Espa?a se resiste al acuerdo de Serbia y Kosovo para redibujar sus fronteras
Borrell alerta contra el riesgo de segregar los territorios con criterios ¨¦tnicos
Las negociaciones para una definitiva reconciliaci¨®n entre Serbia y su antigua provincia de Kosovo, independiente desde 2008, han entrado en una fase decisiva y ambos pa¨ªses aspiran a despejar as¨ª el terreno para su futura incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea. Pero el proyecto podr¨ªa estrellarse contra la resistencia, entre otros pa¨ªses, de Espa?a, uno de los cinco socios de la UE que se han negado a reconocer la independencia unilateral de Kosovo. Los sucesivos gobiernos espa?oles nunca han relacionado su resistencia con la situaci¨®n pol¨ªtica en Catalu?a o Pa¨ªs Vasco, pero la mayor¨ªa de los analistas atribuyen su posici¨®n al temor a que se siente un precedente de escisi¨®n unilateral de su pa¨ªs con posterior incorporaci¨®n a la UE.
La Comisi¨®n Europea, que act¨²a como mediadora entre Belgrado y Pristina, ha se?alado este viernes en Viena, durante una reuni¨®n informal de los ministros de Exteriores de la UE, que espera cerrar en cuesti¨®n de meses un acuerdo que ponga fin al ¨²ltimo cap¨ªtulo de la sangrienta desintegraci¨®n de Yugoslavia, que desemboc¨® en la declaraci¨®n unilateral de independencia de Kosovo.
Pero la delegaci¨®n espa?ola en Viena, encabezada por el ministro Josep Borrell, ha advertido que no es partidaria de acuerdos que conlleven a la delimitaci¨®n ¨¦tnica de los territorios, una posibilidad planteada ya por los gobiernos de Belgrado y Pristina.
"No somos un obst¨¢culo", ha se?alado Borrell tras la reuni¨®n en la capital austr¨ªaca. "Pero las soluciones que pasan por una adaptaci¨®n ¨¦tnica del territorio levantan muchas y l¨®gicas reticencias", ha a?adido el ministro espa?ol.
Los gobiernos de Serbia y Kosovo, enfrentados desde la declaraci¨®n unilateral de independencia, anunciaron por sorpresa el pasado s¨¢bado su intenci¨®n de renegociar las demarcaciones geogr¨¢ficas para intercambiar los enclaves respectivos con poblaci¨®n mayoritaria del otro Estado. El trueque formar¨ªa parte del acuerdo de reconciliaci¨®n auspiciado por la Comisi¨®n Europea para mejorar sus posibilidades de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea.
La Alta Representante de Pol¨ªtica Exterior de la UE, Federica Mogherini, ha dado este viernes su apoyo firme a las negociaciones entre Belgrado y Pristina y ha asegurado que la Comisi¨®n respaldar¨¢ cualquier acuerdo bilateral "siempre y cuando respete la legalidad internacional y europea".
La italiana se reunir¨¢ el 7 de septiembre en Bruselas con el presidente de Serbia, Alexandar Vucic, y con el presidente de Kosovo, Hashim Thaci, con vistas a impulsar las negociaciones. Mogherini incluso se ha mostrado en Viena convencida de que el pacto definitivo "puede alcanzarse en los pr¨®ximos meses, antes del final del mandato de la actual Comisi¨®n Europea [noviembre de 2019]".
Mogherini apuesta por "un acuerdo legalmente vinculante que resuelva todos los puntos pendientes" entre Serbia y Kosovo. La Alta Representante asegura que ha percibido entre los ministros europeos de Exteriores un "gran apoyo al di¨¢logo".
Pero la inquietud espa?ola es compartida por varios socios europeos, que temen que Serbia y Kosovo agiten de nuevo el mapa de los Balcanes y hagan saltar por los aires la fr¨¢gil estabilidad que reina desde el final de las guerras en 1999. El ministro alem¨¢n de Exteriores, Heiko Maas, ha advertido en Viena que el intercambio de territorios entre Belgrado y Pristina "podr¨ªa reabrir demasiadas viejas heridas entre la poblaci¨®n y por esos somos muy esc¨¦pticos sobre esa propuesta".
La redefinici¨®n de fronteras por criterios ¨¦tnicos podr¨ªa alentar una escisi¨®n de Bosnia-Herzegovina, donde la poblaci¨®n serbia es dominante en la zona de la Rep¨²blica Sprska. Y las reivindicaciones territoriales podr¨ªan surgir o crecer entre las minor¨ªas ¨¦tnicas presentes en ciertas ¨¢reas de Serbia y del resto de pa¨ªses de la antigua Yugoslavia. Un temible domin¨® que podr¨ªa descoyuntar de nuevo el territorio balc¨¢nico apenas 20 a?os despu¨¦s de las ¨²ltimas matanzas y de los cruentos procesos de limpieza ¨¦tnica.
Tanto Vucic como Thaci fueron testigos y protagonistas de aquellos atroces episodios. El presidente serbio militaba en una formaci¨®n ultranacionalista y fue ministro durante la guerra. El kosovar lider¨® el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n, una guerrilla que combati¨® por la independencia de la antigua provincia serbia.
Ambos parecen ahora dispuestos a pasar p¨¢gina para dar una perspectiva europea a sus respectivos pa¨ªses, aun a riesgo de sacudir de nuevo el avispero y de provocar las iras de algunos pa¨ªses europeos, temerosos de graves consecuencias geoestrat¨¦gicas.
Entre el grupo m¨¢s reticente figura Espa?a, cuya negativa a reconocer Kosovo era aplaudida hasta ahora por Belgrado. Pero la posici¨®n espa?ola puede quedar en entredicho si el propio Gobierno serbio zanja el asunto. Rumania, que junto a Espa?a, Grecia, Eslovaquia y Chipre, forma el quinteto europeo que no reconoce a Kosovo, ya ha admitido que podr¨ªa cambiar de posici¨®n si Serbia pacta con el territorio desgajado hace 10 a?os.
El comisario europeo de Ampliaci¨®n, Johannes Hann, ha se?alado en Viena que "lo primero es dejar que los pa¨ªses en la regi¨®n encuentren una soluci¨®n y despu¨¦s Espa?a tendr¨¢ que decidir". "No seremos m¨¢s papistas que el papa", ha asegurado tambi¨¦n Borrell, aunque ha reiterado su disgusto ante el acuerdo que se perfila.
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