De la convivencia con casas okupa a cuestionar a Picasso: c¨®mo La Casa Encendida redefini¨® nuestra relaci¨®n con la cultura contempor¨¢nea
El agitador centro madrile?o cumple 20 a?os ejerciendo de faro divulgativo e impulsor de la creaci¨®n joven. Lo celebra con una exposici¨®n retrospectiva y otra que pone al pintor malague?o frente al espejo del presente
En sus inicios, La Casa Encendida iba a ser La Casa de Empe?os. Es lo que fue originalmente el edificio neomud¨¦jar que hoy ocupa este centro cultural en el barrio de Lavapi¨¦s de Madrid. Hasta que se decidi¨® que una traducci¨®n tan literal y con connotaciones de posguerra pod¨ªa resultar disuasoria para el potencial visitante. Pero ya estaba hecho el logo, con las iniciales C y E como protagonistas, por el pope del grafismo Fernando Guti¨¦rrez. La mediaci¨®n del poeta Fernando Beltr¨¢n, conocido por su faceta de ¡®nombrador¡¯ para empresas, sald¨® el debate proponiendo varias referencias literarias, entre ellas el poema La casa encendida, de Luis Rosales. Todo hizo clic.
Es parte del anecdotario que recoge este agitador espacio en la retrospectiva Un piano preparado, comisariada por los arquitectos Isabella Lenzi y Llu¨ªs Alexandre Casanovas. ¡°En su momento, la localizaci¨®n resultaba atractiva por ser c¨¦ntrica, pero situarse al mismo tiempo en la periferia de ese centro hist¨®rico de la capital. Una periferia muy necesitada de equipamiento cultural y social. Esa mezcla de tradici¨®n, modernidad y diversidad hac¨ªan de Lavapi¨¦s el laboratorio sociol¨®gico m¨¢s interesante de Madrid¡±, reflexionan.
La Casa Encendida aterriz¨® en un destino multicultural emigrante y tambi¨¦n una de las cunas de los movimientos antisistema patrios. Su singular finca se sum¨® al movimiento de poner en valor la arquitectura identitaria del propio barrio. Tambi¨¦n daba pared con pared en la misma manzana con El Laboratorio (m¨¢s conocido como el Labo 03), emblem¨¢tica casa okupa situada en una antigua imprenta, que tambi¨¦n oficiaba sus propias actividades culturales y sociales. La exposici¨®n que podemos ver ahora recoge tambi¨¦n esas tensiones entre el centro autogestionado y el centro privado en ese lapso inicial en que coincidieron.
¡°A veces la gente entraba en La Casa Encendida pensando que hab¨ªa entrado en el Labo y al rev¨¦s. La Casa Encendida se present¨® en el barrio tendiendo puentes con todas esas instituciones alternativas. Algo que hoy sigue siendo una rareza. Por ejemplo, el primer congreso de copyleft se hizo en conjunto entre ambos espacios. Y mucha gente que pas¨® por los Labos trabaj¨® despu¨¦s en La Casa Encendida. Desde las tensiones, se gener¨® un di¨¢logo interesante entre lo parainstitucional y la instituci¨®n en un sentido m¨¢s cl¨¢sico que, con el tiempo, hizo que este tejido cultural perdiera el miedo a crecer desde una colectividad m¨¢s abierta¡±, resumen los comisarios. Desde entonces hasta hoy, La Casa Encendida ha convivido con su contexto generando sinergias con lo local (como la puesta en marcha de ¡®Esta es una plaza¡¯: la recuperaci¨®n de un solar abandonado para los vecinos del barrio) y atrayendo propuestas globales definitorias de lo moderno.
Esta exhibici¨®n, la primera de tres, divididas por etapas, forma parte de las celebraciones de su 20? aniversario y sirve para contextualizar el rol que ha desempe?ado en el barrio y en el panorama cultural espa?ol. ¡°Cuando naci¨® no exist¨ªa nada parecido [en Madrid]¡±, explica Luc¨ªa Casani, que empez¨® desde el d¨ªa uno como responsable de cine y tom¨® a partir de 2014 las riendas en la direcci¨®n que dej¨® el que acabar¨ªa siendo ministro de Cultura, Pepe Guirao. ¡°A¨²n no exist¨ªa Matadero, ni el CA2M, ni Condeduque. Meter algo como la m¨²sica electr¨®nica experimental [con Experimentaclub o Electr¨®nica en Abril] o acoger performances en un espacio institucional era una rareza¡±, secunda su subdirectora, M¨®nica Carroquino. En el arranque, La Casa Encendida conjugaba el apoyo a la cultura emergente con la traducci¨®n al presente de los padres de lo contempor¨¢neo. El doble concierto de Patti Smith (se ofreci¨® ella misma a dar dos tras un error en la venta automatizada de entradas), la correspondencia f¨ªlmica entre Kiarostami y Erice o la expo sobre la ¨¦poca final de Louise Bourgeois a¨²n resuenan en su leyenda.
Las restricciones presupuestarias posteriores les obligaron a repensar el proyecto. ¡°Mantuvimos nuestras cuatro l¨ªneas: cultura, educaci¨®n, solidaridad y medio ambiente; y nos centramos en seguir mapeando talento joven para impulsar proyectos novedosos. Desde ah¨ª tomamos el pulso al presente. Eventos como Libros Mutantes [su feria del libro alternativa], el festival Puwerty [con creadores menores de 26 a?os], She Makes Noise [electr¨®nica hecha por mujeres] o Princesas y Darth Vaders [feminismo abordado desde el humor] nacieron de escuchar las necesidades de cada instante. Nuestro rol es abordar temas como estos rest¨¢ndoles dogma, desencriptar lenguajes de lo contempor¨¢neo para hacerlo accesible¡±, resumen.
Hoy, opera bajo el manto de la Fundaci¨®n Montemadrid, que ha promovido la participaci¨®n de La Casa Encendida en el 50? aniversario de la muerte de Picasso con la exposici¨®n Picasso: sin t¨ªtulo, comisariada por la arquitecta Eva Franch i Gilabert. En ella, 50 creadores actuales han retitulado cuadros de sus ¨²ltimos 10 a?os junto a un texto resignificando al pintor. Muchos de ellos, poniendo en evidencia su historial sexista o, incluso, manifestando la irrelevancia que su tot¨¦mica figura a muchos creadores en el siglo XXI. La heterog¨¦nea lista incluye artistas queer (Cabello/Carceller, Ni?o de Elche), cineastas (Albert Serra, Isabel Coixet), afrofuturistas (Black Quantum Futurism), m¨²sicos (Holly Herndon), creadores posinternet (DIS), performers (Maria Hassabi) o feministas (Johanna Hedva). ¡°Ha sido un poco como ¡®desaprender¡¯ a Picasso. No quer¨ªamos una lectura desde lo acad¨¦mico, sino poner a Picasso frente al espejo del presente. El resultado es una polifon¨ªa reflexiva y cr¨ªtica, que es lo que siempre hemos buscado en La Casa Encendida: una suma de voces que, juntas, nos ayuden a discutir y comprender el momento¡±.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.