Corine Pelluchon: ¡°No debemos dejarle la sed de sentido a la religi¨®n¡±
La animalista francesa sostiene que el mundo est¨¢ dividido entre quienes viven en la dominaci¨®n y los defensores de la consideraci¨®n
Corine Pelluchon (Barbezieux-Saint-Hilaire, 1967) es fil¨®sofa, experta en bio¨¦tica y defensora de los animales. En 2018 public¨® Manifiesto animalista, donde sosten¨ªa que los derechos de los animales ten¨ªan que entrar de una vez por todas en los parlamentos. En su ¨²ltimo libro publicado en Francia, Les Lumi¨¨res ¨¤ l¡¯?ge du vivant (Seuil, Las Luces en la era de los vivos), explica que el mundo est¨¢ dividido entre quienes viven en la dominaci¨®n (la explotaci¨®n laboral, la violencia de g¨¦nero, las macrogranjas¡) y los defensores de la consideraci¨®n (animalistas, feministas, partidarios de la convivencia¡), que interceden por lo que llama ¡°las luces¡±. Su intenci¨®n es acompa?ar a estos ¨²ltimos, estructurar su pensamiento con su obra, elaborando ¡°una revoluci¨®n antropol¨®gica¡±. En Espa?a acaba de publicar Reparemos el mundo. Humanos, animales, naturaleza (Ned Ediciones, 2022, traducci¨®n de Sion Serra), una compilaci¨®n de textos sobre animalismo, ¨¦tica y sobre la vejez. Hablamos en el Instituto Franc¨¦s, donde este martes ha participado en un debate junto al paleont¨®logo Juan Luis Arsuaga. Vive en Hamburgo (Alemania), adonde se march¨® con el objetivo de lograr alianzas con investigadores. Ha fracasado, pero no tira la toalla. Su bonito vestido tiene un momento de protagonismo en la charla.
PREGUNTA.?Uno de los temas que trata en su ¨²ltimo libro publicado en Espa?a es la vulnerabilidad. ?De qu¨¦ manera esta nos determina?
RESPUESTA.?Vulnerabilidad, del lat¨ªn vulnus, herida, es la fragilidad del viviente: la vejez, la mortalidad, el cansancio¡ Somos fr¨¢giles y necesitamos de cuidados, de la ayuda del otro. Pero para m¨ª la vulnerabilidad tambi¨¦n es una fuerza: es la capacidad de sentirnos incumbidos por los dem¨¢s, de que nos lleguen. Solo un yo vulnerable puede ser responsable. Es algo que compartimos con los animales. La toma de conciencia sobre nuestra vulnerabilidad es la clave para estar abierto a los dem¨¢s, incluidos los animales. Es algo que nos empuja a ser conscientes de nuestras responsabilidades respecto del resto de los seres. Tiene una funci¨®n cr¨ªtica: nos obliga a modificar la manera en que nos hemos pensado.
P.?La guerra de Ucrania, de la que estamos siendo testigos, ?de qu¨¦ manera se ve a trav¨¦s del prisma de la vulnerabilidad?
R.?Nuestro tiempo es el de la dominaci¨®n, tanto de la naturaleza del resto como de la propia. La represi¨®n de nuestra vulnerabilidad es la dominaci¨®n y esta lo transforma todo en guerra, que se impone en todas las esferas. La guerra en Ucrania es el espejo tr¨¢gico del imaginario de la dominaci¨®n, que tiene tambi¨¦n otras formas: la del capitalismo financiero, la explotaci¨®n de la naturaleza, la explotaci¨®n de los animales, la competencia generalizada. Como dec¨ªa el socialista franc¨¦s Jean Jaur¨¨s, cuando el hombre explota a otros hombres, aunque suceda en tiempos de paz, es la guerra. La guerra siempre es el mal: muertos, refugiados, heridos, es una tremenda desgracia, pero nuestro mundo est¨¢ ya en guerra, incluso en tiempos de paz. El gran desaf¨ªo hoy es promover una relaci¨®n con el otro, con la naturaleza, en el trabajo, con los animales, que no sea de dominaci¨®n, lo que yo llamo ¡°la consideraci¨®n¡±.
P.??Puede explicar en qu¨¦ consiste esta ¡°consideraci¨®n¡±?
R.?En el reconocimiento del valor propio de cada ser y en la transmisi¨®n de un mundo com¨²n. La clave de la consideraci¨®n es la vulnerabilidad. A trav¨¦s de esta ¨²ltima podemos cambiar de modelo de desarrollo. Pero para cambiar hay que emprender una guerra con uno mismo y lograr cortar de ra¨ªz el principio de dominaci¨®n que nos tiene colonizados. Para emprender esta guerra tenemos que reconciliarnos con nuestra propia vulnerabilidad y a partir de ah¨ª veremos con m¨¢s claridad que todos somos iguales, as¨ª como la fragilidad de la existencia y la belleza de esta. En estos momentos hay una guerra entre la dominaci¨®n y la consideraci¨®n. De un lado tenemos el modelo extractivista, productivista, las macrogranjas, la competencia sin freno, la violencia dom¨¦stica. Y del otro tenemos la preocupaci¨®n por los animales, por la naturaleza, el anhelo de convivencia¡ Tenemos que aceptar que en los a?os venideros vamos a vivir enfrentamientos muy violentos.
P.??Cree que esta fricci¨®n acabar¨¢ en guerra? ?Que habr¨¢ muertos?
R.?Por supuesto. F¨ªjese en Le Pen, con el 42% de los votos. Sabemos qu¨¦ tipo de pol¨ªtica desea. Tenemos cinco a?os para hacer algo al respecto.
P.??Y c¨®mo lo hacemos?
R.?Para prevalecer hay que acompa?ar a este movimiento de fondo que remueve nuestra condici¨®n terrestre, vulnerable y mortal, que le da sentido a nuestra existencia. Si dejamos de reducir la ecolog¨ªa a la lucha contra el cambio clim¨¢tico y consideramos su sentido existencial, pues promueve la cohabitaci¨®n con el resto de los seres, podremos ver su poder cicatrizante. Es lo contrario de la dominaci¨®n.
P.??C¨®mo se vive teniendo estas certidumbres?
R.?Con esperanza. No es una esperanza optimista, es una que coexis?te con la angustia. La esperanza es la superaci¨®n de la desesperaci¨®n. Y es tambi¨¦n la espera de algo que est¨¢ por llegar, del que veo signos precursores. Aunque veo el vac¨ªo moral de los humanos que se sienten seducidos por las pol¨ªticas de la identidad, por el nacionalismo. Y sucede por culpa de los gobiernos tecnocr¨¢ticos. Necesitamos que la consideraci¨®n impregne a la sociedad. Pero los pol¨ªticos no nos escuchan. Solo prestan atenci¨®n a los sondeos¡ No debemos dejarle la sed de sentido a la religi¨®n ni a los ide¨®logos de la extrema derecha o izquierda que usan ese vac¨ªo para promover ideales nost¨¢lgicos donde nos oponemos a supuestos enemigos. Estoy escribiendo un libro sobre la esperanza, est¨¢ dirigido a los j¨®venes que est¨¢n desesperados por la guerra y el cambio clim¨¢tico. Trata sobre c¨®mo transformar estas emociones negativas en positivas. S¨¦ de lo que hablo: tuve una fuerte depresi¨®n en mi juventud que se prolong¨® en el tiempo.
P.??Qu¨¦ aprendi¨®? ?C¨®mo vive?
R.?Necesitamos momentos de felicidad. Me encanta la belleza, los vestidos: me permito ese placer. Me rodeo de cosas bellas, no soporto la violencia. Tengo una gata. Para mantener la fuerza mental se necesitan estrategias.
P. ?Puedo preguntarle a qui¨¦n vot¨® en las ¨²ltimas elecciones?
R. A Macron. Me parece muy inteligente, ha gestionado muy bien la pandemia. Pero no escucha a los intelectuales y le falta empat¨ªa. Su postura ecol¨®gica es p¨¦sima.
P.??Qu¨¦ opina de la mirada de la investigadora Jocelyne Porcher, que afirma que es posible amar a las vacas y matarlas para venderlas? Porcher defiende las granjas peque?as y es contraria a las macrogranjas.
R.?Precisamente este oto?o publicamos un libro con un intercambio de cartas entre ambas. A pesar de su rechazo por los animalistas como yo, nos hemos entendido muy bien. Ella no acaba de asumir que somos 8.000 millones de individuos y que si todos comi¨¦ramos carne tres veces a la semana, lo que prevalecer¨ªa ser¨ªan macrogranjas cuatro veces m¨¢s grandes que las actuales. Yo soy partidaria de subvencionar a los peque?os ganaderos, en pol¨ªtica hay que hacer concesiones. Necesitamos objetivos comunes y que Macron y Europa nos oigan.
P.??No es una contradicci¨®n?
R.?Cuando se pasa de la ¨¦tica a la pol¨ªtica no se puede ser puro. Hay que ser pluralista.
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