La nueva est¨¦tica gastron¨®mica que viene de Corea: entre el asco y el apetito
?Im¨¢genes que fascinan o causan rechazo? ?Despiertan el apetito o el asco? Esta nueva tendencia visual busca mostrar la realidad m¨¢s cruda y visceral
A simple vista, al ojo le cuesta entender qu¨¦ est¨¢ viendo. Son unas formas brillantes a las que se les ha hecho un buen zoom y aparecen cada vez con m¨¢s frecuencia en Instagram. Se trata de platos t¨ªpicos de la gastronom¨ªa coreana, algunos de los cuales a¨²n no han llegado a Espa?a, retratados de una forma ins¨®lita que atrapa a miles de personas alrededor del mundo.
Guiyue Pei, del restaurante coreano Casa Pei+, explica que no reconoce algunos de estos platos que suben los usuarios a Instagram y que debe leer las descripciones para interpretar qu¨¦ est¨¢ viendo. ¡°Es muy probable que las personas que no conocen la gastronom¨ªa coreana en profundidad no entiendan esas fotos¡±, comenta. Las berenjenas fritas con salsa de chile dulce (gaji tuigim), la sepia a la brasa (kap ojingo gui), el pollo al vapor (dak jjim) o el rape cocido (age suyuk) se capturan de una forma at¨ªpica en cuanto a fotograf¨ªa gastron¨®mica se refiere.
Estas im¨¢genes se caracterizan por transmitir las dos sensaciones clave que la gastronom¨ªa coreana vehicula: el picante y el dulzor, seg¨²n afirma Pei. A grandes rasgos, los colores rojizos expresan lo primero y, los brillos, un fulgor como de caramelo. Byul Nim Ro, copropietaria del restaurante Pocha y de la barbacoa coreana Seoul Nadri que dirige junto a su marido, el chef Inhoi Joo, explica que, adem¨¢s, la gastronom¨ªa coreana intenta ser arm¨®nica y se cocina para ser compartida. La abundancia de los platos, as¨ª como los macros muy cerrados sobre la comida, magnifican esa sensaci¨®n de horror vacui que alimenta e incluso harta con tan solo mirarlos.
Ro detalla que, tradicionalmente, la gastronom¨ªa coreana ha tenido muy presente los emplatados: ¡°Es importante que un plato tenga obangsaek, es decir, los cinco colores que son amarillo, azul, blanco, rojo y negro. Actualmente, por marketing, se ha puesto de moda romper esta regla, tanto en platos modernos como en los m¨¢s tradicionales¡±. Por otra parte, la hostelera interpreta las im¨¢genes como ¡°muy directas¡±, algo que en su opini¨®n resulta muy atractivo para el p¨²blico coreano, pero que ¡°es posible que a alguien que no sea coreano o no conozca los platos no le genere apetito¡±.
Para el fot¨®grafo Joan Pujol-Creus, entre cuya obra constan m¨¢s de una docena de recetarios como La despensa japonesa (Abalon Books, 2020) o el ya m¨ªtico Templos del producto (Planeta Gastro, 2018), las im¨¢genes de esta tendencia le recuerdan al sampuru, las reproducciones de comida en pl¨¢stico que muestran a los viandantes que pasan frente a los restaurantes de Jap¨®n qu¨¦ es lo que se cocina all¨ª dentro. ¡°Son fotograf¨ªas con un brillo exagerado, hechas con el m¨®vil y con una luz fr¨ªa, probablemente, de un foco de luz LED directa. A mi forma de verlo, esos brillos causan mucho ruido y eliminan parte de la textura del producto. Adem¨¢s, tanto la cercan¨ªa de la comida como la gran cantidad que se exhibe y con ese color elevado produce un efecto intoxicante: emborrachan¡±.
¡°La forma en la que vemos las cosas est¨¢ afectada por lo que sabemos o creemos¡±, afirmaba John Berger en su cl¨¢sico libro Modos de ver (Editorial GG), basado en la serie emitida por la BBC bajo el mismo nombre en 1973. El fot¨®grafo y vide¨®grafo Samuel Aranda ¡ª2012 World Press Photo of the Year y premio Ortega y Gasset 2016¡ª concuerda con que nuestra cultura e imaginario determina la forma con la que percibimos las im¨¢genes. ¡°Asia siempre ha ido a la vanguardia de la imagen: tienen una forma de mirar completamente distinta y, por ende, una visi¨®n del mundo muy diferente¡±.
Aranda explica que lo que hoy estamos viendo que sucede en estas im¨¢genes de gastronom¨ªa coreana est¨¢ d¨¢ndose tambi¨¦n en otros sectores, como la moda: ¡°Desde que la fotograf¨ªa se invent¨® hasta la llegada de la fotograf¨ªa digital, la tecnolog¨ªa se desarroll¨® para llegar a la perfecci¨®n, para que la imagen fuera lo m¨¢s fidedigna posible, por lo que se crearon ¨®pticas cada vez m¨¢s luminosas y carretes m¨¢s sensibles y con menos grano. Hoy estamos en lo opuesto: existe una rebeli¨®n contra el perfeccionismo; la perfecci¨®n ya nos aburre y estamos viviendo una regresi¨®n hacia lo imperfecto¡±.
En opini¨®n del fot¨®grafo, la imperfecci¨®n de estas fotograf¨ªas se nota en los encuadres, en los que aparecen elementos que no deber¨ªan aparecer si se buscara algo m¨¢s perfecto, as¨ª como los golpes duros de flash. ¡°No se busca una est¨¦tica comercial, sino m¨¢s bien cruda y visceral. Existe una intenci¨®n de producir inquietud al mirar estas im¨¢genes, de sacarte de la zona de confort. Podemos hablar de una tendencia porque son muchos los autores que siguen este mismo estilo¡±.
?Nos fascinan o nos causan rechazo? ?Nos despiertan el apetito o el asco? Son foodporn en esteroides. ¡°No son sugerentes. Son estramb¨®ticas. Nos llevan al l¨ªmite de la atracci¨®n y la repulsi¨®n, un poco como algunas fotograf¨ªas de Martin Parr¡±, opina Aranda. Sea como sea, forman parte de la nueva cultura gastron¨®mica de un pa¨ªs y qui¨¦n sabe si acabaremos imitando.
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