Rizando el rizo, en las peluquer¨ªas para pelo afro de Madrid
Cada vez m¨¢s mujeres deciden abrazar su cabello natural, pero la oferta de peluquer¨ªas especializadas es escasa
Para Ana D¨ªaz los buses en verano son lo peor del mundo. El calor es asfixiante, el reposabrazos quema, y los muslos escuecen sin piedad alguna por el pelaje del asiento. Esta cubana de 55 a?os habr¨ªa preferido quedarse en Segovia en vez de viajar a Madrid, pero de ning¨²n modo pod¨ªa saltarse su cita bimensual en Bilu, su peluquer¨ªa de confianza situada cerca de la parada de metro de Alvarado. Tiene una boda y quiere que su peluquera Awa Seck le hilvane en trenzas su cabello afro junto a 400 gramos de pelo natural que acaba de comprar al peso.
Awa, de 42, es senegalesa y jam¨¢s se quita su turbante porque ya ha aparecido alguna cana. La luz del negocio es estridente como un quir¨®fano, y la pared est¨¢ repleta de pelo de todos los colores en bolsas de pl¨¢stico. El trabajo de Awa es muy laborioso y puede prolongarse durante horas. A la hora del almuerzo muchas veces solo le da tiempo a picotear apresuradamente un poco de ceebu j?n (plato tradicional senegal¨¦s de pescado) en el cuartito para empleados. Ella se ofrece a prepararlo para todo aquel que le pregunta, en parte por educaci¨®n, pero tambi¨¦n porque sabe de buena tinta que su plato est¨¢ de muerte.
Kemit Diedhiou a¨²n recuerda el hambre que pas¨® en la peluquer¨ªa una vez que su compa?era de silla degustaba un arroz con aguacate y pl¨¢tano frito, y a ella se le hab¨ªa olvidado llevar algo de picar. Aunque eso era antes del virus, cuando era habitual ver en estos establecimientos un ambiente festivo, con m¨²sica rumbera de fondo y un desfile de saludos por parte de la peluquera a todo aquel que se acercaba.
A Kemit, de 53 a?os, lo que m¨¢s le fascina es la conversaci¨®n familiar que se forma en torno a estos enclaves multiculturales, d¨®nde acababa enter¨¢ndose de lo que pasaba en Rep¨²blica Dominicana, o en la frontera con M¨¦xico. O ella misma contaba las ¨²ltimas manifestaciones en Senegal, pa¨ªs que dej¨® cuando lleg¨® a Espa?a para estudiar Filolog¨ªa Hisp¨¢nica. Durante a?os Kemit se rap¨® su afro por comodidad, ya que si usaba un champ¨² cualquiera del supermercado se le romp¨ªa. Amigas suyas se lo alisaban con el mismo resultado. ¡°El pelo afro es muy delicado y seco. Todo lo que lleva qu¨ªmicos lo destroza¡±, explica.
Con 13 a?os, Finesa Antonio ya se pasaba las tardes trenzando el pelo a sus amigas. Donde otras personas ve¨ªan un trabajo pesado y laborioso, ella disfrutaba buscando el equilibrio justo de fuerza. Unas buenas trenzas no pueden quedar demasiado tirantes, o de lo contrario podr¨ªan causar un dolor de cabeza tremendo, pero tampoco dejarlas sueltas porque se deshar¨ªan en seguida. Ahora con 36 trabaja en una peluquer¨ªa en el barrio Lavapi¨¦s llamada Chic & Look especializada en trenzado y pelucas de pelo natural que teje ella misma. Aunque cuenta que cada vez vienen m¨¢s chicas con fotos sacadas de la aplicaci¨®n Pinterest con afros perfectos y les preguntan c¨®mo cuidarlos. A su espalda, cuatro mujeres parlotean sin cesar mientras una de ellas le da peque?os golpecitos a un carrito de beb¨¦. ¡°Nuestras clientas se sienten en paz aqu¨ª. A lo mejor porque quieren hablar de cosas amables o escuchar un consejo. Es una v¨ªa de escape. ?Mi novio habla demasiado?, me voy a la pelu¡±, bromea.
Un cambio en el paradigma
Los rizos de Nouriya Adjibi se aglomeran en lo alto de su cabeza desafiando la gravedad y los rascacielos de la Gran V¨ªa madrile?a. A esta francesa de 21 a?os estudiante de Derecho no hay mirada que se le resista. ¡°Cuando llevo mi afro suelto me como el mundo, me hace sentir muy empoderada¡±, cuenta. Su pelo ha pasado por muchas fases, desde las trencitas que llevaba de peque?a con cuentas de colores hasta un arrepentido alisado. Sin embargo no empez¨® a aceptar su cabello natural hasta que no se vio reflejada en personajes de series como The Orange Is The New Black. ¡°Empec¨¦ a ver videos de mujeres que reivindicaban la belleza de este pelo¡±, cuenta, mientras ense?a en su m¨®vil las sugerencias de la aplicaci¨®n Youtube, todas ellas sobre el cuidado de sus rizos. ¡°Lo que me perd¨ªa por querer alisarlo¡±.
La hija adolescente de Kemit tambi¨¦n aprendi¨® a cuidar su pelo de este modo, lo que a su madre le produce una mezcla de envidia y orgullo. ¡°Gracias a internet la gente est¨¢ recuperando su belleza, su naturaleza, su identidad. Al contrario de lo que suele pasar, los j¨®venes est¨¢n ense?ando a los mayores¡±, apunta.
Gracias a internet la gente est¨¢ recuperando su belleza, su naturaleza, su identidad. Al contrario de lo que suele pasar, los j¨®venes est¨¢n ense?ando a los mayoresKemit Diedhiou
La francesa Nouriya suele cambiar de peinado cada dos meses, pero admite que ella no entra en la primera peluquer¨ªa que ve, tiene que ser de confianza, sin embargo, cuando lleg¨® a Madrid no conoc¨ªa ninguna. ¡°Creo que me voy a esperar a volver a casa de vacaciones para volver a trenzarme el pelo porque aqu¨ª fui a una y no me gust¨® c¨®mo me las hicieron. Adem¨¢s, era mucho m¨¢s caro que en Par¨ªs¡±, cuenta.
Esta escasez de peluquer¨ªas especializadas en los rizos es lo que motiv¨® a Nayara da Sousa a abrir una. A cada paso firme que da esta joven de 28 a?os los rizos le rebotan gr¨¢ciles, formando una aureola alrededor de su cabeza. Debajo, unas pesta?as tan tupidas como unas alas, varios piercings, brazos grabados a tinta y unas largu¨ªsimas u?as color esmeralda que, en vez de dificultar su trabajo, confirman que se trata de una profesional de las tijeras. ¡°El concepto era abogar por la naturalidad, yo no utilizo nada qu¨ªmico que pueda cambiar la textura del cabello¡±, explica la due?a de Daso.
En este establecimiento en pleno coraz¨®n de Malasa?a no huele a comida, pero mantiene un poco la esencia de estos negocios de barrio tan tradicionales. ¡°El momento peluquer¨ªa debe ser un tiempo para relajarte. A escala europea parece m¨¢s una carga. Yo quer¨ªa mantener esa familiaridad, de charlar o pasar a saludar a la que ya es tu amiga¡±. As¨ª ocurri¨® con Vanessa Cadena, de 27 a?os.
Hasta que conoci¨® a Nayara, esta joven nacida en Colombia que ha pasado toda su vida en Espa?a, evitaba llevar el pelo suelto. Otras clientas de esta peluquer¨ªa curly, como define su propia due?a, se hab¨ªan pasado a?os sin visitar un peluquero por miedo a un posible destrozo. Esta escultora del rizo de ra¨ªces brasile?as destila seguridad en s¨ª misma, aunque no siempre fue as¨ª. ¡°Era como, ya soy negra, ?qu¨¦ es lo que puedo hacer para encajar?: Me aliso el pelo. Te encuentras que el c¨¢non de belleza es completamente opuesto a ti. Aprender a quererse es entender que tanto esa chica con el pelo liso rubio y t¨², con tu afro, pod¨¦is ser bellas. Es un acto de resistencia¡±.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.