M¨¢s importante que la amnist¨ªa: la escandalosa situaci¨®n de la Justicia
Urge acabar con el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial, que dura ya m¨¢s de cinco a?os
Acaba de empezar una legislatura y no hay ning¨²n signo de que el Parlamento vaya a acabar con la escandalosa situaci¨®n en que se encuentra la Justicia en Espa?a, con los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ocupando puestos caducados hace m¨¢s de cinco a?os y con un 30% de vacantes en el Tribunal Supremo (TS), del que se supone que depende la calidad y la conformidad a la ley de todas las sentencias emitidas en Espa?a. La responsabilidad de este calamitoso estado de cosas es del Partido Popular, que se viene negando en el Congreso a votar la obligada renovaci¨®n del CGPJ. Eso es dif¨ªcilmente discutible, pero tambi¨¦n es absurdo que algunos socialistas pretendan forzar al Congreso a convocar la votaci¨®n sin acuerdo previo, lo que llevar¨ªa a un mayor descr¨¦dito, a¨²n, de la Justicia. Lo importante ahora es conseguir que PP y PSOE negocien, encuentren lo antes posible una salida y se deje de perjudicar a todos los ciudadanos en un asunto tan serio.
Hagan lo que tienen que hacer los dirigentes pol¨ªticos. Y hagan algo m¨¢s los jueces y magistrados, porque resulta asombroso que no hayan sido capaces de presionar, a trav¨¦s de las m¨²ltiples asociaciones que los agrupan, para acabar con una situaci¨®n que, pese a su encomiable trabajo personal, est¨¢ desacreditando como nunca su funci¨®n.
Que se sepa, la lista de candidatos a la renovaci¨®n del CGPJ que lleg¨® hace cinco a?os al Congreso no sali¨® de la sede de los partidos, sino que fue elaborada por la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura, la Asociaci¨®n de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria, Juezas y Jueces por la Democracia y ?gora Judicial, junto con otros propuestos directamente por miembros en activo de la carrera judicial. ?Nadie de entre ellos (si es que no han abandonado ya su candidatura) merece el apoyo del PP y la mayor¨ªa parlamentaria de 3/5?
La p¨¦rdida de prestigio de la Justicia es uno de los peores problemas con que se enfrenta una democracia. Desgraciada la generaci¨®n cuyos jueces merecen ser juzgados, dice el Talmud. La imagen de los miembros del CGPJ o del TS est¨¢, se quiera o no, seriamente deteriorada y es urgente que todos los grupos que defienden el sistema democr¨¢tico se esfuercen por protegerla. Es imprescindible que la imagen de los miembros de la carrera judicial sea la de funcionarios imparciales, m¨¢s o menos competentes, pero que no sirven a otros intereses que los de la Justicia. Pueden ser, por supuesto, de ideolog¨ªa conservadora, liberal, nacionalistas ac¨¦rrimos, socialistas o lo que mejor les parezca, pueden ser del Opus Dei, agn¨®sticos o budistas, pero no pueden tomar decisiones en virtud de ninguna obediencia, sectarismo o provecho. Porque en ese caso cometen prevaricaci¨®n, duramente castigada en la ley y por sus colegas. Y si existen jueces de obediencia partidista o que f¨ªan su futuro profesional a sus relaciones sectarias, no deber¨ªan ser denunciados por los ciudadanos, sino por los sistemas de vigilancia interna de la propia judicatura. Son los jueces y magistrados los que deben perseguir, por encima de todo, la corrupci¨®n judicial. Si no lo hacen, por comodidad, por miedo o por falta de canales para ello, es el sistema el que falla, y ellos mismos los culpables.
El punto de fuga en pintura es el lugar en el que convergen dos o m¨¢s l¨ªneas paralelas y que tienden hacia el infinito de una imagen. Aplic¨¢ndolo a la imagen del Congreso y de la reci¨¦n inaugurada legislatura, esas l¨ªneas hacen que todo confluya hacia la anunciada proposici¨®n de Ley de Amnist¨ªa, un debate que, tal y como est¨¢ anunciado por la oposici¨®n, no permitir¨¢ dirigir el ojo hacia ninguna otra parte. Es, sin duda, importante, pero no deber¨ªa cerrar otros caminos. El PP no puede llevar el debate a la calle permanentemente, como parece que es su elecci¨®n moment¨¢nea, porque, entre otras cosas, es el partido que gobierna en m¨¢s comunidades aut¨®nomas y no hay ciudadan¨ªa que resista que sus gobernantes les convoquen d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n a protestar en la calle. No es un gran programa electoral intentar convertir el pa¨ªs en ingobernable y no hay posibilidad de forzar una moci¨®n de censura, por mucho que amenace Carles Puigdemont. A menos que quiera acabar sin amnist¨ªa, en la c¨¢rcel y sin autonom¨ªa catalana: otro gran programa electoral para las pr¨®ximas elecciones catalanas.
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