Por qu¨¦ leer libros es tan importante para cultivar la inteligencia de nuestros hijos
Las pantallas recreativas minan el desarrollo de los j¨®venes: leer es la ¨²nica forma de desarrollar un lenguaje avanzado que permita construir alg¨²n pensamiento complejo
Sometidos al yugo adictivo de las omnipresentes pantallas recreativas (pel¨ªculas, series de televisi¨®n, videojuegos, redes sociales...), nuestros hijos leen cada vez menos y, por tanto, cada vez peor, porque, como demuestran decenas de estudios, la capacidad lectora depende directamente del tiempo de pr¨¢ctica. En Espa?a, seg¨²n las ¨²ltimas evaluaciones internacionales Pisa, el 75% de los alumnos de 13 a?os de secundaria no pasan del nivel ¡°b¨¢sico¡±, que como mucho les permite comprender enunciados sencillos y expl¨ªcitos; el 51% tienen incluso un nivel ¡°bajo¡± y dificultades con los textos m¨¢s b¨¢sicos. Solo el 5% de los lectores son ¡°avanzados¡±, capaces de identificar y resumir las ideas impl¨ªcitas en un texto no trivial. Estas cifras son comparables a la media de la OCDE. Desde 2015, los alumnos espa?oles de secundaria han perdido un a?o de aprendizaje. Esto significa que los j¨®venes de 13 a?os en 2022 ten¨ªan el mismo nivel que sus hom¨®logos de 12 a?os siete a?os antes.
Muchos observadores parecen satisfechos con esta evoluci¨®n, alegando que hay que avanzar con los tiempos y que los ni?os de hoy simplemente aprenden ¡°de otra manera¡±. Mientras que en tiempos pasados se utilizaba la palabra escrita, en el mundo moderno se recurre a los medios audiovisuales. Por desgracia, este argumento pasa por alto las caracter¨ªsticas espec¨ªficas de la palabra escrita. En primer lugar, est¨¢ el lenguaje. El libro est¨¢ desprovisto de contexto. Solo tiene palabras como soporte. La imagen (o el v¨ªdeo) de un paisaje, de un objeto, de una emoci¨®n, de una escena de la vida, etc¨¦tera, habla por s¨ª sola, por as¨ª decirlo, al menos en parte. El libro tiene que describirlo todo. Esto explica por qu¨¦, por t¨¦rmino medio, la complejidad l¨¦xica y gramatical de los corpus textuales es mucho mayor que la de los corpus orales. Amplios estudios de contenido han demostrado que hay m¨¢s riqueza ling¨¹¨ªstica en un ¨¢lbum de preescolar (el m¨¢s sencillo de los libros) que en todos los corpus orales corrientes: discusiones entre adultos cultos o adultos y ni?os, pel¨ªculas, series, dibujos animados, programas de televisi¨®n... Esto significa que la exposici¨®n a la palabra escrita es la ¨²nica manera de desarrollar un lenguaje avanzado, sin el cual no puede construirse ning¨²n pensamiento complejo.
A menudo, oigo decir que las generaciones m¨¢s j¨®venes nunca han le¨ªdo tanto, gracias a internet. Lamentablemente, la afirmaci¨®n es enga?osa. Entre los j¨®venes de 8 a 18 a?os, la lectura digital representa entre el 2% y el 3% del tiempo de pantalla, mientras que las actividades audiovisuales (pel¨ªculas, series, v¨ªdeos, etc¨¦tera) suponen entre el 40% y el 50%. Adem¨¢s, este tiempo de lectura incluye muy pocos libros y muchos contenidos ling¨¹¨ªstica y conceptualmente pobres. En definitiva, el tiempo de lectura en internet (redes sociales, blogs, correos electr¨®nicos y todo lo dem¨¢s) y, m¨¢s en general, el tiempo total de pantalla recreativa est¨¢n negativamente correlacionados con las competencias ling¨¹¨ªsticas y la capacidad de lectura de los ni?os. Lo mismo ocurre con los conocimientos. Cuanto m¨¢s leen los ni?os y los adolescentes, m¨¢s amplia es su cultura general, en relaci¨®n con los ni?os de entornos socioecon¨®micos comparables que est¨¢n expuestos a contenidos audiovisuales (pel¨ªculas, series, entre otros). Los ni?os que leen tienen muchas m¨¢s probabilidades de saber, por ejemplo, qu¨¦ es un carburador o un tipo de inter¨¦s; de decir que Jap¨®n fue aliado de Alemania y no de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, y de afirmar que hay m¨¢s musulmanes que jud¨ªos en el planeta.
En Espa?a la diferencia de competencias entre el 25% m¨¢s aventajado y el 25% menos aventajado en secundaria es de cuatro a?os de aprendizaje
Adem¨¢s de estas repercusiones culturales y ling¨¹¨ªsticas, existen beneficios documentados en cuanto a coeficiente intelectual, concentraci¨®n, imaginaci¨®n, creatividad, capacidad de s¨ªntesis y de expresi¨®n (tanto oral como escrita). En otras palabras, mientras que las pantallas recreativas minan concienzudamente el desarrollo de nuestros hijos, la lectura construye meticulosamente su inteligencia. Pero eso no es todo. La lectura de novelas tambi¨¦n estructura fuertemente nuestras habilidades emocionales y sociales. Si veo a Don Quijote en la televisi¨®n, no tengo acceso a la complejidad de sus pensamientos. En cambio, cuando leo la novela, me meto literalmente en la cabeza del personaje y puedo comprender el funcionamiento interno de sus pensamientos y acciones. Mejor a¨²n, puedo experimentar estos ¨²ltimos. Los investigadores se refieren a la lectura como un aut¨¦ntico ¡°simulador emocional¡±, en el sentido de que las situaciones vividas realmente y las experimentadas literariamente activan los mismos circuitos cerebrales. Cuando busco el significado de la palabra traici¨®n en un diccionario, entiendo intelectualmente lo que significa; pero cuando leo Madame Bovary, no solo lo entiendo, sino que experimento la traici¨®n desde el punto de vista tanto del traidor como del traicionado. Penetro en los mecanismos subyacentes y siento los estados emocionales asociados. Al final, los lectores de ficci¨®n tienen una mayor empat¨ªa y capacidad para comprender a los dem¨¢s y a s¨ª mismos.
En ¨²ltima instancia, todos estos beneficios influyen enormemente en la trayectoria educativa y profesional de los ni?os. El impacto es significativo tanto a nivel individual como colectivo. Numerosos estudios demuestran que el desarrollo econ¨®mico de un pa¨ªs, el n¨²mero de patentes desarrolladas y su PIB est¨¢n estrechamente relacionados con los resultados educativos. Se trata de una cuesti¨®n crucial en un contexto de creciente competencia internacional, sobre todo si tenemos en cuenta, en vista de las evaluaciones Pisa ya mencionadas, que las diferencias de rendimiento, no solo en lectura, sino tambi¨¦n en matem¨¢ticas, son cada vez mayores entre las naciones de la OCDE y los pa¨ªses asi¨¢ticos.
A menudo oigo que los m¨¢s j¨®venes nunca han le¨ªdo tanto gracias a internet. Por desgracia, la lectura digital es un 3% de su tiempo de pantalla
Por supuesto, podemos vivir sin la lectura. No es esa la cuesti¨®n. Lo importante es que entonces perdemos una parte esencial de nuestra humanidad. No es casualidad que los libros hayan sido el blanco de tiranos de todo tipo desde el principio de los tiempos. Los nazis quemaron m¨¢s de 100 millones de libros y, como ha demostrado el fil¨®logo Victor Klemperer, se embarcaron en un proceso de empobrecimiento del lenguaje digno de la neolengua de Orwell en 1984. Hitler dec¨ªa que la literatura era veneno para el pueblo. En Un mundo feliz, de Huxley, solo una peque?a casta posee a¨²n las herramientas del pensamiento y del lenguaje. El resto est¨¢ compuesto por t¨¦cnicos celosos, formateados para adaptarse con la mayor precisi¨®n a las necesidades econ¨®micas, atiborrados de entretenimientos absurdos, privados de las herramientas fundamentales de la inteligencia y felices con una servidumbre que ya ni siquiera son capaces de percibir. La lectura es el ant¨ªdoto m¨¢s seguro contra esta pesadilla porque, a trav¨¦s de su efecto en el desarrollo intelectual, emocional y social de nuestros hijos, dibuja el camino m¨¢s seguro hacia la emancipaci¨®n. Como dijo Ray Bradbury, autor de la novela futurista Fahrenheit 451: ¡°No hay que quemar libros para destruir una cultura. Basta con conseguir que la gente deje de leerlos¡±.
Ante este desastre incipiente, muchos culpan a la escuela. Sin embargo, el entorno familiar desempe?a en esto un papel esencial, sobre todo a trav¨¦s de la lectura compartida, que es la ¨²nica manera de que los ni?os adquieran progresivamente el lenguaje avanzado de la palabra escrita y, en ¨²ltima instancia, una vez adquiridas las bases de la descodificaci¨®n, lean por s¨ª mismos. Esto no quiere decir que la escuela sea ineficaz. Lo que significa es que el tiempo escolar disponible y el n¨²mero de ni?os por profesor no permiten un trabajo ¨®ptimo. Todos los estudios demuestran que, en lo que respecta a la lengua y la lectura, la escuela no con?sigue compensar las desigualdades sociales. En Espa?a, seg¨²n los datos procedentes de Pisa, la diferencia de competencias entre el cuarto m¨¢s aventajado y el menos aventajado de los alumnos de secundaria representa cuatro a?os de aprendizaje. Es una diferencia descomunal. El problema solo puede resolverse mediante una acci¨®n focalizada, temprana y masiva dirigida a los ni?os menos favorecidos. Tambi¨¦n necesitamos un amplio programa de informaci¨®n para los padres, sobre todo para los desfavorecidos. Cuando explicamos a estos ¨²ltimos la importancia de hablar con sus hijos, de leerles cuentos desde muy peque?os, de llevarlos a la biblioteca, los efectos en el lenguaje, el desarrollo cognitivo, la concentraci¨®n o el v¨ªnculo familiar son considerables. Todo es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. Los costes ocasionados se ver¨ªan ampliamente compensados por el ahorro posterior (logopedia, fracaso escolar, etc¨¦tera).
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