La agenda evang¨¦lica se eleva al poder con Bolsonaro
El matrimonio homosexual y el aborto, principales cuestiones con las que el presidente electo pretende satisfacer a sus seguidores
Jair Bolsonaro no llevaba ni una hora como presidente electo, el domingo, cuando sorprendi¨® a buena parte del pa¨ªs. En su primera aparici¨®n televisada tras la victoria, a las puertas de su casa en R¨ªo de Janeiro, el ultraderechista tom¨® las manos de los miembros de su equipo de campa?a que le rodeaban, cerr¨® los ojos y rez¨®. Nunca en las m¨¢s de tres d¨¦cadas de democracia de Brasil se hab¨ªa visto nada parecido. Pero s¨ª en la vida de Bolsonaro, criado como cat¨®lico, pero que hace poco se convirti¨® al credo electoralmente m¨¢s rentable que existe en Brasil: el evang¨¦lico. La fe de su esposa, la tercera. En la presidencia, llevar¨¢ consigo los intereses de este grupo a caballo entre ultraconservador y populista. Desde la d¨¦cada de los ochenta los evang¨¦licos no han hecho m¨¢s que ampliar su presencia en la pol¨ªtica brasile?a; ahora, sin embargo, aliados a la extrema derecha, acaban de ganar un poder in¨¦dito en el primer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina.
Es un cambio sin precedentes en Brasil, donde hasta ahora los evang¨¦licos, si bien poderosos, hab¨ªan sacado m¨²sculo solo para vetar leyes. Ahora, gracias al control sobre el presidente y a sus 91 parlamentarios en el Congreso ¡ªantes eran 78 de los 513 los que sintonizaban con su credo¡ª, podr¨¢n proponer tambi¨¦n su legislaci¨®n. Tanto ellos como Bolsonaro o como Brasil se encuentran en terreno incierto. ¡°El proceso de politizar la religi¨®n conlleva riesgos muy altos¡±, recuerda Roberto Dutra, profesor de la Universidad Estatal del Norte Flumiense Darcy Ribeiro.
Lo que est¨¢ claro es que Bolsonaro estar¨¢ obligado a gobernar pensando especialmente en ellos. ¡°Lo que le interesa, y no solo a ¨¦l sino a todos los congresistas evang¨¦licos, es que el debate se ci?a exclusivamente a lo que ellos llaman ¡®ideolog¨ªa de g¨¦nero¡¯, es decir, asuntos LGBTQI, cuestiones sobre la presencia de minor¨ªas en la sociedad¡ Algo a lo que la izquierda contribuye mucho, con su lenguaje de la pol¨ªtica de identidad¡±, prosigue Dutra. ¡°Si el debate no sale de ese contexto, los evang¨¦licos lograr¨¢n un protagonismo mayor, lo que les traer¨¢ victorias como reducir la edad penal o eliminar la ense?anza de cuestiones de g¨¦nero¡±.
El voto evang¨¦lico ha sido esencial en su victoria: seg¨²n una de las ¨²ltimas encuestas de Datafolha, el capit¨¢n retirado empataba con su rival, Fernando Haddad, en mujeres y cat¨®licos. Fueron los hombres y los evang¨¦licos los que le salvaron. Sin ellos, no hay Bolsonaro. Y al nuevo presidente m¨¢s le vale contentarlos.
El auge de Bolsonaro se explica viendo c¨®mo l¨ªderes cada vez m¨¢s poderosos de este culto le iban prestando su apoyo. Como Jos¨¦ Wellington Bezerra, presidente em¨¦rito de la mayor congregaci¨®n evang¨¦lica de Brasil, la Assambleia de Deus, quien dijo de ¨¦l: ¡°Bolsonaro es el ¨²nico candidato que habla el idioma del evang¨¦lico¡±. Tambi¨¦n le apoya Silas Mafaia, de la Assambleia de Deus Vit¨®ria em Cristo, quien ofici¨® la ¨²ltima boda del ultraderechista, en 2013. Y el obispo Edir Macedo, l¨ªder de la Igreja Universal do Reino de Deus, que no solo pidi¨® a sus muchos fieles que voten a Bolsonaro, sino que ha convertido su cadena de televisi¨®n, Record TV, en la casa del nuevo presidente para dar entrevistas medidas al mil¨ªmetro donde nada se le rebata. Es el canal que eligi¨® para su primera entrevista.
No todo ser¨¢ guerra cultural. Muchos evang¨¦licos reniegan de la violencia, lo que obligar¨¢ al presidente, capit¨¢n en la reserva, a reprimir sus impulsos m¨¢s agresivos. ¡°Si el Gobierno fuese demasiado sanguinario, y puede serlo, puede perder la popularidad de estas comunidades¡±, explica Amy Erica Smith, autora estadounidense que lleva meses trabajando en un libro sobre la influencia de la religi¨®n en la democracia brasile?a. ¡°Existe un movimiento evang¨¦lico minoritario pero fuerte que cree que la represi¨®n de delincuentes no es cristiana. La violencia ret¨®rica le perjudica¡±. E insiste: ¡°Si se enfoca en la represi¨®n de la comunidad gay, pero no en la violencia, puede que tenga m¨¢s apoyo¡±.
Bolsonaro ha hecho m¨²ltiples declaraciones para contentar a sus seguidores contrarios al aborto ¡ªlegal en tres supuestos¡ª y al matrimonio homosexual ¡ªlegalizado por el Supremo con oposici¨®n popular¡ª, pero no ha dicho p¨²blicamente si tiene intenci¨®n de modificar esas leyes.
El apoyo evang¨¦lico es fundamental, pero no est¨¢ garantizado y no es gratis. Bolsonaro deber¨¢ esforzarse en mantenerlo. ¡°Cuando la pol¨ªtica social, el crecimiento econ¨®mico y la seguridad p¨²blica, para los que Bolsonaro no tiene soluci¨®n alguna, naufraguen, el apoyo evang¨¦lico se va a hacer a?icos¡±, pronostica el profesor Dutra. Y la soluci¨®n no puede ser darles m¨¢s protagonismo: ¡°El uso de la religi¨®n como medio para triunfar en pol¨ªtica puede desgastar mucho la imagen del nuevo presidente. No est¨¢ bien visto el uso del p¨²lpito¡±, remata el experto.
Bolsonaro no es el ¨²nico que ha descubierto el poder de los evang¨¦licos. Smith calcula que la popularidad de esta religi¨®n entre los pol¨ªticos puede aumentar e incluso desembocar en un posible presidente evang¨¦lico dentro de poco. Para eso, todas las iglesias deber¨ªan pasar por un proceso de uni¨®n entre ellas. ¡°Los evang¨¦licos tienen una expresi¨®n: ¡®Un hermano vota a un hermano¡¯. Pero la realidad es otra¡±, explica. ¡°Se adhirieron a los Gobiernos de Lula da Silva por la pol¨ªtica social¡±, advierte Smith. ¡°Tienen afinidad y una relaci¨®n muy grande con la educaci¨®n. Aprovecharon las oportunidades. Son pobres, no solo evang¨¦licos. Tienen identidades varias de clases populares¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.