M¨¢s vocaci¨®n ante la emergencia clim¨¢tica
Mientras la etapa escolar lleva a?os comprometida con introducir esta tem¨¢tica en el aula, la Universidad debe a¨²n impulsar y profundizar m¨¢s en este af¨¢n
En los ¨²ltimos a?os, Teachers for Future, la Red de Escuelas Sostenibles o proyectos como Kimple han dejado patente el inter¨¦s del profesorado por integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los planes de estudios. Este a?o, el Ministerio de Educaci¨®n y Formaci¨®n Profesional ha publicado una gu¨ªa para docentes en la que invita a desarrollar las competencias necesarias para afrontar los retos mundiales y crear conciencia ante la emergencia clim¨¢tica. Se trata de formar a una ciudadan¨ªa cr¨ªtica que lleve consigo este compromiso a la hora de elegir estudios superiores. ?Pero est¨¢ funcionando?
¡°Es especialmente importante en la etapa previa a la Universidad formar su sentido cr¨ªtico y autonom¨ªa¡±, plantea Conchi Pi?eiro, delegada del patronato de FUHEM, enfocada a tratar el ¨¢mbito ecosocial en la educaci¨®n. ¡°El aprendizaje ecosocial va m¨¢s all¨¢ de comprender c¨®mo funciona la biosfera; es tambi¨¦n entender la crisis que tenemos como civilizaci¨®n, entender que somos agentes de cambio y capacitarnos para ello. Desarrollarnos individual y colectivamente, valorar la justicia social, la democracia¡¡±.
Para ello, insiste esta doctora en Ciencias Ambientales, ¡°hay que aplicar estos conceptos a todas las etapas educativas¡±. C¨¦sar Garc¨ªa Aranda, embajador de Pacto por el Clima y doctor en la Polit¨¦cnica de Madrid, lo comparte. ¡°Es fundamental que todas las asignaturas aborden este tema: Matem¨¢ticas, F¨ªsica, Geograf¨ªa, Econom¨ªa, que no sea una asignatura aislada, porque es la forma tambi¨¦n de combatir a quienes consideran que hablar de emergencia clim¨¢tica es hablar de ideolog¨ªa. Despu¨¦s, en la Universidad y en estudios de Formaci¨®n Profesional, los t¨ªtulos deber¨ªan hacer lo mismo¡±.
Para ¨¦l, si los centros escolares incluyen esta urgencia en cada materia, conseguir¨¢n que el alumnado, ¡°elija los estudios que elija, exporte ese compromiso a su carrera y al trabajo que decida ejercer¡±. ¡°Cada vez hay m¨¢s empleadores, y tambi¨¦n lo dicen los estudios de mercado y el propio LinkedIn, que detectan que las competencias verdes son de alta demanda; tiene sentido, porque cada vez hay m¨¢s regulaci¨®n p¨²blica y privada, y ya toca el mundo financiero¡±, explica C¨¦sar. Por tanto, en su opini¨®n, la escuela tiene el compromiso de introducir estas cuestiones y la Universidad de continuar ¡°dando a esa inquietud mayor profundidad de conocimiento y acci¨®n¡±.
Cambiar el modelo
Sin embargo, no parece que todos los centros est¨¦n preparados para hacer este camino desde todas las asignaturas. ¡°Falta entender lo que es el cambio clim¨¢tico, m¨¢s all¨¢ de los gases de efecto invernadero¡±, subraya Aranda. ¡°Los impactos y las consecuencias nos hacen ver que no es algo que se pueda memorizar, se trata de cambiar el modelo de vida, de consumo, de producci¨®n¡¡±. Seg¨²n la Unesco, el 47% de los programas de ense?anza nacional (entre 100 pa¨ªses analizados) no hace ninguna referencia al cambio clim¨¢tico y el 60% de docentes no encuentra c¨®modo ense?ar el cambio clim¨¢tico; solo el 20% de ellos es capaz de explicar c¨®mo se debe actuar.
Existen movimientos dentro de la escuela p¨²blica que trabajan para poner en la agenda lo que, por cierto, desde la aprobaci¨®n de la Lomloe en 2020, ya es obligatorio aplicar. ¡°Entre las competencias que el alumnado debe poseer al acabar sus estudios est¨¢n las ling¨¹¨ªsticas y las matem¨¢ticas, las digitales, pero tambi¨¦n la competencia ciudadana, por la que el alumnado debe participar plenamente de la vida social y c¨ªvica y tener un compromiso de vida con la sostenibilidad¡±, resume Miriam Leir¨®s, del colectivo Teachers for Future, que desarrolla materiales did¨¢cticos para los centros. ¡°No basta con conocer los conceptos, sino que hay que establecer conexiones entre el conocimiento y las acciones del d¨ªa a d¨ªa¡±. Su lectura es, no obstante, optimista: ¡°Aumentan los centros que trabajan por proyectos, frente a la clase magistral tradicional¡±.
Y si bien la escuela avanza, aunque lentamente, quien no parece hacer los deberes es la Universidad, pues no parece comprometida a¨²n en formar perfiles preocupados. As¨ª que, quienes desean hacer de su carrera un mecanismo para paliar la emergencia clim¨¢tica, se encuentran ¡°un abismo¡±, en palabras de Sera Huertas Alcal¨¢, t¨¦cnico de Educaci¨®n Ambiental en la Comunidad Valenciana. ¡°Hay alumnas y alumnos que llegan con sensibilidad y en movimientos sociales incluso; saben que esto nos compete a todos, pero en la Universidad no encuentran continuidad¡±.
Alimentar la implicaci¨®n
El profesor Aranda hace el mismo diagn¨®stico: ¡°Falta una oferta clara de titulaciones en esta tem¨¢tica. Los gestores universitarios tenemos que introducir la misma l¨®gica de los colegios. Tiene que haber gente que sepa de la emergencia clim¨¢tica y que entienda c¨®mo se aplica al derecho, a la econom¨ªa, al turismo, a la ingenier¨ªa, a las disciplinas sociales, a las de ciencias. Es una necesidad y existe una carencia. No podemos fallarles a la hora de implicarles en estos temas¡±. ¡°Muchos vienen de centros escolares o institutos en los que han recibido una formaci¨®n muy activa, volcada en soluciones reales, o de movimientos estudiantiles, de las revueltas escolares¡ La Universidad debe acoger y continuar esa l¨ªnea, se lo debemos¡±.
Para paliarlo, la Universidad de Valencia ha puesto en marcha la c¨¢tedra de Cultura Cient¨ªfica para la Emergencia Clim¨¢tica, orientada a dar formaci¨®n y herramientas para que los docentes puedan incorporar estas cuestiones a su d¨ªa a d¨ªa. ¡°Creemos que la Universidad debe ser un sitio puntero, innovador, inspirador, pero aunque hay peque?as victorias, va mal¡±, explica Sera Huertas. ¡°No tienen futuro carreras como Econom¨ªa o Arquitectura, por poner algunos ejemplos, si no cambian su filosof¨ªa. Vivimos tiempos de mitigaci¨®n y adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, hay que darle la vuelta a todo¡±.
El poder de cambio del espacio f¨ªsico
Es más fácil para los centros que nacen de cero y fuera del sistema público acercar la conciencia ambiental a las aulas. Ocurre con Escuela Ideo, ubicada en un pinar frente a la Universidad Autónoma de Madrid, que cada año hace una bicicletada desde Aragón hasta la Comunidad Valenciana donde se comprometen a vivir con lo mínimo y no generar residuos; también pasa con Origami for Change, en El Boalo (Sierra de Guadarrama, Madrid). Además de tener su propio proyecto, ofrece talleres a colegios con el objetivo de despertar la conciencia ambiental y llamar a la movilización. “Falta una formación en habilidades sociales, falta una mirada analógica porque la digitalización nos desconecta de la vida real, de la naturaleza, y dejamos de ver los problemas reales, y eso sigue en la Universidad”, traslada Julie Loriot, coordinadora estratégica del proyecto.
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