Un drama a vista de dron: as¨ª ha destruido el metro de Madrid decenas de viviendas en San Fernando
Las im¨¢genes a¨¦reas muestran la tragedia de un municipio en el que ya se ha condenado a la piqueta a 54 casas, lo que afecta a m¨¢s de 150 vecinos
Hay vac¨ªos que est¨¢n llenos de recuerdos, de dolor y de l¨¢grimas. Es lo que pasa con el hueco que retrata un aparato de la compa?¨ªa Dron Air Corporation en San Fernando de Henares, un municipio al este de la Comunidad de Madrid con 40.000 habitantes. All¨ª, en el cuadril¨¢tero que forman las calles Presa, Rafael Alberti, Pablo Olavide y Francisco Sabatini hubo hasta hace poco un edificio en el que viv¨ªan decenas de personas. Pero hoy no hay nada. Solo vac¨ªo. Esas casas ya no est¨¢n porque la llegada del metro a San Fernando, impulsada por el Gobierno de Esperanza Aguirre en 2007, provoc¨® cambios en el subsuelo y acab¨® por afectar a sus cimientos, obligando a derribarlas. No es un caso ¨²nico. En el municipio ya se han demolido 27 viviendas, otras tantas est¨¢n a un paso de seguir el mismo camino, para un total de 54, y m¨¢s de 150 vecinos de m¨¢s de 80 familias han tenido que abandonar sus hogares en alg¨²n momento desde 2021 como consecuencia de las grietas, roturas y desperfectos que han aparecido en sus edificios.
¨D?En ese hueco hab¨ªa casas?¨D, surge la pregunta ante las im¨¢genes, encargadas por el Ayuntamiento de la localidad, donde gobierna Javier Corpa, del PSOE.
¨DS¨ª. La m¨ªa¨D, responde Juan Fuentes, uno de los afectados, que es presidente de la Asociaci¨®n Presa¨CRafael Alberti.
Es el resumen de una tragedia sin fin. Como una mancha de aceite, el problema del agua provocado por las obras del metro se va extendiendo poco a poco por debajo de las calles del municipio, disolviendo la sal que entrevera la tierra y provocando corrimientos en el subsuelo que acaban afectando a los cimientos de los edificios, que pierden pie. Las pasadas navidades, la Comunidad comunic¨® a 14 familias que quer¨ªa derribar sus viviendas. El 4 de enero, con los Reyes Magos a las puertas, 50 personas abandonaron a la carrera el edificio en el que residen porque oyeron algo parecido a un estallido, se bloquearon las puertas y empezaron a aparecer nuevas grietas por todas partes. Y en las ¨²ltimas semanas el problema lleg¨® a una calle hasta ahora generalmente preservada, la de Nazario Calonge, donde los t¨¦cnicos han medido un espectacular hundimiento de 1,5 cent¨ªmetros en los tres meses transcurridos desde noviembre, seg¨²n una de las plataformas de afectados.
¡°Estimados vecinos, nos ponemos en contacto con Vds. para informarles sobre el corte de la calle Nazario Calonge previsto para los pr¨®ximos d¨ªas debido a la ejecuci¨®n de las obras de consolidaci¨®n de terreno en dicha calle, as¨ª como del protocolo de evacuaci¨®n en caso de emergencias¡±, se lee en una comunicaci¨®n enviada por la Comunidad de Madrid a los residentes, a la que accedi¨® EL PA?S. ¡°Se ruega colaborar con el personal de la obra sin asumir u originar riesgos innecesarios y atendiendo en todo momento a sus indicaciones¡±, se les pide a los ocupantes de las casas, que ver¨¢n c¨®mo se levantan inmensas vallas de metal en las inmediaciones de sus viviendas y negocios mientras duren los trabajos. ¡°La empresa constructora va a proceder a la instalaci¨®n temporal de prismas de medici¨®n [de inclinaci¨®n] en algunas fachadas de los inmuebles, por lo que se solicita la m¨¢xima colaboraci¨®n¡±.
El problema nace en 2007, cuando la entonces presidenta regional, Esperanza Aguirre, celebra la inauguraci¨®n de la l¨ªnea 7B, hecha a toda prisa para que se estrene justo antes de las elecciones. Quince a?os despu¨¦s, ese trayecto ha sido cerrado hasta nueve veces por reparaciones, lo que ha resultado en un total de m¨¢s de tres a?os sin prestar servicio. En paralelo, hay cientos de vecinos que han visto c¨®mo su casa dejaba de ser habitable. Y muchas familias siguen viviendo entre grietas, ruidos tenebrosos y el miedo permanente a que se les caiga el techo encima.
Hoy la zona cero es un hervidero de operarios con mono naranja o chaleco amarillo fluorescente que se afanan por inyectar cemento en el subsuelo, intentando asentar 10.000 metros cuadrados de las entra?as de la ciudad. Junto a ellos suena constantemente el zumbido de inmensas m¨¢quinas rojas, y rebosa el agua que se extrae a litros bajo tierra mientras aletean como fantasmas las pancartas colgadas de los balcones con las quejas de los vecinos. La imagen es ca¨®tica. Hay vallas por todas partes. Casetas de obra. Comercios con las ventanas tapadas con tablones de madera, como si esperaran la llegada de un hurac¨¢n, que en realidad ha sido un terremoto.
El Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso dice estar haciendo todo lo posible para resolver la situaci¨®n. Ha ofrecido de 136.000 a 355.000 euros a los vecinos por sus viviendas (lo que supone valorar el metro cuadrado en 2.682 euros) y de 10.000 a 33.000 euros por sus garajes. Para aceptar esas indemnizaciones patrimoniales, los afectados han tenido 15 d¨ªas desde que recibieron la notificaci¨®n de la tasaci¨®n de sus propiedades, aunque la Comunidad no aclara cu¨¢ntos han aceptado su propuesta hasta ahora, y cu¨¢ntos no, con el argumento de que el proceso sigue abierto. En paralelo, el Ejecutivo dice que invertir¨¢ m¨¢s de 120 millones de euros en arreglar los problemas de la zona, que tambi¨¦n afectan a edificios p¨²blicos e instalaciones municipales.
Tambi¨¦n hay casas que ya no est¨¢n. Vidas que han perdido su asidero material, con muchos afectados desplazados primero a un apartahotel pagado por la Comunidad, y luego, cuando venci¨® ese contrato, redirigidos a un alquiler pagado con adelantos de su indemnizaci¨®n. Imposible para ellos volver a las casas en las que crecieron con sus padres, vieron nacer a sus hijos o so?aron con una vida nueva. Ya no est¨¢n. O no estar¨¢n. Apenas queda un solar como recuerdo. Un hueco imposible de llenar que d¨ªa a d¨ªa crece en San Fernando de Henares.
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