California, Portugal y Galicia, v¨ªctimas de incendios 6.0

No son incendios, son tempestades de fuego. La cat¨¢strofe de Paradise, en California (EE UU), ha superado a las de Portugal, en junio y octubre del pasado a?o. Aunque el presidente de Estados Unidos ha elogiado la pol¨ªtica forestal de Finlandia (donde tienen medio metro de nieve todo el invierno), quiz¨¢s ser¨ªan m¨¢s comparables pa¨ªses del Mediterr¨¢neo, como Portugal y Espa?a, con una climatolog¨ªa m¨¢s semejante a la del sur de California.

Tanto los bomberos californianos como los portugueses han coincidido en un factor determinante en sus respectivas tragedias, la velocidad de propagaci¨®n del fuego, que hac¨ªa in¨²til gran parte de sus esfuerzos.

Esa velocidad de las llamas no es una casualidad, sino la norma en el futuro de estos desastres. ¡°Llega una tipolog¨ªa de incendios de sexta generaci¨®n cuya libre intensidad permite dominar la meteorolog¨ªa del ¨¢rea envolvente, creando condiciones extremas de tempestad y propagaci¨®n¡± . As¨ª consta en el informe Cooperaci¨®n Transfronteriza en la prevenci¨®n y extinci¨®n de incendios forestales en el Eje Atl¨¢ntico, tras analizar los mortales incendios del pasado a?o en Portugal y Galicia.

Seg¨²n este informe t¨¦cnico, realizado por Juan Picos, Marc Castellnou y Ant¨®nio Salgueiro, m¨¢s que incendios son tempestades de fuego que avanzan a una velocidad de 4.000 hect¨¢reas por hora, entre seis y doce veces la velocidad de incendios normales. En la tragedia de junio del a?o pasado en Pedr¨®g?o Grande (66 muertos, 500 casas arrasadas), las llamas avanzaron a 14.000 hect¨¢reas la hora por una conjunci¨®n de factores como fueron la sequedad del suelo, de la atm¨®sfera y de vientos infernales. Fue, seg¨²n los mismos t¨¦cnicos, el primer incendio de sexta generaci¨®n, 6.0. ¡°Esta situaci¨®n convierte los incendios en letales para la poblaci¨®n, para los servicios contraincendios y para las infraestructuras¡±, se?ala el informe. Aquello no fue una excepci¨®n.

Al desastre de Pedr¨®g?o en junio, le sucedieron en octubre m¨¢s de 500 incendios a la vez en el norte de Portugal, y decenas en Galicia y Asturias (Espa?a), aunque fue otra vez Portugal el que se llev¨® la peor parte, al arder m¨¢s hect¨¢reas, y, sobre todo, al morir otro medio centenar de personas, atrapadas por la velocidad de las llamas y su multidirecci¨®n, como tempestades de bolas de fuego.

Aparte de la peligrosidad de esta nueva generaci¨®n de incendios, los t¨¦cnicos alertan que para su inicio no se necesitan unas condiciones atmosf¨¦ricas extremas. Los peores incendios de Europa del pasado a?o prendieron bajo condiciones de ¡°riesgo elevado¡±, pero no ¡°extremo¡±. Un aspecto que hay que tener en cuenta para la prevenci¨®n futura, porque en funci¨®n del nivel de alerta tambi¨¦n se disparan m¨¢s o menos los servicios de prevenci¨®n. El caso m¨¢s evidente es el del calendario de los servicios contra incendios, que sol¨ªan acabar el ¨²ltimo d¨ªa de septiembre en Portugal y que ahora se extienden casi hasta noviembre.

La regi¨®n del noroeste peninsular tiene una din¨¢mica propia de zona de grandes incendios, situada entre la tercera y la cuarta generaci¨®n, donde el problema de preservar la naturaleza pasa ya a ser un problema de protecci¨®n civil, se?ala el informe. Como se ha visto ahora en California, y el pasado a?o en Portugal, ya no solo se arrasa el bosque, sino que las llamas llegan a zonas rurales y urbanas, arrasando con ganado y personas.

El informe ha sido elaborado a petici¨®n del Eje Atl¨¢ntico del Noroeste Peninsular, que agrupa a 38 municipios del norte de Portugal y de Galicia. En sus conclusiones, propone una fuerza conjunta de actuaci¨®n r¨¢pida, semejante a la que ya funciona en Espa?a, pero con apoyo de las fuerzas europeas.