelio del Valle, declararon el lunes y aseguraron que nunca escatimaron en seguridad y que esas cuestiones depend¨ªan de otras personas. ¡°No est¨¢bamos en la mina todo el d¨ªa, no sab¨ªamos los trabajos que se hac¨ªan, no era nuestra funci¨®n¡±, afirm¨® Antonio del Valle; ¡°Nunca lleg¨® ning¨²n aviso o problema relativo a la seguridad¡±, incidi¨® su hermano Arturo. Los tres remarcaron que el servicio de prevenci¨®n depend¨ªa del director general y del jefe de seguridad e higiene.
El director general y jefe de seguridad era Mario Calvo, que el mi¨¦rcoles sostuvo que ¡°la ley se cumpl¨ªa¡±. ¡°Nadie advirti¨® de que hab¨ªa algo que no se estaba cumpliendo, los niveles de metano eran normales¡±, explic¨®. Sin embargo, aquel 28 de octubre de 2013 se produjo un escape de 12.000 metros c¨²bicos de gris¨² que supuso uno de los episodios m¨¢s tr¨¢gicos de la miner¨ªa espa?ola.
Las declaraciones enfurec¨ªan a los familiares. ¡°Van descargando culpas hacia abajo¡ Veremos ad¨®nde llega el ¨²ltimo¡±, murmuraban. Y tambi¨¦n: ¡°Le est¨¢n echando la mierda al muerto¡±. El director facultativo de Hullera, Jos¨¦ Eliseo, manifest¨® que ¡°nadie sabe por qu¨¦ ocurri¨® [el escape]¡± y tild¨® de ¡°falso¡± que los trabajadores alertaran de la escasez de seguridad.
Todos esos testimonios ofenden a Manuel y Roberto Moure, padre y hermano de uno de los fallecidos: ¡°Lo que peor llevamos es la tomadura de pelo¡±, dicen. Ambos han sido mineros y, al igual que otros compa?eros que piden anonimato por estar citados a testificar, relatan escenas de precariedad: ¡°No ten¨ªamos mascarillas contra el polvo¡±, aseguran. Una de las claves del juicio pasa por esclarecer los motivos del despido de dos encargados de seguridad que supuestamente aconsejaron no adentrarse en la mina por los altos niveles de metano. Mario Calvo achac¨® ese cese a una ¡°insubordinaci¨®n¡± de los dos afectados, mientras que los empleados sospechan que los echaron por plantar cara a la empresa. El pozo Emilio del Valle cerr¨® pocos meses despu¨¦s de la tragedia de 2013. Uno de los exmineros suspira: ¡°Yo volver¨ªa, estaba encantad¨ªsimo en el pozo. salvo al final¡±.
Todos reclaman justicia. Hablan con naturalidad de otros episodios duros a cientos de metros de profundidad. Uno cita dientes reventados y una ¡°columna cosida¡±; otro se qued¨® ¡°morado¡± tras pasar siete horas atrapado bajo un mont¨®n de lodo solo con la cabeza fuera. Gajes del oficio, dicen. Y a?aden: ¡°Puede haber accidentes, pero esto fue una negligencia laboral¡±.
Moure padre, de 75 a?os, lleva una camiseta negra con los nombres de los seis ca¨ªdos que provoca que los ojos de Nuria P¨¦rez, la hija de uno de los mineros fallecidos, se empa?en. El hombre pasea arriba y abajo fuera de los juzgados, escuchando las declaraciones con auriculares y, desde su experiencia como minero y como vigilante, sostiene que Hullera ¡°exprimi¨® la veta de carb¨®n de forma bestial¡±. Su hijo Roberto le ha hecho una promesa: ¡°Hasta donde no llegues t¨², llegar¨¦ yo¡±. Porque el hombre, que ¡°estuvo en las minas desde los 15 a?os¡±, ahora ya es mayor, y tienen miedo de que el juicio se extienda tanto que ¨¦l muera sin conocer el porqu¨¦ de la tragedia que cost¨® la vida a su otro hijo, Manuel Moure, en la maldita galer¨ªa 740.
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