Gilles Cl¨¦ment, jardinero: ¡°La naturaleza existe en todos los lugares, incluso en los balcones¡±
El ecologista franc¨¦s es impulsor de los jardines en movimiento, aquellos donde las plantas cambian de sitio porque sus semillas viajan. Para ¨¦l, en los vergeles europeos sobran las t¨¦cnicas de mantenimiento para que todo est¨¦ limpio
Hay personas que despiertan una simpat¨ªa y admiraci¨®n instant¨¢neas por su trabajo. Gilles Cl¨¦ment (Argenton-sur-Creuse, 81 a?os) podr¨ªa ser una de ellas, por su compromiso honesto, certero y constante con la naturaleza cercana, la que incluso crece al pie de las casas. Este jardinero y ecologista franc¨¦s, como ¨¦l mismo se define, comparte su pensamiento a trav¨¦s de multitud de libros. En ellos, reflexiona sobre la sinergia entre el ser humano y las plantas espont¨¢neas, en c¨®mo estas ayudan al jardinero a crear mejores jardines, espacios vivos, cambiantes, din¨¢micos y en equilibrio.
Pero, para ello, el jardinero ha de estar atento a lo que ocurre en cada estaci¨®n y apreciar las plantas silvestres que aparecen a medida que el espacio evoluciona. De esta forma, incluso un descampado en una ciudad se convierte en un espacio digno y necesario, porque las plantas lo ennoblecen todo. Por ello, Cl¨¦ment coloca al jardinero en un puesto de responsabilidad con relaci¨®n a su entorno, al ser un protector de la biodiversidad y no un aut¨®mata destructor de plantas y de animales, como por desgracia ha ocurrido en los ¨²ltimos a?os.
PREGUNTA. Una persona llega por primera vez a una casa con un terreno. All¨ª quiere construir un jard¨ªn partiendo de cero. ?Qu¨¦ deber¨ªa tener en cuenta para conseguir un jard¨ªn integrado con lo que le rodea?
RESPUESTA. Lo mejor ser¨ªa observar lo que ocurre en el espacio durante un a?o, quiz¨¢s dos o tres, sin hacer nada. Y poco a poco intervenir escogiendo las plantas interesantes que vinieron por s¨ª solas y, quiz¨¢s, eliminando otras que crecen demasiado y que puedan molestar a las que queremos proteger y cultivar.
P. ?Y c¨®mo deber¨ªa aprender un jardinero a cultivar su jard¨ªn?
R. ?El jard¨ªn es el profesor! El jardinero, el alumno. Cada d¨ªa hay algo nuevo que el jardinero no hab¨ªa previsto. Hay que aceptar lo que ocurre y ver si ser¨¢ necesario podar, remover el suelo o dejar a la energ¨ªa natural modificar el paisaje del jard¨ªn.
P. Seg¨²n su experiencia, ?qu¨¦ deber¨ªa tener siempre un jard¨ªn?
R. Un jard¨ªn deber¨ªa tener un tesoro de biodiversidad. Es decir, muchas plantas, pero tambi¨¦n muchos insectos, p¨¢jaros, lagartijas¡ Es la riqueza de esa diversidad la que permite un mantenimiento del equilibrio biol¨®gico, sin que sea necesario gastar tiempo y dinero para regular las poblaciones.
P. Al regular esas poblaciones, se evitar¨ªa tener plagas¡ ?Qu¨¦ es lo que hace un jardinero en su jard¨ªn cuando mata compulsivamente a todo bicho viviente que puede afectar a sus plantas?
R. Lo mejor es aceptar la totalidad de la diversidad de los bichos. Muy a menudo hay uno que se come al otro y, al final, los animales diversifican sus fuentes de alimentaci¨®n sin que destruyan la variedad de plantas que protegemos los jardineros.
P. En cambio, ?qu¨¦ cree que sobra en los jardines europeos actuales?
R. Sobran las t¨¦cnicas de mantenimiento para que todo est¨¦ limpio, como aquellas que matan los insectos y destruyen las malezas, que pueden ser comida para otros animales. Pero actualmente hay un peque?o cambio en cuanto al mantenimiento, y se aceptan ciertas especies vagabundas si no son demasiado invasivas. Y eso cambia un poco el aspecto de los jardines hoy.
Para Gilles Cl¨¦ment, estas especies vagabundas son aquellas que se autosemillan por aqu¨ª y por all¨¢, muchas de ellas consideradas malas hierbas de forma peyorativa, pero que, a cambio, ofrecen m¨²ltiples beneficios all¨ª donde crecen. Ellas conforman lo que Cl¨¦ment denomina ¡°jard¨ªn en movimiento¡±.
P. ?Qu¨¦ es el concepto de ¡°jard¨ªn en movimiento¡± que ha desarrollado en su propio vergel y en otros muchos?
R. El jard¨ªn en movimiento es el espacio donde las plantas anuales ¡ªaquellas de ciclo corto¡ª cambian de lugar cada a?o, ?porque las semillas de estas plantas viajan! Ellas pueden desarrollarse en un lugar donde no se hab¨ªa previsto que crecieran nuevas plantas. Por ejemplo, en mi propio jard¨ªn fue el perejil gigante (Heracleum mantegazzianum) el que me dio la idea del jard¨ªn en movimiento, porque, debido a su talla enorme de incluso tres metros de altura, el perejil gigante es capaz de cambiar el paisaje de un a?o a otro.
P. ?Qu¨¦ es una hierba en medio del asfalto de una ciudad?
R. Es un ejemplo de vida posible, incluso en terrenos que parecen muertos. Hay plantas que pueden vivir en suelos pobres, sobre la piedra, sin agua¡ Existe una flora adaptada a cada medio ambiente.
P. En las ciudades, grandes y peque?as, suelen aparecer descampados en medio de las casas. ?Qu¨¦ aportan a la ciudad?
R. Los terrenos abandonados, los descampados, son los lugares donde se refugian las especies que no pueden vivir en aquellos territorios ¡°limpios¡± donde hay productos qu¨ªmicos venenosos que lo matan todo.
P. ?Qu¨¦ se podr¨ªa hacer en los campos que rodean a las ciudades para que las propias ciudades est¨¦n m¨¢s sanas? ?Habr¨ªa que crear parques periurbanos?
R. Es un problema enorme. En los campos que rodean a las ciudades lo mejor es aceptar que vengan a crecer las plantas sin ayuda, campos bald¨ªos, libres. Pero, muy a menudo, hay campos agr¨ªcolas realmente peligrosos, ?porque contienen venenos qu¨ªmicos utilizados para obtener cultivos perfectos! Aun as¨ª, eso, en realidad, lo mata todo. Alrededor de Par¨ªs no hay abejas, no pueden vivir. Se encuentran solamente en la ciudad. Hoy, se recoge la miel en el coraz¨®n de la ciudad, porque all¨ª el mantenimiento de los espacios verdes es ecol¨®gico desde hace m¨¢s de 20 a?os.
P. ?A qu¨¦ llama ¡°jard¨ªn planetario¡±?
R. El jard¨ªn planetario es la Tierra vista como si fuera un jard¨ªn. Tiene una cubierta humana, tal y como ocurre en el jard¨ªn. Es el lugar de la mezcolanza de las especies, igual que en un jard¨ªn, y corresponde a la definici¨®n de la palabra ¡°jard¨ªn¡±, que quiere decir ¡°recinto¡±. El l¨ªmite de la vida sobre el planeta Tierra es de lo alto de la troposfera hasta el fondo del mar. La vida existe solamente si hay agua, y estamos en el recinto de esa agua: r¨ªos, lagos, mar, nubes.
P. Y en ese jard¨ªn planetario, ?es posible conectar con la naturaleza con tan solo unas pocas macetas en un balc¨®n o en una terraza?
R. La naturaleza existe en todos los lugares, incluso en los m¨¢s pobres, si hay una simple posibilidad de vida. Si viene una mosca o una abeja a visitar una flor del balc¨®n, esa es la prueba de un intercambio natural.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa a una abeja una cala sudafricana florecida al pie de un arroyo europeo?
R. La cala (Zantedeschia aethiopica) dir¨ªa: ¡°Soy feliz de vivir en este terreno tan lejos de mi pa¨ªs, pero tan agradable. Es posible para m¨ª vivir aqu¨ª¡±. Eso es lo que los cient¨ªficos llaman un ¡°bioma¡± es decir, un lugar sin frontera que corresponde a una zona clim¨¢tica que conviene a la planta o al animal.
P. ?Qu¨¦ plantas recuerda de su infancia y adolescencia?
R. En el jard¨ªn de la familia hab¨ªa un poco de todo, pero yo me interesaba principalmente por los animales que viv¨ªan all¨ª. Por ejemplo, las orugas que com¨ªan hierbas salvajes como el gordolobo (Verbascum sp.) y otras plantas, ?y que despu¨¦s se transformaban en mariposas! ?Un milagro! ?Un milagro!
P. ?Qu¨¦ ense?anzas le ha mostrado ¨²ltimamente su propio jard¨ªn?
R. He aprendido que el equilibrio entre la luz y la sombra es lo m¨¢s dif¨ªcil de mantener en el tiempo. Muy a menudo tengo que cortar un ¨¢rbol que hab¨ªa plantado 30 o 40 a?os antes. Aprend¨ª tambi¨¦n que es m¨¢s f¨¢cil mantener la riqueza del jard¨ªn con las especies que vienen por s¨ª solas: han escogido el suelo y el clima. Todo cambia, sobre todo el clima. Tenemos que respetar la din¨¢mica natural sin imaginar una falsa ilusi¨®n de poder.
P. ?Qu¨¦ tiene de bello que un jard¨ªn nunca se pueda dar por terminado?
R. Se sabe cu¨¢ndo empieza la vida del jard¨ªn, pero no se sabe nunca cuando se termina. Siempre se transforma, as¨ª es el puro mecanismo de la evoluci¨®n. Cuando se pone una semilla en el suelo es para el futuro, pero no se puede decir exactamente cu¨¢ndo va a crecer. Siempre esperamos. El jard¨ªn es el territorio de la esperanza.
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