Pico Reja, 1.786 pruebas de la crueldad del franquismo
La fosa, sobre la que se erige ahora un columbario con restos exhumados de 1.786 v¨ªctimas, es un ejemplo de la indiferencia, la crueldad y el clasismo del r¨¦gimen
Unos bloques ondulados de hormig¨®n gris rompen desde hace unos d¨ªas con las mon¨®tonas filas de nichos blancas y horizontales que ordenan el cementerio sevillano de San Fernando. Esos sillares rompen deliberadamente la est¨¦tica del camposanto hispalense para llamar la atenci¨®n sobre el lugar que durante 87 a?os ocult¨® uno de los ejemplos de la violencia de la Guerra Civil y el franquismo: la fosa com¨²n de Pico Reja. La mayor de Espa?a y la segunda mayor de Europa Occidental despu¨¦s de la de Srebrenica, en Bosnia Herzegovina, seg¨²n sostiene la Sociedad de Estudios Aranzadi, que ha coordinado al equipo de t¨¦cnicos forenses en la exhumaci¨®n. En los tres a?os que ha permanecido abierta, se han extra¨ªdo de la fosa m¨¢s de 10.000 restos mortales; de ellos, 1.786 de represaliados por la sublevaci¨®n y la dictadura, que ahora descansan en el osario-memorial que se ha levantado sobre ella, a la espera de que las muestras de ADN permitan ponerles un nombre.
Cuando se iniciaron los trabajos el 20 de enero de 2020, el equipo de arque¨®logos de la sociedad Aranzadi pensaba que iba a lidiar con un trabajo de exhumaci¨®n de unas 850 v¨ªctimas de la represi¨®n y 253 personas muertas por otras razones, ce?ido a un per¨ªodo comprendido entre 1925 ¡ªcuando se cre¨ªa que se hab¨ªa abierto la fosa¨D y septiembre del 36, justo en el inicio de la Guerra Civil. Pronto, las evidencias demostraron que se enfrentaban a un reto mayor y de extrema complejidad.
¡°Hab¨ªa dep¨®sitos de v¨ªctimas intactos, otros removidos, enterramientos colectivos, v¨ªctimas en ata¨²des... Se pas¨® de una cronolog¨ªa de dos meses del 36 a adentrarnos hasta finales de los 40¡±, explica Juan Manuel Guijo, el antrop¨®logo que ha dirigido los trabajos de exhumaci¨®n. La profundidad donde fueron hallados los restos de los represaliados asesinados en el verano del 36 ha demostrado que fue entonces cuando se abri¨® la fosa, porque no se han encontrado vestigios anteriores. Posteriormente, se fueron mezclando con los cad¨¢veres de otros grupos de poblaci¨®n, como presos fallecidos por el hambre, enfermos, personas con amputaciones, ni?os¡ ¡°En la fosa no descansan en paz porque est¨¢n en posiciones inveros¨ªmiles, luego se desplazan, se les acumulan otros cad¨¢veres sin ning¨²n protocolo funerario. Eran, con todo el respeto, los parias de la ¨¦poca. Esta es la fosa de los despojos¡±, resume Guijo.
Se han sacado de la tierra 10.076 restos de seres humanos: 1.786 represaliados del franquismo y m¨¢s de 8.000 que nada tienen que ver con las v¨ªctimas de la dictadura. ¡°Pico Reja es la morfolog¨ªa de la represi¨®n franquista¡±, describe el antrop¨®logo. El hecho de que no se respetara esta fosa ¡ªque, en teor¨ªa, se abri¨® para alojar y ocultar a los ajusticiados durante los primeros meses de la sublevaci¨®n (especialmente violenta en la capital andaluza)¡ª es, para el arque¨®logo, una muestra de la ¡°impunidad y la falta de consideraci¨®n hacia los seres humanos¡± de los responsables del r¨¦gimen en ese momento. Durante los primeros a?os del franquismo, se abri¨® y reabri¨® para arrojar los cad¨¢veres de quienes viv¨ªan en la marginalidad sevillana. ¡°Es una indiferencia que no hemos visto en otras fosas y escenifica la semilla del odio que iba a germinar despu¨¦s, el sadismo que supone no tener a las v¨ªctimas como personas dignas de consideraci¨®n y seguir removiendo sus cad¨¢veres con restos de otras personas que tambi¨¦n eran los parias de la sociedad¡±, sostiene.
Pico Reja es una poderosa evidencia de la ¡°gran represi¨®n¡± que los sublevados ejercieron en los primeros meses de la Guerra Civil en Sevilla y de su estrategia por eliminar las pruebas de esa opresi¨®n, de acuerdo con el historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez, uno de los que m¨¢s datos maneja sobre las identidades de quienes pudieran estar enterrados all¨ª. ¡°Entre el 20 de julio y el 31 de diciembre del 36, los datos oficiales hablan de que se fusilaron a 2.900 personas en Sevilla, pero en el Registro Civil solo constan 97 inscripciones, de las que 44 se corresponden con los integrantes de la columna minera que vino de Huelva¡±, se?ala Garc¨ªa M¨¢rquez. ¡°La log¨ªstica de la muerte es muy particular. Cuando se est¨¢ fusilando durante tanto tiempo hay que abrir y cerrar las fosas¡±, a?ade. El experto entiende que la suma de nuevos cad¨¢veres a lo largo de la d¨¦cada de los 40 es tambi¨¦n otro ejemplo de la represi¨®n durante la dictadura y del ¡°trato diferenciado y clasista¡± de sus dirigentes. ¡°Muchos eran mendigos, enfermos o personas que no pod¨ªan pagarse un funeral o un ata¨²d. Y presos que murieron de hambre. Porque el hambre hizo estragos en la ciudad de Sevilla. El hambre se convirti¨® en un arma de guerra por parte del r¨¦gimen¡±, a?ade.
Monedas acu?adas por el III Reich para datar la fosa
Las monedas espa?olas acu?adas en 1937 ¡ªcon la leyenda: segundo a?o triunfal¨D en la Austria del III Reich por orden de Ram¨®n Serrano Su?er, pero que en Espa?a empezaron a circular en 1938, son de los pocos restos, junto con peque?as medallas, suelas de zapatos o un bot¨®n de uniforme municipal, que los arque¨®logos han encontrado entre los huesos de las v¨ªctimas de Pico Reja. Esas piezas fueron clave para datar la fecha de la muerte de algunas de ellas, evidenciando que la fosa no se cerr¨® en el 36, como se hab¨ªa establecido. La dendrocronolog¨ªa de un ¨¢rbol que se hab¨ªa plantado sobre la sima permiti¨® fijar en la segunda mitad de los 40 la fecha en la que all¨ª empez¨® a echar ra¨ªces, confirmando que la fosa sigui¨® siendo usada entonces. El maxilar superior de un diente tambi¨¦n arroj¨® la terrible noticia de que un cr¨¢neo con un impacto de bala en el parietal pertenec¨ªa a un ni?o de 12 a?os.
¡°Este agujero de esta calavera es de un tiro, y como esta, mil m¨¢s. Esto es lo que se ha documentado en Pico Reja. Se le est¨¢ diciendo a la sociedad que la represi¨®n existi¨®, que fue verdad y que no podemos dejar de explicarlo¡±, se?ala el historiador Jos¨¦ Villa. ¡°La dictadura fue capaz de anular la historia y de crear el miedo a conocerla¡±, abunda. Para Villa, las 1.786 v¨ªctimas identificadas y el resto de cad¨¢veres que se fueron acumulando despu¨¦s constatan que el golpe militar no fue una respuesta puntual, sino que form¨® parte de un proceso sociopol¨ªtico fraguado desde mucho tiempo atr¨¢s: ¡°Pico Reja pone de relieve la crueldad de unas clases sociales que no estaban dispuestas a perder el poder absoluto que hab¨ªan detentado. Los asesinados: obreros, jornaleros o republicanos, son para ellos basura, residuos, ese es su valor social¡±.
El ni?o de 12 a?os es el cad¨¢ver m¨¢s joven con signos de violencia encontrado en Pico Reja. ¡°Pero hay varios menores de entre 16 y 17 a?os con impactos de bala en la fosa. Tambi¨¦n mujeres, un 10% de las v¨ªctimas, m¨¢s de las que esper¨¢bamos¡±, indica Guijo. Una de ellas podr¨ªa ser Reyes Santos, modista de Triana que pertenec¨ªa a las juventudes comunistas y hab¨ªa escrito un art¨ªculo sobre una asociaci¨®n de mujeres antifascistas. ¡°Se la llevaron de casa en agosto del 36 y un d¨ªa, mi t¨ªa que era la que iba a llevarle comida a la c¨¢rcel todos los d¨ªas, volvi¨® solo con su reloj, que se hab¨ªa parado a las 3.30 de la madrugada¡±, cuenta su nieta, Lola D¨ªaz, que a¨²n no ha podido visitar el columbario. Su abuela ten¨ªa 30 a?os y la madre de D¨ªaz apenas ten¨ªa recuerdos de ella. ¡°En casa la que hablaba del asunto era mi t¨ªa abuela¡±, se lamenta.
Las evidencias f¨ªsicas no han permitido realizar identificaciones. Cada cad¨¢ver tiene su propio informe en el que se da cuenta de todos los detalles f¨ªsicos y morfol¨®gicos, y de las evidencias de torturas, que permitir¨¢n acotar la b¨²squeda cuando se coteje con el ADN.
Las asociaciones memorialistas han sido las principales responsables de que los arque¨®logos hayan hecho hablar a la tierra para sacar a la luz la realidad y el alcance de la masacre perpetrada por los sublevados durante la Guerra y en la Dictadura y que quisieron sepultar bajo la arcilla. Vaciada Pico Reja, es el turno de la cercana fosa de Monumento. ¡°Queda mucho por investigar, parece que se va a encontrar un n¨²mero de cad¨¢veres similar¡±, indica Guijo. Los historiadores han documentado que tras el golpe de Estado todo Sevilla se convirti¨® en una c¨¢rcel y en una fosa. Pico Reja lo confirma casi nueve d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Los arque¨®logos tocan la historia con las manos, nosotros con los papeles¡±, afirma Garc¨ªa M¨¢rquez.
El ADN, la asignatura pendiente
El columbario de Pico Reja oculta la fosa, pero no entierra nada. “Nos deja un sabor agridulce, porque llega tarde. Muchos hijos y víctimas, que estaban vivas, han fallecido en este tiempo. El ADN ahora mismo es clave, pero se está haciendo un cuello de botella en el laboratorio de Granada”, advierte Luis Naranjo, excomisionado de la Memoria Histórica y portavoz de la Asamblea Memorialista. El equipo de Aranzadi ha enviado al laboratorio de referencia de la Universidad de Granada 1.107 muestras de las víctimas halladas en Pico Reja, y faltan 450 más por enviar, lo que sumaría un total de 1.557. De ellas, la Junta ha confirmado a EL PAÍS que se han analizado 300 y que, después del cotejo con 298 de familiares, no se han hallado coincidencias. Los primeros resultados han tardado mucho tiempo en llegar. “Después de más de 80 años, el ADN está muy deteriorado y hay que ser muy conscientes de que va a ser complicado hallar coincidencias. Pero hay que agilizar. No pueden pasar otros 80 años en tener los resultados. La Junta debe duplicar el convenio con el laboratorio [300.000 euros] porque, hasta ahora, les habían llegado 100 muestras, pero hay que sumar las 1.000 de Pico Reja, las de Cádiz, las de Nerva y las que vendrán”, advierte José Estanislao, presidente de la Coordinadora por la Memoria de Andalucía.
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