Audemars Piguet reinterpreta el reloj asim¨¦trico m¨¢s bello del mundo
La veterana marca suiza acaba de lanzar el [RE]Master 02, una versi¨®n moderna de uno de sus cl¨¢sicos m¨¢s codiciados
Nada puede compararse a bucear en nuestro pasado. Para los que aman la historia de la relojer¨ªa, zambullirse en un periodo determinado es como dar con un yacimiento arqueol¨®gico. Y si este es relativamente oscuro, la felicidad es doble. Los a?os sesenta son en horolog¨ªa un campo de batalla en el que, quien m¨¢s y quien menos, se arranc¨® a jugar y experimentar. Un momento ambicioso, que m¨¢s ampliamente tambi¨¦n toc¨® lo cultural y social, rompiendo completamente con el canon establecido de las d¨¦cadas anteriores. Las formas y hallazgos de aquellos a?os, de alg¨²n modo, revisten un aura un tanto especial. Aquella atm¨®sfera, con cientos de casas innovando y buscando un estilo propio, donde la audacia no era un caso extra?o, sino que se consideraba la norma, es la que ha conseguido encapsular Audemars Piguet.
Su elegante reloj asim¨¦trico, perteneciente a la serie [RE]Master, que trae al presente m¨¢quinas singulares que la manufactura suiza ha creado a lo largo del tiempo, fue presentado esta primavera en su sede de Le Brassus, en el coraz¨®n del valle de Joux, donde desde 1875 vienen definiendo complicaciones y algunos de los mejores cron¨®grafos que existen en el mercado, como su ic¨®nico Royal Oak.
¡°En la d¨¦cada de los sesenta, Audemars Piguet produjo varios modelos inspirados en la corriente brutalista, con formas geom¨¦tricas angulares desprovistas de ornamentaci¨®n¡±, explica Sebastian Vivas, director de Patrimonio de la maison suiza. ¡°Tambi¨¦n fue la edad de oro de los relojes asim¨¦tricos para la manufactura, con m¨¢s de 30 modelos creados entre 1959 y 1963, la mayor¨ªa de los cuales se produjeron en menos de diez piezas¡±.
Para entender la clave de este gesto de Audemars Piguet, es necesario fijarse en el reloj de pulsera que han querido reinterpretar. Un trabajo fechado en 1960, del que solo se hicieron siete copias (su museo cuenta con una), y que representa una etapa que muchos coleccionistas a?oraban. Son las piezas de esta ¨¦poca, con sus dise?os irregulares y sus acabados ¨²nicos, las que mejor definen una d¨¦cada lanzada a la fantas¨ªa. Tambi¨¦n las m¨¢s solicitadas en el universo de las subastas y las pujas.
El modelo primigenio se conoce como 5159, tiene una caja rectangular asim¨¦trica de 27,5 mm en oro amarillo de 18 quilates y una esfera que rompe con los c¨®digos de la relojer¨ªa cl¨¢sica. Hasta que no se sube a la segunda planta del antiguo edificio donde tienen su sede y se traspasa la puerta que guarda su historia, no se es consciente de la importancia del hallazgo. ¡°Esta es la sala de registros, llamada as¨ª porque aqu¨ª guardamos todos los registros de Audemars Piguet¡±, comenta Vivas. En los libros que va mostrando se encuentran las vicisitudes de cada reloj, sus complicaciones o d¨®nde y cu¨¢ndo se vendieron. Los archivos se remontan a 1882. ¡°Aunque no conocemos a los clientes finales porque en ese tiempo no vend¨ªamos directamente al p¨²blico, sino a minoristas o distribuidores, estos registros nos proporcionan valiosas indicaciones¡±.
Audemars Piguet fue una empresa muy peque?a en sus inicios. ¡°En este voluminoso libro, que cubre los primeros diez a?os de producci¨®n, podemos ver lo peque?a que era la compa?¨ªa¡±, dice. ¡°Sin embargo, el 60% de los relojes ten¨ªan al menos un repetidor de minutos, lo que demuestra que las complicaciones siempre han sido parte del ADN de nuestra marca¡±. En aquel entonces, como describe Vivas, Audemars Piguet era un productor de dimensiones diminutas, que produc¨ªa relojes en cantidades limitadas, unos pocos cientos por a?o. ¡°Tuvimos cierto ¨¦xito a finales de los a?os veinte, pero el colapso de Wall Street en 1929 nos hizo perder nuestro mercado principal en Estados Unidos¡±, recuerda. ¡°Desde 1930 hasta 1945, Audemars Piguet perdi¨® dinero cada a?o, sin una sola temporada en n¨²meros positivos. Esto demuestra que la historia est¨¢ llena de altibajos, y este fue un per¨ªodo particularmente dif¨ªcil¡±.
Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la situaci¨®n mejor¨®, la empresa realiz¨® cambios, ¡°ya que no pod¨ªamos seguir produciendo relojes de la misma manera que antes; la crisis hab¨ªa cambiado el panorama, y tuvimos que adaptarnos a las nuevas circunstancias¡±. Fue entonces cuando estrechan sus lazos con LeCoultre, que ya era socio. ¡°Tambi¨¦n modificamos nuestras formas de producir relojes, introduciendo la noci¨®n de modelo. Antes de esto, no ten¨ªamos modelos; cada reloj era ¨²nico, hecho uno tras otro. Aunque se pod¨ªan encontrar relojes similares, cada pieza era ¨²nica antes de los a?os cincuenta¡±, se?ala Vivas mientras va mostrando viejos cat¨¢logos de los a?os cincuenta. ¡°Aunque hablamos de cientos de miles de relojes, la producci¨®n era realmente peque?a¡±.
Al revisar estos archivos, se aprecia una enorme creatividad. ¡°No era como hoy, cuando tenemos dise?adores que trabajan con ingenieros y dibujantes t¨¦cnicos¡±, contin¨²a explicando. ¡°En esos a?os, para producir relojes, a menudo era el fabricante de cajas quien nos propon¨ªa un modelo. Dec¨ªa: ¡®Hice esta caja que podr¨ªas usar para tus relojes, ya que tu movimiento encajar¨¢ dentro¡±, apunta. No exist¨ªa la idea de tener un dise?o exclusivo; el nombre era suficiente. ¡°No pens¨¢bamos de esa manera en esa ¨¦poca. Incluso ten¨ªamos la doble firma en la esfera, incluyendo la del minorista. La noci¨®n de marca tal como la conocemos hoy es algo reciente¡±, describe.
Otra forma de producir relojes era contar con trabajadores externos que les propon¨ªan otro tipo de dise?os. ¡°Por ejemplo, aqu¨ª tenemos un boceto original de alrededor de 1960, de un reloj asim¨¦trico hecho por G¨¦rald Genta, quien cre¨® bocetos para nosotros durante d¨¦cadas¡±, describe. Ese primer dibujo, era llevado al fabricante de cajas, que deb¨ªa entender c¨®mo construir la caja, fijar las asas y adaptarlo. ¡°Era un proceso de creaci¨®n continuo¡±. Vivas sigue mostrando algunos modelos que est¨¢n entre el final del movimiento art d¨¦co y el periodo que nos ocupa. Son relojes de formas rectangulares, pero con interiores de dise?os redondeados. Piezas que se arrancan a jugar con las formas geom¨¦tricas. ¡°Redondas, cuadradas, y ovaladas con interiores redondos. Las asas no siempre est¨¢n alineadas, pensadas para ser m¨¢s c¨®modas en la mu?eca¡±, cuenta, y toma con sus manos enguantadas una de las piezas m¨¢s ex¨®ticas que hay sobre la mesa. ¡°Un ejemplo famoso es el Disco Volante de los cincuenta, con una forma perfectamente redonda y sin asas visibles. La pulsera est¨¢ unida dentro de la caja, lo cual era un desaf¨ªo para los relojeros, pero que a su vez manten¨ªa la pureza de la forma¡±.
La enorme mesa de caoba, con un fino tapete donde va depositando los relojes asim¨¦tricos, est¨¢ llena de estos exclusivos objetos vintage. ¡°En muchos de estos relojes, todav¨ªa se encuentran elementos de diferentes tendencias. Todav¨ªa se puede ver una esfera art d¨¦co en este reloj, porque una tendencia nunca termina abruptamente; siempre se superponen y se reinterpretan¡±, dice sabiamente.
Y llegamos al 5159. ¡°Tengo algunos documentos de archivo que lo acompa?an, incluyendo la orden de la caja a Croisier, el fabricante de cajas¡±, desvela, mostrando el folio original, que adem¨¢s confirma que hicieron siete en total. ¡°En esa ¨¦poca, se presentaba un modelo y, si nos gustaba, encarg¨¢bamos m¨¢s¡±. Esto muestra la peque?a escala de producci¨®n que ten¨ªan. ¡°Aqu¨ª tengo otro documento bastante interesante. Es de Montreux Bijoux¡±, indica, acercando una revista que describe la famosa exposici¨®n de relojes que se realiz¨® en Montreal, en 1960, donde diferentes marcas presentaban sus productos en vitrinas, ¡°algo as¨ª como el Watches and Wonders de esa ¨¦poca¡±. El cat¨¢logo incluye algunas publicidades de cada marca. Y al llegar a la p¨¢gina de Audemars Piguet, ah¨ª est¨¢ el reloj asim¨¦trico 5159, junto a otros dise?os sorprendentes como el Disco Volante, un modelo de grandes dimensiones o una bella pieza triangular.
El [RE]Master02 es una versi¨®n actualizada de aquel modelo primigenio. El tama?o de la caja rectangular se expande hasta los 41 mm, y el tono oscila entre el oro rosa y el blanco, gracias a una nueva aleaci¨®n compuesta de oro, cobre y paladio, lo que le otorga un aspecto c¨¢lido y elegante. Ese acabado satinado del oro de arena (en honor a las dunas que lo inspiraron) ha exigido una enorme destreza para lograr que los bordes y esquinas mantuvieran su nitidez. La esfera, que combina diferentes formas geom¨¦tricas como el rect¨¢ngulo y el tri¨¢ngulo, y que rompe con el clasicismo imperante, tambi¨¦n es capaz de crear unos singulares efectos de luz.
¡°Comparado con la versi¨®n original, hemos querido respetar el ¨¢ngulo del zafiro y la forma rectangular arquet¨ªpica, pero necesit¨¢bamos avanzar en cuanto a los materiales¡±, se?ala Vivas. Aqu¨ª es donde han introducido su nueva aleaci¨®n, el oro de arena, un material asombroso que ofrece diferentes interpretaciones y que permite que la luz se aproxime desde diferentes ¨¢ngulos. ¡°Esto es lo que nos encanta. Dependiendo de d¨®nde est¨¦s, el reloj parece tener vida propia. Es po¨¦tico y maravilloso. Podr¨ªa pasar horas hablando de ¨¦l, y quiz¨¢s meses, pero estoy seguro de que nada le har¨¢ m¨¢s justicia que simplemente verlo y usarlo¡±. El cristal de zafiro se lleva toda la atenci¨®n. La asimetr¨ªa del contorno se acent¨²a con un bisel de 15,8?, al que dedicaron dos a?os de investigaci¨®n y desarrollo. ¡°Este cristal de zafiro fragmentado ¡°Bleu Nuit Nuage 50¡å, cortado en 12 tri¨¢ngulos diferentes y decorado con incrustaciones satinadas, crea un efecto de luz y textura ¨²nicos¡±. Soluciones especiales para un reloj singular e insuperable.
Puedes seguir ICON en Facebook, X, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.