¡®Currywurst¡¯, el plato de posguerra que se convirti¨® en ense?a gastron¨®mica de Berl¨ªn
Este plato, cuya invenci¨®n se sit¨²a en 1949, tiene como ingredientes una sencilla salchicha con patatas fritas ba?adas en salsa de tomate con curry

Darwin lo hubiera probado. Cuentan que, en su traves¨ªa a bordo del Beagle, Charles Darwin echaba en la cazuela todo animal ex¨®tico que encontraba. ?scar L¨®pez-Fonseca nos propone recorrer los fogones del mundo con experiencias culinarias que, seguro, el padre de la teor¨ªa de la evoluci¨®n se hubiera aventurado a probar en aquel viaje.
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No es necesario que un plato sea un alarde de t¨¦cnica culinaria o tenga ingredientes sofisticados para que se convierta en la ense?a gastron¨®mica de una ciudad, una regi¨®n o un pa¨ªs. Ah¨ª est¨¢n, sin ir m¨¢s lejos, el c¨¦lebre bocata de calamares madrile?o, el fish and chips (pescado y patatas fritos) brit¨¢nico o los moules-frites (mejillones y patatas fritas) belgas. Es el caso tambi¨¦n del currywurst, esa salchicha de carne de cerdo con patatas fritas ba?ada en salsa de tomate (muchas veces k¨¦tchup) con curry que se ha convertido en el plato m¨¢s reconocible de la gastronom¨ªa de Berl¨ªn, la capital alemana, convertida estas semanas en el epicentro del f¨²tbol por la celebraci¨®n de la Eurocopa. Degustada habitualmente sin ning¨²n tipo de lujo ¡ªse suele servir en un plato de cart¨®n y con cubiertos de pl¨¢stico¡ª, el ¨¦xito del currywurst se explica en gran parte por el momento hist¨®rico en el que surgi¨®: justo despu¨¦s del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania sufr¨ªa graves carencias fruto de la devastaci¨®n b¨¦lica.
Es un plato que se liga hist¨®ricamente ¡ªaunque hay esc¨¦pticos que lo ponen en duda¡ª a dos nombres propios. En primer lugar, a Herta Charlotte Heuwer, propietaria de un imbiss (peque?o puesto callejero de comida) situado en la esquina de Kantstrasse y Kaiser-Friedrich-Strasse, en el barrio berlin¨¦s de Charlottenburg. Y en segundo, a Max Br¨¹ckner, un carnicero que elaboraba una salchicha de cerdo sin usar tripas naturales, ya que estas eran un producto escaso en aquella ¨¦poca. A la primera se la considera la persona que ide¨®, el 4 de septiembre de 1949 ¡ªhay una placa en el lugar donde estaba su imbiss que da oficialidad a esta fecha tan exacta¡ª, una salsa que mezclaba pasta de tomate y una especia en polvo que le hab¨ªa suministrado un soldado brit¨¢nico, y que no era otra cosa que curry. Br¨¹ckner, al que le costaba comercializar su salchicha sin piel, acudi¨® a ella para intentar darles salida, convencido de que las salsas que esta preparaba le pod¨ªan ayudar a venderla al cubrirlas y ocultar su carencia.
Cierto o no el protagonismo de ambos, la realidad es que este plato, fruto de las escaseces t¨ªpicas de los a?os de posguerra, tuvo gran ¨¦xito y con el paso de los a?os se termin¨® convirtiendo en un emblema gastron¨®mico para los berlineses pese a que las estrecheces dieron paso a la bonanza econ¨®mica. En 1982, el cantante alem¨¢n Herbert Gr?nemeyer populariz¨® una canci¨®n cuya letra era toda una oda al mismo: ¡°Gehste inne Stadt / Wat macht dich da satt? / ¡äNe Currywurst / Kommste vonne Schicht / Wat sch?nret gibt et nich¡¯ / Als wie Currywurst (Si vas a la ciudad / ?qu¨¦ te puede saciar? / Una currywurst / Si sales de trabajar / no hay nada mejor / que una currywurst)¡±. Incluso hubo un museo dedicado en exclusividad a esta receta, el Deutches Currywurst Museum, que termin¨® cerrando a finales de 2018 tras nueve a?os abierto.

Por todo ello, no es extra?o que, seg¨²n revelan las estad¨ªsticas, cada a?o se consuman en Alemania m¨¢s de 800 millones de currywurst. O lo que es lo mismo, casi 10 por habitante. Eso s¨ª, preguntar por la verdadera receta es una cuesti¨®n m¨¢s peliaguda. La historiadora Petra Foede aseguraba en su libro C¨®mo Bismarck invent¨® el arenque: leyendas culinarias, en el que dedica un cap¨ªtulo al popular plato berlin¨¦s, que la salsa al curry original de Herta Heuwer ¡ªque siempre se neg¨® a revelar¡ª, poco tiene que ver con las mezclas que acompa?an actualmente a la mayor¨ªa de los platos que se ofertan con ese nombre. No pasa nada. El currywurst no tiene una denominaci¨®n de origen que fije c¨®mo se prepara o qu¨¦ ingredientes debe tener. No est¨¢ definido si la salchicha debe tener piel o no, si la salsa se debe servir caliente o fr¨ªa, o si se le pueden a?adir otros ingredientes. Algunos c¨¦lebres cocineros alemanes han hecho sus propias versiones, como el televisivo Tim M?lzer, que le a?ade aceite de oliva, cebolla, pimiento rojo y jengibre fresco al tomate natural y el imprescindible curry.
Saber d¨®nde degustarlas es una cuesti¨®n bastante m¨¢s compleja que su propia elaboraci¨®n si se tiene en cuenta que en Berl¨ªn no hay restaurante, peque?o o grande, que no la incluya en su carta¡ sin olvidar los numerosos puestos callejeros existentes. Una opci¨®n segura es el Konnopke¡¯s Imbiss, abierto en 1930. Su c¨¦lebre local se encuentra en el n¨²mero 44 de Sch?nhausser Alle, justo debajo de las v¨ªas elevadas de la estaci¨®n de metro de Eberswalder Strasse y muy cerca del mercadillo de Mauer Park. En este imbiss, que cuenta con numerosos premios gastron¨®micos, la sirven en el omnipresente plato de cart¨®n y la recomiendan degustar acompa?ada de una Berliner Kindle, una de las cervezas locales. Como en los imbiss tradicionales, la sirven ya troceada, con patatas fritas y generosamente regada de salsa de tomate y curry espolvoreado. No se puede pedir m¨¢s¡ ni menos. Guten Appetit.
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