El combate del siglo est¨¢ en marcha. Y la tecnolog¨ªa decidir¨¢ el vencedor
La capacidad de inventar, adoptar y adaptar nuevas tecnolog¨ªas es decisiva en la lucha por la hegemon¨ªa entre Estados Unidos y China
Si la necesidad es la madre del ingenio, la guerra es la partera de la innovaci¨®n. Cuando las fuerzas rusas avanzaron hacia Kiev en febrero de 2022, pocos pensaron que Ucrania pudiera sobrevivir. Rusia ten¨ªa m¨¢s del doble de soldados que Ucrania. Su presupuesto militar era m¨¢s de 10 veces superior. Los servicios de inteligencia estadounidenses calculaban que Kiev tardar¨ªa una o dos semanas como mucho en caer.
Dado que ten¨ªa menos armas y menos soldados, Ucrania recurri¨® a un aspecto en el que aventajaba al enemigo: la tecnolog¨ªa. Poco despu¨¦s de la invasi¨®n, el Gobierno ucranio subi¨® todos sus datos cr¨ªticos a la nube, para salvaguardar la informaci¨®n y seguir en activo aunque los misiles rusos convirtieran sus oficinas en escombros. El Ministerio de Transformaci¨®n Digital del pa¨ªs, que el presidente ucranio, Volod¨ªmir Zelenski, hab¨ªa creado solo dos a?os antes, modific¨® su aplicaci¨®n m¨®vil de administraci¨®n electr¨®nica, Diia, para recopilar datos de c¨®digo abierto, con el fin de que los ciudadanos pudieran subir fotos y v¨ªdeos de unidades militares enemigas. Como las infraestructuras de comunicaciones corr¨ªan peligro, los ucranios recurrieron a los sat¨¦lites Starlink y a las estaciones terrestres suministradas por SpaceX para mantenerse conectados. Cuando Rusia envi¨® drones de fabricaci¨®n iran¨ª desde el otro lado de la frontera, Ucrania adquiri¨® sus propios drones especialmente dise?ados para interceptar sus ataques y sus militares aprendieron a utilizar armas desconocidas, suministradas por aliados occidentales. En el juego del gato y el rat¨®n de la innovaci¨®n, Ucrania fue m¨¢s h¨¢bil. Y as¨ª, lo que Rusia hab¨ªa previsto que ser¨ªa una invasi¨®n r¨¢pida y f¨¢cil ha acabado siendo todo lo contrario.
El ¨¦xito de Ucrania puede atribuirse en parte a la determinaci¨®n del pueblo ucranio, la debilidad del ej¨¦rcito ruso y el peso de la ayuda occidental. Pero tambi¨¦n se debe a una nueva fuerza que define la pol¨ªtica internacional: el poder de innovaci¨®n. El poder de innovaci¨®n es la capacidad de inventar, adoptar y adaptar nuevas tecnolog¨ªas. Refuerza tanto el poder duro como el poder blando. Los sistemas de armamento de alta tecnolog¨ªa aumentan el poder¨ªo militar, las nuevas plataformas y las normas que las rigen proporcionan ventajas econ¨®micas, y la investigaci¨®n y las tecnolog¨ªas de vanguardia aumentan la capacidad de atraer simpat¨ªas en todo el mundo. Ya exist¨ªa una larga tradici¨®n de que los Estados utilizaran las innovaciones para proyectar su poder en el extranjero, pero lo que ha cambiado ahora es que esos avances cient¨ªficos se autoperpet¨²an. Los progresos en inteligencia artificial, especialmente, no solo abren la puerta a nuevas ¨¢reas de descubrimiento cient¨ªfico, sino que aceleran el proceso. La inteligencia artificial multiplica la capacidad de cient¨ªficos e ingenieros de descubrir tecnolog¨ªas cada vez m¨¢s potentes, que a su vez impulsan los avances en la propia inteligencia artificial y en otros campos y, de paso, remodelan el mundo.
La capacidad de innovar m¨¢s deprisa y mejor ¡ªla base sobre la que reside hoy el poder militar, econ¨®mico y cultural¡ª determinar¨¢ el resultado de la rivalidad propia de grandes potencias entre Estados Unidos y China. Por ahora, Estados Unidos sigue en cabeza. Pero China se est¨¢ poniendo al d¨ªa en muchas ¨¢reas y ya ha tomado la delantera en otras. Para salir victorioso de esta contienda, que va a definir nuestro siglo, no bastar¨¢ con seguir como hasta ahora. El Gobierno estadounidense tendr¨¢ que superar sus anquilosados impulsos burocr¨¢ticos, crear condiciones favorables para la innovaci¨®n e invertir en las herramientas y el talento necesarios para poner en marcha el c¨ªrculo virtuoso del progreso tecnol¨®gico. Debe comprometerse a promover la innovaci¨®n al servicio del pa¨ªs y de la democracia. Est¨¢ en juego nada menos que el futuro de las sociedades libres, los mercados abiertos, el Gobierno democr¨¢tico y el orden mundial en general.
El conocimiento es poder
El nexo entre innovaci¨®n tecnol¨®gica y dominaci¨®n mundial existe desde hace siglos, desde los mosquetes que utiliz¨® el conquistador Francisco Pizarro para derrotar al imperio inca hasta los barcos de vapor con los que el comodoro Matthew Perry forz¨® la apertura de Jap¨®n. Pero la velocidad a la que se est¨¢n produciendo las innovaciones no tiene precedentes. El ejemplo m¨¢s claro de todos es una de las tecnolog¨ªas fundamentales de nuestro tiempo: la inteligencia artificial (IA).
Los sistemas actuales de IA ya pueden ofrecer ventajas cruciales en el ¨¢mbito militar, con su capacidad de analizar millones de datos, identificar patrones y alertar a los mandos sobre la actividad enemiga. El ej¨¦rcito ucranio, por ejemplo, ha utilizado la IA para examinar de manera eficiente datos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento obtenidos de diversas fuentes. Pero es evidente que, cada vez m¨¢s, los sistemas de IA no se van a limitar a ayudar a los humanos a tomar decisiones, sino que empezar¨¢n a tomar decisiones por su cuenta. John Boyd, estratega militar y coronel de las Fuerzas A¨¦reas estadounidenses, acu?¨® el t¨¦rmino ¡°bucle OODA¡± ¡ªobservar, orientar, decidir, actuar¡ª para describir el proceso de toma de decisiones en combate. Y un dato important¨ªsimo es que la IA podr¨¢ llevar a cabo cada elemento de ese bucle mucho m¨¢s deprisa. Los conflictos pueden ocurrir a la velocidad de los ordenadores, no a la de las personas. Por consiguiente, los sistemas de mando y control en los que las decisiones deben tomarlas personas ¡ªo, peor a¨²n, complejas jerarqu¨ªas militares¡ª saldr¨¢n perdiendo frente a sistemas m¨¢s r¨¢pidos y eficientes que cuenten con m¨¢quinas y personas.
En otros tiempos, las tecnolog¨ªas que influ¨ªan de forma decisiva en la geopol¨ªtica ¡ªdesde el bronce hasta el acero y desde la energ¨ªa de vapor hasta la fisi¨®n nuclear¡ª eran en gran parte singulares. Estaba claro qu¨¦ nivel tecnol¨®gico hac¨ªa falta alcanzar, y cuando un pa¨ªs lo consegu¨ªa pod¨ªa competir en igualdad de condiciones. Por el contrario, la inteligencia artificial tiene un car¨¢cter generativo. Como ofrece una plataforma para la innovaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica continua, puede generar m¨¢s innovaciones. Este fen¨®meno hace que la era de la IA sea fundamentalmente diferente de la Edad del Bronce o la edad del acero. Ahora, en lugar de depender de la riqueza en recursos naturales o el dominio de una tecnolog¨ªa concreta, el poder de un pa¨ªs reside en su capacidad de innovar continuamente.
Es inevitable que este c¨ªrculo virtuoso se acelere. Cuando la computaci¨®n cu¨¢ntica alcance la mayor¨ªa de edad, los ordenadores ultrarr¨¢pidos permitir¨¢n procesar cantidades cada vez mayores de datos, lo que producir¨¢ sistemas de IA cada vez m¨¢s inteligentes. A su vez, estos sistemas de IA podr¨¢n generar innovaciones revolucionarias en otros campos nuevos como la biolog¨ªa sint¨¦tica y la fabricaci¨®n de semiconductores. La inteligencia artificial cambiar¨¢ la propia naturaleza de la investigaci¨®n cient¨ªfica. En lugar de avanzar paso a paso, un estudio detr¨¢s de otro, los cient¨ªficos descubrir¨¢n las respuestas a viejas preguntas analizando conjuntos inmensos de datos, lo que dar¨¢ a las mentes m¨¢s brillantes del mundo libertad y tiempo para dedicarse a desarrollar nuevas ideas. Como tecnolog¨ªa fundacional, la IA ser¨¢ crucial en la carrera por tener m¨¢s poder de innovaci¨®n y servir¨¢ de base a innumerables avances futuros en el desarrollo de f¨¢rmacos, la terapia g¨¦nica, la ciencia de los materiales, las energ¨ªas limpias y la propia IA. Unos aviones m¨¢s r¨¢pidos no ayudaron a construir aviones m¨¢s r¨¢pidos; unos ordenadores m¨¢s r¨¢pidos s¨ª ayudar¨¢n a construir ordenadores m¨¢s r¨¢pidos.
Todav¨ªa m¨¢s potente que la inteligencia artificial actual es una tecnolog¨ªa m¨¢s amplia ¡ªde momento a¨²n te¨®rica, debido a la potencia de c¨¢lculo actual¡ª llamada ¡°inteligencia artificial general¡±, IAG. Si la IA tradicional est¨¢ dise?ada para resolver un problema espec¨ªfico, la IAG deber¨ªa ser capaz de ejecutar cualquier tarea mental que pueda ejecutar un ser humano y m¨¢s. Imaginemos un sistema de IA que pudiera responder a preguntas aparentemente imposibles, como la mejor manera de ense?ar ingl¨¦s a un mill¨®n de ni?os o de tratar un caso de alzh¨¦imer. A¨²n faltan a?os, quiz¨¢ d¨¦cadas, para la llegada de la IAG, pero el pa¨ªs que antes la desarrolle tendr¨¢ una enorme ventaja, puesto que podr¨¢ utilizarla para desarrollar versiones cada vez m¨¢s avanzadas de esa IAG y, de paso, adelantarse en todos los dem¨¢s campos de la ciencia y la tecnolog¨ªa. Un gran ¨¦xito en este ¨¢mbito podr¨ªa inaugurar una era de predominio similar al breve periodo de superioridad nuclear del que disfrut¨® Estados Unidos a finales de los a?os cuarenta.
Aunque todav¨ªa queda mucho para ver la mayor¨ªa de los efectos m¨¢s transformadores de la IA, la innovaci¨®n en drones ya est¨¢ cambiando dr¨¢sticamente el campo de batalla. En 2020, los drones fabricados en Turqu¨ªa e Israel fueron decisivos para Azerbaiy¨¢n en su guerra contra Armenia por la regi¨®n de Nagorno Karabaj y le permitieron acumular varias victorias despu¨¦s de m¨¢s de dos d¨¦cadas de estancamiento en el campo de batalla. Y la flota ucrania de drones ¡ªmuchos de ellos modelos comerciales de bajo coste modificados para hacer reconocimientos detr¨¢s de las l¨ªneas enemigas¡ª ha contribuido de manera fundamental a sus triunfos.
Los drones tienen claras ventajas sobre las armas tradicionales: son m¨¢s peque?os y baratos, poseen una capacidad de vigilancia inigualable y reducen el riesgo para los soldados. Por ejemplo, unos marines envueltos en un combate urbano podr¨ªan disponer de microdrones que les sirvan de ojos y o¨ªdos. Con el tiempo, los pa¨ªses ir¨¢n mejorando tanto los elementos f¨ªsicos como el software de los drones e innovar¨¢n m¨¢s que sus rivales. Hasta que los drones aut¨®nomos y dotados de armas ¡ªno solo veh¨ªculos a¨¦reos no tripulados, sino tambi¨¦n terrestres¡ª sustituyan por completo a los soldados y a la artiller¨ªa manejada por humanos. Imaginemos un submarino aut¨®nomo capaz de transportar r¨¢pidamente suministros a aguas en disputa o un cami¨®n aut¨®nomo capaz de encontrar la mejor ruta para transportar peque?os lanzamisiles a trav¨¦s de terrenos accidentados. Unos enjambres de drones conectados en red y coordinados mediante IA podr¨ªan acabar con formaciones de carros de combate e infanter¨ªa. En el mar Negro, Ucrania ha utilizado drones para atacar barcos rusos y buques de suministro; es decir, un pa¨ªs con una Armada min¨²scula ha conseguido asediar a la poderosa Flota del Mar Negro rusa. Ucrania es un adelanto de las guerras del futuro, guerras que librar¨¢n y ganar¨¢n los humanos y las m¨¢quinas trabajando juntos.
Como demuestran los avances que ha habido con los drones, el poder de innovaci¨®n es la base del poder militar. En primer lugar, el dominio tecnol¨®gico en determinados ¨¢mbitos cruciales refuerza la capacidad b¨¦lica de un pa¨ªs y, por tanto, su capacidad de disuasi¨®n. Pero la innovaci¨®n, adem¨¢s, influye en el poder econ¨®mico, porque da a los Estados la capacidad de influir en las cadenas de suministro y de establecer las normas para los dem¨¢s. Los pa¨ªses que dependen de los recursos naturales o del comercio, especialmente los que deben importar productos escasos o bienes esenciales, tienen una vulnerabilidad de la que otros carecen.
Pensemos en la presi¨®n que puede ejercer China sobre los pa¨ªses a los que suministra equipos de comunicaciones. No es de extra?ar que los que necesitan las infraestructuras chinas ¡ªpor ejemplo, muchos pa¨ªses de ?frica en los que los componentes fabricados por Huawei constituyen alrededor del 70% de las redes 4G¡ª se hayan resistido a criticar las violaciones de los derechos humanos cometidas por China. Al mismo tiempo, la destacada posici¨®n de Taiw¨¢n en la fabricaci¨®n de semiconductores es un poderoso factor disuasorio contra la invasi¨®n, porque China tiene poco inter¨¦s en destruir su principal fuente de microchips. Estas ventajas tambi¨¦n las disfrutan los primeros pa¨ªses que utilizan unas tecnolog¨ªas nuevas. El hecho de que internet se creara en Estados Unidos le ha permitido estar durante d¨¦cadas entre los que definen las normas que rigen la Red. Por ejemplo, durante la Primavera ?rabe, las empresas tecnol¨®gicas que sosten¨ªan internet, al estar alojadas en Estados Unidos, pudieron rechazar las exigencias de los gobiernos ¨¢rabes de que censuraran los contenidos.
Otra ventaja menos obvia pero tambi¨¦n crucial de la innovaci¨®n tecnol¨®gica es que refuerza el poder blando de un pa¨ªs. Hollywood y empresas tecnol¨®gicas como Netflix y YouTube han acumulado una mina de contenidos para una base de consumidores de dimensi¨®n cada vez m¨¢s global y, de esa forma, contribuyen tambi¨¦n a difundir los valores estadounidenses. Estas plataformas proyectan el estilo de vida estadounidense en los cuartos de estar de todo el mundo, de la misma forma que el prestigio asociado a las universidades estadounidenses y las oportunidades de crear riqueza que ofrecen sus empresas atraen a personas ambiciosas de todo el mundo. En resumen, la capacidad de un pa¨ªs para proyectar poder militar, econ¨®mico y cultural en la esfera internacional se basa en su capacidad de innovar m¨¢s deprisa y mejor que sus rivales.
Una carrera para llegar los primeros
La raz¨®n principal de que la innovaci¨®n proporcione hoy una ventaja tan enorme es que engendra m¨¢s innovaci¨®n. En parte, por la rigidez institucional derivada de que unos grupos de cient¨ªficos atraigan, ense?en y formen a otros grandes cient¨ªficos en las universidades de investigaci¨®n y las grandes empresas tecnol¨®gicas. Pero tambi¨¦n porque la innovaci¨®n se desarrolla sobre s¨ª misma. La innovaci¨®n necesita un bucle de invenci¨®n, adopci¨®n y adaptaci¨®n, un ciclo de retroalimentaci¨®n que fomenta m¨¢s innovaci¨®n. Si se rompe alg¨²n eslab¨®n de la cadena, falla la capacidad de innovaci¨®n eficiente del pa¨ªs en cuesti¨®n.
Un invento innovador suele ser el resultado de a?os de investigaci¨®n. Un ejemplo es c¨®mo encabez¨® Estados Unidos la entrada del mundo en la era 4G de las telecomunicaciones. El despliegue de redes 4G en todo el pa¨ªs facilit¨® el desarrollo temprano de aplicaciones m¨®viles como Uber, que necesitaban transmisiones m¨¢s r¨¢pidas de datos m¨®viles. As¨ª, Uber pudo perfeccionar su producto en Estados Unidos y despu¨¦s extenderlo a los pa¨ªses en desarrollo. Eso hizo que aumentara el n¨²mero de clientes ¡ªy que hubiera mucha m¨¢s retroalimentaci¨®n¡ª, a medida que la empresa adaptaba su producto a nuevos mercados y productos.
Pero el foso que rodea a los pa¨ªses que disfrutan de ventajas estructurales en tecnolog¨ªa se est¨¢ estrechando. Gracias en parte a que las investigaciones acad¨¦micas son m¨¢s accesibles y al auge del software de c¨®digo abierto, las tecnolog¨ªas se difunden hoy con m¨¢s rapidez por todo el mundo. Tener acceso a los ¨²ltimos avances ha ayudado a los competidores a ponerse al d¨ªa a una velocidad sin precedentes, como le pas¨® a China con la red 4G. Aunque este pa¨ªs debe parte de sus recientes ¨¦xitos tecnol¨®gicos al espionaje industrial y al desprecio por las patentes, tambi¨¦n es consecuencia de unos esfuerzos innovadores, no derivados, para adaptar e implantar nuevas tecnolog¨ªas.
De hecho, las empresas chinas han tenido un rotundo ¨¦xito a la hora de adoptar y comercializar avances tecnol¨®gicos extranjeros. En 2015, el Partido Comunista Chino present¨® su estrategia Made in China 2025 para alcanzar la autosuficiencia en sectores tecnol¨®gicos como las telecomunicaciones y la inteligencia artificial. Dentro de esa campa?a, anunci¨® un plan econ¨®mico de ¡°doble circulaci¨®n¡±, con el que China pretende impulsar la demanda nacional y extranjera de sus productos. Pek¨ªn ha invertido miles de millones de d¨®lares, a trav¨¦s de asociaciones p¨²blico-privadas, subvenciones directas a empresas privadas y ayudas a empresas estatales, para asegurarse el primer puesto en la carrera por la supremac¨ªa tecnol¨®gica. Hasta ahora, los resultados son ambivalentes. China va por delante de Estados Unidos en algunas tecnolog¨ªas, pero est¨¢ m¨¢s atrasada en otras.
Es dif¨ªcil saber si China tomar¨¢ la delantera en IA, pero las autoridades de Pek¨ªn sin duda creen que s¨ª. En 2017, China anunci¨® sus planes para ser l¨ªder mundial en inteligencia artificial antes de 2030 y es posible que lo consiga incluso antes de lo esperado. Ya es l¨ªder mundial en tecnolog¨ªa de vigilancia basada en IA, que no solo utiliza para controlar a los disidentes en su pa¨ªs, sino que tambi¨¦n vende a gobiernos autoritarios de otros pa¨ªses. China sigue estando por detr¨¢s de Estados Unidos a la hora de atraer a los mejores cerebros en IA, puesto que casi el 60% de los investigadores de mayor nivel trabajan en universidades estadounidenses. Sin embargo, las relajadas leyes chinas sobre privacidad, la recopilaci¨®n obligatoria de datos y la financiaci¨®n espec¨ªfica del Estado dan al pa¨ªs una ventaja fundamental. De hecho, ya es el mayor fabricante de veh¨ªculos aut¨®nomos.
Por ahora, Estados Unidos sigue muy por delante en computaci¨®n cu¨¢ntica. No obstante, en la ¨²ltima d¨¦cada, China ha invertido un m¨ªnimo de 10.000 millones de d¨®lares en tecnolog¨ªa cu¨¢ntica, aproximadamente 10 veces m¨¢s que el Gobierno estadounidense. China est¨¢ trabajando para construir ordenadores cu¨¢nticos tan potentes que descifrar¨¢n f¨¢cilmente el cifrado actual. El pa¨ªs tambi¨¦n est¨¢ invirtiendo mucho dinero en crear redes cu¨¢nticas ¡ªuna manera de transmitir informaci¨®n en forma de bits cu¨¢nticos¡ª, es de suponer que con la esperanza de que dichas redes sean impermeables a la intromisi¨®n de otros servicios de inteligencia. Y, adem¨¢s, lo que es a¨²n m¨¢s alarmante, es posible que el Gobierno chino ya est¨¦ almacenando comunicaciones robadas e interceptadas con el prop¨®sito de descifrarlas una vez que posea la potencia necesaria para hacerlo, una estrategia denominada ¡°almacenar ahora, descifrar despu¨¦s¡±. Cuando los ordenadores cu¨¢nticos sean suficientemente r¨¢pidos, todas las comunicaciones encriptadas mediante m¨¦todos no cu¨¢nticos correr¨¢n el riesgo de que las intercepten, por lo que es todav¨ªa m¨¢s importante ser los primeros en conseguirlo.
China tambi¨¦n est¨¢ intentando alcanzar a Estados Unidos en biolog¨ªa sint¨¦tica. Los cient¨ªficos en este terreno est¨¢n trabajando en una serie de nuevos avances en biolog¨ªa, como el cemento fabricado por microbios que absorbe di¨®xido de carbono, cultivos con m¨¢s capacidad de capturar carbono y sustitutivos de la carne a base de plantas. Esta tecnolog¨ªa es muy prometedora para luchar contra el cambio clim¨¢tico y crear empleo, pero desde 2019 las inversiones privadas chinas en biolog¨ªa sint¨¦tica han superado a las estadounidenses.
En el sector de los semiconductores, China tambi¨¦n tiene planes ambiciosos. El Gobierno chino est¨¢ financiando una campa?a sin precedentes para encabezar la fabricaci¨®n de semiconductores antes de 2030. En la actualidad, las empresas chinas est¨¢n creando lo que en el sector se conoce como chips ¡°de siete nan¨®metros¡±, pero Pek¨ªn apunta m¨¢s alto y ha anunciado planes para fabricar en su territorio la nueva generaci¨®n de chips ¡°de cinco nan¨®metros¡±. Por ahora, Estados Unidos sigue por delante de China en el dise?o de semiconductores, igual que Taiw¨¢n y Corea del Sur, dos pa¨ªses alineados con Estados Unidos. En octubre de 2022, el Gobierno de Joe Biden tom¨® la importante decisi¨®n de impedir que las principales empresas estadounidenses productoras de chips inform¨¢ticos de inteligencia artificial vendieran a China, dentro de un paquete de restricciones publicado por el Departamento de Comercio. Aun as¨ª, las empresas chinas controlan el 85% del procesamiento de los minerales de tierras raras que se utilizan en estos chips y otros productos electr¨®nicos esenciales, por lo que dispone de una ventaja importante respecto a sus competidores.
Una batalla de sistemas
La competencia entre Estados Unidos y China es en igual medida una competencia entre sistemas y entre Estados. En el modelo chino de fusi¨®n civil-militar, el Gobierno promueve la competencia nacional y financia a los ganadores emergentes como ¡°campeones nacionales¡±. Estas empresas desempe?an un doble papel: obtener el mayor ¨¦xito comercial posible y promover los intereses chinos de seguridad nacional. El modelo estadounidense, en cambio, consiste en una serie m¨¢s heterog¨¦nea de actores privados. El Gobierno federal financia la ciencia b¨¢sica, pero deja la innovaci¨®n y la comercializaci¨®n, en gran parte, en manos del mercado.
Durante mucho tiempo, el principal origen de la innovaci¨®n en Estados Unidos fue el triplete Gobierno-industria-universidad. Esta colaboraci¨®n impuls¨® muchos avances tecnol¨®gicos, desde la llegada a la Luna hasta internet. Sin embargo, con el final de la Guerra Fr¨ªa, el Gobierno estadounidense empez¨® a ser reacio a asignar fondos a la investigaci¨®n aplicada e incluso redujo la cantidad destinada a la investigaci¨®n b¨¢sica. En el ¨²ltimo medio siglo, aunque el gasto privado ha despegado, las inversiones p¨²blicas se han estancado. En 2015, el porcentaje de financiaci¨®n p¨²blica para investigaci¨®n b¨¢sica cay¨® por debajo del 50% por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial, despu¨¦s de casi haber llegado al 70% en los a?os sesenta. Mientras tanto, la geometr¨ªa de la innovaci¨®n ¡ªel papel respectivo de los actores p¨²blicos y privados en el impulso del progreso tecnol¨®gico¡ª ha cambiado desde la Guerra Fr¨ªa, de maneras que no siempre han producido lo que necesitaba el pa¨ªs. El auge del capital riesgo contribuy¨® a acelerar la adopci¨®n y comercializaci¨®n, pero hizo poco por abordar problemas cient¨ªficos de orden superior.
Invertir en el futuro
Como parte de su campa?a para seguir siendo una superpotencia en innovaci¨®n, Estados Unidos tendr¨¢ que invertir miles de millones de d¨®lares en ¨¢mbitos cruciales de la competencia tecnol¨®gica. En semiconductores, tal vez la tecnolog¨ªa actual m¨¢s importante, el Gobierno debe trabajar m¨¢s para garantizar que las cadenas de suministro est¨¦n en Estados Unidos o pa¨ªses amigos. En cuanto a las energ¨ªas renovables, debe financiar la I+D en microelectr¨®nica, almacenar las tierras raras (como el litio y el cobalto) necesarias para fabricar bater¨ªas y veh¨ªculos el¨¦ctricos e invertir en nuevas tecnolog¨ªas que permitan sustituir las bater¨ªas de iones de litio y compensar el dominio chino de los recursos. Por otro lado, el despliegue de la 5G en Estados Unidos ha sido lento, en parte porque los organismos gubernamentales ¡ªen especial, el Departamento de Defensa¡ª controlan la mayor parte del espectro radioel¨¦ctrico de alta frecuencia que utiliza la 5G. Para alcanzar a China, el Pent¨¢gono tiene que abrir m¨¢s zonas del espectro al sector privado.
Estados Unidos tendr¨¢ que invertir en todas las partes del ciclo de la innovaci¨®n y financiar no solo la investigaci¨®n b¨¢sica, sino tambi¨¦n la comercializaci¨®n. Para que la innovaci¨®n sea significativa debe haber capacidad de invenci¨®n, pero tambi¨¦n de aplicaci¨®n, de ejecuci¨®n y de comercializaci¨®n a gran escala. Y este ¨²ltimo suele ser el principal obst¨¢culo. Por ejemplo, la investigaci¨®n en coches el¨¦ctricos permiti¨® que General Motors sacara su primer modelo al mercado en 1996, pero pasaron 20 a?os m¨¢s hasta que Tesla pudo producir en serie un modelo comercialmente viable. Hay que trabajar en cualquier nueva tecnolog¨ªa, desde la IA hasta la computaci¨®n cu¨¢ntica o la biolog¨ªa sint¨¦tica, con un objetivo claro de comercializarla.
Adem¨¢s de invertir directamente en las tecnolog¨ªas que alimentan el poder de innovaci¨®n, Estados Unidos debe financiar el factor que constituye la base de la innovaci¨®n: el talento. Estados Unidos cuenta con las mejores empresas emergentes, empresas establecidas y universidades del mundo, que atraen a las mentes m¨¢s brillantes de todo el planeta. Pero hay demasiadas personas con talento que no pueden ir a esas instituciones por culpa del anticuado sistema de inmigraci¨®n de Estados Unidos. En lugar de facilitar la obtenci¨®n del permiso de residencia a los extranjeros que obtienen t¨ªtulos STEM [de Ciencia, Tecnolog¨ªa, Ingenier¨ªa y Matem¨¢ticas, por sus siglas en ingl¨¦s] en instituciones estadounidenses, el sistema actual hace innecesariamente dif¨ªcil que los mejores titulados contribuyan a la econom¨ªa de Estados Unidos.
Estados Unidos tiene una gran ventaja a la hora de contratar inmigrantes muy cualificados; su envidiable nivel de vida y la abundancia de oportunidades explican por qu¨¦ atrae a la mayor¨ªa de las grandes mentes en materia de IA. M¨¢s de la mitad de los investigadores que trabajan en IA en Estados Unidos proceden de fuera y la demanda de talento en este campo sigue siendo muy superior a la oferta. Si Estados Unidos cierra sus puertas a los inmigrantes m¨¢s preparados, corre peligro de perder su ventaja en innovaci¨®n. El Proyecto Manhattan lo dirigieron sobre todo refugiados y emigrantes europeos, y los inmigrantes ser¨¢n, casi con toda certeza, los responsables de la pr¨®xima innovaci¨®n tecnol¨®gica de Estados Unidos.
La mejor defensa
Dentro de su campa?a para plasmar la innovaci¨®n en poder duro, Estados Unidos debe revisar a fondo varias de sus pol¨ªticas de defensa. Durante la Guerra Fr¨ªa, el pa¨ªs dise?¨® diversos mecanismos ¡°de compensaci¨®n¡± para contrarrestar la superioridad num¨¦rica sovi¨¦tica, basados en la estrategia militar y las innovaciones tecnol¨®gicas. Hoy, Washington necesita lo que el Proyecto Especial de Estudios Competitivos ha denominado una estrategia ¡°Offset-X¡±, un enfoque competitivo que permita a Estados Unidos mantener su superioridad tecnol¨®gica y militar.
Dada la enorme dependencia que tienen los ej¨¦rcitos y las econom¨ªas modernas de las infraestructuras digitales, es probable que una guerra futura entre las grandes potencias empiece con un cibera?taque. Por consiguiente, las defensas inform¨¢ticas de Estados Unidos deben tener un tiempo de respuesta m¨¢s r¨¢pido que el de los humanos. Despu¨¦s de haber sufrido ciberataques constantes incluso en tiempos de paz, Estados Unidos debe blindarse creando estructuras repetidas, sistemas de copias de seguridad y rutas alternativas para los flujos de datos.
Lo que empiece en el ciberespacio puede extenderse con facilidad al ¨¢mbito f¨ªsico, por lo que tambi¨¦n ah¨ª tendr¨¢ que resolver Estados Unidos problemas nuevos. (¡) Tambi¨¦n tendr¨¢ que prestar m¨¢s atenci¨®n a las informaciones de c¨®digo abierto, puesto que, en el mundo actual, la mayor parte de los datos son de acceso p¨²blico. Si no lo hace, los fallos de inteligencia podr¨¢n provocar muchos sobresaltos.
En el combate f¨ªsico, las unidades militares deben estar interconectadas y descentralizadas para sorprender a los adversarios. Frente a unos enemigos con jerarqu¨ªas militares r¨ªgidas, Estados Unidos puede salir ganando si utiliza unidades m¨¢s peque?as y conectadas, cuyos miembros sean expertos en la toma de decisiones en red y sepan emplear las herramientas de la inteligencia artificial de la manera m¨¢s beneficiosa. (¡).
Estados Unidos gasta cuatro veces m¨¢s que cualquier otro pa¨ªs en la adquisici¨®n de sistemas militares, pero el precio es un mal criterio para juzgar el poder de innovaci¨®n. En abril de 2022, las fuerzas ucranias dispararon dos misiles Neptune contra el Moskva, un buque de guerra ruso de 180 metros, y lo hundieron. El buque cost¨® 750 millones de d¨®lares; los misiles, 500.000 d¨®lares cada uno. Del mismo modo, el misil hipers¨®nico antibuque chino de ¨²ltima generaci¨®n, el YJ-21, podr¨ªa hundir alg¨²n d¨ªa un portaviones estadounidense de 10.000 millones de d¨®lares. El Gobierno estadounidense debe pens¨¢rselo dos veces antes de comprometer otros 10.000 millones de d¨®lares y 10 a?os de trabajo para tener un buque de este tipo. Muchas veces es m¨¢s sensato comprar muchos art¨ªculos de bajo coste que invertir en unos cuantos proyectos car¨ªsimos de prestigio.
Competir para ganar
En la contienda del siglo ¡ªla rivalidad entre Estados Unidos y China¡ª, el factor determinante ser¨¢ el poder de innovaci¨®n. Los avances tecnol¨®gicos de los pr¨®ximos 5 a 10 a?os decidir¨¢n qu¨¦ pa¨ªs se adelanta en esa competencia mundial. Pero el problema de Estados Unidos es que los funcionarios p¨²blicos tienen incentivos para evitar el riesgo y pensar en el corto plazo, lo que hace que las inversiones en las tecnolog¨ªas del futuro sean cr¨®nicamente insuficientes.
Si la necesidad es la madre del ingenio, la guerra es la partera de la innovaci¨®n. Cuando visit¨¦ Kiev en oto?o de 2022, muchos ucranios me dijeron que los primeros meses de la guerra hab¨ªan sido los m¨¢s productivos de sus vidas. La ¨²ltima guerra verdaderamente mundial de Estados Unidos ¡ªla II Guerra Mundial¡ª provoc¨® la generalizaci¨®n de la penicilina, una revoluci¨®n de la tecnolog¨ªa nuclear y un gran avance en inform¨¢tica. Ahora, Estados Unidos debe innovar en tiempos de paz y m¨¢s deprisa que nunca. Mientras no lo haga, estar¨¢ erosionando su capacidad de impedir ¡ªy, en caso necesario, de librar y ganar¡ª la pr¨®xima guerra.
La alternativa podr¨ªa ser desastrosa. Los misiles hipers¨®nicos podr¨ªan dejar Estados Unidos sin defensas y los ciberataques podr¨ªan paralizar la red el¨¦ctrica del pa¨ªs. Y otro aspecto quiz¨¢ m¨¢s importante: la guerra del futuro atacar¨¢ a las personas de formas completamente nuevas: un Estado autoritario como China o Rusia podr¨ªa recoger datos individuales sobre los h¨¢bitos de compra, la situaci¨®n e incluso el perfil de ADN de los estadounidenses y, de esa manera, llevar a cabo campa?as de desinformaci¨®n a medida e incluso ataques biol¨®gicos y asesinatos selectivos. Para evitar ese horror, Estados Unidos debe asegurarse de estar por delante de sus competidores tecnol¨®gicos.
Los principios que han definido la vida en Estados Unidos ¡ªlibertad, capitalismo, esfuerzo individual¡ª eran los apropiados para el pasado y siguen si¨¦ndolo para el futuro. Son la base de un ecosistema de innovaci¨®n que sigue siendo la envidia del mundo. Han permitido avances que han transformado la vida cotidiana en todo el mundo. En la carrera de la innovaci¨®n, Estados Unidos parti¨® en primera posici¨®n, pero no tiene la seguridad de seguir ah¨ª. El viejo mantra de Silicon Valley vale no solo para la industria, sino tambi¨¦n para la geopol¨ªtica: innovar o morir.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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