Levitaciones, ¡®sansonismo¡¯ y agenda completa: la vida de un exorcista en 2023
El estreno de ¡®El exorcista del Papa¡¯, con Russell Crowe como protagonista, recupera los archivos del famoso sacerdote Gabriele Amorth, fallecido en 2016, y las cr¨®nicas de sus, a veces, pol¨¦micos combates con el diablo
¡°Si uno quiere ser exorcista, debe estar dispuesto a que le escupan continuamente¡± es una de las memorables frases que dej¨® escritas el padre Gabriele Amorth (M¨®dena, 1925-Roma, 2016) en un libro de su muy dilatada bibliograf¨ªa, Memorias de un exorcista: Mi lucha contra Satan¨¢s (2010, editado en Espa?a por Indicios), donde sintetizaba, en formato entrevista con el periodista Marco Tosatti, lo aprendido tras las 70.000 liberaciones de pose¨ªdos que dec¨ªa llevar registradas hasta ese momento. Reconocido oficialmente como exorcista por el Vaticano en 1986, Amorth fue la m¨¢s conocida figura del oficio debido a su intensa presencia y controversias p¨²blicas (entre otros, advirti¨® de que el comunismo, el yoga o la saga Harry Potter eran puertas de entrada del Maligno), y sus vivencias y escritos han servido de base a la pel¨ªcula El exorcista del Papa, que se estrena el 5 de abril, con Russell Crowe en el papel del sacerdote italiano.
La asimilaci¨®n del religioso dentro del imaginario del cine de terror era cuesti¨®n de tiempo: poco antes de su muerte a los 91, a?os protagoniz¨® el documental The Devil and Father Amorth (El diablo y el padre Amorth, 2017), de William Friedkin, el director de su pel¨ªcula favorita, El exorcista (1973). En aquel t¨ªtulo estrenado de manera p¨®stuma, el Vaticano permiti¨® que Friedkin presenciara y grabase un exorcismo real de Amorth, aunque el material obtenido no era tan aparatoso como el del cl¨¢sico de terror ni conten¨ªa nada paranormal, m¨¢s all¨¢ de una mujer gritando con voz distorsionada. El tr¨¢iler de El exorcista del Papa, por su parte, deja claro que los dichosos escupitajos, los objetos voladores, los v¨®mitos con regalo (clavos, animales muertos¡), los cuerpos levitando o las frases en lenguas ocultas o muertas tan com¨²nmente asociados a la pr¨¢ctica de estos rituales ¡ªiconograf¨ªa alimentada tambi¨¦n, cabe decir, por los escritos de Amorth¡ª no faltar¨¢n en la nueva pel¨ªcula. Es de esperar, a su vez, que entre los di¨¢logos se incluya esa archiconocida cita del cura que parece escrita para ser pronunciada por el oscarizado actor neozeland¨¦s: ¡°No tengo miedo de Satan¨¢s. Es ¨¦l quien deber¨ªa temerme a m¨ª¡±.
¡°Russell Crowe no me convence, me parece que estoy viendo a un gladiador con sotana¡±, dice al tel¨¦fono a Icon, con sorna, el exorcista argentino Manuel Acu?a, fundador de la Escuela de Exorcistas de Europa, con sede en Espa?a. Acu?a fue amigo de Gabriele Amorth y, de hecho, se congratula de aparecer en ¡°la ¨²nica selfi¡± que el sacerdote italiano se tom¨® nunca (y que, tras la conversaci¨®n, adjunta). ¡°Fue un maestro para m¨ª, un hombre fascinante y el m¨¢s grandioso en el ministerio de los exorcismos¡±, recuerda. ¡°Habr¨¢ que ver la pel¨ªcula para saber qu¨¦ cuenta, pero no creo que nadie que conociese al padre Amorth lo vea como sale en el tr¨¢iler ni que su figura vaya a estar tratada fielmente. ?l rechazaba la espectacularidad, era muy humilde. No se aprecia que vaya a hablarse de su vida m¨ªstica ni de su confianza en la Virgen Sant¨ªsima¡±.
El demon¨®logo latinoamericano, que ha ofrecido conferencias en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum de Roma, no guarda gran aprecio por el subg¨¦nero cinematogr¨¢fico, al considerarlo ¡°folcl¨®rico y poco riguroso¡±. Aparte de El exorcista, donde s¨ª ve bien representado lo que supone enfrentarse a ¡°poderosos principados del infierno¡±, solo le gustan dos pel¨ªculas m¨¢s: El exorcismo de Emily Rose (2005) y El rito (2011), a pesar de sus elementos ¡°cinematogr¨¢ficos y fantasiosos¡±. No obstante, en los m¨¢s de 1.200 exorcismos que dice haber practicado en su trayectoria de 18 a?os (el primero lo hizo a la edad de 42; ahora tiene 60), asegura haberlo ¡°visto todo¡±. ¡°Menos una cabeza girar 360 grados, ?eso es imposible!¡±, apostilla.
¡°Puede creerme o no, pero yo he visto a un ni?o de seis a?os levitar 10 cent¨ªmetros sobre el suelo y permanecer ah¨ª cinco minutos, violando todas las leyes de la naturaleza. En mi primer exorcismo, vi a una adolescente de 42 kilos apartar a hombres grandes como si fueran de papel. A eso se le llama sansonismo. Estaba pose¨ªda por tres esp¨ªritus. Cuando termin¨¦, sal¨ª fuera a tranquilizarme y me sub¨ª a mi autom¨®vil. Con la llave a¨²n en la mano, se cerraron las puertas, se encendieron las luces, la luz interior tambi¨¦n, y el claxon se empez¨® a tocar solo. Ese d¨ªa yo supe que hab¨ªa intercambiado tarjeta de presentaci¨®n con el diablo¡±.
De la locura a la posesi¨®n
Una de las pel¨ªculas que cita Acu?a, El exorcismo de Emily Rose, se inspira en la historia real de la joven alemana Anneliese Michel, paciente con un largo historial psiqui¨¢trico cuyo fallecimiento a los 23 a?os, en 1976, llev¨® a que sus padres y los dos sacerdotes que le hab¨ªan practicado un total de 67 exorcismos fueran condenados por homicidio negligente, a causa de la profunda malnutrici¨®n y deshidrataci¨®n que presentaba (pesaba solo 30 kilos), rodillas rotas por numerosas genuflexiones y un cuadro de neumon¨ªa. Michel afirmaba encontrarse bajo la posesi¨®n de diferentes demonios, entre ellos, Adolf Hitler. En 2014, el Arzobispado de Burgos reconoci¨® haber autorizado exorcismos a una menor con antecedentes de ansiedad, anorexia e intentos de suicidio, que acabar¨ªa quit¨¢ndose la vida en 2019, con 22 a?os. Su historia tambi¨¦n fue recogida en una pel¨ªcula, la espa?ola 13 exorcismos (2022).
Seg¨²n una noticia del diario P¨²blico de febrero, a consecuencia del esc¨¢ndalo, la Iglesia espa?ola ha pedido desde entonces silencio a sus exorcistas. Dos de ellos declinaron la petici¨®n de entrevista de Icon. El padre Acu?a desmiente que el ritual implique ¡°violencia f¨ªsica ni tortura en grado alguno¡±. ¡°Me remito nuevamente a la pel¨ªcula de El exorcista, ?en qu¨¦ momento el padre Karras y el padre Merrin hacen algo que violente a la ni?a? Estas cosas se dicen para devaluarnos. El ¨²nico instrumento es lo sacramental, el agua bendita, el aceite de unci¨®n y, por supuesto, la plegaria com¨²n del grupo que acompa?a al exorcista. Nunca nada que agreda a la persona¡±, dice el sacerdote, que asegura rodearse de ¡°doctores, psic¨®logos y psiquiatras¡± en su labor, si bien cree que los profesionales de la sanidad mental ¡°no est¨¢n capacitados para identificar los fen¨®menos de una posesi¨®n¡±, que son, enumera, ¡°el sansonismo, la levitaci¨®n, la xenoglosia [hablar en lenguas extra?as], el conocimiento de lo oculto, la clarividencia o la hierofobia [aversi¨®n a lo sagrado]¡±.
En Memorias de un exorcista: Mi lucha contra Satan¨¢s, el padre Gabriele Amorth s¨ª admite haber atado a presuntos endemoniados. ¡°Tienen tanta fuerza que no podemos sujetarlos¡±, argumenta. Amorth se opuso destacadamente a la revisi¨®n del Rituale Romanum de 1999, bajo el papado de Juan Pablo II, donde se pretend¨ªa limitar el criterio a la hora de aplicar exorcismos. Aquella pugna se resolvi¨® con la decisi¨®n de indicar, en el pr¨®logo, que dicha actualizaci¨®n era optativa. Acu?a lamenta c¨®mo ¡°el racionalismo ha ganado su espacio en la Iglesia¡±. ¡°Hay obispos que hacen derivaciones psiqui¨¢tricas y psicol¨®gicas porque no creen en el diablo. Pero el diablo no es una entelequia, ni un concepto, ni una idea. Es una personalidad y tiene una estrategia, de la que forma parte la posesi¨®n. El diablo no juega a ser diablo, ?el diablo lo es!¡±, asevera.
¡°El aporte del papa Francisco ha sido, en este sentido, muy positivo. Es el hombre que m¨¢s ha hablado de la existencia del diablo en los medios de comunicaci¨®n¡±, celebra Acu?a. Francisco reconoci¨® en 2014 a la Asociaci¨®n Internacional de Exorcistas, fundada por Amorth dos d¨¦cadas antes. Ha recomendado p¨²blicamente la pr¨¢ctica y, en 2013, incluso trascendi¨® un v¨ªdeo donde especialistas identificaron al Pont¨ªfice practicando un exorcismo a un hombre en el transcurso de una plegaria, algo que el Vaticano neg¨®. Su fomento del ritual parece ir en sinton¨ªa con el signo de los tiempos. Un art¨ªculo de Le Monde de 2014 cont¨® que la demanda de exorcismos se ha disparado en los ¨²ltimos tiempos. La Asociaci¨®n Italiana de Psic¨®logos y Psiquiatras Cat¨®licos dijo que medio mill¨®n de sus conciudadanos ped¨ªan una intervenci¨®n de este tipo al a?o. En Estados Unidos se han multiplicado por 10, misma proporci¨®n en la que han crecido los integrantes de la Asociaci¨®n de Exorcistas: de 25 a 250 (se dice que hay unos 800 en todo el mundo, la mayor¨ªa en Italia). Durante los confinamientos por la pandemia del coronavirus, la Iglesia identific¨® otro gran repunte de supuestas posesiones.
L¨ªbranos del malo
El padre Amorth se?ala en sus memorias (por momentos, el equivalente demonol¨®gico a El hombre que confundi¨® a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks) los m¨²ltiples caminos por los que una persona puede acabar, seg¨²n ¨¦l, bajo el control del diablo o tambi¨¦n de un difunto. ¡°En algunas discotecas hay un itinerario fijo. Un chico o una chica van all¨ª; empiezan con el tabaco, luego pasan a las drogas, al sexo, a la secta sat¨¢nica¡±, relata. En un cap¨ªtulo, describe el caso de ¡°un pranoterapeuta que admiraba a [Elvis] Presley hasta la idolatr¨ªa¡± y que pudo atraer a un esp¨ªritu que hab¨ªa estado ¡°dentro del cantante¡±, si bien desestimando que el esp¨ªritu fuera propiamente el del Rey del Rock. En otro, habla de la historia de una ¡°suegra ocultista¡± que maldijo el matrimonio de su hija, lo que, de acuerdo al testimonio del yerno, tuvo como efecto una racha de mala suerte y que la cama de los casados se moviese. Las se?oras despechadas que recurren a la nigromancia contra sus yernos son, sostiene Amorth en el libro, algo frecuente.
La cineasta Federica di Giacomo ofreci¨® en 2016 una mirada desmitificadora y costumbrista hacia los exorcismos mediante el documental Lib¨¦ranos (Liberami), que segu¨ªa las vicisitudes de un cura de provincias, el padre Cataldo, en su lucha contra el diablo. Cataldo era retratado pr¨¢cticamente como un gris bur¨®crata, muy acostumbrado a gestionar crucifijo en mano, d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n, a gente revolc¨¢ndose por los suelos en su parroquia, grit¨¢ndole barbaridades y reaccionando hist¨¦ricamente a sus oraciones. En uno de los momentos m¨¢s c¨®micos de la pel¨ªcula (donde, como en el documental de Friedkin sobre el padre Amorth, tampoco se registran fen¨®menos paranormales), Cataldo discute con uno de sus colaboradores acerca de la dificultad de exorcizar a una se?ora mayor que, debido a su soledad, ¡°vive mejor¡± estando pose¨ªda, porque es el centro de atenci¨®n. En otro, unos padres requieren los servicios de Cataldo porque su hijo no quiere ir al colegio, lo que ven como s¨ªntoma inequ¨ªvoco de que se encuentra en las redes del diablo.
Pero lo que m¨¢s sorprendi¨® a parte de p¨²blico y cr¨ªtica fue la extraordinariamente anti¨¦pica escena donde el p¨¢rroco despachaba un exorcismo por v¨ªa telef¨®nica, mientras se o¨ªa a una voz gritar algo indistinto al otro lado del m¨®vil. ¡°Se puede hacer liberaci¨®n por v¨ªa telef¨®nica. El padre Amorth aplic¨® alguna¡±, confirma Manuel Acu?a, que cita como precedentes los milagros de la curaci¨®n de la hija de la mujer sirofenicia y la curaci¨®n del criado del centuri¨®n, llevados a cabo por Jesucristo a distancia, seg¨²n las Escrituras. El sacerdote, que bendice al periodista a trav¨¦s del m¨®vil al final de la conversaci¨®n, avisa, no obstante, de que ¡°el padrenuestro contiene un exorcismo, ¡®L¨ªbranos del malo¡¯. El original no dice ¡®mal¡¯, dice ¡®malo¡¯, el sujeto de la maldad. As¨ª que todos los cristianos que crean en el diablo pueden hacer un exorcismo rezando un padrenuestro¡±.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.