Alexis Tsipras, el l¨ªder rehabilitado
Aunque hace solo cuatro a?os le ve¨ªa como un radical populista, Bruselas le ensalza ahora como estadista por la aplicaci¨®n del rescate y el hist¨®rico acuerdo con Macedonia
Alexis Tsipras nunca ha perdido el norte, ni la perspectiva, pese a todos los obst¨¢culos que le han salido al paso en cuatro a?os de mandato, que celebrar¨¢ ¡ªtiene buenos motivos para ello¡ª el pr¨®ximo d¨ªa 25. Magullado pero invicto, el primer ministro griego ha superado esta semana una moci¨®n de confianza tras la ruptura de su coalici¨®n de Gobierno por diferencias irreconciliables acerca del acuerdo con Macedonia, y conf¨ªa ¡ªest¨¢ seguro¡ª en ratificar dicho acuerdo en el Parlamento, aun con el 70% de la poblaci¨®n en contra seg¨²n el ¨²ltimo sondeo publicado. Consciente de que su mandato pasar¨¢ a la historia por este acuerdo hist¨®rico y por evitar el descarrilamiento de Grecia de Europa ¡ªsin olvidar la gesti¨®n de la mayor crisis migratoria en tiempos de paz en el Viejo Continente¡ª, Tsipras mira al frente, a largo plazo, concentrado en el porvenir y obviando los numerosos baches como simples gajes del ingrato oficio de gobernar. En su manera de ejercer el liderazgo ¡ªqui¨¦n puede dudar ya que es un verdadero l¨ªder, ahora que Europa rehabilita su figura¡ª, ha demostrado que poder equivale a templanza, y viceversa.
La reivindicaci¨®n de su mandato por Bruselas, y el mea culpa entonado esta semana por Jean-Claude Juncker acerca de la excesiva austeridad impuesta a Atenas, han debido de sonarle a m¨²sica celestial, pero eso ya lo sab¨ªa en su fuero interno: que mientras otros ladraban, ¨¦l cabalgaba. A las sonoras palmadas de la UE puede sumar el apoyo de Washington, por pura necesidad geoestrat¨¦gica; la forja de alianzas en el Mediterr¨¢neo oriental, con Israel y Egipto, o su ambici¨®n hegem¨®nica en los Balcanes. Porque, como dir¨ªa un manual de autoayuda, su resiliencia viene de pensar en grande. Con perspectiva. A largo plazo, aunque el lapso sean los escasos cuatro a?os de un mandato que casi nadie crey¨® que ser¨ªa capaz de culminar.
A cada tropiezo los titulares han pronosticado su ca¨ªda, especialmente en junio de 2015 cuando, tras cinco meses de di¨¢logo infructuoso con la troika, verse entre la espada y la pared ¡ªentre la amenaza del Grexit y el f¨¦rreo diktat de Alemania, y por ende de Bruselas¡ª le empuj¨® a convocar un refer¨¦ndum cuyo resultado se convirti¨® en el primer sapo que tragara. Pese a la sacudida emocional, visceral, de la consulta ¡ªel 60% de los votantes, hartos de un lustro de austeridad a martillazos, rechaz¨® los t¨¦rminos del nuevo programa de ayuda¡ª, Tsipras lo tuvo muy claro: no quer¨ªa pasar a la historia por sacar a Grecia de la eurozona, y muy probablemente de la Uni¨®n Europea. As¨ª que se desdijo y, contrito pero responsable, hizo caso omiso de la votaci¨®n y acept¨® los t¨¦rminos ¡ªm¨¢s gravosos que los inicialmente propuestos por la troika¡ª del que se convertir¨ªa en el tercer (y ¨²ltimo) rescate del pa¨ªs desde 2010. La salida del mismo, en agosto, tras su exitosa conclusi¨®n ¡ªsuper¨¢vit primario continuado, reducci¨®n notoria del paro¡ª, se cuenta entre sus principales logros pese al devastado paisaje, propio de una posguerra, que el rodillo de la austeridad ha dejado en Grecia.
Nadie daba un euro, pues, por Tsipras, que vivi¨® entonces la fractura de Syriza, su partido, por la defecci¨®n de un grupo de diputados disconformes con su capitulaci¨®n, una ruptura que ¨¦l supo revertir ¡ªcomo ha sucedido con la moci¨®n de confianza de esta semana¡ª convocando nuevas elecciones en septiembre para soltar lastre y reiniciar su mandato; un reset con perfil bajo y un punto de amargura. Eclosionaba entonces la crisis de los refugiados, que alcanzar¨ªa en marzo de 2016 un punto de no retorno para Grecia: el acuerdo UE-Turqu¨ªa y el cierre de la ruta de los Balcanes a instancias del grupo de Visegrado convirti¨® el pa¨ªs en una ratonera para m¨¢s de 60.000 extranjeros. Pese a las malas condiciones en que sobreviven en algunos hotspots y campamentos, especialmente en invierno, la gesti¨®n asistencial del Gobierno ¡ªy la abierta solidaridad de la poblaci¨®n¡ª ha superado las expectativas en un pa¨ªs abismado en la recesi¨®n.
Una sucesi¨®n de tropiezos
El resto de los tropiezos han sido ruidosos pero llevaderos, incruentos, salvo un pavoroso incendio el pasado mes de julio con un centenar de muertos, el episodio m¨¢s dram¨¢tico que le ha tocado afrontar. La renuncia ¡ªtrufada de buenas dosis de venganza¡ª del medi¨¢tico Yanis Varoufakis del Ministerio de Finanzas. Una tensa relaci¨®n con la Iglesia, as¨ª como con la judicatura, que ha acusado al Gobierno de injerencia en varios casos. Una oposici¨®n levantisca que hoy lidera las encuestas de intenci¨®n de voto pero suscita dudas en Bruselas por su oposici¨®n al acuerdo macedonio. El rebrotar de un terrorismo urbano de baja intensidad, inquietante y nihilista. El varapalo del Consejo de Estado griego ¡ªm¨¢xima instancia administrativa del pa¨ªs¡ª, que tumb¨® su reforma del sector audiovisual, durante a?os un aut¨¦ntico bardal adem¨¢s de b¨²nker de la diaplok¨ª (el embrollo de intereses de grandes empresarios desembarcados en el sector de la comunicaci¨®n). La lucha contra la corrupci¨®n ha sido otro de los emblemas de su mandato.
Que por el camino, hasta lograr la aquiescencia de quienes una vez le vieron como peligroso enemigo populista, haya tenido que abjurar de parte de su programa no empece, o empa?a poco, el resultado pese a los miles de votantes decepcionados. Teniendo en cuenta que ha conseguido incluso convencer a Bruselas para revertir el en¨¦simo ajuste de las pensiones, previsto para este a?o ¡ªseg¨²n algunas fuentes, a cambio de asegurar el acuerdo de Macedonia, y por extensi¨®n su entrada en la UE y la OTAN¡ª, tal vez no haya retrocedido tanto, aunque a veces haya parecido que es de los que reculan para coger impulso.
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