Huelva guarda en un caj¨®n los estudios cient¨ªficos que se?alan el riesgo de sepultar residuos t¨®xicos junto a la ciudad
El Ayuntamiento encarg¨® a expertos del CSIC y universidades informes que cuestionan el enterramiento bajo arcilla de unas enormes balsas de fosfoyesos
Los cient¨ªficos estudian desde 1998 las balsas de fosfoyesos de Huelva -con 120 millones de toneladas de residuos t¨®xicos junto a la ciudad- y sus conclusiones son claras: el plan previsto por la empresa Fertiberia para enterrarlos bajo un metro de tierra y arcilla implica un serio riesgo de colapso, un accidente que traer¨ªa consecuencias catastr¨®ficas para la ciudad andaluza, con 150.000 habitantes y situada a solo 500 metros de estos desechos industriales. Sin embargo, el dictamen un¨¢nime de la ciencia no ha gustado al Ayuntamiento (PSOE), que en 2015 encarg¨® a los expertos sus an¨¢lisis y desde hace un a?o y medio los oculta en un caj¨®n.
¡°Enterremos a la ciencia porque no nos gusta lo que dice, y olvid¨¦monos de los fosfoyesos a pesar del problema demostrado de estabilidad estructural. ?Hasta cu¨¢ndo? No sabemos cu¨¢ndo se producir¨¢ la tormenta perfecta, pero estamos en un sitio ¨²nico en el mundo porque no hay apilamientos de fosfoyesos sobre una marisma¡±, denuncia uno de los investigadores de la Universidad de Huelva. El cient¨ªfico exige anonimato porque fue obligado a firmar una cl¨¢usula de confidencialidad que le proh¨ªbe difundir informaci¨®n sin la autorizaci¨®n del Consistorio.
Las conclusiones contrarias al plan de Fertiberia no han trascendido al Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, que dio su visto bueno al proyecto de restauraci¨®n en 2020, ni tampoco a la Junta de Andaluc¨ªa, que ultima su permiso medioambiental para que antes de finales de a?o empiecen las obras. De este modo, las Administraciones prev¨¦n autorizar un plan tasado en 66 millones y que durar¨¢ una d¨¦cada, en contra de las investigaciones cient¨ªficas desarrolladas entre 2015 y 2020.
El Ayuntamiento, que emiti¨® un estudio de compatibilidad urban¨ªstica del proyecto, rechaza explicar por qu¨¦ ha evitado divulgar las alertas de los 20 cient¨ªficos de las universidades de Huelva y Granada, el Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), el Instituto Geol¨®gico y Minero (IGME) y el ISGlobal. El alcalde socialista, Gabriel Cruz, encomend¨® los estudios en 2015, pero tras la declaraci¨®n de impacto favorable del ministerio en septiembre de 2020, convoc¨® la ¨²ltima reuni¨®n del ¨®rgano de participaci¨®n -al que informan los cient¨ªficos- el 29 de diciembre de ese a?o. Ese d¨ªa, dos cient¨ªficos advirtieron del peligro de derrumbamiento y contaminaci¨®n que entra?a el plan de Fertiberia ante partidos pol¨ªticos, sindicatos y colectivos vecinales y ecologistas. Desde entonces, silencio.
¡°Me siento ninguneado por el Ayuntamiento, pensaba que la ciencia iba a influir para la restauraci¨®n y no s¨¦ qu¨¦ papel hemos jugado. Fuimos creados por cuestiones pol¨ªticas, pero la decisi¨®n ya estaba tomada¡±, se lamenta otro investigador universitario, que tambi¨¦n reclama anonimato para evitar una posible demanda judicial. El vicerrector de Investigaci¨®n y Transferencia de la Universidad onubense y presidente del grupo de expertos, Jos¨¦ Rodr¨ªguez, asegura que el Consistorio -que ha incumplido su compromiso p¨²blico de informar a la ciudadan¨ªa cada seis meses- prev¨¦ convocar a los cient¨ªficos antes de final de verano: ¡°Redactaremos un informe y a partir de ah¨ª la cuesti¨®n delicada es hasta qu¨¦ punto lo haremos p¨²blico por el compromiso de confidencialidad¡±.
Despu¨¦s de la declaraci¨®n de impacto ambiental positiva del ministerio, hace un mes el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) dio su visto bueno al enterramiento de los fosfoyesos porque ofrece seguridad radiol¨®gica, y ahora la pelota est¨¢ en el tejado de la Junta. Su autorizaci¨®n ambiental integrada visar¨¢ si hay emisi¨®n contaminante a la atm¨®sfera, el vertido de aguas y el posible impacto en la salud de las personas. ¡°Ya tenemos el plato servido desde el ministerio y no podemos rebatirlo¡±, comentan fuentes de la Consejer¨ªa de Desarrollo Sostenible, cuya delegaci¨®n en Huelva, sin expertos en geotecnia, geodin¨¢mica e hidrolog¨ªa, dar¨¢ previsiblemente su visto bueno al plan de restauraci¨®n este verano.
Tras cinco d¨¦cadas de acumulaci¨®n de residuos procedentes de la fabricaci¨®n de fertilizantes que acabaron en 2010, los cient¨ªficos han estudiado la estabilidad estructural de las balsas, su hundimiento progresivo debido a las pir¨¢mides de hasta 25 metros que acumula, la contaminaci¨®n que provocan las mareas en el estuario del r¨ªo Tinto y c¨®mo reaccionar¨ªa el apilamiento ante un posible terremoto o tsunami. Las conclusiones sobre el plan de restauraci¨®n previsto son inquietantes.
¡°La deformaci¨®n del sustrato de soporte es continua en el tiempo, al igual que el hundimiento de la zona frontal del apilamiento de la zona 2. Confirm¨¢ndose claramente el grave riesgo de colapso del apilamiento¡±, avisa el ¨²ltimo estudio del grupo de Geolog¨ªa del Subsuelo y Geotecnia de la Universidad onubense.
La principal amenaza proviene de la estabilidad de las balsas, que se hunden a gran velocidad debido a que est¨¢n asentadas bajo fango de forma heterog¨¦nea, en ciertas zonas con hasta 25 metros de lodos y otras solo cinco. El hundimiento del apilamiento es ¡°vertiginoso¡±, en palabras de un tercer investigador que tambi¨¦n firm¨® la cl¨¢usula de confidencialidad, del Departamento de Geodin¨¢mica de la Universidad de Granada, que ha comprobado c¨®mo al mismo tiempo que las balsas se deprimen, el fondo del canal se eleva. ¡°Las deformaciones verticales llegan a 21.5 cm/a?o y acumulan movimientos de hasta 80 cent¨ªmetros en el periodo monitorizado¡±, refleja el estudio de esa universidad. Cop¨¦rnico, el programa de observaci¨®n de la Tierra de la Comisi¨®n Europea, permite consultar en l¨ªnea este hundimiento desde hace escasas semanas.
¡°Al hundirse, o la estructura se mover¨¢ o colapsar¨¢ en direcci¨®n al canal [la desembocadura del Tinto], creando un bloque desplazado que actuar¨ªa como una presa en el estuario. Esto provocar¨ªa una onda de choque y que las aguas del Tinto [de color cobrizo y con metales pesados de las minas] se esparcieran a la derecha hacia Huelva y a la izquierda, hacia Palos y Moguer¡±, a?ade el primero de los expertos de la Universidad de Huelva mencionados.
Los cient¨ªficos han constatado gracias a la s¨ªsmica de alta resoluci¨®n que hay migraci¨®n de fluidos desde la base del apilamiento hacia la zona de menor presi¨®n, que es el canal del estuario. ¡°La base del proyecto [de Fertiberia] es que no hay migraci¨®n de fluidos. Las pruebas de tensi¨®n con muestra encapsulada se las trag¨® el Miteco [Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica] porque el ingeniero entendi¨® que en materiales impermeables como los fangos no hay migraci¨®n de fluidos laterales. El problema es que aqu¨ª el sustrato est¨¢ inclinado, hay pendiente¡±, avisa este ¨²ltimo cient¨ªfico. El mejor ejemplo de la inestabilidad que implica la marisma es la antigua plaza de toros, cercana a las balsas, y que se declar¨® en ruina y se derrumb¨® en los a?os ochenta.
La actividad s¨ªsmica de la marisma, de magnitud baja a moderada, incluye fallas cercanas que son activas: ¡°No se deben descartar terremotos de elevada magnitud, aunque no hayan sido registrados a¨²n¡±, alerta un estudio con datos de la actividad s¨ªsmica de la zona entre 1900 y 2019, incluido un sismo de 4,2 a solo 18 kil¨®metros de las balsas, ocurrido en 1956. Sobre el riesgo de tsunamis, el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva identific¨® 14 terremotos marinos los ¨²ltimos 9.000 a?os en el Golfo de C¨¢diz gracias a los sondeos y el an¨¢lisis de dep¨®sitos marinos. El ¨²ltimo catastr¨®fico fue el de Lisboa en 1755, pero tambi¨¦n avalan fondos documentales los de 1531, 1013 y 881. ¡°Entre 400 y 500 a?os llega un tsunami, el problema es que no hay una periodicidad exacta y permanente. Cuando llega a la costa, el gran volumen de agua se comporta como una marea con una corriente de ida y vuelta de hasta cinco metros por segundo, dispersando los elementos¡±, explica Juan Antonio Morales, experto de dicho departamento.
En paralelo, los cient¨ªficos han estudiado la contaminaci¨®n de la r¨ªa y han constatado que se produce por el agua que entra por el estuario y vuelve por los canales mareales mucho m¨¢s ¨¢cida y cargada de metales. Solo el 9% de los lixiviados procede de la infiltraci¨®n del embalse superior. ¡°El aporte de ars¨¦nico o cadmio es bastante significativo¡±, resume un cuarto experto, del Departamento de Minerolog¨ªa y Geoqu¨ªmica de la universidad onubense, que ha estudiado la geoqu¨ªmica ambiental de las balsas. ¡°Cubrir la superficie de las balsas con un suelo natural no garantiza el cese de las salidas de borde que llegan al estuario¡±, alerta el informe de este departamento, que recomienda monitorizar, recoger y canalizar todas las aguas hacia un sistema de tratamiento pasivo antes de su descarga en el estuario de la r¨ªa de Huelva. Adem¨¢s, los investigadores proponen la construcci¨®n de una barrera profunda que impida el acceso del agua intermareal al interior de la balsa para evitar la generaci¨®n de las salidas de borde perimetrales.
Los expertos se reunieron en 2020 con Fertiberia para estudiar el modelo hidrogeol¨®gico con los datos recabados durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, pero dos a?os despu¨¦s, la empresa a¨²n no los ha facilitado. Preguntada al respecto, la firma ha rechazado explicar su negativa a colaborar con los expertos. ¡°Est¨¢ clar¨ªsimo que una vez que el Miteco se pronunci¨®, todo cambi¨® para el Ayuntamiento¡±, censura Francisco Garc¨ªa, portavoz de Ecologistas en Acci¨®n.
La paradoja de los informes cient¨ªficos es que fueron pagados gracias a la Junta andaluza, que traspas¨® fondos por 200.000 euros en ¡°dos acciones especiales¡± recibidas por la Universidad de Huelva. Es decir, el Gobierno auton¨®mico subvencion¨® un conocimiento que finalmente no podr¨¢ influir en la decisi¨®n de su propia Consejer¨ªa de Desarrollo Sostenible por culpa del Consistorio onubense. El Ayuntamiento, pese a su compromiso inicial para aportar a los cient¨ªficos 100.000 euros al a?o, nunca transfiri¨® ese dinero a dicha instituci¨®n.
?Conoces informaci¨®n relacionada con este caso? Contacta con el redactor en este correo: jmartina@elpais.es
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