Sopa de setas con pan de ajo

Hay un mundo sopero m¨¢s all¨¢ de la pasta de bolitas, o de cualquier pasta en general. Aunque aqu¨ª asociemos sopa a un caldo con fideos ¨Cque es algo maravilloso, eh¨C las opciones para comer con cuchara son infinitas (y muchas de ellas forman parte del recetario tradicional). No tenemos que irnos muy lejos. Las cada vez m¨¢s olvidadas sopas de ajo son parte de nuestra identidad nacional. La francesa con cebolla es algo m¨¢s refinada, como para pasar por alto sus tostadas con queso fundido. Tambi¨¦n en el pa¨ªs vecino elaboran la bullabesa, una sopa de pescado que puede recordarnos a la que hac¨ªa nuestra abuela.

Soy muy fan de las sopas italianas, con mucha verdura, tambi¨¦n pasta, legumbre y a veces algo de queso. Aqu¨ª hemos compartido tambi¨¦n sopas finlandesas ¨Ccon salm¨®n, eneldo y un poco de nata¨C, balc¨¢nicas y muchas elaboraciones caldosas de Asia, como esta sopa agripicante, la tailandesa de pollo y coco o el famoso pho vietnamita.

Donde quiero llegar es que sopa es todo aquello que tenga caldo, algo de tropezones y que al darle un sorbo genere la sensaci¨®n instant¨¢nea de seguridad y confort. Esta sopa de setas cumple los tres requisitos, y adem¨¢s est¨¢ tremenda. La ventaja que tienen las setas frente a algunas verduras es que estas no corren el riesgo de quedarse blandurrias o de deshacerse si nos pasamos de cocci¨®n, ya que siempre mantienen algo de mordida. No hace falta decir que su sabor, potenciado por la salsa de soja y el miso, es muy oto?al, profundo y umami.

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