?Cada vez es peor nuestra caligraf¨ªa? No solo el uso de la tecnolog¨ªa afecta a nuestra manera de escribir
En la era de la digitalizaci¨®n, cada vez recurrimos menos al papel y al l¨¢piz, pero adem¨¢s de la falta de uso de la letra manuscrita hay otros factores externos que hacen que la caligraf¨ªa sufra ciertas modificaciones
En Valencia, a mediados del siglo XX, un joven empleado de banca y profesor de Mercantil llamado Ram¨®n Rubio fund¨® una peque?a academia destinada, principalmente, a formar a opositores cuya aspiraci¨®n era ejercer como contables en su desarrollo profesional. Para proporcionar un apoyo extra a sus clases, Rubio elabor¨® un sistema de fichas con el que sus alumnos reforzaran los conocimientos adquiridos en contabilidad y caligraf¨ªa desde casa. Con el tiempo, esas fichas se encuadernaron y fueron el germen de lo que hoy se conoce como Cuadernos Rubio, famosos por ense?ar ¡ªdesde la d¨¦cada de los setenta¡ª a mejorar la caligraf¨ªa de muchas generaciones que, gracias a ellos, desarrollaron las destrezas necesarias para adquirir soltura y agilidad a la hora de escribir. El tipo de letra que se trabajaba con estos cuadernos era la cl¨¢sica ligada, aquella en la que cada letra va unida a la siguiente con una serie de trazos y no es necesario levantar el l¨¢piz del papel hasta tener que dar un espacio entre palabras. Visualmente, es muy diferente a la letra de imprenta o script, la que hoy predomina. Esta segunda no presenta ligaduras entre las letras y responde a una manera de escribir m¨¢s r¨¢pida.
Si antes era habitual que los alumnos, durante el instituto y la universidad, escribieran sus trabajos de clase y apuntes a mano, ahora lo hacen con una tablet o con un ordenador. Esa falta de la pr¨¢ctica manuscrita se ve claramente reflejada en la caligraf¨ªa, que ha evolucionado perdiendo las ligaduras entre letras y ha adoptado formas m¨¢s parecidas a las de la letra de imprenta. Para entender este cambio es necesario conocer los factores que determinan la manera de escribir de un individuo. ¡°La letra es como una biograf¨ªa de uno mismo. En realidad, uno empieza a escribir en el colegio como le ense?an y la legibilidad de la letra depender¨¢, en parte, de la cantidad y calidad de la caligraf¨ªa que se practique durante la infancia¡±, explica Elena Giner Mu?oz, graf¨®loga y experta en peritaje caligr¨¢fico. ¡°Luego, durante la adolescencia, uno empieza a salirse un poco del patr¨®n caligr¨¢fico, lo empieza a personalizar, a hacerlo m¨¢s suyo. Con el paso del tiempo, conforme se va formando la personalidad de la persona, se van fijando una serie de rasgos grafol¨®gicos que se mantendr¨¢n intactos en la edad adulta y que, a ojos de un especialista en grafolog¨ªa, dir¨¢n mucho de la persona que escribe¡±, a?ade la profesora asociada de la UOC y tambi¨¦n autora del libro La grafolog¨ªa.
Entonces, si la escritura manual es un reflejo de nuestra personalidad y se modifica a lo largo del tiempo en base a nuestras experiencias, ser¨ªa f¨¢cil deducir que la digitalizaci¨®n est¨¢ matando nuestra caligraf¨ªa. ¡°Lo que estamos viviendo es un proceso de despersonalizaci¨®n de la letra en aquellas generaciones que ya han crecido sujetas a la escritura en ordenadores, tablets o m¨®viles¡±, afirma Giner. Y si bien esto hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil el estudio grafol¨®gico, no significa que la caligraf¨ªa est¨¦ en peligro de extinci¨®n o, por lo menos, no deber¨ªa.
La letra manuscrita presenta ventajas muy evidentes frente a la letra tecleada. Varios estudios certifican que la escritura manual supone una mayor actividad cerebral. El ling¨¹ista Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, en su ensayo Los trazos que hablan (2023), aclara: ¡°El manuscrito exige una psicomotricidad fina de la mano dominante: lo que el cerebro del estudiante almacena no es la forma de una letra, sino todo el programa de movimientos de brazo, mu?eca, mano y dedos que la produce. Quien escribe a mano debe plantear de antemano los requisitos espaciales como linealidad, espaciado y velocidad¡±. Sin embargo, contin¨²a Mill¨¢n: ¡°El teclado moviliza ambas manos con una motricidad m¨¢s tosca, y supone una implicaci¨®n cerebral que tiene m¨¢s puntos en com¨²n con actividades como tocar la bater¨ªa¡±. Esto influye a nivel cognitivo, pues est¨¢ demostrado que la escritura manuscrita favorece la retenci¨®n mental de la informaci¨®n al requerir de una mayor implicaci¨®n cerebral en su ejecuci¨®n.
Seg¨²n un reciente informe de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), los estudiantes que a menudo leen en papel memorizan mejor los conceptos frente a los que lo hacen desde los dispositivos electr¨®nicos. Por tanto, est¨¢ claro que existe una relaci¨®n directa entre la implicaci¨®n sensorial de los seres humanos ¡ªel contacto con el papel y el bol¨ªgrafo¡ª y c¨®mo el cerebro procesa y almacena la informaci¨®n. Pero, dejando a un lado la etapa de formaci¨®n, cabe preguntarse si una vez superada la adolescencia, y en pleno desarrollo de la edad adulta, la falta de uso de la letra manuscrita en favor de la tecleada est¨¢ provocando un empeoramiento en la calidad de nuestra caligraf¨ªa.
?La falta de costumbre ha empobrecido la caligraf¨ªa?
La graf¨®loga forense Ana Ort¨ªz de Obreg¨®n, experta en grafolog¨ªa diagn¨®stica, patol¨®gica, terap¨¦utica y judicial, aclara a EL PA?S: ¡°La escritura no ha empeorado por la tecnolog¨ªa, sino que evoluciona conforme a nuestras experiencias vitales y el paso del tiempo. Aunque ahora escribimos menos a mano, la persona que sabe escribir, sabe escribir siempre. Es como montar en bicicleta. Al principio est¨¢s m¨¢s pendiente de ser cuidadoso con hacer una letra m¨¢s est¨¦tica pero, a medida que vas escribiendo, el consciente deja paso al inconsciente; el acto de escribir se mecaniza y es cuando el cerebro empieza a dibujar un autorretrato sobre el papel, detectable desde el punto de vista grafol¨®gico.¡± En este sentido, no es tanto la falta de uso de la letra manuscrita, sino que son otros factores externos los que hacen que la caligraf¨ªa sufra ciertas modificaciones. Por ejemplo, la prisa al escribir, la posibilidad de que exista una enfermedad neuronal, el estado an¨ªmico del individuo en el momento en que escribe, etc¨¦tera.
En los ¨²ltimos a?os, el empe?o por recuperar las formas de una letra m¨¢s cuidada visualmente ha derivado en la proliferaci¨®n de cursos y actividades como el lettering, cuyo objetivo es dibujar las letras otorg¨¢ndoles un sentido m¨¢s est¨¦tico que pr¨¢ctico. Pero, ?se puede intentar cambiar la letra de una persona adulta priorizando la belleza de la misma? Ort¨ªz de Obreg¨®n Ahace una reflexi¨®n interesante sobre ello: ¡°Con el paso del tiempo es fundamental que la letra se vuelva m¨¢s fea. Esto quiere decir que has roto el patr¨®n caligr¨¢fico que te ense?aron en el colegio, donde todos aprendimos a escribir igual. Por tanto, tu letra es ¨²nica y, con el tiempo, pasa a convertirse en el reflejo de tu personalidad. Intentar modificarla o impostar una letra que verdaderamente no es la que de manera natural te sale podr¨ªa ser s¨ªntoma de que quieres ocultar algo, aunque no necesariamente tiene que ser algo malo. Podr¨ªa ser por inseguridad, falta de confianza o un excesivo control sobre la imagen propia¡±.