¡®La posesi¨®n¡¯: por qu¨¦ una de las pel¨ªculas de terror m¨¢s perturbadoras de la historia vuelve a estar de moda
Despreciada en su d¨ªa y convertida en objeto de culto con los a?os, la indescriptible y ultraviolenta historia de un matrimonio que se desintegra rodeado de sangre, monstruos y Guerra Fr¨ªa es citada como gran influencia de ¡®La sustancia¡¯ y est¨¢ a punto de conocer un (innecesario) ¡®remake¡¯
¡°Quiz¨¢ esto sea algo que les ocurre a todas las parejas¡±, le dice el personaje de Anna (Isabelle Adjani) a su marido Mark (Sam Neill) al inicio de la pel¨ªcula de Andrzej Zulawski La Posesi¨®n (1981). ¡°Esto¡±, como despu¨¦s se ver¨¢, es una espiral de enajenaci¨®n compuesta de asesinatos y otros actos de violencia extrema, criaturas monstruosas, y diversos fluidos corporales de la que las im¨¢genes no ahorran el menor detalle. Pero, si La posesi¨®n es una de las pel¨ªculas de terror m¨¢s espeluznantes de la historia, es ante todo porque el espectador la recibe con la inc¨®moda sensaci¨®n de, en efecto, que tal vez aquello, en un momento u otro, y de una forma u otra, les pase a todas las parejas. Incluida la suya.
Con motivo del estreno de The Substance, la cinta del g¨¦nero horror corporal dirigida por Coralie Fargeat, algunos cr¨ªticos han citado La posesi¨®n como posible influencia (junto a El resplandor, de Stanley Kubrick, La cosa, de John Carpenter o Carrie, de Brian de Palma). Adem¨¢s de la profusi¨®n de sangre y violencia, ambas pel¨ªculas tienen en com¨²n haberse estrenado en la secci¨®n oficial a concurso del festival de Cannes, lo que reviste con un barniz de prestigio obras que de otra forma podr¨ªan recibirse como productos comerciales de terror, m¨¢s aptos para triunfar en la taquilla que para ser objeto de an¨¢lisis est¨¦tico, filos¨®fico o sociol¨®gico. Sin embargo, es en este punto donde ambas divergen. A la hora de cumplir con esta funci¨®n, posiblemente The Substance se quede corta, por la manera no muy matizada en que expone su mensaje sobre un problema tan real como la exigencia de unos c¨¢nones de belleza y juventud hacia las mujeres contempor¨¢neas y el autoodio que esto genera en ellas. En cambio, La posesi¨®n es una obra ambigua y compleja, dif¨ªcil de aprehender y abierta a m¨²ltiples interpretaciones. Que van desde la fantas¨ªa mis¨®gina hasta la reflexi¨®n metaf¨ªsica sobre la naturaleza del mal.
El director polaco Andrzej Zulawski (1940-2016) quiz¨¢ fuera muchas cosas ¨Cse ha acusado a su cine de hist¨¦rico, y a ¨¦l mismo de s¨¢dico con sus actores y actrices¨C pero no un creador simplista. Su pel¨ªcula Sobre el globo de plata ¨Cque realiz¨® en su pa¨ªs natal entre 1976 y 1977 con el benepl¨¢cito inicial del gobierno tras el ¨¦xito de Lo importante es amar, rodada en Francia con la estrella Romy Schneider¨C tomaba la apariencia de una pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n para desarrollar una f¨¢bula pol¨ªtica, y su rodaje fue interrumpido por las autoridades polacas cuando faltaba un 20% para su finalizaci¨®n. Deprimido por esta circunstancia, y por su complicado divorcio de la actriz Malgorzata Braunek, la madre de su hijo, comenz¨® a volcar sus experiencias y estado de ¨¢nimo en el guion de La posesi¨®n, escrito junto al norteamericano Frederic Tuten.
El proyecto deb¨ªa ser su primera pel¨ªcula en ingl¨¦s, y requer¨ªa de un reparto internacional. Como actriz principal, Zulawski pens¨® de inmediato en Isabelle Adjani, una de las j¨®venes estrellas europeas al alza, pero el agente de esta rechaz¨® la oferta, y la siguiente opci¨®n fue la australiana Judy Davis, que acababa de protagonizar My Brilliant Career, de Gillian Armstrong, junto al neozeland¨¦s Sam Neill. Entonces, el director de fotograf¨ªa Bruno Nuytten, que se hab¨ªa enrolado en el equipo de La posesi¨®n, consider¨® que el papel era perfecto para su pareja, que casualmente era Adjani, y gracias a su intervenci¨®n ella lo acept¨® r¨¢pidamente. Sam Neill fue elegido para ser su coprotagonista.
En cuanto al argumento de la cinta, no es f¨¢cil de describir, pero parte de las convenciones de una ruptura conyugal para adentrarse en territorios m¨¢s escurridizos. Mark es un esp¨ªa que, tras regresar al Berl¨ªn occidental de una misi¨®n no especificada al otro lado del Muro, y reencontrarse con su hijo y su esposa Anna, se encuentra con que ella desea separarse por motivos tambi¨¦n misteriosos. Se inicia para ambos un descenso a las profundidades de la locura que comienza con reproches y peleas de agresividad creciente, prosigue con la aparici¨®n de un amante de ella ¨Cuna mezcla de gur¨² espiritual y chulo de discoteca de mediana edad que vive con su madre anciana¨C, y va dejando paso a una sangrienta trama criminal. Un detective privado descubre que Anna mantiene una vida paralela en la que cuida y alimenta con cad¨¢veres humanos a una criatura monstruosa a la que ella misma dio a luz. Mientras, tanto Anna como Mark son remplazados por un par de dobles id¨¦nticos, sus versiones idealizadas, dotados de brillantes ojos verdes.
El rodaje se desarroll¨® en el barrio berlin¨¦s de Kreuzberg, que tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn una d¨¦cada m¨¢s tarde se convirti¨® en un paradigma de gentrificaci¨®n, pero que entonces a¨²n se compon¨ªa de edificios en estado semirruinoso habitados sobre todo por inmigrantes precarizados y otros ciudadanos de rentas bajas, debido a la normativa que limitaba los precios de sus alquileres. En el momento del rodaje, el muro recorr¨ªa gran parte de los l¨ªmites del barrio, por lo que su presencia en la cinta es constante, lo que contribuye al clima pastoso y opresivo en el que se debaten los personajes. En este contexto, las peleas conyugales de Mark y Anna se convierten en unas explosiones de violencia dif¨ªciles de contemplar, a veces coreografiadas como piezas de Pina Bausch, que dejan en un juego de ni?os la dureza de Escenas de un matrimonio, la serie de Ingmar Bergman de similar tem¨¢tica, rodada ocho a?os antes. La escalada es tal que, cuando en un momento dado entra en escena un cuchillo el¨¦ctrico para trinchar carne, la tensi¨®n ante lo que pueda suceder alcanza cotas insoportables (spoiler: las expectativas no se ver¨¢n defraudadas).
Las apariciones del monstruo, que desarrolla una morfolog¨ªa humanoide dotada de tent¨¢culos, tambi¨¦n ponen de su parte. Destaca una escena en la que Anna y ¨¦l est¨¢n haciendo el amor, en una especie de giro enfermizo sobre el c¨¦lebre grabado er¨®tico japon¨¦s El sue?o de la mujer del pescador, de Hokusai, donde una mujer obtiene placer sexual de dos pulpos. Al concebir su monstruo, por cierto, Zulawski hab¨ªa manejado como principal referencia al golem, un personaje del folklore hebreo. Para dise?arlo, el director llam¨® al artista suizo H.R. Giger, autor de la criatura de Alien, quien rechaz¨® el encargo y le remiti¨® a su colaborador Carlo Rambaldi, quien s¨ª lo aceptar¨ªa, y que despu¨¦s triunf¨® con su dise?o del E.T. de Spielberg.
Pero la escena m¨¢s recordada de la pel¨ªcula, convertida d¨¦cadas despu¨¦s en carne de memes ¨Cprueba definitiva de su triunfo popular¨C es un flash-back en el que Anna rememora c¨®mo, durante la ausencia de Mark, experiment¨® un aborto espont¨¢neo en los pasillos del U-Bahn, el metro berlin¨¦s. La secuencia comienza con ella presa de un ataque nervioso entre gritos y convulsiones ¨Cal parecer, las instrucciones que Adjani hab¨ªa recibido de Zulawski era que deb¨ªa ¡°follar con el aire¡±¨C, tras lo cual expulsa sangre y un l¨ªquido blancuzco por sus orificios, derrumbada en el suelo.
Cuando la cinta se proyect¨® en el ¨²ltimo tramo del festival de Cannes de aquel a?o, la recepci¨®n fue dispar. Cr¨ªticas como la de EL PA?S destacaron las influencias de Bu?uel y Polanski, y se invoc¨® un aura de esc¨¢ndalo instant¨¢nea al estilo de la de La gran comilona (1973), de Ferreri. El jurado, del que formaban parte la actriz Ellen Burstyn (protagonista de El exorcista, otro hito del cine de terror m¨¢s o menos ¡°elevado¡±), el guionista Jean-Claude Carri¨¨re, colaborador habitual de Bu?uel, y el escritor espa?ol Antonio Gala, concedi¨® la Palma de Oro a otra obra de un director polaco, El hombre de hierro, de Andrzej Wajda, y el premio de mejor interpretaci¨®n femenina a Isabelle Adjani, tanto por La Posesi¨®n como por Cuarteto, pel¨ªcula mucho m¨¢s convencional dirigida por James Ivory. Adjani tambi¨¦n obtendr¨ªa despu¨¦s su primer C¨¦sar a la mejor actriz por la cinta de Zulawski.
Pese a estos ¨¦xitos, la experiencia del rodaje llevar¨ªa a la int¨¦rprete a redirigir su carrera hacia otro tipo de papeles menos extremos. En declaraciones posteriores, Zulawski dar¨ªa cr¨¦dito a los rumores de que ella hab¨ªa tratado de suicidarse tras verse en pantalla durante el estreno. Sin embargo, Adjani ser¨ªa menos expl¨ªcita al referirse a la experiencia del rodaje. En una entrevista concedida en 2018 a la revista Les Inrockuptibles, evocaba la dudosa metodolog¨ªa de Zulawski para dirigir a sus actores, calificable como abuso emocional, y a?ad¨ªa: ¡°Nunca volver¨ªa a hacerlo. Hay que ser extremadamente joven o antifeminista para creer que una saca algo de hacerse manipular y martirizar¡±.
Pese al ruido generado a su alrededor, la pel¨ªcula no fue un gran ¨¦xito comercial, y la dureza de sus im¨¢genes limit¨® su distribuci¨®n. En Estados Unidos se estren¨® en una versi¨®n severamente recortada, entre cr¨ªticas m¨¢s bien negativas. En el Reino Unido, la asociaci¨®n de espectadores la incluy¨® en su lista de video nasties, compuesta por lo general por trabajos de explotaci¨®n de serie B como Holocausto can¨ªbal o La ¨²ltima org¨ªa del III Reich. Con los a?os, sin embargo, ha obtenido un estatus de culto, que aument¨® con su reciente restauraci¨®n en formato 4K y con el anuncio de que Parker Finn, director de la cinta de terror Smile y de su reci¨¦n estrenada secuela, prepara un remake con Robert Pattinson en el reparto. Su influencia superficial puede apreciarse en otras pel¨ªculas como Cisne negro (2010), de Darren Aronofsky, La regi¨®n salvaje (2016), de Amat Escalante, o la Suspiria (2018) de Luca Guadagnino.
Como ya hab¨ªa hecho con la ciencia-ficci¨®n en Sobre el globo plateado, Zulawski utilizaba el g¨¦nero de terror para exponer cuestiones de mayor alcance y complejidad. En este sentido, las interpretaciones sobre el significado de la pel¨ªcula quedan muy abiertas. El feminismo de The Substance deja aqu¨ª paso a una mirada masculina que convierte a Anna, la esposa huida, en una asesina hist¨¦rica e implacable, que mantiene un comportamiento err¨¢tico, descuida el bienestar de su hijo y mantiene relaciones sexuales con un monstruo repugnante, para consternaci¨®n de su marido; resulta leg¨ªtimo ver en todo esto una misoginia rampante. Pero, desde otra perspectiva, la criatura a la que Anna cuida podr¨ªa encarnar el nuevo amor que la aleja Mark, quien a su vez atribuye a este rival unos rasgos monstruosos, sin darse cuenta de que, como en todo proceso de enamoramiento, ella est¨¢ proyectando sobre ¨¦l una imagen idealizada, ese nuevo Mark en el que se acaba convirtiendo (igual que Helen, la profesora de su hijo, es una versi¨®n dulce y jovial de Anna, por lo dem¨¢s id¨¦ntica a ella). Tambi¨¦n caben las interpretaciones freudianas que convertir¨ªan a ese monstruo de formas f¨¢licas en un efecto psicosom¨¢tico derivado de los traumas de Anna, a los que ella da rienda suelta (algo similar ocurr¨ªa en otro cl¨¢sico de terror, Cromosoma 3, de David Cronenberg, filmada dos a?os antes).
Pero el monstruo tambi¨¦n puede entenderse como una materializaci¨®n del mal que habita en el ser humano, y que arrojamos al mundo y hacemos crecer en ¨¦l. Las interpretaciones religiosas tampoco pueden excluirse ¨Cde hecho, abundan en la cinta l¨ªneas de di¨¢logo como ¡°No hay nada que temer, excepto a Dios. Dios es una plaga¡±¨C, y la idea de un ser monstruoso nacido como consecuencia de un aborto en un pasillo del metro remite, retorcidamente, a la Natividad cristiana. Ni las pol¨ªticas, ya que el propio Zulawski declar¨® que el monstruo tambi¨¦n pod¨ªa ser una referencia a las perversiones de la ideolog¨ªa marxista que se adue?aron del bloque del Este. Aunque la Guerra Fr¨ªa no se menciona de forma expresa en la pel¨ªcula, est¨¢ presente en su atm¨®sfera enrarecida, en los planos de los vigilantes apostados junto al Muro, y en la actividad de espionaje de Mark.
Pero, sobre todo, hay algo en las violentas reacciones de los personajes, algo en sus gritos, sus reproches cruzados y sus confrontaciones extremas, que resulta inquietantemente familiar para todo aquel que haya experimentado una ruptura. Desde la hip¨¦rbole, Zulawski contaba una experiencia personal con resonancias globales, y retrataba la violencia inesperada que a menudo emerge en la desintegraci¨®n de una pareja. Quiz¨¢ sea algo que les ocurre a todas ellas, como dice Anna, para luego a?adir: ¡°No hay que asustarse¡±. En esto ¨²ltimo, la propia pel¨ªcula se encarga de contradecirla.
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