Una receta de lasa?a vegana para el posparto y otros platos fantasmas
En contra de lo que dictan las redes sociales, lo m¨¢s pr¨¢ctico para ahorrar tiempo en la cocina, despu¨¦s de dar a luz, es huir de elaboraciones complicadas y echar a la olla el compango y las verduras enteras
Para obtener un pu?ado de escorpiones reci¨¦n hechos, hacen falta un mont¨®n de escorpiones peque?os o bien un ejemplar grande. Hay que tomar en consideraci¨®n que la cantidad final de bichos que da la receta, en kilos, ser¨¢ siempre ligeramente inferior a la del punto de partida. Empezaremos tomando los animalitos vivos y moli¨¦ndolos hasta transformarlos en una pasta bien lisa, que pondremos en un tarro de cristal y rociaremos con agua donde habremos macerado albahaca fresca. Seguidamente, dejaremos el tarro destapado, en el alf¨¦izar de una ventana, tres d¨ªas enteros, que deben ser calurosos y soleados. Tras este reposo, en el fondo del recipiente se podr¨¢ observar c¨®mo la mezcla inicial se ha transformado en una multitud de alacranes diminutos.
Esta receta se parece much¨ªsimo a la de la lasa?a vegetal especial para madres en el postparto, que me recomend¨® con entusiasmo una enfermera la semana pasada, al proponerme colaborar con ella organizando un taller de cocina. Ambas son entretenidas de leer, tienen una ejecuci¨®n compleja y probablemente dolorosa, tienen gancho (disculpen), y son una forma endiabladamente retorcida de complicarse la vida. Eso las convierte en material de influencer de primera divisi¨®n.
La primera es obra de Athanasius Kircher, un personaje extraordinario, uno de los grandes influencers de la Historia, que vivi¨® en el siglo XVII. Considerado el ¨²ltimo homo universalis del Renacimiento, Kircher estudi¨® todas las ciencias y disciplinas a las que pudo meter mano, inflamado de una curiosidad cient¨ªfica fuera de lo com¨²n. Public¨® m¨¢s de 40 tesis sobre temas tan dispares como volcanes, microbios, magnetismo, religi¨®n o m¨²sica, public¨® una enciclopedia de China, e invent¨® genialidades como las m¨¢quinas vomitadoras, las estatuas parlantes, los relojes accionados por la fuerza motriz de los girasoles, y un Jes¨²s magn¨¦tico que caminaba sobre las aguas. Todas sus teor¨ªas fueron refutadas poco despu¨¦s, pobre hombre. Ha pasado a la historia m¨¢s como diletante entusiasta que como cient¨ªfico, pero no todo el mundo puede fardar de haber sido insultado en persona por Descartes, de quien fue coet¨¢neo, y quien le consideraba, directamente, un cantama?anas.
Kircher fue uno de los paladines de la teor¨ªa de la generaci¨®n espont¨¢nea, enunciada por Arist¨®teles ya en el siglo IV a.C., una explicaci¨®n de la creaci¨®n de la vida seg¨²n la cual las piezas que forman un ser vivo, cuando este muere, se separan, y al volverse a arremolinar y formar grupitos, crean nuevas formas de vida a partir de los pedazos del individuo inicial.
Athanasius defendi¨® este teorema con la misma pasi¨®n con que la enfermera me explicaba cu¨¢n ideal era su propuesta para madres reci¨¦n salidas del paritorio. Para ejecutarla eran necesarias siete clases diferentes de verduras, todas ellas de cultivo ecol¨®gico, debidamente lavadas, peladas y cortadas con mandolina a l¨¢minas de un mil¨ªmetro de grosor. A continuaci¨®n, cada l¨¢mina deb¨ªa ser dorada a la plancha por ambos lados. Aparte, hab¨ªa que cocinar una salsa bolo?esa vegana a base de seit¨¢n desmigado estofado con el apio, la cebolla, la zanahoria y el tomate de rigor. Una vez listo este relleno, se proced¨ªa a llenar una fuente a capas intercalando los diferentes tipos de verdura laminada con el relleno de bolo?esa especial, para finalmente rematar la lasa?a con queso vegano rallado y bechamel hecha con leche de avena, margarina y harina de ma¨ªz, de modo que el resultado, adem¨¢s de no contar con ning¨²n ingrediente de origen animal, tampoco tuviese gluten.
Estuve echando cuentas. Contando con los 20 minutos finales de cocci¨®n y gratinado en el horno, el tiempo total aproximado de elaboraci¨®n de esta receta era de m¨¢s de cuatro horas, siendo optimistas, sin valorar el ir a comprar los ingredientes, y sabiendo que todo el mundo tiene una mandolina en casa. ¡°?Tiene usted hijos?¡±, le pregunt¨¦. ¡°No, pero esta receta tiene mucho ¨¦xito en Instagram, y es atractiva para gente con todo tipo de dietas, as¨ª que seguro que llenar¨ªamos el taller¡±. Si me hubiese dicho que s¨ª le habr¨ªa preguntado si ten¨ªa servicio dom¨¦stico a tiempo completo y una cuenta corriente a reventar.
Me acuerdo perfectamente de mi ¨¦poca de posparto. Me considero muy afortunada. Mi caso fue el ideal hecho realidad: al d¨ªa siguiente de parir ya hab¨ªa salido del hospital y andaba por casa sin secuelas f¨ªsicas importantes, aparte del reto?o en brazos, el hambre, el sue?o y los pelos de loca. Si en alg¨²n momento a lo largo de esos primeros meses alguien me hubiese propuesto pasarme cuatro horas de pie en la cocina, habr¨ªa dejado al cachorro a un lado un segundo y le habr¨ªa pegado con todas mis fuerzas. Me acuerdo tambi¨¦n perfectamente de c¨®mo me aliment¨¦ felizmente a base de potajes de legumbres durante semanas. Para no pasar m¨¢s tiempo del estrictamente necesario en la cocina, echaba a la olla el compango y las verduras enteras, peladas pero sin cortar: una cebolla, un par de zanahorias, un puerro, tres o cuatro ajos y una hoja de laurel. Me bastaba con a?adir la legumbre que tocase, el agua y cocinarlo suavemente, una horita, en el caso de las lentejas, media hora en el caso de alubias y garbanzos en olla expr¨¦s, para tener comida a mano para tres d¨ªas.
Para m¨ª, tanto la receta para fabricar escorpiones como la de la lasa?a estupenda son recetas fantasma: puede que pasen de mano en mano, puede que tengan ¨¦xito y sean llamativas, pero nunca nadie las ha usado para, efectivamente, cumplir el objetivo que prometen. Por lo que respecta a Kircher, la gran mayor¨ªa de sus coet¨¢neos estaban demasiado ocupados intentando no morir de peste negra como para entretenerse jugando con bichos; en cuanto a las madres en el posparto, digo yo que no est¨¢n ni para invertir tiempo en manualidades (todo vendr¨¢), ni para ser embaucadas.
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