Los iran¨ªes ven en Israel la clave de sus problemas con EEUU
Conservadores y reformistas discrepan sobre la relaci¨®n con un pa¨ªs al que la Rep¨²blica Isl¨¢mica ni siquiera reconoce como Estado
¡°Olv¨ªdese de las sanciones. Nuestros problemas no van a acabar hasta que no resolvamos el asunto de Israel¡±. Conservadores o reformistas, muchos iran¨ªes coinciden en que ese pa¨ªs, amigo en tiempos del shah, pero que la Rep¨²blica Isl¨¢mica no reconoce, es la clave para recuperar su lugar en la regi¨®n y en el mundo. Ahora bien, mientras los ultras contemplan una guerra como salida, los m¨¢s progresistas opinan que es Teher¨¢n quien debe dejar de inmiscuirse en los asuntos regionales y reconocer la realidad de que Israel no se va a mover de donde est¨¢.
No es una visi¨®n descabellada. Algunos analistas opinan que las acusaciones de que Teher¨¢n respalda el terrorismo y desestabiliza la regi¨®n est¨¢n vinculadas a su hostilidad hacia el ¡°peque?o Sat¨¢n¡± de la propaganda oficial. ¡°Por m¨¢s que Ir¨¢n luche contra el Estado Isl¨¢mico [ISIS] u otros grupos extremistas, nadie se lo va a reconocer mientras mantenga su animosidad hacia Israel¡±, ha escrito Shireen Hunter, profesora de la Universidad de Georgetown.
¡°Nuestro problema con Estados Unidos y la UE es Israel¡±, sentencia Mohammad Mehdi Habibian convencido de que ¡°todos las crisis [de Ir¨¢n] desde la revoluci¨®n¡± de 1979 han tenido detr¨¢s a aquel pa¨ªs, de la guerra con Irak (1980-1988), a las actuales de Siria y Yemen, pasando por los talib¨¢n, Al Qaeda, el ISIS o las revueltas internas.
Extremadamente religioso, este empresario de 70 a?os lo explica con una cita del fallecido ayatol¨¢ Jomeini, el fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, ¡°el camino a Qods [nombre ¨¢rabe de Jerusal¨¦n] pasa por Kerbala¡±, en referencia a la ciudad iraqu¨ª donde se produjo la batalla que dividi¨® al islam entre sun¨ªes y chi¨ªes (minoritarios en el mundo, pero predominantes en Ir¨¢n e Irak).
De ah¨ª que para Habibian, la noticia de que EE. UU. abandonaba el acuerdo nuclear fuera ¡°el momento m¨¢s feliz de [su] vida¡±. No es la mera repetici¨®n de un eslogan como los que a menudo se oyen en las manifestaciones orquestadas por el r¨¦gimen. Este hombre que se precia de no haber pedido un pr¨¦stamo en su vida y no estar atado al Gobierno, argumenta su postura de acuerdo con una visi¨®n de la realidad que antepone supuestos mandatos religiosos a cualquier evidencia.
¡°Resolvimos el asunto con Irak, llegamos a Siria y ahora, por fin, estamos frente a frente con Israel. Est¨¢ en nuestras manos. Le apretamos un poco m¨¢s y resolvemos todos nuestros problemas¡±, asegura.
?No le preocupa el riesgo de una guerra con Israel? ¡°Tenemos que pasar por ello. Es la ¨²nica forma. Tras casi 40 a?os de dificultades, nuestros j¨®venes saben lo que significa¡±, responde sin parpadear.
En la mesa de enfrente, su socio y amigo, Mohammad Asad Shattak, de 58 a?os, comparte tanto la cr¨ªtica a las pol¨ªticas de EE. UU. como la desconfianza a que las negociaciones con la UE vayan a servir para algo. Pero discrepa radicalmente de la soluci¨®n. ¡°Deber¨ªamos pensar m¨¢s en nuestros problemas y gastar menos en los de nuestros vecinos¡±, declara partidario de evitar un nuevo conflicto. Otros entrevistados van m¨¢s all¨¢ y defienden que eso s¨®lo es posible con un cambio de r¨¦gimen.
?Qu¨¦ porcentaje de la poblaci¨®n apoya las ideas de cada uno? ¡°Es dif¨ªcil de saber, porque no hay encuestas independientes¡±, responde prudente Shattak que no obstante considera que quienes opinan como su amigo son minor¨ªa. Tal eventualidad no desanima a Habibian.
¡°El Cor¨¢n dice que la mayor parte de la gente no entiende. No importa lo que diga la mayor¨ªa [porque] se deja llevar por los medios extranjeros¡±, declara con total desprecio por los principios democr¨¢ticos que consagra la propia Constituci¨®n iran¨ª.
Varios analistas consultados estiman en entre un 10 % y un 20 % los iran¨ªes que comparten las ideas de Habibian, pero advierten de que se trata de ¡°una minor¨ªa muy poderosa¡±. Sean viejos revolucionarios convencidos u oportunistas, ellos controlan los medios de comunicaci¨®n, el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad, incluido el Cuerpo de Guardianes de la Revoluci¨®n (Pasdar¨¢n), en cuyas manos se calcula que est¨¢ al menos un tercio de la econom¨ªa iran¨ª.
Hay una fractura ideol¨®gica (islamistas frente a nacionalistas); generacional (el propio Habibian reconoce que sus hijos discrepan de ¨¦l) y social (aunque los contornos de esta est¨¢n cambiando con el enriquecimiento de los hijos de la nueva clase dirigente). ¡°Ambos bandos tienen argumentos v¨¢lidos, pero si el objetivo es que los iran¨ªes vivamos mejor, llevamos 40 a?os esperando. Mi generaci¨®n se ha perdido grandes oportunidades. Otra guerra hipotecar¨ªa una o dos generaciones m¨¢s¡±, se preocupa una joven profesional y madre de dos ni?os.
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