El tibur¨®n ca?abota, el desconocido rey de las profundidades, reside en ca?ones submarinos de la Costa Brava

El tibur¨®n ca?abota (Hexanchus griseus), el m¨¢s grande que habita en los fondos marinos de la costa mediterr¨¢nea espa?ola, vive muy a menudo en el ca?¨®n de Begur, en la Costa Brava, baja a profundidades de hasta 1.400 metros, por la noche asciende a menor profundidad y podr¨ªa haber m¨¢s de los que se cre¨ªa. Esto es lo que se ha descubierto inicialmente en un proyecto de la Universitat de Barcelona (UB), que ha conseguido, por primera vez en el Mediterr¨¢neo, ¡°marcar¡± dos tiburones ca?abota con un registrador de profundidad y temperatura que captura cinco meses de datos y manda la informaci¨®n a los investigadores. La informaci¨®n, que mostrar¨¢ el uso que hacen del h¨¢bitat, se recogi¨® gracias a tecnolog¨ªa avanzada de una empresa canadiense, y se volver¨¢ a usar en otros dos ejemplares en junio.

El Mediterr¨¢neo es un mar rico en biodiversidad, donde se pueden encontrar hasta 50 especies de tiburones. Una de ellas es el ca?abota. Algunos aspectos b¨¢sicos de su ecolog¨ªa son bastante desconocidos, ya que solo se sabe de su presencia en la costa catalana porque lo capturan accidentalmente diferentes artes de pesca. Un estudio de 2017 se?al¨® que se hab¨ªan apresado 90 en un a?o. Es el tibur¨®n m¨¢s grande (hasta 5 metros) que habita las aguas profundas de la plataforma continental y ca?ones submarinos, es viv¨ªparo, puede parir entre 47 y 108 cr¨ªas de una vez y vivir hasta 100 a?os. Su dieta es variada, es carro?ero y can¨ªbal, come todo tipo de peces, crust¨¢ceos... Tiene una gran boca y sus mand¨ªbulas se pueden desarticular y lograr una mayor apertura.

El objetivo de este proyecto del Grupo de Investigaci¨®n de Grandes vertebrados de la UB-IRBio, con el apoyo de la Fundaci¨® Barcelona Zoo y el Ayuntamiento de Barcelona, es ¡°comprender mejor cu¨¢l es el rol y la relevancia de los grandes tiburones de profundidad como predadores en el ecosistema profundo marino mediterr¨¢neo. Saber su localizaci¨®n, temperatura, profundidad y actividad permitir¨¢ conocer aspectos de la ecolog¨ªa espacial de la especie al analizar los movimientos verticales diarios, los desplazamientos geogr¨¢ficos y la estacionalidad¡±, explica el bi¨®logo e investigador principal del proyecto, Manel Gazo.

Para llevar a cabo el proyecto, en septiembre y noviembre se sali¨® con la Asociaci¨®n Catalana de Pesca Responsable en la zona del ca?¨®n de Begur. Las dos veces se captur¨® un ejemplar de ca?abota. El primero a 270 metros de profundidad, un juvenil de 1,60 metros del que no se sabe el sexo por no tener desarrollados sus genitales. La segunda, una hembra de 2,60 metros, se captur¨® a 280 metros. Se subieron a superficie y desde la embarcaci¨®n se tom¨® la longitud, sexo y muestra de piel para futuros estudios gen¨¦ticos, de contaminantes y de ecolog¨ªa tr¨®fica mediante an¨¢lisis de is¨®topos.

Recogida de datos

Cada uno se instrument¨®, es decir, se marc¨® con un registrador y emisor satelital en la base de la aleta dorsal. Estos aparatos, llamados marcas tipo ¡°pop-up¡± registran temperatura, fecha, profundidad y la geolocalizaci¨®n del animal a partir del nivel de luz registrado. Pesan 87 gramos y miden 131x42 mm, y no suponen problema para el tibur¨®n. Seg¨²n Gazo, ¡°la bibliograf¨ªa indica que la metodolog¨ªa de tomar medidas e implantaci¨®n de la marca no tiene efectos negativos mientras no supere los 10 minutos con el animal en superficie¡±. Explica que se programaron las marcas para tres supuestos, ¡°que a los 150 d¨ªas se liberara el registrador y regresara a superficie; que lo hiciera en caso de que detectara falta de actividad ¡ªindicar¨ªa la muerte del animal¡ª, o al detectar profundidades mayores a 2.000 metros, por ser el l¨ªmite de presi¨®n que soporta el emisor¡±. Al liberarse, la marca flota hasta superficie y emite v¨ªa sat¨¦lite durante cinco meses los datos registrados, que son recogidos por una central que manda la informaci¨®n cifrada al investigador. Tambi¨¦n se les aplic¨® una marca pl¨¢stica de identificaci¨®n, para reconocer a cada animal si vuelve a ser capturado, o aportar informaci¨®n si aparece muerto o varado.

¡°Gracias a este proyecto por primera vez se sabe que bajan a m¨¢s de 1.000 metros pero que la mayor¨ªa del tiempo han estado en el talud continental, a unos 300 o 600 metros, en la pendiente que une la plataforma continental con la planicie abisal¡±, explica Gazo. Otra de las averiguaciones es que la hembra ha estado el 60% del tiempo en profundidades de entre 300 y 500 metros, donde hay m¨¢s alimento. En cambio el juvenil se mantuvo ese mismo tiempo entre los 500 y los 800 metros. ¡°En el mar el pez grande se come al peque?o, y al ser una especie can¨ªbal, seguramente los juveniles prefieren descender a zonas donde, aunque haya menos alimento, est¨¢n m¨¢s seguros¡±. Tambi¨¦n se ha observado que mientras el juvenil apenas ha llegado a 1.000 metros, la hembra ha bajado a 1.400, donde reina la oscuridad y casi no hay vida. La temperatura del mar, entre oto?o e invierno, ha sido de entre 13,2 y 13,7 grados.

El tama?o y el peso de estos tiburones que quedan en las redes hacen que se tenga que hacer compatible la rapidez y la seguridad de la liberaci¨®n con la actividad pesquera. Por eso el proyecto ¡°tambi¨¦n pretende elaborar, con los pescadores de arrastre y trasmallo, un protocolo de buenas pr¨¢cticas para devolver vivos al mar a los animales capturados accidentalmente, garantizando la seguridad de los marineros¡±, explica el bi¨®logo y miembro del proyecto Ignasi Nuez. Est¨¢n revisando la informaci¨®n recopilada en las cofrad¨ªas de Blanes, Palam¨®s y Llan?¨¤, y cuando se llegue a un consenso sobre el protocolo, se mandar¨¢ a toda la flota afectada.

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