Joan-Llu¨ªs Llu¨ªs: ¡°He hecho una novela libertaria en la Roma Imperial¡±
El escritor de Perpi?¨¢n apuesta por la fuerza de la literatura, las lenguas y la amistad en ¡®Junil a les terres dels b¨¤rbars¡¯
O porque viene de fuera o porque su Junil a les terres dels b¨¤rbars acaba de salir de la imprenta o porque el tema no ha llegado ni a culebrilla de verano, pero hay distancia ir¨®nica y feliz paz interior en Joan-Llu¨ªs Llu¨ªs (Perpi?¨¢n, 58 a?os) al pronunciarse por la obsesi¨®n de las letras catalanas por buscar nuevas voces constantemente, enterrando rauda nombres de la middle class del oficio. ¡°No tengo la sensaci¨®n de que en Francia se d¨¦ tanto esta dictadura de las nuevas voces, la obsolescencia literaria programada; quiz¨¢ sea un aspecto comercial leg¨ªtimo, pero tambi¨¦n es triste para los j¨®venes porque deber¨¢n saber que en pocos a?os ellos tambi¨¦n quedar¨¢n sepultados por esa estrategia¡±, asegura. Por su parte, zanja, ¡°no tengo la sensaci¨®n de estar apartado por mi edad¡±. Lo dice frente a la que ya es su s¨¦ptima novela, con la que debuta en Club Editor (donde recuperar¨¢n parte de su obra y se la traducir¨¢ al castellano) y en la que se nota cu¨¢l es la chispa de su raz¨®n de ser en el oficio: ¡°No me pienso mucho las situaciones, me interesa por encima de todo la narraci¨®n, bebo de la literatura oral, de las rondallas; se trata de pas¨¢rmelo bien y explicarlo bien, poner estilo y forma¡±.
Es tambi¨¦n lo formal una cortina para aligerar la trastienda conceptual de Junil¡, curiosa aventura en la que una joven que encola papiros en la librer¨ªa de su tir¨¢nico padre en una alejada marca del Imperio Romano acaba huyendo con tres esclavos a la b¨²squeda de un sue?o generado tras la lectura de las Metamorfosis de Ovidio, ilusi¨®n s¨®lo factible cruzando los l¨ªmites de la supuesta tierra civilizada. La salvaci¨®n parece estar con los b¨¢rbaros, empezar de cero, casi un gui?o a estos tiempos contempor¨¢neos, en una novela que rezuma una mirada poco optimista de la sociedad. ¡°No me lo plante¨¦ en t¨¦rminos dicot¨®micos civilizaci¨®n-barbarie; pero es evidente que el concepto civilizaci¨®n arrastra hoy elementos inclementes, terriblemente mort¨ªferos, y que la soluci¨®n parece pasar por otras actitudes a lo que hemos entendido hasta ahora por civilizaci¨®n¡±, apunta.
¡°Los dioses se embrutecer¨ªan hoy con el contacto con los humanos¡±, suelta uno de los personajes. ¡°S¨ª, hay ese escepticismo que impregna buena parte de mi obra, pero no es una novela pesimista: hay una posibilidad de salvaci¨®n, que pasa por tener un objetivo vital... Los protagonistas se salvan porque acaban funcionando como una utop¨ªa, una sociedad igualitaria, que camina hacia un lugar que no deja de ser la Arcadia; admito que he escrito bajo los auspicios de Proudhon; ahora, con el libro en las manos, me percato de que he hecho una novela libertaria en la Roma imperial¡±.
Si bien Junil es el motor y estandarte inicial del grupo a la luz del faro de un Ovidio exiliado al que buscan y que Llu¨ªs recita de memoria (¡°me fascina su misterioso final, desterrado por causas a¨²n hoy nada claras¡±), a medida que el viaje y que el colectivo va creciendo desaparece el caudillaje, algo que tiene, incluso, traducci¨®n estil¨ªstica: el testigo narrativo pasa de una voz a otra, seg¨²n necesidades de la historia, donde lo colectivo se impone a lo individual, otra potencial necesidad social del presente. ¡°Siempre busqu¨¦ hacer una novela coral, y eso deb¨ªa tener una coherencia narrativa; si los personajes quer¨ªan sobrevivir era mejor que se ayudaran unos a otros y su propia diversidad lo facilita; el ¨²nico cemento entre ellos se lo proporciona la literatura y la traducci¨®n¡±, cree el autor. ¡°No son muy distintos de nosotros mismos, ?no? Nos alimentamos de ficci¨®n: comemos y bebemos historias todo el d¨ªa: desde las mentidas m¨¢s cotidianas a las series de televisi¨®n o a la religi¨®n; vivimos de la ficci¨®n¡±.
¡°Animales de ficci¨®n¡±
Concluye Llu¨ªs, pues, que somos ¡°animales de ficci¨®n¡±, una frase que le deja a tocar de su autobiograf¨ªa ¨ªntima. ¡°No dir¨¦ que la literatura me salv¨® la vida, pero s¨ª que le dio sentido; la vida era muy complicada para m¨ª: nunca fui un macho alfa, era terriblemente t¨ªmido¡ A m¨ª me ayud¨® a entender mejor c¨®mo funcionaba la vida, el mundo y los otros¡±. Y ese descubrimiento tiene un momento preciso: cuando cumpli¨® los 13 a?os, a los que hab¨ªa llegado leyendo, con los cl¨¢sicos Jules Verne y Enid Blyton. Insuficiente bagaje vital. ¡°Un profesor de instituto le pas¨® a mi hermano mayor unos libros a los que no hizo caso: estaban William Golding o B. Traven¡ Para m¨ª fueron un terremoto emocional, que se uni¨® a que empec¨¦ a sacar notas altas en lengua francesa. Ah¨ª decid¨ª ser escritor: en todo en la vida hab¨ªa dado muestras de sobrada ineptitud; en la literatura, parec¨ªa que no¡±, confiesa.
Quiz¨¢ por todo ello, otro de los personajes cree que est¨¢n encarnando un poema: ¡°La vida siempre copia a la literatura¡±, sostiene Llu¨ªs. ¡°Ese personaje cree que el destino est¨¢ marcado y, claro, siempre es m¨¢s f¨¢cil saber lo que debes hacer si ya lo has le¨ªdo antes¡±. En cualquier caso, la particular Santa Compa?a que protagonizan Junil y su grupo no deja de ser un buen cat¨¢logo de la marginalidad, como ocurre con la mayor¨ªa de los protagonistas de sus obras anteriores: en Aiguafang (2008), Jo soc aquell que va matar Franco (2018, premio Sant Jordi)¡ ¡°S¨ª, mayormente no son tanto antih¨¦roes como marginales o marginados. ?Por qu¨¦? Quiz¨¢ haya una especie de revancha social: provengo de una familia pobre; yo viv¨ª aplastado por mi timidez¡¡±.
Envuelto todo en su ya genuina y aparentemente espont¨¢nea capacidad metaf¨®rica, Llu¨ªs espolvorea la novela con juegos formales, como un cap¨ªtulo inicial en el que, a modo teatral, derriba la famosa cuarta pared y se permite dar espor¨¢dicas instrucciones al lector. ¡°En una primera redacci¨®n hab¨ªa muchas m¨¢s; quiero romper la ficci¨®n para recordarle al lector que el autor est¨¢ ah¨ª y que cada frase es una decisi¨®n que le pod¨ªa haber llevado a un lugar u a otro¡ En el libro de Franco, hab¨ªa tres finales distintos y en Cr¨°niques d¡¯un D¨¦u coix [2014] jugaba tambi¨¦n, como hac¨ªa Shakespeare, con lo que est¨¢ dentro y no de la obra¡ Hay que confiar m¨¢s en el lector y no solo hacerle tanta trampa tonta¡±.
Tambi¨¦n el libro contiene una especie de dramatis personae, en otra se?al de que ¡°los personajes podr¨ªan continuar y tener otras vidas; lo dejo ah¨ª como pistas, para la cabeza del lector¡±, igual que un final tan abierto que podr¨ªa tener clara continuidad: ¡°Yo no lo retomar¨¦, pero me gusta imaginar que el lector s¨ª puede hacerlo¡±, dice quien tambi¨¦n ha recreado toda una mitolog¨ªa celta. ¡°Necesito pas¨¢rmelo bien escribiendo¡±, recuerda.
Pacto social por el catal¨¢n
Agua subterr¨¢nea que fluye tambi¨¦n en buena parte de su producci¨®n, Llu¨ªs no ha olvidado en Junil¡ el tema de la lengua, aqu¨ª con el gui?o de un colectivo que ha de acabar construyendo una lengua franca, com¨²n, donde el lat¨ªn no sirve. ¡°Detesto profundamente las lenguas imperiales, que dominan y someten¡ Todos los idiomas son respetables y pueden servir para todo. En la novela muestro un ejemplo de cuando no se da esa dominaci¨®n, los pidgin, la fusi¨®n de dos o m¨¢s lenguas, fruto de la necesidad¡±.
Curiosamente, el escritor ve ahora mismo con mejores expectativas la situaci¨®n del catal¨¢n en Perpi?¨¢n (¡°me parece ver m¨¢s tolerancia con las lenguas regionales que hace unos a?os¡±) que en Catalu?a mismo: ¡°En apenas 50 a?os he visto desaparecer el catal¨¢n en mi pueblo, ya nadie lo habla; aqu¨ª detecto demasiada complacencia oficial, y tambi¨¦n puede pasar... Ninguna sociedad aguanta el biling¨¹ismo¡±. Y remacha: ¡°Aunque creo que sin la independencia del territorio el catal¨¢n no se salvar¨¢, pienso que hay que refundar el pacto social por la lengua al que se lleg¨® con la Transici¨®n; el catal¨¢n no puede ser un reh¨¦n ni del independentismo ni del unionismo¡±.
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