Da¡¯Vine Joy Randolph, la actriz met¨®dica (y casi cantante de ¨®pera) que no quiso serlo y ya acaricia el Oscar
La int¨¦rprete formada en Yale no es ninguna reci¨¦n llegada: adem¨¢s de en ¡®Los que se quedan¡¯, ha aparecido en ¡®Solo asesinatos en el edificio¡¯ o ¡®Yo soy Dolemite¡¯. Para ella, actuar es ¡°casi una misi¨®n, una forma de activismo¡±
Muchos de los que hoy ven a Da¡¯Vine Joy Randolph, esa imponente mujer negra, con pelazo, de gesto normalmente serio, llegar a las alfombras rojas de Los ?ngeles, donde pasea con vestidos arquitect¨®nicos, grandes gafas de sol y un halo del antiguo glamur hollywoodiense, siguen pregunt¨¢ndose qui¨¦n es. Qui¨¦n es ella, la que semana tras semana durante los ¨²ltimos meses se ha subido a un escenario para, uno tras otro, ir acumulando premios. Pero eso es porque los ¨¢rboles del glamur hacen que, a veces, no se vea el bosque de la realidad. Los que tantas veces intentan recordar de qu¨¦ les suena esa cara es porque, precisamente, la han visto muchas veces. Porque m¨¢s all¨¢ de la ropa de dise?o y las largas pesta?as de estos meses, la carrera de Randolph lleva forj¨¢ndose una d¨¦cada larga. La han visto, y mucho, en cine y televisi¨®n, algunos hasta en musicales. El pr¨®ximo d¨ªa 10, si no cae un meteorito ¡ªy con permiso de Emily Blunt, America Ferrera, Jodie Foster y Danielle Brooks¡ª, la ver¨¢n llevarse un Oscar. Y ya no habr¨¢ excusas para no recordar su nombre.
La carrera de Randolph (Filadelfia, 37 a?os) est¨¢ dando un aceler¨®n definitivo en estos ¨²ltimos meses gracias a su papel de la cocinera Mary Lamb en Los que se quedan. Pero es exactamente eso, el ¨²ltimo paso de un sendero largo, estable, construido con mimo y esmero, a base de buenas ofertas y tambi¨¦n de decisiones muy meditadas durante casi 12 a?os. Y eso que ella ni siquiera quer¨ªa ser actriz. Se enfad¨® mucho cuando se vio obligada a seguir ese camino. La joven Da¡¯Vine estudiaba para ser cantante de ¨®pera. Desde ni?a tuvo una estupenda voz, sobre todo para el g¨®spel, y durante a?os cant¨® en el coro escolar de su pueblo, Hershey, Pensilvania, el mismo donde se fund¨® la f¨¢brica de chocolates del mismo nombre. De hecho, sus primeros pasos en escuelas de arte locales y en la universidad de Temple fueron para graduarse en interpretaci¨®n vocal; ella se ve¨ªa como una estrella del R&B, y sus mentores m¨¢s como una cantante de ¨®pera. Pero despu¨¦s de ese primer paso universitario logr¨® una beca en la prestigiosa Yale. Ella pretend¨ªa ir al conservatorio del centro, pero por un error administrativo la echaron del programa en su primer a?o. Al tener beca y querer graduarse a tiempo, su madre le aconsej¨® que mientras tanto se inscribiera en teatro. ¡°Estaba literalmente llorando, gritando y pataleando en administraci¨®n: ¡®Por favor, que yo no quiero ser actriz, mi madre me ha dicho que tengo que hacerlo¡±, recordaba en una entrevista con la revista Essence hace dos a?os. ¡°Y as¨ª empez¨® todo. Le estoy muy agradecida a mi madre, pero nunca, jam¨¢s, quise ni dese¨¦ nada de esto. Actuar s¨ª, en cierto sentido, pero nunca as¨ª¡±.
Ella hizo de la necesidad virtud y aprovech¨® su estancia en Yale, adem¨¢s de pasar un verano en la Universidad de Oxford, donde descubri¨® a Shakespeare y se enamor¨® del teatro. De ah¨ª, como toda aspirante, se fue a Nueva York. Compartiendo piso y trabajando como ni?era, pasaban los d¨ªas, se gastaba el dinero y la desesperaci¨®n se apoderaba de ella. Estaba a punto de marcharse a Los ?ngeles para probar suerte en la temporada de cap¨ªtulos pilotos para series cuando se enter¨® de que hab¨ªa una vacante en el musical de Ghost. Era para el papel de Oda Mae Brown, la vidente de 45 a?os a la que en la pel¨ªcula de 1990 interpreta Whoopi Goldberg. Era 2011, ten¨ªa 25 a?os y nada que perder. Ni siquiera estaba nerviosa por conseguirlo, y lo consigui¨®. No se lo cre¨ªa ni ella. Pero el destino le jug¨® otra carambola: la actriz que hac¨ªa de Brown en el musical de Londres tuvo un accidente y ella tuvo que ir a sustituirla. En solo cinco d¨ªas tuvo que aprenderse el papel y plantarse en el Reino Unido. Lo bord¨® durante dos meses. Regres¨® a Nueva York y, solo dos d¨ªas despu¨¦s, empez¨® los ensayos. El musical recaud¨® m¨¢s de 13 millones de d¨®lares y ella, por su primer papel profesional, fue nominada a un Tony como mejor actriz de reparto.
A partir de ah¨ª, todo fue similar. Pasito a pasito. No es una reci¨¦n llegada: casi medio centenar de t¨ªtulos en una d¨¦cada. Sus primeras apariciones en series fueron en The Good Wife, This Is Us, Selfie, Veep, Empire, ya con siete cap¨ªtulos... y entonces se cruz¨® Eddie Murphy en su camino. La estrella del humor siempre hab¨ªa perseguido la idea de protagonizar una pel¨ªcula sobre el considerado padrino del rap, el cantante, actor y promotor de las pel¨ªculas de la blaxplotation con actores negros Rudy Ray Moore, apodado Dolemite. Lo logr¨® en 2019, y escogi¨® a Da¡¯Vine Joy Randolph como Lady Reed, su compa?era, para su Yo soy Dolemite. Aquello fue un bum para ella, porque entonces vieron su actuaci¨®n dos personas que cambiaron su vida: Steve Martin y Alexander Payne.
Martin, creador y coprotagonista de la serie Solo asesinatos en el edificio, la fich¨® como la exhausta detective Donna Williams, que trata de poner freno (y a veces de ayudar) al propio Martin, a Selena Gomez y a Martin Short. Mientras, ella sigui¨® protagonizando series (High Fidelity o The Idol, cancelada tras mucha pol¨¦mica) y pel¨ªculas (Estados Unidos contra Billie Holiday; La ciudad perdida, por la que siempre alaba a su compa?era y protagonista, Sandra Bullock), hasta que lleg¨® su gran papel: el de Mary Lamb en Los que se quedan. A su director, Alexander Payne, le ha agradecido en m¨¢s de una ocasi¨®n alguno de los premios de esta temporada. En los del sindicato de actores reconoc¨ªa su ¡°confianza y colaboraci¨®n¡°: ¡°Eres el aut¨¦ntico sue?o de todo actor¡±.
Como ha contado en varias entrevistas a lo largo de esta temporada de premios ¡ªen la que ha logrado ese dif¨ªcil equilibrio entre ser omnipresente y no saturar al espectador o al cr¨ªtico¡ª, Payne confi¨® en ella durante el rodaje, en su criterio y su perfeccionismo. El director, por ejemplo, le mand¨® un mont¨®n de cartones de cigarrillos antes de la grabaci¨®n para que aprendiera a fumar. Y ella lo hizo. Cuando ¨¦l le explic¨® que ella ten¨ªa que llevar los rulos puestos en una escena en la que cocinaba, porque era Navidad y era algo ¨ªntimo, ella se neg¨®: ¡°Eso no es lo que somos¡±. Payne argumentaba que su madre lo hac¨ªa, pero ella se neg¨®: ¡°Mientras Mary est¨¦ en este colegio, estoy cocinando. Le dije que solo me pondr¨ªa los rulos a solas en mi habitaci¨®n¡±, relataba en una entrevista con Refinery29. ¡°Lo que le reconozco a Alexander es que fue como, ¡®vale, no hab¨ªa pensado eso, gracias¡±. Ella insisti¨® en que no fuera demasiado cursi con la ropa de la cocinera, que la mantuviera en uniforme, porque era una mujer fuerte y profesional de los a?os setenta. Tambi¨¦n le pidi¨® que sacara planos de su personaje cocinando. ¡°Era importante validarla¡±, comentaba en W Magazine. ¡°En su cabeza, maneja un restaurante con estrella Michelin en el s¨®tano de una escuela¡±, afirmaba. ¡°Lo mejor era que pod¨ªamos tener estas conversaciones. No hubo rechazos. Y lo aplaudo, porque no ten¨ªan por qu¨¦ hacerlo. He experimentado muchas situaciones donde definitivamente no lo han hecho¡±. Se define como ¡°estratega¡± en los papeles que escoge, ¡°especialmente como mujer negra¡±, al buscar que est¨¦n llenos de matices y no se queden en la superficie. Y lucha por ello con todo el que tenga enfrente.
Ese nivel de detalle con su Mary Lamb la ha coronado en estos premios. Siempre llega a la alfombra seria, como si ese no fuera su sitio, y poco a poco, cuando saluda a otros compa?eros o charla con ellos en la mesa de nominados, se va soltando. Ha explicado que para ella los galardones son algo importante, que prepara la ropa y el look completo con antelaci¨®n y cuidado, y es de las pocas que no juegan a hacerse la sorprendida y a improvisar en el escenario. Siempre lleva unas tarjetitas con unas l¨ªneas de lo que quiere contar. L¨®gico, s¨ª, pero llamativo hoy en d¨ªa. ¡°Lo hice hace como una hora...¡°, comentaba con The Hollywood Reporter a su llegada a los Premios Spirit, donde tambi¨¦n gan¨®, claro, el 25 de febrero. ¡°En mi coraz¨®n est¨¢ fresco, y es exactamente lo que quiero decir. Solo lo escribo para asegurarme de que puedo articular de manera apropiada c¨®mo me siento, pero todo viene de muy dentro¡±.
Sobre el Oscar, afirma que no espera nada, que solo est¨¢ ¡°feliz de estar invitada en esa sala¡±. Como bien dice, con una s¨®lida educaci¨®n dram¨¢tica en Yale, ser¨ªa absurdo que escogiera los proyectos solo por los premios. ¡°Tengo una gran formaci¨®n; humildemente, tengo buen gusto¡±, contaba ante los periodistas tras los Spirit. Lo que la hace buscar personajes en los que indagar, profundizar. Tras los BAFTA (s¨ª, tambi¨¦n lo gan¨®) asegur¨® que para ella hacer cine es ¡°casi una misi¨®n, una forma de activismo¡±. ¡°La idea de estar en una pantalla y lo que todo eso representa cuando me ves, importa, y mucho. Y eso ya es ganar¡±. Seg¨²n ella, ese ¡°don de Dios¡± que es actuar es su forma de devolverle algo a la comunidad. ¡°Y ahora agradezco que lo vea mucha gente. ?Que ahora conlleva un reconocimiento? Genial, gracias. Me siento bendecida por ello¡±.
Por eso no teme los fracasos. Ya vendr¨¢n las alegr¨ªas. Afirma burlona que, si prepara un camino, si cree que las cosas van a ir de una manera... le suceden justamente al contrario. Cuenta que ha hecho pilotos que nunca salieron, pel¨ªculas que tardaron a?os en estrenarse, proyectos estupendos cancelados. ¡°No es algo natural, pero tienes que sentirte c¨®modo con el rechazo y la p¨¦rdida. No s¨¦ si es una buena habilidad para desarrollar, pero de verdad que tiene que gustarte lo que haces, porque hay muchos noes¡±, contaba para el n¨²mero especial de los Oscar de Vanity Fair, cuya portada ocupa junto a estrellas como Natalie Portman y Bradley Cooper. Ahora que vive su momento grande, lo mejor que puede hacer es seguir el consejo, nada sencillo aunque lo parezca, que una vez le dio su compa?era Meryl Streep: que fuera a su ritmo y se mantuviera presente. Ella lo intenta, afirma que no ha tenido ni tiempo de procesarlo, pero que est¨¢ feliz de vivirlo, de tener a los suyos a su lado. A su mejor amiga, que es adem¨¢s su publicista, y a su madre. De hecho, hasta hace unos d¨ªas andaba pidiendo alguna entrada extra para la entrega de los Oscar, aunque fueran separadas, o atr¨¢s, o tuviera que pagarlas, cualquier cosa. La familia se le hab¨ªa enfadado por no invitarles. Ya las ha conseguido. Y todo indica que la ver¨¢n levantarlo.
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