¡°De tan bueno, eres tonto¡±: cuando cuidar a los dem¨¢s se convierte en un problema
Las personas ¡°demasiado buenas¡± sienten que son excesivamente complacientes con los dem¨¢s y ponen sus necesidades en un segundo plano a pesar de que eso les haga sufrir. La soluci¨®n pasa por reencontrarse con uno mismo, definir mejor los propios l¨ªmites y deseos
Deber¨ªamos tomarlo como una met¨¢fora, porque darle un pu?etazo en la cara a alguien no es la mejor forma de arreglar un problema. No obstante, a ¨¦l le funciona. Estoy hablando de George McFly, el padre de Martin McFly en Regreso al futuro. Para aquellos que no recuerden el filme, la resoluci¨®n final de la pel¨ªcula de Robert Zemeckis gira alrededor de una persona que es demasiado buena, tan buena que es tonta. Esa persona es George, que consigue reconducir todos los desaguisados que su (futuro) hijo ha realizado en 1955, arre¨¢ndole un buen derechazo al abus¨®n Biff Tannen, que se re¨ªa de ¨¦l y le obligaba a hacerle los deberes. Con ese ¡°cambio de rumbo¡±, George consigue conquistar a la (futura) madre de Martin y que la historia no cambie demasiado, si acaso, un poco a mejor.
La situaci¨®n que sufre George en la pel¨ªcula, salvando algunas distancias y adapt¨¢ndola a la vida real, es com¨²n a muchas personas. A menudo dicen ¡°s¨ª¡±, cuando en realidad quieren decir ¡°no¡±, lo que les provoca problemas tanto en su vida personal como laboral. Estas personas que son ¡°demasiado buenas¡±, como suele decirse, sienten que son excesivamente complacientes con los dem¨¢s y habitualmente ¡ªo siempre¡ª ceden a sus peticiones o ponen sus necesidades en un segundo plano a pesar de que eso les haga sufrir en mayor o menor medida.
¡°Hay muchas personas que temen y se angustian por no ser suficientemente buenas, porque creen que no cumplen lo suficiente con su deber, porque les inquieta ser rechazadas o decepcionar a los dem¨¢s¡±, afirma el psic¨®logo Xavier Guix, tambi¨¦n divulgador y autor del libro El problema de ser demasiado bueno (Arpa Editores, 2024). ¡°La angustia les genera una continua autoevaluaci¨®n sobre lo adecuado o no de su comportamiento ante los dem¨¢s, si lo que dicen o hacen es lo adecuado. Sufren, por lo tanto, por la imposibilidad de dejar de ser buenas¡±. Ante estos sentimientos, muchos reaccionan volc¨¢ndose en los otros.
¡°Creo que me siento demasiado buena porque tiendo a confiar demasiado en los dem¨¢s¡±, explica Mar¨ªa, artista gr¨¢fica. ¡°Esto hace que luego sea ultradesconfiada si pasa algo. Lo de demasiado buena, adem¨¢s de tener que ver con querer ayudar a los dem¨¢s, tambi¨¦n est¨¢ muy relacionado con querer agradar y que te importe m¨¢s de la cuenta que se enfaden contigo. Por un lado, me gusta ayudar a la gente, pero por otro, no s¨¦ poner l¨ªmites y si me piden algo, lo hago, y eso me acaba afectando¡±.
¡°Siempre pongo mis problemas y mis cosas en un segundo plano¡±, admite por su parte Conchi, que trabaja en la industria editorial. ¡°Esto se traduce en que, cuando quedo con amigos o amigas, generalmente nunca suelo hablar de las cosas que me preocupan, que me suceden o que me ilusionan, porque considero que lo m¨ªo, digamos, no tiene tanta importancia. Soy esa persona que escucha, la consejera, que deja que los dem¨¢s monopolicen la conversaci¨®n con sus temas y con sus preocupaciones¡±.
¡°No me considero especialmente buena en el sentido de ¡®altruista¡¯. De hecho, creo que el deseo de complacer me ha causado m¨¢s ansiedad que otra cosa¡±, confiesa Martina, periodista. ¡°Al no saber decir que no, pues he acabado muchas veces cancelando planes en el ¨²ltimo momento o dejando tirada a la gente. Eso yo no lo asocio precisamente a ser una persona buena¡±.
Resulta cuanto menos llamativo que las personas entrevistadas para este art¨ªculo, y algunas m¨¢s que se ofrecieron a participar tras un llamamiento en redes sociales, sean en su totalidad mujeres. Al comentarlo con ellas, ninguna se asombr¨® demasiado. ¡°Cero sorpresas¡±, comenta Mar¨ªa entre risas. ¡°Creo que a las mujeres nos han inculcado el ser cuidadoras, madres y a aguantar circos que no deber¨ªamos aguantar. Creo que los t¨ªos hacen y deshacen como quieren y son m¨¢s individualistas tambi¨¦n por eso, porque se les ha permitido¡±. El doctor Guix tampoco se muestra muy sorprendido por el hecho de que todas las participantes del art¨ªculo sean mujeres. ¡°El arquetipo de la mujer sumisa y complaciente, entregada y al servicio de la familia, permanece en el inconsciente colectivo, a pesar de que tanto el feminismo como las nuevas generaciones est¨¢n rompiendo ya con ese molde, afortunadamente¡±, reflexiona. ¡°Muchos padres y madres, educados en este viejo perfil, han educado a su vez a sus hijas para seguir su mismo modelo, el m¨¢s imperante en su cultura. Vamos hacia una transformaci¨®n del modelo, solo que a¨²n convive con el viejo paradigma¡±.
El problema de ser demasiado buenas
Tal y como sugiere el t¨ªtulo del libro de Guix, las personas que sienten que son ¡°demasiado buenas¡± no suelen disfrutar de ello, m¨¢s bien todo lo contrario. No es una caracter¨ªstica de la personalidad que reporte demasiadas satisfacciones, aunque s¨ª que lo haga en ocasiones. ¡°Dice un viejo axioma que tarde y mal se aprende que ser muy bueno no hace que te quieran m¨¢s, sino que te usen¡±, sentencia el terapeuta. Una frase que, aunque proyecta una espesa sombra sobre lo que significa ser humano, tristemente la mayor¨ªa hemos sido capaces de comprobarla en nuestras propias carnes.
Mar¨ªa explica que esta forma de comportarse le ha provocado, a nivel profesional, mucho estr¨¦s y sensaci¨®n de estar quemada. ¡°En algunas ¨¦pocas he dicho que s¨ª a todos los trabajos que me llegaban, aunque no pudiese. Encima, si luego me ped¨ªan cambios, nunca pon¨ªa un l¨ªmite, y eso me ha llevado al agotamiento f¨ªsico y mental¡±.
Uno de los pilares del libro de Xavier Guix es el concepto de la ¡°mala bondad¡±, una especie de buenismo mal entendido que hace que las personas sean muy buenas para los dem¨¢s, pero no tanto para ellas mismas. Se?alar este hecho no implica la censura total a ser bueno. El autor lo deja claro: ¡°Es genial hacer el bien siempre que uno se incluya en ese bien. Pero renunciar a lo propio en beneficio solo del otro, o bien es una elecci¨®n, o bien es un quedar bien. No deja de ser una manera de buscar la estima de los dem¨¢s a costa de perder la propia¡±.
De acuerdo con Guix, esta mala bondad tiene principalmente tres efectos negativos en las personas que la practican. ¡°En primer lugar, la persona sufre disociaci¨®n, es decir, se muestra de una manera hacia fuera y de otra hacia s¨ª mismo. Buena cara a los dem¨¢s, mala cara y resentimiento a uno mismo y a los suyos m¨¢s cercanos¡±. El segundo efecto, contin¨²a el doctor, ¡°es la represi¨®n de la ira, el no mostrar enojo o enfado. Tragar y aguantar. Con el tiempo, lo reprimido se convierte en enfermedades psicosom¨¢ticas como las contracturas, dolores de espalda, colon irritable, etc¨¦tera¡°. Y, por ¨²ltimo, est¨¢ la p¨¦rdida del deseo propio: ¡°Al vivir tanto para los dem¨¢s, uno se desconecta de lo que quiere y, al final, ya no sabe lo que desea para s¨ª mismo¡±.
C¨®mo dejar de ser ¡°demasiado bueno¡±, si es lo que quieres
Terapia, establecer l¨ªmites, intentar por todos los medios mantenerse firme¡ Cualquier cosa es v¨¢lida para intentar contrarrestar un poco esa fuerza imparable que empuja a muchas personas a poner de lado sus deseos y ceder a los de los dem¨¢s. Mar¨ªa y Martina reconocen que han conseguido mejorar un poco manteni¨¦ndose firmes en sus objetivos. ¡°Quiz¨¢ es la edad¡±, bromean ambas. Conchi, por su parte, reconoce que ha optado por aceptar que ella es as¨ª y que, cuando se ha visto inmersa en din¨¢micas que la hac¨ªan demasiado infeliz, antes que entrar en conflicto, ha optado por desaparecer y sacar a esa persona de su vida.
En opini¨®n del experto, la soluci¨®n pasa por reencontrarse con uno mismo, tenerse en cuenta, definir mejor cu¨¢les son tus l¨ªmites y cu¨¢les los deseos y necesidades. ¡°A la vez¡±, a?ade, ¡°hay que cuestionarse hasta qu¨¦ punto le estamos dando una importancia excesiva a los dem¨¢s. Ya que hablamos de bondad, su traducci¨®n en la acci¨®n es hacer el bien. Y el bien empieza por uno mismo, respet¨¢ndose y a la vez haciendo el bien a los dem¨¢s, sin caer en la complacencia ni en la sumisi¨®n. A veces, la gu¨ªa de nuestra vida la buscamos en el exterior, cuando la br¨²jula est¨¢ en nuestro interior¡±, concluye.
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