Detr¨¢s de las persianas bajadas por la pandemia
La crisis del coronavirus ha obligado a muchos negocios de Madrid a despedirse para siempre. Para algunos de sus due?os precipita la jubilaci¨®n, para otros supone un nuevo reto

En el caf¨¦ de Chinitas dijo a Paquiro un hermano: ¡°Soy m¨¢s valiente que t¨², m¨¢s torero y m¨¢s gitano¡±. Estos versos de Federico Garc¨ªa Lorca est¨¢n dedicados al primero de los denominados teatrillos o caf¨¦s cantantes que hubo en Espa?a. La andadura del local comenz¨® en M¨¢laga a mediados del siglo XIX y desapareci¨® en plena Guerra Civil. ¡°Le llamaban caf¨¦ de Chinitas porque la calle estaba llena de piedrecitas peque?as. Entre los asiduos estaban Lorca y Alberti, un mont¨®n de escritores, guitarristas, gente del pueblo y aficionados al flamenco, que entonces era un arte aut¨®ctono, nadie ten¨ªa estudios ni preparaci¨®n¡±, explica Mari Carmen Mira, que recuper¨® aquel nombre cuando abri¨® este tablao en Madrid en 1969 junto a los hermanos Verdasco. Los a?os lo convirtieron en un gran reclamo tur¨ªstico, pero la pandemia y su confinamiento congelaron sus planes, condenando al Chinitas al cierre por segunda vez en su larga historia.

Si en el tablao reina el silencio en la galer¨ªa las paredes est¨¢n vac¨ªas, en el teatro las luces se apagan y en algunos comercios centenarios se baja la persiana para siempre. Desde el inicio del confinamiento la angustia de un final crec¨ªa cada d¨ªa entre los negocios de una ciudad paralizada, mientras ve¨ªan el flujo de caja permanecer inm¨®vil. El impacto de la pandemia var¨ªa mucho entre sectores -los m¨¢s golpeados son los comercios minoristas, la hosteler¨ªa y el ocio nocturno-, pero el Banco de Espa?a calcula que alrededor del 10% de todas las empresas est¨¢n abocadas al cierre. Una situaci¨®n as¨ª obliga al empresario a reinventarse y a emprender de nuevo: las cuentas no se pagar¨¢n solas, y la vocaci¨®n permanece. En otros casos, la crisis precipita la jubilaci¨®n y los empresarios se lanzan, resignados, a la seguridad de ese horizonte que todav¨ªa parec¨ªa lejano.
Hace apenas un a?o el escenario del caf¨¦ de Chinitas estaba cubierto de mantones, de litograf¨ªas taurinas y esculturas de Belmonte, La Chunga y V¨ªctor Monge Serranito, y Mari Carmen Mira asegura que no vislumbraba que su local de la calle de Torija perdiera su esencia. ¡°Yo he estado siempre, pero detr¨¢s, los verdaderos propietarios de esta joya eran los hermanos Verdasco, que eran cinco, entre ellos Manuel, que era mi marido y muri¨® en el 2010. Mis cu?ados tambi¨¦n han fallecido, pero hab¨ªa que seguir con nuestra ilusi¨®n y nuestra maravilla, porque ¨¦ramos restaurante y tablao flamenco¡±, aclara Mari Carmen con la nostalgia del que sabe que ya no puede continuar.
El contrato de alquiler se acab¨® a finales de junio y no ha habido manera de renovarlo. Tanto ella como su hija Carolina intentaron buscar otros locales para poder continuar, pero muchos no ten¨ªan licencia ni salida de humos. Adem¨¢s, con el paso de los meses han pasado a considerar que el panorama que ha dejado tras de s¨ª la pandemia, con una ca¨ªda hist¨®rica del turismo, no es propicio para abrir de nuevo.
El pasado 3 de junio hubiese sido el 50 aniversario del caf¨¦ de Chinitas. Por eso, Mari Carmen solo puede hablar de la gran fiesta que hicieron cuando cumplieron los 45, que el recuerdo ha convertido en una despedida anticipada de un espect¨¢culo de cante y baile que aglutin¨® a muchas personalidades del mundo de la cultura y a casi todos los artistas que hab¨ªan pasado por la casa. Estuvo dedicado, como no pod¨ªa ser de otra manera, a Federico Garc¨ªa Lorca. ¡°Yo ten¨ªa idea de hacer algo y llevaba d¨¢ndole vueltas muchos a?os y al final lo conseguimos. Sal¨ªa Lorca caracterizado con un traje blanco, con todas las luces apagadas y velas. Se le daba un foco y empezaba a recitar. Fue francamente muy bonito¡±, recuerda con alegr¨ªa Mari Carmen.
Otro de esos negocios insignia de la capital cierra definitivamente tras 115 a?os abierto. Es la Papeler¨ªa Salazar, en la calle de Luchana, del barrio Chamber¨ª. Hace medio siglo que la regentan las hermanas Ana y Fernanda Mart¨ªnez Salazar. Comenzaron a trabajar en la tienda reci¨¦n salidas del colegio, con 17 y 18 a?os, respectivamente. La irrupci¨®n del comercio online y el constante reto de competir con tiendas m¨¢s grandes hab¨ªa puesto a tambalear el negocio, pero el confinamiento fue un golpe in¨¦dito. ¡°Hemos tenido momentos de crisis anteriores, pero ahora es m¨¢s profunda que nunca. Esto de la pandemia es incre¨ªble; tener la tienda cerrada dos meses, ni en la Guerra Civil, cuando estuvieron siempre abiertos, ni en la posguerra, que nos contaban nuestros padres y nuestra t¨ªa que lo pasaron fatal, pero ah¨ª aguantaron¡±, comenta Ana, intentando ilustrar la dimensi¨®n del impacto que ha tenido la pandemia.
Este negocio familiar naci¨® en 1905 de manos de la reci¨¦n enviudada bisabuela de estas hermanas criadas. Lo hizo en el mismo barrio donde ambas viven y, hasta ahora, trabajaban, porque su negocio tiene los d¨ªas contados: echar¨¢ el cierre a mediados de febrero. ¡°Hemos estado a punto de cerrar seis meses, pero los clientes no nos han dejado. Hemos tenido muchos encargos, y hemos querido cumplir hasta el ¨²ltimo de ellos. Pero ya ha llegado la hora, es demasiado trabajo para nosotras intentar mantener esto a flote¡±, cuenta Ana con resignaci¨®n. La crisis del coronavirus se ha unido a la falta de relevo generacional, pues ninguno de sus hijos se quiere hacer cargo de la papeler¨ªa, como lo hicieron ellas en su momento.
¡°Estamos muy tristonas, es una vida entera, cuatro generaciones. Pero todav¨ªa estamos esperando el milagro de que aparezca alguien que quiera retomar o meterle dinero al negocio¡±. Da igual que no sea de la familia, lo importante es que mantenga la esencia, dice Ana. ¡°Lo m¨¢s especial de la Papeler¨ªa Salazar es la dedicaci¨®n y la relaci¨®n que tenemos con nuestros clientes, que hace que se conviertan en amigos. Adem¨¢s, est¨¢ el hecho de que somos muy especializadas. Se suele decir: Si no lo encuentras en Salazar, no lo busques. Todav¨ªa ahora nos mandan clientes de otros sitios porque saben que nosotros lo encontramos¡±. Estar¨ªan dispuestas a ense?ar todo lo que saben a un posible heredero, pero nadie se ha presentado.
Por suerte no hay deudas. ¡°Siempre hemos sido de pagar todo primero¡±, dice con orgullo Ana. Lo que les queda, entonces, es el local, que es propio y planean alquilarlo. Est¨¢ ubicado en un lugar privilegiado a escasos pasos de la glorieta de Bilbao. Pero mientras siga abierta la papeler¨ªa se niegan a hacer planes de futuro, aunque saben que llegar¨¢n con la jubilaci¨®n. ¡°Tendremos que cambiar de vida, pues esto es todo lo que conocemos, pero ahora habr¨¢ que hacer otras cosas, no hay m¨¢s remedio¡±.

En la calle de Embajadores, a un salto de la plaza del Cascorro, por contraste, los inquilinos del teatro Pav¨®n, la compa?¨ªa de teatro Kamikaze saben que, aunque cambien de escenario, seguir¨¢n haciendo lo mismo de siempre. Para ellos la pandemia es un bache m¨¢s en la inestable vida de quienes se dedican a las artes esc¨¦nicas. Israel Elejalde, uno de los co-directores del teatro, asegura que habr¨¢ nuevos proyectos en el futuro, aunque 2021 ser¨¢ dif¨ªcil por las condiciones del sector y tambi¨¦n por el impacto emocional que supone cerrar una etapa en la que han invertido tanto. ¡°Ahora mismo estamos en un momento de transici¨®n. Todav¨ªa estamos trabajando en algunas cosas, tenemos giras, con lo cual, entre eso y cerrar, tampoco nos da mucho tiempo para planear. Pero creo que este a?o ser¨¢ de latencia, porque al final el teatro en general est¨¢ muy tocado y ahora mismo para meterse en un proyecto grande nuevo hay que ser bastante bobo o bastante loco¡±.
Desde que llegaron al Pav¨®n en el verano de 2016, Miguel del Arco, Aitor Tejada, Jordi Bux¨® e Israel Elejalde sab¨ªan que se encomendaban a un proyecto de alto riesgo. ¡°Nuestra idea era hacer un teatro privado, pero con vocaci¨®n p¨²blica. Eso necesitaba, primero, de un apoyo del p¨²blico que s¨ª hemos tenido, pero a la vez el apoyo de las instituciones, y tambi¨¦n un mecenazgo que nunca se ha llegado a lograr¡±, explica Elejalde. Aun as¨ª, su estancia en el Pav¨®n fue exitosa, estableci¨¦ndose como referencia de las artes esc¨¦nicas madrile?as r¨¢pidamente. Llegaron al punto m¨¢s alto en 2017, cuando recibieron el Premio Nacional de Teatro.
Pero de repente lleg¨® el coronavirus, y para el Pav¨®n Kamikaze el par¨®n lleg¨® en el peor momento posible. El estado de alarma se declar¨® un d¨ªa despu¨¦s de cuando estaba programado el estreno de su versi¨®n de Traici¨®n de Harold Pinter. Se vieron obligados a apagar las luces con todo montado y encaminado para el ¨¦xito -ya hab¨ªan vendido 200.000 euros en entradas-. ¡°Ten¨ªamos la confianza de que los pr¨®ximos cuatro meses iban a ser muy buenos y que probablemente nos hubieran permitido incluso encarar la siguiente temporada m¨¢s holgados¡±. La siguiente obra en cartelera, Las Ficciones, reun¨ªa a Carmen Machi, Irene Escolar y B¨¢rbara Lennie, y Elejalde est¨¢ seguro de que hubiera significado dos meses de llenos diarios. Sin embargo, el confinamiento les hizo imposible amortizar la inversi¨®n que incluye derechos de autor, dise?adores, vestuarios, escenograf¨ªa, adem¨¢s de los gastos fijos de un alquiler de 4.000 metros cuadrados en el centro de Madrid y los m¨¢s de 25 trabajadores permanentes.
En la carta publicada a finales de diciembre en la que anunciaban su cierre definitivo, sus responsables explicaban que era su ¡°pretensi¨®n apurar el tiempo hasta la finalizaci¨®n del contrato de alquiler, en julio de 2021¡±, del local situado en la calle de Embajadores. Tambi¨¦n se?alaban que en ese momento de arranque de temporada se hab¨ªan planteado como objetivo ¡°encontrar un espacio alternativo que permitiera dar continuidad al proyecto¡±. El due?o del inmueble, Jos¨¦ Maya, desvelaba a principios de enero en Cadena Ser impagos del alquiler desde abril del a?o pasado, y aseguraba haberse enterado por los medios de comunicaci¨®n de la no renovaci¨®n del contrato por parte de la compa?¨ªa. Maya tachaba su medi¨¢tica despedida como una forma de lograr que ¡°las administraciones les den un nuevo espacio¡±. Elejalde y sus socios han declinado responder, por el momento, a las palabras del empresario.
¡°No se puede tener un plan de negocios que prevea cerrar cuatro o cinco meses de repente¡±, se lamenta Elejalde; pero a la vez se mantiene positivo. ¡°Lo que ha acabado es el espacio, ese intento de establecer un nuevo centro del tejido cultural de Madrid, pero lo que es nuestra actividad y la compa?¨ªa seguir¨¢ trabajando en otros teatros y generando proyectos. Quien sabe si m¨¢s adelante nos metamos en otro parecido a este, pero desde luego vamos a seguir haciendo teatro. Todos nosotros nos dedicamos al teatro. Vivimos del teatro. El teatro es nuestro oficio, nuestra forma de sobrevivir, de vivir, de ver la vida, y en cuanto nos recuperemos de esto estaremos otra vez dando guerra¡±.

A pesar del varapalo de la pandemia, el galerista Joaqu¨ªn Garc¨ªa tampoco ha perdido su vocaci¨®n. Abri¨® Garc¨ªa Galer¨ªa en Doctor Fourquet, uno de los mejores recorridos para el sector del arte en Madrid, hace ocho a?os. ¡°Convertir esa calle en lo que es fue idea m¨ªa. De repente una serie de locales salieron en alquiler en el 2012. Habl¨¦ con la galerista Balbuena y Nogueras Blanchard de Barcelona y decidimos abrir los tres a la vez. Cre¨ªa que era importante poner las cosas f¨¢ciles a la gente y a los coleccionistas¡±, apunta el director del espacio.
Ahora habr¨¢ nuevos cambios en el sector, vaticina Garc¨ªa. Muchas lo van a pasar mal y van a tener que apostar por artistas m¨¢s consagrados, con la consecuente p¨¦rdida de variedad y riqueza que sufrir¨¢ la ciudad. Tambi¨¦n reivindica todo el entramado de la industria cultural: ¡°Yo no s¨¦ hasta qu¨¦ punto se dan cuenta de que detr¨¢s de una galer¨ªa hay transportistas, almacenes, constructores, artistas, estudios¡ Tienden a pensar que el arte es una cosa et¨¦rea y que solo est¨¢ el se?or en la puerta de la galer¨ªa y el pintor, pero hay una cadena de sectores implicados¡±.
Durante el confinamiento, Garc¨ªa se dio cuenta de los meses que estaba perdiendo y de los gastos que estaba generando. Cuando abrieron en mayo hab¨ªan perdido toda la temporada. Hicieron lo que pudieron, pero en agosto no quedaba otra que tomar una decisi¨®n al respecto. ¡°Pod¨ªamos reducir al m¨ªnimo la galer¨ªa, pero en nuestro caso no nos merec¨ªa la pena y no hab¨ªa opci¨®n de crecimiento. Al final lo ¨²nico que ten¨ªamos era nuestro prestigio y buen hacer, para hacerlo mal era mejor dejarlo¡±, explica el galerista.
Pero Garc¨ªa huye del pesimismo e indica que se pueden sacar aspectos positivos de lo que est¨¢ pasando. Por ejemplo, el tema de las ferias con el protagonismo que hab¨ªan cogido en el negocio de las galer¨ªas les estaba obligando a estar presentes con un desembolso enorme sin que eso les asegurase encontrar a gente interesada por lo que llevaban. ¡°Ahora se abre un periodo en el que van a tener que aparecer sustitutos a una cosa que quiz¨¢s no funcionaba tan bien como pens¨¢bamos. Desde luego es un momento en el que se renovar¨¢n muchas cosas¡±, admite.
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