Abascal se presenta como el antagonista del Gobierno de izquierdas ante la incomparecencia de Feij¨®o
El l¨ªder ultra elude debatir sobre los datos y busca la confrontaci¨®n ideol¨®gica con S¨¢nchez y D¨ªaz
Santiago Abascal se puso la venda antes de la herida: anunci¨® que el presidente S¨¢nchez tratar¨ªa de confundirle con un torrente de datos manipulados o falseados y que sus dos adversarios le interrumpir¨ªan continuamente para no dejarle hablar. No lo hicieron, el tono del debate fue en todo momento correcto, y el moderador, Xabier Fortes, tuvo que animarles a que se pisaran unos a otros para dar viveza a la discusi¨®n.
El l¨ªder de Vox demostr¨® que su fuerte no son los datos y cuando S¨¢nchez o D¨ªaz lo abrumaban con porcentajes se zafaba alegando que ¡°los datos de este Gobierno tienen la misma credibilidad que sus pactos¡± y que las cifras macroecon¨®micas no llegan a los hogares. La ¨²nica vez que se adentr¨® en ese terreno patin¨®: admiti¨® que hay casi 21 millones de cotizantes a la Seguridad Social, pero asegur¨® que trabajan menos horas. La vicepresidenta segunda le silenci¨® aduciendo que el n¨²mero de horas cotizadas ha subido un 22%. Tambi¨¦n fue Yolanda D¨ªaz quien, despu¨¦s de que Abascal reprochara el apoyo de Bildu a la reforma laboral del Gobierno, le record¨® que los abertzales y Vox votaron juntos contra la misma.
M¨¢s c¨®modo se sinti¨® el l¨ªder ultra al abordar la violencia de g¨¦nero. Consciente de que la mejor defensa es un buen ataque, acus¨® a sus interlocutores de ser los responsables de la ¡°la ley que ha tra¨ªdo m¨¢s violencia machista a Espa?a¡±, en alusi¨®n a la ley del solo s¨ª es s¨ª y a la excarcelaci¨®n anticipada de 117 violadores. S¨¢nchez le respondi¨® que los dos partidos del Gobierno ¡°siempre defienden a las mujeres¡±, aunque a veces cometan errores; mientras que Vox se equivoca siempre porque niega la violencia machista. ¡°?Qu¨¦ es una mujer para ustedes¡±, les espet¨® Abascal, aludiendo a la autodeterminaci¨®n de g¨¦nero de la ley LGTBI, sin que ninguno de los dos le contestara. D¨ªaz le exigi¨® que dejara de re¨ªrse de las mujeres, mientras exhib¨ªa la foto de dos cargos p¨²blicos de Vox bromeando durante el minuto de silencio por una mujer asesinada en Valencia.
S¨¢nchez y D¨ªaz se repartieron los papeles, el primero rebatiendo a Abascal con intervenciones did¨¢cticas; y la segunda, entrando al cuerpo a cuerpo, hasta el punto de que el l¨ªder de Vox la acus¨® de darle ¡°¨®rdenes¡± y de representar ¡°la hoz y el martillo¡±, aunque traslad¨® al presidente la culpa ¡°de haber metido el comunismo en el Gobierno¡±.
Ambos se dirigieron a Abascal como si fuera el portavoz de Feij¨®o y, a trav¨¦s de ¨¦l, debatieran con este ¡ª¡±el se?or Feij¨®o, representado hoy por el se?or Abascal¡±, le dijo D¨ªaz¡ª, pero el l¨ªder ultra intent¨® zafarse de ese papel, subrayando que el presidente del PP, en su cara a cara con el jefe del Gobierno, le ofreci¨® un pacto para que gobernase el que resulte m¨¢s votado de los dos. S¨¢nchez le record¨® que en cinco comunidades aut¨®nomas y cientos de ayuntamientos gobiernan juntos el PP y Vox. ¡°Como no ha venido [Feij¨®o], no hablar¨¦ de ¨¦l que no puede defenderse¡±, dijo Abascal para zanjar el asunto.
El l¨ªder ultra consigui¨® su objetivo: confrontar con el Gobierno de izquierdas y colocar sus mensajes sobre inmigraci¨®n, inseguridad ciudadana, cambio clim¨¢tico o indultos a los independentistas. No se trataba de ganar a los dos presentes, sino al ausente. Y Abascal se declar¨® ganador por incomparecencia, coronando su intervenci¨®n con un sonoro: ¡°?Viva Espa?a!¡±.
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