Gustavo Petro: ¡°En Colombia comienza una nueva guerra que puede balcanizar el pa¨ªs¡±

En Colombia hay un candidato antiestablishment que quiere gobernar. Y, por primera vez en un pa¨ªs con una larga tradici¨®n de mandatarios liberales o conservadores, tiene muchas opciones de disputarse en segunda vuelta la presidencia con el uribista Iv¨¢n Duque. Cuando falta menos de un mes para las elecciones del 27 de mayo, Gustavo Petro (Ci¨¦naga de Oro, 1960) ha acortado distancias con su principal adversario y, aunque todav¨ªa les separan nueve puntos, ya roza el 30%.

Exguerrillero del M-19, un grupo insurgente desmovilizado en 1990, se ha ganado el apoyo de los sectores populares y los j¨®venes gracias a sus argumentos cr¨ªticos con el sistema vigente. Lucha por llegar a la Casa de Nari?o en las plazas del pa¨ªs, visitando una o dos ciudades al d¨ªa. Sube a una tarima y explica Colombia Humana, la traslaci¨®n nacional del proyecto con el que gan¨® la alcald¨ªa de Bogot¨¢. Sus colaboradores m¨¢s cercanos aseguran que es la ¨²nica manera de hacer campa?a con un presupuesto escaso y sin la ayuda de la maquinaria. El objetivo de Petro es derrotar ese modelo clientelar de compraventa de fidelidades en el territorio que determina cada elecci¨®n colombiana.

Petro ha escalado posiciones canalizando un descontento que va m¨¢s all¨¢ de la polarizaci¨®n social sobre los acuerdos de paz con las FARC. Tiene que ver con la desigualdad, los servicios p¨²blicos, los h¨¢bitos del poder pol¨ªtico y empresarial y la corrupci¨®n. Su cerrada oposici¨®n al sistema y su estilo ¨¢spero, sobre todo frente a los medios de comunicaci¨®n, le han costado las cr¨ªticas de sus adversarios, que le acusan de populista, ¡°castrochavista¡± y recuerdan las simpat¨ªas que mostr¨® en el pasado por Hugo Ch¨¢vez. En este contexto, el candidato aprovecha la recta final de la campa?a para intentar rebajar el miedo y ampliar sus apoyos. El 1 de mayo convoc¨® a la prensa internacional para hablar de su proyecto.

Ideolog¨ªas del siglo XX

¡°Mi prioridad es la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡±, es la frase que m¨¢s repite. A partir de esta pol¨ªtica promete un cambio energ¨¦tico, econ¨®mico y social en Colombia. Siempre desde abajo, asegura. Petro se define, en cambio, como progresista. ¡°Vivimos una lucha de pol¨ªticas de la vida y de la muerte, no tanto de izquierdas y derechas como en el siglo XX¡±, razona, apelando a una estrategia empleada hace una d¨¦cada por Rafael Correa en Ecuador o en Espa?a por Podemos.

No obstante, asegura que su modelo de progresismo no guarda relaci¨®n con el que practicaron Ch¨¢vez en Venezuela, los Castro en Cuba y el sandinismo en Nicaragua. ¡°Aquello era el progresismo f¨®sil basado en la exportaci¨®n de carb¨®n, gas y petr¨®leo¡±, explica. Es m¨¢s, trata de desvincularse de la deriva de Maduro, aunque deja claro que la soluci¨®n a la grav¨ªsima crisis que golpea al pa¨ªs caribe?o no se solucionar¨¢ con la presi¨®n extranjera. Colombia ha recibido en los ¨²ltimos meses a casi un mill¨®n de venezolanos que huyen de la miseria. ¡°Me parece que los bloqueos no solucionan nada y lo que han tra¨ªdo es penuria para los pueblos¡±, dice al poner de ejemplo la crisis migratoria que atraviesa Europa. ¡°[Maduro] representa un proyecto pol¨ªtico adverso al nuestro en t¨¦rminos de democracia para Am¨¦rica del Sur y perpetuaci¨®n del poder. Digamos que no podemos ni estar en el bloque que cree que all¨ª hay una democracia. All¨ª hay una dictadura insostenible con efectos nocivos sobre la poblaci¨®n y la primera misi¨®n del Gobierno colombiano es ayudar a los venezolanos¡±.

En cambio, en opini¨®n de Petro: ¡°ahora empieza a percibirse un nuevo progresismo con eje Bogot¨¢, Ciudad de M¨¦xico, S?o Paulo y tal vez Lima, que implicar¨ªa un desarrollo similar al de Corea del Sur, conseguir un papel aut¨®nomo en el mercado mundial¡±, incidiendo en las posibilidades de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador de alcanzar la presidencia de M¨¦xico.

La alineaci¨®n de estos pa¨ªses ser¨ªa determinante, en caso de que se cumplieran las expectativas electorales de Petro, para avanzar en la lucha contra el narcotr¨¢fico en el continente americano, incluido Estados Unidos. ¡°Para Colombia es de inter¨¦s nacional reducir al m¨¢ximo el poder de las mafias. Hoy los campos de batalla no est¨¢n cruzados por guerrillas revolucionarias contra el Estado, sino que son guerras mafiosas con un ingrediente que no ten¨ªamos antes: el poder es cada vez m¨¢s mexicano¡±, relata. "Est¨¢ comenzando una nueva guerra que puede balcanizar Colombia".

Asegura que no har¨¢ expropiaciones y quiere cambiar el modelo de la inversi¨®n extranjera, alej¨¢ndola del petr¨®leo y el sector extractivo. ¡°Hay que definir la clase empresarial. Divid¨¢mosla en dos. Los magnates son cinco, est¨¢n fuertemente subsidiados por el Estado. El resto se ven ac¨¢, en Bogot¨¢ son casi 200.000, hacen zapatos, carteras, confecciones, ellos sufren las dos presiones, la social de abajo y la del Estado por encima, la pol¨ªtica tributaria nunca los compensa. Esos son dos mundos. Yo no es que vaya a hacerle la guerra a los magnates, expropiarlos, lo que pasa es que el pa¨ªs no puede subordinarse a ellos¡±, deja claro.

Petro apoya la paz con las FARC, pero se muestra muy cr¨ªtico con la aplicaci¨®n de los acuerdos. ¡°En Colombia no hay un proceso de paz. Esto es un acuerdo para acabar una guerra¡±, opina sobre la crisis que vive la implementaci¨®n de los acuerdos que el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC firmaron en 2016 por los problemas y retrasos, unido a la indiferencia de la poblaci¨®n y la detenci¨®n de Jes¨²s Santrich, exl¨ªder de la insurgencia. ¡°La tierra, la salud, la educaci¨®n, la salud, el aparato judicial, el r¨¦gimen pol¨ªtico son temas fundamentales para construir una verdadera paz y no se negocian con la guerrilla, sino con la sociedad¡±, argumenta. ¡°Esto no lo quiso hacer Santos. No tienen la audacia ni el talante pol¨ªtico para ello¡±.